Uruguay/OEA/ Luis Almagro: la metamorfosis [Natalia Uval]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Abr 23 22:26:38 UYT 2017


  _____

Correspondencia de Prensa

23 de abril 2017

Boletín Informativo

 <https://correspondenciadeprensa.wordpress.com/>
https://correspondenciadeprensa.wordpress.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

  _____

Uruguay/OEA

Un acercamiento a la figura política de Luis Almagro

La metamorfosis

“Gregorio Samsa, al despertarse esa mañana después de un sobresaltado sueño,
se halló sobre su cama convertido en un repugnante bicho. [...] Gregorio,
sin embargo, estaba ya mucho más tranquilo. Es cierto que sus palabras
seguían siendo enigmas, aunque para él eran clarísimas, más claras que
antes, de seguro, porque se iba acostumbrando a oírse así”. La metamorfosis.
Franz Kafka.

Natalia Uval

La Diaria, 22-4-2017

https://ladiaria.com.uy/

Es el hombre que se reunió con la dirigente opositora venezolana Corina
Machado, antes de ser electo secretario general de la Organización de
Estados Americanos (OEA). El hombre por quien el ex presidente José Mujica
tuvo que interceder ante los países de la Alianza Bolivariana para los
Pueblos de Nuestra América (Alba), que no querían votar su candidatura. Uno
que, como tantos, llegó al Frente Amplio (FA) atraído, más que por las
ideas, por la personalidad de Mujica. Alguien que, estando en la
cancillería, jamás habló del imperialismo estadounidense, ni destinó una
sola palabra a defender el régimen venezolano. Un libertario, un defensor
del derecho. Un impulsor de la anulación de la ley de caducidad que protege
a los represores de la dictadura. Un diplomático blanco sin conciencia
geopolítica, sostienen dirigentes del FA. Un traidor, creen la mayoría de
sus ex compañeros. Quienes le guardan cierta lealtad, explican su posición
en la OEA a partir de su personalidad obsesiva, pasional, comprometida con
la democracia y el Estado de Derecho. Pero su voluntad de aplicar la Carta
Democrática de la OEA desborda las pretensiones de entender: incluso sus
otrora más cercanos colaboradores consideran “inexplicable” el “nefasto
papel” que, según juzgan, Almagro tendrá en la historia de América.

En 2015, antes de asumir su cargo de secretario general en la OEA, el
diplomático de carrera y ex canciller del gobierno de José Mujica, Luis
Almagro, les dijo a sus allegados que luego de cumplir su mandato en ese
organismo internacional, regresaría a Uruguay para seguir haciendo política
en el Movimiento de Participación Popular (MPP).

Hoy, Almagro cree “muy difícil volver a Uruguay en mayo de 2020”, cuando
termine su gestión, y “conseguir trabajo”. “Sin cerrar el tema, porque está
sujeto a mil condiciones personales y de vida, quedarme [en Estados Unidos]
es una opción”, dijo el jerarca a la diaria. Mucha agua pasó bajo el puente,
y en poco tiempo. Seis meses después de asumir la secretaría general, se
sucedieron las despedidas. El primer adiós fue el de Mujica.

“Sabes que siempre te apoyé y promoví. Sabes que tácitamente respaldé tu
candidatura para la OEA. Lamento que los hechos reiteradamente me demuestren
que estaba equivocado. No puedo comprender tus silencios sobre Haití,
Guatemala y Asunción [Paraguay], al mismo tiempo que publicas carta en
respuesta a Venezuela”, le escribió el ex presidente. “Venezuela nos
necesita como albañiles y no como jueces, la presión exterior solo crea
paranoia y esto no colabora hacia condiciones internas en esa sociedad. La
verdadera solidaridad es contribuir a que los venezolanos se puedan
autodeterminar respetando sus diferencias, pero esto implica clima que lo
posibilite”, agregaba Mujica, y lamentaba “el rumbo” que tomó su ex
canciller.

Fueron diez años de un estrecho vínculo político, luego de que la Secretaría
de Relaciones Internacionales del MPP le sugiriera al entonces titular del
Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), José Mujica, en 2005,
el nombre de Almagro para ocupar la dirección de Asuntos Internacionales de
la cartera.

