Venezuela/ La tragedia social [Rolando Astarita]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Lun Abr 3 00:22:14 UYT 2017
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Correspondencia de Prensa
3 de abril 2017
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Venezuela
La tragedia social de Venezuela
Rolando Astarita, 1-4-2017
https://rolandoastarita.wordpress.com/
En los últimos días se agudizó la crisis política en Venezuela. Recordemos
que ya en agosto de 2016 el Tribunal Supremo de Justicia declaró a la
Asamblea Nacional en desacato, debido a la jura, que había sido prohibida
por el TSJ, de tres diputados opositores del estado de Amazonas. Los tres
diputados luego fueron desincorporados por la AN. En enero de 2017 la AN
declaró que el presidente Maduro había incurrido en “abandono del cargo”. En
respuesta, el TSJ declaró nulas todas las actuaciones de la AN desde
principios de enero de 2017. El conflicto se siguió profundizando cuando el
28 de marzo el TSJ retiró la inmunidad a los legisladores de la AN. Y al día
siguiente estableció que, en tanto persista la situación de “desacato” de la
AN, las funciones parlamentarias serán ejercidas por una Sala del mismo
Tribunal.
Pero al momento de escribir esta nota, 1 de abril, se anuncia que el
presidente Maduro dio marcha atrás con estas dos últimas resoluciones. La
decisión del TSJ parece haber provocado fisuras incluso al interior del
chavismo: la fiscal general, Luisa Ortega, consideró inconstitucional la
decisión del TSJ. En los medios se señala también que varios aliados
internacionales del gobierno venezolano –Cuba en primer lugar- no
respaldaron la disolución de la AN.
La tendencia a un régimen cada vez más represivo
De todas maneras esta revisión de la medida tomada por el TSJ no parece que
revierta el curso cada vez más represivo del chavismo. Repasemos algunos
hechos. En febrero de 2014 estallaron manifestaciones de protesta ante la
grave crisis económica y el desabastecimiento; murieron 43 personas, cientos
fueron heridas y hubo 3500 detenidos; también se denunciaron maltratos y
torturas. Luego, en enero de 2015, por una resolución del ministerio de
Defensa se estableció que la Fuerza Armada Nacional –Ejército, Armada,
Aviación militar y Guardia Nacional- podía participar del control de las
manifestaciones y usar armas de fuego.
Por otra parte, desde mayo de 2016 rige el Estado de Excepción y Emergencia
Económica, que establece la militarización del país y la cesión de tareas de
orden público a las organizaciones de base del llamado Poder Popular. El
decreto otorga facultades discrecionales al presidente para tomar cualquier
medida que considere necesaria para enfrentar “la guerra económica”. Luego,
el 20 de octubre de 2016, el Consejo Nacional Electoral paralizó el proceso
de recolección de firmas para solicitar el referéndum para sacar a Maduro
del gobierno. También se aplazaron hasta el segundo semestre de 2017 las
elecciones a gobernadores que debían realizarse en diciembre de 2016. Muchas
encuestas dicen que el gobierno perdería las elecciones. En febrero de este
año Maduro anunció que desplegará las Fuerzas Especiales de Acción Rápida de
la Milicia en barrios, campos, universidades, fábricas, en todo el país.
Rol preponderante de las Fuerzas Armadas
Todo lo anterior ocurre en paralelo al crecimiento del rol de las Fuerzas
Armadas en el Estado y la economía. En este respecto, en julio de 2016
Maduro sostuvo que era necesario “un poder militar cada vez más grande” para
librar “una guerra no convencional” en Venezuela. De hecho, los militares
han tenido, y siguen teniendo, amplia injerencia en muchas esferas de la
administración, lo cual también dio oportunidades para negociados y
enriquecerse. Por ejemplo, en el actual gabinete de Maduro, sobre 32
ministros, 11 son militares (cuatro retirados y siete activos). Además, los
estados de Carabobo, Apure, Bolívar, Guárico, Zulia, Yaracuy, Trujillo,
Nueva Esparta, Portuguesa, Vargas y Táchira tienen gobernadores militares. Y
a comienzos de este año Maduro reforzó la presencia militar en PDVSA. En una
nota anterior (aquí), decíamos:
“Los militares pueden comprar en mercados exclusivos (por caso, en bases
militares), tienen acceso privilegiado a créditos y compras de automóviles y
departamentos, y han recibido sustanciales aumentos de salarios. También han
ganado lucrativos contratos, explotando los controles cambiarios y los
subsidios. Por ejemplo, vendiendo en los países vecinos la gasolina comprada
barata en Venezuela, con enormes beneficios.
Pero también tienen un fuerte poder económico, ya que la FANB dirige y
controla toda una serie de empresas: el banco BANFANB; AGROFANB, de
agricultura; EMILTRA, de transporte; EMCOFANB, empresa sistemas de
comunicaciones de la FANB,; TVFANB, un canal de TV digital abierta;
TECNOMAR, empresa mixta militar de proyectos de tecnología; FIMNP, un fondo
de inversión; CONSTRUFANB, constructora; CANCORFANB, empresa Mixta
Bolivariana; Agua Tiuna, embotelladora de agua; y CAMINPEG, compañía Anónima
Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas, la última creada, el
10 de febrero de 2016, y que algunos han llamado la PDVSA paralela. El
decreto presidencial que dispuso su creación dice que la duración de la
sociedad será de 50 años; que será “autónoma”, no estará sujeta al
Ministerio de Petróleo ni a PDVSA, y no estará sujeta al control del
Parlamento”.
Crisis, hambre y criminalización de la pobreza
Como telón de fondo de la crisis política está la crisis económica. Solo en
2016 la economía cayó, según el FMI, un 12% y caería otro 6% en 2017. La
inflación en 2016 habría superado el 750% (el gobierno no entrega cifras
oficiales), y el FMI pronostica una inflación del 2000% para el año en
curso.
La carencia de alimentos y medicamentos es un drama diario e ineludible. Por
eso hay emigración masiva, abandono de casas y hambre. La pobreza creció
exponencialmente. Según el Instituto Nacional de Estadística, la pobreza en
2015 habría sido del 33%. Pero un estudio llamado Encuesta de Condiciones de
Vida (Encovi 2015), realizado por las universidades Católica Andrés Bello
(UCAB), Central de Venezuela (UCV) y Simón Bolívar (USB) reveló que la
pobreza, en 2015, comprendía al 73% de los hogares. En 2016 alcanzó casi al
82% de los hogares; nueve de cada diez familias afirman que sus ingresos son
insuficientes para comprar alimentos, en tanto que siete de cada diez
entrevistados reportaron haber perdido peso, en el período analizado, en un
promedio de 8,7 kilos. Según el Centro de Documentación y Análisis Social de
la Federación Venezolana de Maestros se necesitan al menos 17 salarios
mínimos para comprar la canasta alimentaria básica. La gente más pobre
sobrevive con harinas, arroz, hortalizas y tubérculos; muchos viven con las
sobras que recogen de los tachos de basura.
No es de extrañar que en este cuadro haya aumentado la inseguridad y la
violencia. Pero la respuesta del gobierno “socialista” ha sido la represión
y la criminalización de la pobreza. Desde hace años se llevan adelante los
Operativos de Liberación del Pueblo, realizados de forma conjunta por las
fuerzas policiales y las fuerzas armadas –la Guardia Nacional Bolivariana-
que supone una estrategia militar de combate a la delincuencia: ocupación
militar de territorios con poblaciones empobrecidas, violaciones
indiscriminadas de derechos humanos, desalojos y demolición de viviendas,
detenciones arbitrarias y decenas de asesinatos (ver aquí).
PDVSA en problemas
La misma PDVSA está en serios problemas. Tiene una deuda con Rusia por 1500
millones de dólares, garantizados a la mitad con acciones de Citgo, su
filial en EEUU. Además, la deuda con China, que se debe pagar con petróleo y
dólares, es de 40.000 millones de dólares. El TSJ acaba de disponer la
autorización al presidente Maduro para constituir compañías mixtas de gas y
petróleo, sin tener que contar con la aprobación parlamentaria. Significa
dejar la puerta abierta para la privatización de la empresa.
Interludio para luchadores nacionales “contra el neoliberalismo y el capital
financiero”
Recordemos también que Venezuela paga puntualmente –al menos hasta ahora lo
ha hecho- su deuda externa. El rendimiento de los bonos del Gobierno y de
PDVSA es, en promedio, del 25% anual (“Para amantes del riesgo, Venezuela
rinde casi 30% anual en dólares”, El Cronista Comercial, 20/02/2017). Leemos
también en la nota:
“Aunque Venezuela nunca defaulteó y a pesar de ver al petróleo en niveles de
18 dólares el barril nunca dejó de honrar su deuda ni reestructurarla de
manera amigable. Con los valores actuales del petróleo la idea de default se
aleja para muchos. Sin embargo está latente la idea de que más allá del 2017
no puedan soportar la carga de su deuda. Los bonos tienen una probabilidad
de default según el mercado (los CDS, credit default Swap) del 50%, y hace
poco la calificadora Moodys le asignó una probabilidad de cesación de pagos
del orden del 70% para este año.
“Esto lo venimos escuchando desde hace tres años cuando se empezó a caer el
petróleo, pero acuerdos con China de inversiones a cambio de petróleo, más
la ventas a EE.UU. lo mantienen con vida”, advierte Ezequiel Fernández,
director de Natal Inversiones. Todos los traders en Miami que son de
Venezuela dicen que los mismos chavistas tienen la deuda como inversión,
generando altas ganancias. Hubo momentos que en tres años recuperabas la
inversión, y lo demás que cobraras era ganancia”, agrega.
A su juicio, no hay país en el mundo que con caídas del PBI del 15% como en
el 2016, con hiperinflación y sin productos básicos de alimentación siga
pagando una deuda que es externa” (El Cronista Comercial, citado).
Naturalmente, las divisas que se destinan al pago de la deuda externa tienen
como contrapartida la reducción de importaciones de comida, medicamentos o
insumos industriales imprescindibles. Seguramente es parte del proyecto de
construcción socialista… ¿siglo XXI?
No hay salida progresista para la clase trabajadora
En este panorama, no hay salida progresista para la clase trabajadora. El
programa económico y social de la oposición aglutinada en el MUD es el
tradicional de la “burguesía seria”: reforma de la Ley de Trabajo,
privatización o re-privatización de empresas del Estado, reformulación de
las “reglas de juego” para la inversión privada (esto es, garantizar una
elevada tasa de explotación del trabajo) y, por supuesto, el levantamiento
de los controles de precios y la reunificación cambiaria. En el marco de las
relaciones capitalistas, la aplicación de este programa impondrá enormes
sacrificios a los trabajadores y sectores populares.
Sin embargo, el programa del chavismo no es una alternativa aceptable para
las masas explotadas. Es el programa que condujo al actual desastre. Hay que
decirlo con todas las letras: los burgueses bolivarianos, milicos,
burócratas y arribistas de toda laya encaramados al régimen se dedicaron a
saquear y dilapidar la gigantesca renta petrolera que posibilitaron los
altos precios del petróleo durante los 2000. Esto sucedió a la par que gran
parte de la izquierda venezolana y mundial –incluidos muchos marxistas-
aplaudía el “socialismo del siglo XXI” y al comandante Chávez. Algunos
llegaron a decir que el chavismo recomponía el objetivo y la estrategia del
socialismo. ¿Hay límites para la tilinguería intelectual? En cualquier caso,
con el cuento del “anti-imperialismo”, los “marxistas nacionales” y los
tercermundistas y estatistas nacionalistas colaboraron al fraude ideológico
y político.
Hoy el balance es brutal y despiadado. El resultado del “experimento
socialismo siglo XXI” es la desmoralización y la frustración de millones. El
saldo material, que ningún discurso puede tapar, es el hambre generalizada,
la descomposición social, el retroceso infinito de las fuerzas productivas y
la desarticulación económica. ¿Qué tiene de progresivo todo esto? La
respuesta es que nada, absolutamente nada. En Venezuela se desarrolla una
tragedia social. Es pura tontería seguir discurseando sobre “las
potencialidades del proceso revolucionario”. Por eso tampoco tiene sentido
reclamar a Maduro, como hacen algunos oportunistas incorregibles, que
“vuelva a la fuente” del proyecto chavista. Ese discurso alimenta la
confusión y el engaño. Jamás estuvo en el proyecto chavista fortalecer el
poder real de los obreros y de los oprimidos. Por eso mismo tampoco había
ninguna intención de avanzar a forma alguna de socialismo, entendido este
como un régimen en el que los productores deciden y rigen sus destinos.
En base a lo desarrollado hasta aquí, pensamos que no hay soluciones
progresistas, más o menos factibles, para la clase trabajadora venezolana.
Hay que mirar de frente esta realidad. Los burócratas-milicos-“socialistas”
provocaron una profunda derrota en la conciencia de la gente (y no solo en
Venezuela). Esto no se revierte de un día para el otro. Ahora, el rol de la
crítica pasa al primer plano. Por supuesto, esto no niega que haya que
defenderse frente al avance represivo del régimen. Una dictadura
bonapartista, con el agravante de estar montada sobre una economía en crisis
profunda, es una amenaza de primer orden. Pero se tratará de luchas
defensivas. Hoy no se atisba siquiera alguna expresión de independencia de
clase medianamente representativa. Incluso si se convocara a una Asamblea
Constituyente, como pide alguna gente de izquierda, las fuerzas mayoritarias
serían burguesas o estatistas burguesas. Insisto, hay que reconocer la
derrota a que han llevado al movimiento. El único punto de apoyo en este
momento es partir de balances objetivos, y avanzar sin concesiones
ideológicas. Es imperioso entender lo que sucedió.
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