Brasil/ "estamos recogiendo los frutos de 13 años de petismo en el gobierno federal" [Ruy Braga - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Sep 21 22:58:52 UYT 2016


  _____

Correspondencia de Prensa

21 de setiembre 2016

Boletín Informativo

redacción y suscripciones recogiendo

germain5 en chasque.net

  _____

Brasil

Entrevista a Ruy Braga

Estamos recogiendo los frutos de 13 años de petismo en el gobierno federal

Gabriel Brito, de la Redacción

Correio da Cidadania, 16-9-2016

http://www.correiocidadania.com.br/

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

Entre un impeachment  y más circo electoral, el Brasil sigue tambaleándose,
a la espera de medidas económicas para combatir la crisis y bajo el calor de
frecuentes protestas contra el gobierno de Michel Temer. Además de eso, con
el cerco de la Operación Lava Jato a Lula, iniciado esta semana, la
temperatura de los embates apunta a subir, lo que deja varias interrogantes
en el horizonte. Sobre todo ese contexto,  Correio da Cidadania entrevistó
al sociólogo del trabajo Ruy Braga, que hace un análisis del momento. “No se
puede oscurecer el hecho de que la izquierda brasilera recoge aquello que el
PT sembró a lo largo de sus 13 años en el Planalto: desmovilización social,
estrategia de negociar todo en el parlamento, pacificación social apoyada en
reformas casi inexistentes, con privilegio agudo a sectores capitalistas y
financieros”, afirmó, como punto de partida para la comprensión de lo que
ocurre.

-Correio da Cidadania: ¿Cómo vio usted el trámite final del proceso de
impeachment de Dilma, discutido y aprobado a lo largo de la última semana?

Ruy Braga: No fue ninguna sorpresa. En rigor, el segundo gobierno de Dilma
ya se había terminado en la votación de la Cámara de Diputados, el 17 de
abril. El resultado en el Senado no sorprende porque las fuerzas políticas
instaladas en el interior del parlamento, asociadas a las fuerzas económicas
y sociales de fuera del parlamento, en especial los bancos, grandes
empresas, grandes intereses internacionales, ya tenían articulado la
decisión de que Dilma debería ser destituida.

Consecuentemente, el resultado corona la combinación de fuerzas al mismo
tiempo políticas, sociales y mediáticas puestas en movimiento en el último
año y medio, a fin de sustituir el gobierno Dilma por Michel Temer, y hacer
avanzar la agenda de contrarreformas, cuyo sentido fundamental es hacer un
ajuste estructural en el modelo de desarrollo capitalista del país, de modo
de privilegiar a los sectores rentistas. La votación en el Senado corono el
proceso que redundó en la asunción del gobierno Temer.

-Correio da Cidadania: ¿ Y qué opina de la postura y el discurso de la
presidenta Dilma en su defensa?

Ruy Braga: Seguí todos los debates del Senado de manera pormenorizada, y
dentro de la dimensión jurídica del impeachment, me parece absolutamente
claro que no hubo el crimen de responsabilidad. Así, lo que hubo fue un
golpe parlamentario, mediático, palaciego, en el sentido de elegir o
encontrar una razón para impedir a secuencia del gobierno Dilma.

Consecuentemente, la situación fortalece, claro, el argumento de los
sectores otrora gubernistas para denunciar un golpe que de hecho ocurrió.
Dentro de eso, su discurso en el Senado levnató una serie de cuestiones
claves para pensar la crisis. Parece que Dilma, como personalidad histórica,
se preservó de manera bastante digna en el proceso. Historiadores estudiaran
de aquí a un tiempo el momento vivido por el país y darán razón a la tesis
del golpe y al discurso proferido por Dilma en el Senado. El hecho de Dilma
discursar como nunca lo había hecho se explica, en primer lugar, por la
clara adopción del PT de un modo de regulación basado en la pacificación
social, consecuentemente, en la desmovilización de los sectores populares y
de masa de la clase trabajadora. Eso significa que en los gobiernos Lula y
Dilma se percibe un PT en el poder que prefiere negociar en el parlamento y
estimular la participación de masas en el proceso de empoderamiento social y
popular. Abdica del proceso de apostar en el poder popular, en la capacidad
de movilización de los movimientos y presión sobre el parlamento para
garantir políticas públicas progresistas o reformas más profundas, del tipo
que nunca fueron implementadas por el PT.