A principios de los 2000, Almagro se había integrado al Centro Artiguista
por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Cadesyc), en el que
trabajó junto a otros integrantes del MPP que a la postre ocuparon cargos de
gobierno y diplomáticos: Rodolfo Camarosano, luego embajador de Uruguay en
Chile y México; y Mario Piacenza, quien sería director de Asuntos
Internacionales del MGAP; entre otros. Almagro participó en la elaboración
del programa del FA en el área de política internacional, como representante
del MPP, en 2003.

Cuando el FA ganó su primer gobierno nacional, Almagro trabajó unos meses
como subdirector para Asuntos Económicos del entonces canciller Reinaldo
Gargano en el área económica. Luego, desde la dirección de Asuntos
Internacionales del MGAP, se opuso a la firma de un Tratado de Libre
Comercio (TLC) bilateral entre Uruguay y Estados Unidos. Junto con Alberto
Couriel y Héctor Tajam, asesoraron a Mujica y este pasó, de una política más
pragmática de apertura a un eventual acuerdo, a oponerse al tratado. En
2007, Almagro asumió como embajador en China.

Antes de ganar las elecciones, Mujica le comunicó al MPP que si triunfaba,
su canciller sería Almagro. “Se entendían, habían hecho un buen equipo. Y
Pepe le veía mucha importancia a China”, cuenta un integrante del MPP
cercano -en su momento- a Almagro. Como canciller, Almagro armó un equipo
que reflejaba la pluralidad de visiones y sectores del FA, y tuvo una
relación fluida con el MPP, dicen quienes fueron sus colaboradores cercanos.

No era la primera vez que Almagro ocupaba un cargo de confianza política.
Integró el gabinete del canciller del Partido Nacional (PN) Álvaro Ramos,
durante el segundo gobierno del colorado Julio María Sanguinetti. “[Almagro]
llevaba la agenda internacional. También las entrevistas y audiencias con
delegaciones extranjeras en el país. Procuraba, articulaba y sistematizaba
con las direcciones pertinentes del Ministerio [de Relaciones Exteriores] la
información necesaria para el manejo del ministro de estos eventos y
preparaba recomendaciones en tanto fuera pertinente. Básicamente, llevaba la
agenda de política exterior, no la de comercio”, cuenta Ramos a la diaria.
Aclara que el ingreso de Almagro a esa función no fue por motivos
político-partidarios sino por sus “características profesionales y
diplomáticas”. Almagro era en aquella época votante del Movimiento Nacional
de Rocha, del PN. Luego pasó a ser votante de Propuesta Nacional, el grupo
liderado por Ramos. Esta adscripción al ala wilsonista del PN implicaba,
para Ramos, compartir a un tiempo el “nacionalismo incluyente” y el
antiimperialismo de Luis Alberto de Herrera, y la “sensibilidad social” y
las políticas sociales de Javier Barrios Amorín y Daniel Fernández Crespo.

Pese a las críticas que le llegan de diversos frentes en Uruguay, Almagro no
está solo en la OEA. Lo acompaña, como su mano derecha, el ex vicecanciller
y ex subsecretario de Economía Luis Porto. También el ex ministro de Defensa
Luis Rosadilla y el ex subsecretario de Salud Leonel Briozzo han trabajado
para Almagro en misiones puntuales de “fuerte contenido político”, informó a
la diaria el secretario general de la OEA.

I. Gregorio Samsa

“Mi amigo Luis fue siempre igual: buena gente, bastante bohemio y solidario,
y afectuoso con los demás. Buen profesional, más creativo e intuitivo que
sistemático, pero un colaborador muy leal y eficiente”. De ese modo enumera
Álvaro Ramos las virtudes de su ex asesor. Ramos cree que Almagro tiene una
“impronta antiimperialista” y una “actitud integracionista, más política que
comercial”; sobre esto último ellos discrepaban, afirma. Agrega que Almagro
fue “siempre consistente con los principios básicos de la diplomacia
uruguaya”, “nada muy diferente de lo que muestra ahora en la OEA”.

Almagro asumió su cargo teniendo como eje la defensa de los derechos humanos
y de la democracia. “Para Luis la defensa de la democracia es un principio,
es una obsesión; es algo que justifica los pasos que ha dado a nivel de la
OEA”, considera una persona que integra el MPP y que fue muy cercana al
secretario general.

Según esta misma persona, que prefirió mantener el anonimato, esto explica,
hasta cierto punto, su crítica al régimen venezolano, pero no es suficiente
para lograr entender la “obsesión” de Almagro con la aplicación de la Carta
Democrática a Venezuela, ni su posición “omisa” sobre temas que atañen a
otros países de América, como la política migratoria del propio Estados
Unidos o el golpe de Estado contra la presidenta Dilma Rousseff en Brasil.

La faceta impulsiva de su personalidad, evalúan sus allegados, podría
explicar la lógica de enfrentamiento casi personal que mantiene con el
presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien lo apodó “Almugre”. Cuando era
canciller, Almagro entró en una dinámica similar de enfrentamiento con su
homólogo argentino de entonces, Héctor Timerman, por discrepancias en torno
a la licitación para el dragado del canal Martín García. Fue un cruce de
tres comunicados por cada cancillería en un fin de semana; se llamó, a nivel
de la prensa, la “guerrita de los cancilleres”. En el entorno de la
cancillería, le sugerían que “bajara los decibeles”, según cuenta uno de sus
colaboradores más cercanos en aquel entonces.

“Se metía en una vorágine de contestarle a Timerman, en una guerra personal.
El error de él era meterse en esa dinámica, eso lo pinta mucho. Su
empecinamiento con Venezuela es parte de la misma dinámica. Entró en una
máquina obsesiva con Venezuela sin definirse respecto de otros problemas que
hay en América Latina”, agregó la fuente.

El gobierno venezolano tenía a Almagro entre ceja y ceja desde bastante
antes de su elección como secretario general de la OEA. A mediados de 2012,
en una reunión del Consejo Mercado Común (CMC) del Mercosur, Almagro se
opuso al ingreso de Venezuela al bloque. Alegó que no correspondía la
entrada de ese país sin la aprobación del Parlamento de Paraguay. Pero
Mujica inclinó la balanza hacia el otro lado. Luego de una conversación con
la presidenta Rousseff, en la que acordaron que el ingreso de Venezuela era
de una importancia geopolítica central, Mujica concurrió a la reunión de
presidentes del Mercosur con una postura contraria a la de su canciller.
“Venezuela fue el primero que golpeó la puerta, y si al primero que golpeó
se la cerrás, generás un efecto dominó que impide que otros puedan entrar.
Capaz que sí, que yo me quedé trancado en la forma y el presidente fue al
fondo de la cuestión”, admitió Almagro unas semanas después, en entrevista
con la diaria (23/07/12). Otro episodio que generó molestia en el gobierno
venezolano ocurrió en 2014, durante una misión de la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur) a Caracas, cuando el entonces canciller Almagro instó
al cese de la violencia contra los opositores.

En la cancillería de Mujica, era el subsecretario Roberto Conde quien
llevaba los temas vinculados al Mercosur y la Unasur, prioritariamente.
Almagro tenía, al igual que todo el gobierno uruguayo, un excelente vínculo
con la entonces embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Julissa Reynoso.
Durante la gestión de Reynoso se concretaron avances históricos para el
comercio bilateral, como el ingreso de cítricos y carne ovina uruguaya a
Estados Unidos. Reynoso, estrecha colaboradora de la ex candidata
presidencial Hillary Clinton, ofició de puente para Almagro en su vínculo
con la diplomacia estadounidense.

II. El repugnante bicho

Venezuela estuvo a punto de votar en contra de la candidatura de Almagro. No
sólo por las actitudes que tuvo como canciller, sino porque el gobierno de
ese país está convencido de que Almagro mantuvo reuniones con opositores
venezolanos en Washington antes de ser electo, facilitadas por políticos
estadounidenses. Fuentes políticas uruguayas aseguran a la diaria que estos
encuentros existieron.

Finalmente, tras una gestión de Mujica, Venezuela y los restantes países del
Alba accedieron a darle una carta de crédito a Almagro. El resto es historia
conocida.

Almagro afirma que sólo se reunió con Corina Machado en abril de 2014,
durante la misión de Unasur en Caracas, y que lo hizo en compañía de los
cancilleres de Colombia y de Chile. Recuerda que desde julio de 2014, la
justicia venezolana prohíbe a Machado salir del país.

En junio de 2016, llegó otra despedida para el secretario general de la OEA.
“Luis Almagro se autoexcluyó del MPP por desarrollar una práctica política
contraria a nuestras definiciones históricas y nuestro rumbo estratégico en
lo que a relaciones internacionales se refiere”, señaló la Dirección
Nacional de ese sector.

Pese a la molestia que generan las posturas de Almagro en sus ex compañeros,
ninguno quiere cuestionarlo usando nombre y apellido. Sólo Mujica no tuvo
más remedio que hacerlo públicamente, y apuntó sobre todo a su parcialidad y
su sesgo contrario al gobierno venezolano. Pero al mismo tiempo lamentó,
también públicamente, la existencia de presos políticos en Venezuela y
cuestionó las declaraciones “altisonantes” del gobierno de ese país.

El 31 de marzo, y por primera vez, el FA -con la abstención del Partido
Comunista- cuestionó el intento del Tribunal Superior de Justicia de
Venezuela de asumir las competencias del Parlamento. El gobierno uruguayo,
en tanto, está alineado con las posturas críticas a la administración de
Nicolás Maduro que impulsan otros países de la región, como Argentina y
Brasil.

Pese a estos cuestionamientos al estado actual del proceso chavista, el
rechazo hacia la actitud de Almagro es prácticamente unánime, en distintos
niveles. El canciller Rodolfo Nin Novoa dejó en claro que Uruguay no apoyará
la aplicación de la Carta Democrática de la OEA; el vicepresidente Raúl
Sendic sostuvo que Almagro “perdió la ecuanimidad”; el Comité Central del
Partido Comunista cuestionó la “campaña obsesiva y militante” de Almagro
contra Venezuela y lo calificó de “operador desembozado del imperialismo
yanqui”; el presidente de la Comisión de Asuntos y Relaciones
Internacionales del FA, José Bayardi, dijo que la versión de que Almagro
está coordinando sus posiciones con Estados Unidos es “verosímil”. Esta
semana, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) lo
declaró persona no grata, y el PIT-CNT le reclamó a la OEA que juegue el
papel de “estabilizar la democracia existente en Venezuela”.

En general descartan que actúe por dinero, pero consideran “inexplicable” su
posición y entienden que “el papel que está jugando es nefasto”. Apuntan que
Almagro no sólo se pronuncia contra el gobierno venezolano, sino que es
“punta de lanza” en la crítica, y esta postura, en una “situación interna
tan grave y de tanto riesgo”, abre camino a la intervención estadounidense.
Algunos integrantes del MPP le han transmitido al propio Almagro esta
visión, pero obtuvieron como respuesta una defensa cerrada de su actuación
al frente de la OEA.

Para la mayoría de los integrantes del MPP y otros frenteamplistas que
trabajaron estrechamente con Almagro en el sector político o en cancillería,
el secretario general de la OEA es directamente un “traidor”. “Decepción
absoluta y profunda tristeza, acariciando la más vil traición. No por
Venezuela sino por su postura actual en general”, describió uno de ellos.
“Es como encontrar a otra persona dentro de una opuesta”, agregó.

“Se entregó a la política norteamericana. Está siendo condicionado por los
Estados Unidos”, concluyó un estrecho colaborador de Almagro en la
cancillería uruguaya. Y no descarta que el sueldo que cobra el ex canciller
en la OEA, sumado a la jubilación de similar monto mensual que recibirá de
por vida, haya pesado en su decisión de mudar no sólo su casa, sino su
cabeza, en dirección al norte.

  _____





---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20170423/b92bf802/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa