Argentina/ Paro: contundente pronunciamiento de la clase obrera [Fernando Rosso]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Abr 7 13:40:32 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

7 de abril 2017

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Argentina

Paro del #6A: contundente pronunciamiento nacional de la clase obrera

Una huelga masiva contra el plan de Cambiemos. La dureza del macrismo,
alcances y límites. El acuerdo tácito entre la dirigencia cegetista y el
oficialismo.

Fernando Rosso

La Izquierda Diario, 7-4-2017

http://www.laizquierdadiario.com/

El Gobierno que encabeza Mauricio Macri no pudo desconocer la contundencia
del primer paro nacional contra su administración. La evidencia fue la
negativa a hablar de porcentajes de adhesión a la medida. El ministro de
Trabajo, Jorge Triaca, se limitó a afirmar que tuvo más acatamiento en las
ciudades afectadas por el transporte y se sintió menos en el interior, pero
el eje de sus declaraciones estuvo puesto en que el paro era “innecesario”.

Por default quedó en evidencia el fracaso de la campaña #YoNoParo que le
vuelve a demostrar al posmodernismo del PRO que no toda la realidad entra
por el dedal de las redes sociales.

La respuesta oficial combinó dos planos: un relato del diálogo y el consenso
por arriba y una línea más dura en los hechos, aunque con límites
significativos.

El día anterior a la realización de la huelga, el ministerio de Trabajo
emitió una disposición -publicada en el Boletín Oficial- con una serie de
“recomendaciones” que insinuaban una intromisión mayor en la vida interna de
los sindicatos: pedido de más regulación para la conformación de las juntas
electorales; prohibición de que sean candidatos quienes tienen causas
penales; mayor control de las reformas, estatutos y cuentas; y hasta la
necesidad del voto electrónico. Una especie de tímida carta de intenciones
para una “ley Mucci”.

Aquella prerrogativa del Gobierno radical, que debe su nombre al ministro de
Trabajo de Raúl Alfonsín (Antonio Mucci), buscaba un “reordenamiento
sindical” similar, pero en aquel entonces, más ofensivo. El proyecto
naufragó en el Congreso por el lobby de la burocracia sindical impulsado,
entre otros, por el padre del actual ministro, Jorge Triaca.

Como una muestra de las fronteras porosas que separan (y unen) a la casta
gremial y a la política tradicional, ahora el hijo aconseja desde el otro
lado del mostrador.

El Gobierno también quiso mostrar mayor decisión contra los piquetes el
mismo día del paro. Avanzó en la activación del famoso “protocolo
antipiquetes” que tuvo su punto neurálgico de mayor resistencia en la
autopista Panamericana que volvió a ser escenario de combatividad obrera.

Sin embargo, parece demasiado optimista la afirmación de la ministra
Patricia Bullrich que dijo al culminar la jornada: "Hoy aplicamos el
protocolo antipiquetes 100 %".

La realidad es que los accesos a la Ciudad de Buenos Aires estuvieron
cortados en las horas claves y cumplieron la función de colaborar como
contrapeso necesario a las mil y una coerciones que sufren aquellos
trabajadores que quieren adherir al paro y son presionados por las empresas,
sobre todo en el sector precarizado.

Ante la resistencia más decidida en el centro industrial de la Zona Norte,
el Gobierno paga el costo político de la represión. Además, hay que
adicionar los cortes y piquetes que se realizaron en todo el país.

La marcha del #1A protagonizada por la minoría intensa que apoya al
Gobierno, envalentonó al macrismo y ante el paro quiso cumplir su mandato:
mayor decisión contra los sindicatos y más autoridad en las calles.

La respuesta de una huelga masiva, incluso contra los límites de su
dirección, y los cortes impulsados por el sindicalismo combativo y la
izquierda le marcaron el límite, que en última instancia, manifiesta una
relación de fuerzas que pese al avance de estos 16 meses, el macrismo no ha
podido cambiar cualitativamente.

El mismo día se conoció el fallo judicial que obliga al Gobierno a la
convocatoria de la paritaria nacional docente, justo en el conflicto que
tomó como testigo y que aún no pudo cerrar en sus términos.

Del lado de los dirigentes de la CGT, el paro superó por lejos el “desahogo”
en que lo pretendió encorsetar Carlos Acuña, uno de los triunviros de la
central que hizo todo lo posible por no convocar al paro hasta que se les
cayó encima.

Un intelectual orgánico del país patronal, Rosendo Fraga, observador sutil
de las huelgas nacionales, reconoció el alcance de la medida: "El paro es un
éxito, pero la marcha del 1A fortaleció al Gobierno", afirmó. Y además,
advirtió: “La estrategia electoral le dice al Gobierno que hay que
polarizar. Esto puede tener un costo de gobernabilidad. Siete meses es mucho
tiempo”.

En ese equilibrio inestable, hubo un acuerdo tácito en las declaraciones del
Gobierno y los líderes sindicales: bajar el tono de la fractura social que
quedó expuesta en el paro nacional.

Una fractura que es mucho más profunda que la famosa grieta, borrada en esta
jornada, tanto como uno de sus protagonistas: el kirchnerismo.

El paro nacional dejó expuesta una situación “paradójica”: el Gobierno no
puede asumir hasta el final el “mandato” que le dejó su núcleo duro,
acicateado por su propio relato; y la conducción burocrática de los
sindicatos no quiere/no puede hacerse cargo del mandato que dejó planteado
un paro contundente.

Para evitar el desarrollo del enfrentamiento, buscarán extender los
“acuerdos sectoriales” que los dirigentes burocráticos venían firmando con
el Gobierno hasta horas antes del paro.

Pero la tregua en la que entrarán los dirigentes sindicales y el
oficialismo, no será más que un impasse de un enfrentamiento inevitable
entre un Gobierno con un proyecto claro de ajuste (más allá de las
“gradualidades” o el shock que impongan las circunstancias) y un movimiento
obrero que este jueves volvió a demostrar su peso en la escena política
nacional. Que además, cuenta con una tendencia de izquierda que evidenció,
sobre todo en la Panamericana, su disposición al combate.

Si al peronismo siempre le sobraron sindicatos y le faltó burguesía
nacional, la mayoría de los 3.400 gremios que existen en la Argentina y que
fueron al paro, le demostraron al macrismo que para llevar su plan de ajuste
neoliberal le queda mucho por hacer.

La clase obrera volvió a tomar la palabra con un pronunciamiento masivo
contra el plan de Macri y Cambiemos. Fue el primero (junto a la huelga
docente) de esa naturaleza y nada indica que vaya a ser el último.

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