En el momento en que el partido y Dilma perciben que la estrategia de
pacificación social se hundió con el proceso de impeachment, la polarización
política instalada en la sociedad y toda la radicalización ocurrida en el
parlamento, por cuenta de la Operación Lava Jato, profundizando la crisis
económica y sus repercusiones en la vida nacional, la presidenta resolvió
radicalizar el discurso porque no tenía el pique, el barco ya estaba roto.

En una mezcla de desesperación con alivio, Dilma pasó a tener un
comportamiento más activo, en el sentido mediático, denunciar el impeachment
como un golpe y apelar a los movimientos sociales, de modo de hacer el papel
que cabía, de hecho, en aquel momento. Pero no se puede oscurecer el hecho
de que la izquierda brasilera recoge aquello que el PT sembró a lo largo de
13 años en el Planalto: desmovilización social, esttertegia de negociar todo
en el parlamento, pacificación social apoyada en reformas casi inexistentes,
con privilegio agudo de sectores capitalistas y financieros.

Estamos recogiendo, exactamente, los frutos de los 13 años de petismo en el
gobierno federal. Por Tanto, Dilma es víctima de golpe parlamentario, pero
cómplice del golpe contra los derechos social ahora en curso en el país.

-Correio da Cidadania: ¿Qué piensa del adelantamiento del juzgamiento del
TSE (Tribunal Superior Electoral) respecto a la fórmula Dilma-Temer para
2017?

Ruy Braga: Veo la posibilidad, sí, de la caída de Temer, pero es poco
probable. En ambiente del país es muy volátil, está difícil de prever lo que
pueda ocurrir en dos semanas y qué decir hasta el fin de 2018. Parece más
probable que él permanezca en el poder, aunque todavía no esté cierto por
cuenta de las fuerzas que tiene, implementar la agenda de contrarreformas y
ataques a los derechos sociales y laborales de la masa subalterna del país.

Pero no está claro. Por varias razones: desde el punto de vista político
strictu sensu, hay una crisis que no fue superada, a despecho de la
formación de una mayoría parlamentaria confortable en el Congreso. Eso
porque el PMDB se incorpora a la agenda del PSDB, que a su vez intenta
empujar al PMDB para aprobar las medidas no aprobadas en la elección de
2014. Significa que el PMDB de forma más o menos vergonzosa, en algunos
sectores hasta flagrantemente contrariado, tiene que asumir un agenda que no
es la asumida en condiciones normales. En tanto, el PSDB fuerza tal agenda
porque percibió la ventana de oportunidades de hacer apoyar las medidas
derrotadas en 2014.

Por otro lado, el PMDB sabe que el gobierno dependerá de la aprobación de
esas medidas que favorecen al capital exportador, financiero y parte
significativa del propio capital industrial brasilero. Mientras tanto, no es
propiamente una garantía de la aprobación porque las medidas son
extremamente antipopulares, en un contexto fundamentalmente volátil, de gran
movilización social.

Todavía existe un potencial de contestación del movimiento sindical y
también existen movilizaciones callejeras. Por tanto, un cuadro de crisis
bastante complejo, en el que el PMDB tiene vacilaciones en implantar la
agenda deseada por el PSDB, que puede beneficiarse desde el punto de vista
electoral en dos años. En tanto, el PMDB no se siente los suficientemente
fuerte para garantir tal agenda, sabiendo que favorece a los tucanos (NdT:
apelativo que señala a los partidarios del PSDB).

O sea, continuamos en un embrollo muy grande. Y en caso que la agenda avance
en el Congreso y la reacción popular hiera de muerte al gobierno Temer, el
PSDB no irá a acompañarlo a la tumba, irá a romper con el gobierno del PMDB
caso este se torne todavía más antipopular y amenace sus intenciones
electorales.

Para resumir, es lo siguiente: el impeachment fue una aventura muy mal
calculada por lo diversos actores políticos, improvisada. Se imaginaban que
el impeachment podía bloquear la Lava Jato, y no aconteció como se esperaba.
En lugar del gobierno Dilma debilitado, pero todavía legítimo y con algún
nivel de control sobre el movimiento social y sindical, ahora tenemos un
gobierno y un parlamento que cortaron cualquier vínculo con la sociedad, al
menos con las masas populares, que participan en las elecciones.

Así, tenemos una crisis que se debe extender por un tiempo más. También debe
continuar con alta volatilidad el escenario político del Brasil.

-Correio da Cidadania: ¿Cree que podemos entrar en tiempos de inestabilidad,
hasta caídas, en los próximos tiempos, a semejanza con la Argentina entre
2001 y 2003?

Ruy Braga: Hay una profundización de la crisis política y el horizonte no es
tranquilo para el gobierno Temer, pues parece que enfrentará un proceso de
contestación social cada más fuerte. Hasta porque sólo ahora los efectos
duraderos del desempleo están siendo sentidos de forma más íntima en las
clases populares. A eso se suma el hecho de que el gobierno apuesta en una
agenda anti-laboral, de flagrante ataque contra los derechos sociales, en
especial la previsión pública, a través de su reforma. Habrá aumento de la
crisis, en razón de las respuestas populares, pero también creo que la
economía, en un primer movimiento, se irá a recuperar de la recesión de los
últimos dos años. No a un nivel anterior a la crisis, pero claramente
alcanzamos el fondo del pozo y tal vez quedemos ahí por unos meses. En
tanto, es característica de la economía capitalista una recuperación
cíclica, todavía moderada, después de procesos de recesión profunda. Lo que
tenemos para el años que viene es una escenario de recuperación, todavía muy
modesto, en torno de 1%, que de alguna manera servirá para aliviar la
presión económica, combustible de la crisis.

Parece que la tempestad de la Argentina, con profunda crisis política en el
interior de una profunda crisis económica, no deberá al menos en el año que
viene, vaya acontecer. El escenario que preveo es de profundización de la
crisis política con alguna recuperación económica cíclica.

-Correio da Cidadania: En una entrevista anterior, usted dijo ”estamos
siendo confrontados al colapso de un modelo de representación tradicional” y
usó la Turquía de Erdogan como ejemplo de democracia con diversos rasgos
dictatoriales. ¿Con el PMDB al frente del gobierno, diría que ya estamos
ante ese experimento?

Ruy Braga: Diría que todavía no por el simple hecho de que el gobierno es
frágil. Pero si consigue controlar la situación, por medio del frente
parlamentario y asegurando, por medios de las contrarreformas, la elevación
del lucro de las empresas del país, o sea, si el gobierno se fortalece con
una recuperación de la economía, ahí si nos encaminamos hacia la
profundización del autoritarismo en el país.

El régimen democrático brasilero es muy frágil, de bajísima intensidad, y
aquello que los sectores empresariales quieren (ajuste estructural en la
economía en vías de renovar las estrategias de espoliación social) exige
gobiernos fuertes, centralizadores y autoritarios. Por aquello que
caracteriza el desarrollo apoyado en regímenes de acumulación por
expoliación social y la violencia política, al revés de la violencia
económica que se da en la acumulación de capital y generalmente en la
producción.

En la verdad, tenemos la dependencia cada vez mayor de la estructura de la
economía en relación a un Estado autoritario, que se apoya en la violencia
política sobre las masas. Por lo tanto, me parece más o menos claro que en
caso el gobierno Temer se fortalezca caminamos hacia una especie de “salida
turca”, esto es, un régimen cada vez más autoritario con una fachada
democrática.

Por eso, es tan importante derrumbar al gobierno Temer.

-Correio da Cidadania: ¿Cómo usted relacionaría el actual momento con las
manifestaciones de 2013? ¿Cómo ve, en ese sentido, la secuencia de actos
realizados en las principales ciudades, bajo la consigna de Fuera Temer?

Ruy Braga: Básicamente, el “Fuera Temer” liberó las fuerzas que se organizan
en torno de los movimientos sociales del fardo pesado que era defender al
gobierno Dilma. Eso intensificó el proceso de movilización en torno de una
bandera que unifica a casi todo el mundo.

Con el fin del proceso impeachment, los sectores populares están con más
voluntad para salir a las calles y protestar contra el gobierno de ese
usurpador llamado Michel Temer. Diría incluso, que la movilización que hoy
orbita mucho en torno de los movimientos sociales y sindicales organizados,
tiende a ampliarse en la medida en que los sectores que no salieron a las
calles este año, y si lo hicieron en 2013, se deben sumar, pues se trata de
aquellos sectores no organizados de la juventud, de lo que llamo
“precariado”, que todavía no mostraron las caras. Pero cada vez más tienden
a aproximarse a la movilización por el “Fuera Temer”.

De hecho, el “Fuera Temer” es una consigna y un slogan seductor, en la
medida en que ese gobierno es profundamente impopular. Con 8%, 10% de
aprobación es un gobierno debilísimo, y la perspectiva de derribarlo torna a
la movilización bastante seductora para diferentes sectores subalternos. 

En este exacto momento, asistimos a la movilización de los sectores más
organizados, una especie de chispa que puede incendiar sectores no
organizados, en especial aquellos formados por jóvenes trabajadores.

-Correio da Cidadania: ¿Cómo se sitúan las manifestaciones comandadas por la
derecha entre 2015 y 2016 en medio de eso?

Ruy Braga: Veo como algo pendular, teniendo en consideración la flagrante
polarización política. 2013 fue mayoritariamente espontáneo, sustentó
banderas o demandas de izquierda, y tenía en su interior, en el momento
pico, cerca de 30% de sectores medios tradicionales, insatisfechos con
Dilma. Tales sectores medios pasaron a ser mayoritarios en las
manifestaciones de 2015, cuando aquellos grupos que sustentaron plataformas
a la izquierda y radicales, como el propio MPL (Movimiento Pase Libre)
retrocedieron.

Eso por varias razones, desde cierta falta de organización e incapacidad de
sustentar el propio movimiento de contestación a los gobiernos, y,
evidentemente, una relativa pérdida de espacio para la agenda de la derecha.
En 2015, tuvimos una omda de manifestaciones pro-impeachment, que se
masificó teniendo en cuenta, en lo esencial, la participación de los medios
corporativos, que convocaba a las manifestaciones en todo el país.

Con el proceso de impeachment de Dilma, entramos en el tercer momento, de
repunte de las manifestaciones de los sectores de izquierda contra la agenda
liberal, que significa un retroceso a los años 90, simbolizado en las
figuras de Sera y Temer. Son movimientos pendulares que acompañan los
desdoblamientos de las crisis política y económica y se alimentan de los
hechos espectaculares de tales crisis.

-Correio da Cidadania: En medio de toda la crisis, cómo ve la suspensión de
Eduardo Cunha esta semana en la Cámara, uno de los iconos de la reciente
ingobernabilidad del país y también de la caída de Dilma?

Ruy Braga: No creo que cambie. Parece que, pura y simplemente, tuvimos otra
tentativa de la Cámara, al menos de una fracción minoritaria, de salvar su
piel delante de la opinión pública. Tenemos una clase política desgastada,
una Cámara que se mostró prácticamente nula en la votación del impeachment
de Dilma y chocó al país con su faceta indignante, reaccionaria,
conservadora, una faceta misógina, además de empresarial, blanca, en fin,
todo aquello que la sociedad brasilera no es en su mayoría. Ellos golpearon
al país en el impeachment de Dilma y ahora buscan hacer relaciones públicas
con la opinión nacional al separar a Eduardo Cunha, que en realidad ya tenía
perdido todo su capital político.

Es un individuo, evidentemente, deplorable, detestable, pero nada más y nada
menos representa la condición del régimen brasilero y su forma de
funcionamiento, la cara más visible y perversa de esa clase política. No
Creo que la suspensión de Cunha resuelva la crisis política y cambiará algo.
Fue una mayoría de ocasión, pero no altera las principales determinaciones
de la crisis política tal como ella se presenta hoy.

-Correio da Cidadania: ¿Qué piensa de la relación una vez más entre
manifestantes y la PM (Policía Militar), para polemizar respecto a la
táctica del black bloc?

Ruy Braga: De hecho, la Policía Militar tiene partido y es el partido del
orden, en el caso de aquí, de San Pablo, el partido que comanda el estado,
el PSDB. La policía reprime duramente las manifestaciones progresistas,
protagonizadas por la juventud, pacíficas, y celebra o garantiza las
manifestaciones por el impeachment, contra el PT, contra Dilma y así por
delante. Es una clara demostración de que la Policía Militar tiene un
partido, un partido conservador, un partido anti-popular, de ataque a los
pobres, a la juventud negra; es el partido de aquello que podemos llamar de
atraso. Esto ocurre teniendo en consideración el uso cada vez más frecuente
y trágica, de la violencia política contra las masas populares que se
rebelan.

La burguesía brasilera no tiene un plan B. Ella va a atacar los derechos de
los trabajadores que reaccionan y serán duramente reprimidos por la PM. Es
lo aconteció y va a seguir ocurriendo. La estrategia social de acumulación
por expoliación depende fundamentalmente de la violencia de la policía y del
Estado. Insisto: la PM o la militarización al movimiento social en el Brasil
es un componente inherente, no es algo externo del propio régimen y modelo
de desarrollo. Será cada vez más usado y no hay la menor sombra de dudas de
que cuando la PM promueve la provocación, la confusión y la violencia al
final de las manifestaciones, absolutamente pacíficas, por el “Fuera Temer”,
está actuando conforme a una directriz que, seguramente, recibe del gobierno
del estado de San Pablo.

De esa forma, precisa crear un hecho político para justificar la represión.
Apoyada en los medios golpistas, la estrategia es aquella que la burguesía
brasilera tiene a su disposición hoy. Es la única posibilidad. Todo lo que
sale de eso no es una alternativa para la burguesía brasilera. La democracia
o la democratización del país no es alternativa para la burguesía. La
alternativa única es exclusivamente la violencia contra la presión popular.

-Correio da Cidadania: ¿Tendría algo que decir, finalmente, sobre la debacle
del gobierno petista, luego de años de euforia y consagración internacional?
¿Qué será del lulismo de aquí en más?

Ruy Braga: Naturalmente, la crisis del segundo gobierno Dilma, o al menos el
ritmo que tomó, tiene efectivamente un componente político: la disputa entre
Dilma y Eduardo Cunha, que se resolvió este año. El ritmo político, de
alguna forma, aceleró tanto la caída de Dilma como la propia profundización
de la crisis económica.

Tuvimos en el parlamento, a partir de 2015, la votación de una serie de
pautas-bomba que venían siendo acumuladas y prácticamente inviabilizaban
cualquier capacidad de maniobra del gobierno federal en relación a la
cuestión económica. As´, tenemos un componente político que pasa por las
características de la escena política en el parlamento y por la relación
entre el legislativo y el ejecutivo.

Entre tanto, no vi con sorpresa el colapso del lulismo. Colapso del lulismo
como modo de regulación del conflicto de clases en el Brasil, apoyado por
las ideas d pacificación social, por un consentimiento activo de los
sectores más organizados de la clase trabajadora y de los movimientos
sociales, y un consentimiento más pasivo, básicamente, formado por la
combinación de las políticas sociales del Bolsa Familia para el
subproletariado y a toda la formalización y valorización del salario mínimo
para el precariado brasilero. Tal combinación de consentimientos, activo y
pasivo, tenía un colapso más o menos previsible, a partir de la
profundización de la crisis económica.

No tiene como mantener las concesiones, aunque sean concesiones mínimas
desde el punto de vista del mercado de trabajo, de los gastos sociales del
gobierno federal, en una coyuntura de crisis económica. Eso iría
notoriamente a colapsar en tanto la crisis económica se profundizara. Hubo
una desaceleración a partir de 2013. El gobierno del PT, en ese momento,
todavía hacía una lectura vacía de las Jornadas de junio de 2013, cuando las
masas -en especial la juventud de la clase trabajadora, precarizada, mujer,
negra y pobre- salieron a las calles exigiendo más democracia, más gastos
públicos, más inversiones en salud, en educación, en transporte, en
vivienda. En el mes siguiente, en julio de 2013, el gobierno Dilma cortó más
de 10 billones de reales del presupuesto federal. O sea, hizo una lectura
totalmente al revés y cavó su propia sepultura, porque a partir de entonces
ya no fue capaz de retomar la iniciativa política.

El gobierno Dilma, así, quedó cada vez más rehén de un parlamento
conservador y reaccionario y de un ente político (PMDB) que dio una rápida
guiñada a la derecha, de modo de quedar cada vez más dependiente. Al ver
aquellas masas de verde invadiendo las calles, en gran medida convocada por
los medios golpistas, quedó totalmente sin medida en el escenario político.
No podía contar con los sectores populares, que había traicionado con una
campaña de izquierda en 2014 y medidas de derecha en 2015 como los cortes de
gastos en los derechos sociales y laborales, etc.; por otro lado, no podía
propiamente contar con una base parlamentaria que estaba guiñando a la
derecha muy improvisada y acelerada, si se tiene en cuanta la propia
reacción a la Operación Lava Jato.

El gobierno se tornó insustentable, mas expresa y representa el colapso de
aquel modo de regulación que el lulismo representó durante al menos 12 años.
O sea, un mejoramiento más o menos general de los intereses de las clases
populares en el interior de un modelo de desarrollo financiarizado, que
privilegiaba fundamentalmente a sectores del capital financiero y algunas
fracciones del capital interno, más internacionalizado, como el
agro-negocio, la construcción civil y así por delante.

El fin del gobierno Dilma, de la forma que vimos, representa el
desdoblamiento razonablemente natural del colapso del modo de representación
lulista.

-Correio da Cidadania: ¿Dentro de eso, cómo imagina a la izquierda, de modo
general, en los próximos años?

Ruy Braga: Dentro del lulismo, no imagino más izquierda, no hay esperanza.
Fuera del lulismo, y pensando fuera de ese proyecto de conciliación de clase
y pacificación social, creo hay espacio para una izquierda más radical en el
país. Una izquierda radical que tendrá a su frente una enorme tarea de
reconstrucción de un proyecto socialista del país, que parte necesariamente
de una reconstrucción de sus prácticas políticas.

No consigo imaginar hoy un proyecto de izquierda en el Brasil que tenga
futuro si no fuese capaz de articular de manera no sectaria tantos segmentos
de izquierda, que todavía existen en términos electorales, y de
enraizamiento en la vida política brasilera. Notoriamente, el PSOL (Partido
Socialismo y Libertad) al lado de otros partidos de menor expresión, como el
caso del PCB (Partido Comunista Brasileño) y del PSTU (Partido Socialista de
los Trabajadores Unificado), en diálogo con los movimientos sociales. Y
estoy pensando tantos en los movimientos sociales urbanos, con el MTST
(Movimiento de los Trabajadores Sin Techo), y en los sectores del campo, MST
(Movimiento de los Sin Tierra) y otros movimientos populares, que sean
capaces de superar la experiencia de 13 años del PT en el gobierno.

Hoy, estamos delante de la posibilidad de reinventar la izquierda en el
país, a partir de la fórmula que envuelve partido y movimiento. Que sea una
fórmula radicalmente democrática, capaz de colocar el control de las
direcciones por las bases y reinventar prácticas democráticas dentro de las
organizaciones socialistas como prioridad absoluta. Caso contrario, no veo
posibilidad de superar la crisis que el PT nos legó.

-Correio da Cidadania: ¿Cómo se puede reflejar la destitución de Dilma en
las elecciones municipales?

Ruy Braga: Creo que el impacto principal es una especie de comprobación de
que el PT no es capaz de sacar al país de la crisis. Consecuentemente,
candidaturas conservadoras o de derecha se verán beneficiadas por la caída
de Dilma. Tenemos, por otro lado, un PT que busca explotar políticamente la
historia del golpe, pero creo poco probable que los consiga, al menos en los
centros urbanos más importantes como San Pablo y Río de Janeiro; tal vez
haya alguna esperanza para el PT en el Nordeste, aunque con dificultades.

El escenario político electoral de este año no debe desentonar mucho de
aquello que percibimos en las encuestas de opinión. Probablemente,
prevalecerán candidaturas de centro o de centro-izquierda, con algunas
eventuales sorpresas positivas, como el caso de Luciana Genro (PSOL) en
Porto Alegre, que posee chances efectivas de ganar la alcaldía, lo que no
será fácil, por la existencia de una segunda vuelta. Parece que el escenario
general es bastante desolador para la izquierda brasilera. Nuevamente, tal
escenario se debe a la derrota impuesta a toda la izquierda brasilera, no
apenas a los sectores petistas.

  _____





---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20160921/e99848da/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa