Yemen/ Una ragedia deliberada: la peor crisis humanitaria del planeta [Eugenia Rodríguez Cattaneo]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Ago 25 18:09:58 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

25 de agosto 2017

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Yemen

La peor crisis humanitaria del planeta

La tragedia deliberada de Yemen

El país más pobre del mundo árabe sufre una triple tragedia: la violencia de
la guerra, la hambruna y el cólera. Una crisis humanitaria denunciada como
“gratuita” y deliberadamente provocada por las fuerzas en pugna en una
guerra que lleva más de dos años.

Eugenia Rodríguez Cattaneo

Brecha, 24-8-2017

http://brecha.com.uy/

Hace poco más de dos años, con la intervención en Yemen de una coalición
liderada por Arabia Saudita, se inició una guerra que ha generado en ese
país la crisis humanitaria más grave del planeta. Es una crisis
relativamente silenciosa, o silenciada por los inmensos flujos de twits y
titulares sobre escándalos en la Casa Blanca o victorias contra el Estado
Islámico. También es una crisis sin posibilidades de solucionarse en el
corto plazo.

“Millones de yemeníes enfrentan hoy una triple tragedia: el espectro de la
hambruna, el mayor brote de cólera en un año y las carencias y la injusticia
derivadas de un conflicto brutal que el mundo ha permitido que se prolongue
y que es completamente evitable. Esta tragedia humana es deliberada y
gratuita, es política y se puede detener con voluntad y coraje”, expresó el
viernes 18 Stephen O’Brien, el coordinador de la Onu para Asuntos
Humanitarios, durante una sesión del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas.

Miles de personas han muerto –es difícil estimar una cifra, ya que varían
enormemente según las fuentes– y más de 3 millones se han visto obligadas a
abandonar sus hogares. El país está al borde de la hambruna. Más de 17
millones de yemeníes –el 60 por ciento de la población del país– sufren
inseguridad alimentaria y desnutrición. Es decir que no saben si comerán
mañana.

Hay más de 3 millones de niños y mujeres embarazadas o lactantes que sufren
desnutrición aguda, casi 400 mil de ellos podrían morir de forma
inminente.(1) Casi 10 millones de niños, el 80 por ciento de la población
infantil de Yemen necesita ayuda humanitaria urgente.

Además, el país sufre de un violento brote de cólera que ha causado más de 2
mil muertes en los últimos meses. Se estima que el cólera afecta a unos 500
mil yemeníes, la mitad de ellos niños, debilitados por la desnutrición. Más
de dos años de conflicto han destruido los servicios de salud, acceso al
agua potable o saneamiento, por lo que la expansión de la bacteria está sin
control.

Un reciente análisis de la Universidad Queen Mary de Londres devela que la
mayoría de las muertes por cólera se han producido en áreas controladas por
los rebeldes hutíes y que éstas se deben al bloqueo de alimentos y
medicinas, y a los continuos ataques a infraestructuras, escuelas y
hospitales que realiza la coalición liderada por Arabia Saudita. El artículo
subraya la contradicción de que Unicef agradezca a Arabia Saudita por la
generosidad de donar 67 millones de dólares para combatir la crisis de
cólera, de la que es directamente responsable. (2)

Stephen O’Brien llamó a abrir todos los puertos marítimos, terrestres y
aéreos al tráfico de civiles y a permitir la entrada de ayuda humanitaria a
Yemen, pero su pedido ha sido ignorado. “Debemos recordar que la catástrofe
de Yemen es totalmente artificial. Es un resultado directo de las políticas,
tácticas y acciones deliberadas de las partes en el conflicto, y como tal,
puede y debe ser detenido”, insistió O’Brien.

Los países de la coalición liderada por Arabia Saudita que llevan adelante
la guerra en Yemen aducen que los puertos y carreteras se utilizan para
aprovisionamiento de armas y refuerzos a los rebeldes hutíes, y mantienen un
férreo bloqueo.

Orígenes de la guerra

“Nuestros países han decidido responder a la petición del presidente yemení,
Abdo Rabu Mansur Hadi, de proteger el Yemen y su pueblo del ataque de las
milicias hutíes que han sido y continúan siendo una herramienta en manos de
una fuerza extranjera”, decía el comunicado conjunto de los países que
intervinieron en Yemen en marzo de 2015: Arabia Saudita, Emiratos Árabes
Unidos, Kuwait, Bahréin y Qatar (este último se retiró de la coalición en
junio pasado). La potencia extranjera que se alude no es otra que la
República Islámica de Irán, cuyo apoyo a las milicias rebeldes hutíes es
denunciado por su rival Arabia Saudita. También Egipto, Jordania y Marruecos
se sumaron a la coalición liderada por Arabia Saudita, que cuenta con el
apoyo logístico de Estados Unidos y Gran Bretaña, entre otros países.

En 2011, el año de las “revueltas árabes” –que se iniciaron en Túnez y
Egipto y luego se extendieron a Libia y Siria– hubo también en Yemen fuertes
protestas contra el presidente Ali Abdullah Saleh, quien presidía el país
desde su unificación en 1990. Cientos de personas murieron en la represión
de las manifestaciones que pedían el fin de la corrupción, la represión y la
destitución del presidente.

En 2012, tras un intento de asesinato que le abrasó la mitad del cuerpo,
Saleh fue destituido y asumió la presidencia el entonces vicepresidente, Abd
Rabbuh Mansur al Hadi. Entonces, se inició un período de transición de dos
años, que no colmó las expectativas de los ciudadanos.

En 2014 rebeldes hutíes convocaron a protestas masivas por el aumento del
precio del combustible, avanzaron hacia el sur y en setiembre de ese año
tomaron la capital del país, Saná.

En febrero de 2015 las fuerzas hutíes, disolvieron el parlamento y el
presidente Hadi fue obligado a renunciar a su cargo. Hadi huyó a la ciudad
de Adén y revocó su renuncia a la Presidencia. Y fue en marzo de ese año que
la coalición liderada por Arabia Saudita intervino en el conflicto.

País de Kalashnokovs

En “el país en el que cada familia tiene un Kalashnikov todos son
potenciales combatientes”, comentó la periodista italiana Silvia Battaglia,
asentada en Saná, en una reunión organizada por el instituto de
investigación Ispi sobre el Yemen.

Yemen fue hasta 1990 dos estados separados, la República Árabe de Yemen,
antes conocida como Yemen del Norte, y la República Democrática Popular de
Yemen (Yemen del Sur). Después de largas negociaciones, el 22 de mayo de
1990 se celebró una frágil unificación bajo la presidencia de Saleh, quien
era presidente de Yemen del Norte desde 1978.

En 1994 estalló una guerra civil entre el norte y el sur, en la que el norte
consiguió imponerse. El espíritu separatista del sur siguió latente en un
país de estructura tribal dominado por clanes familiares, con diferentes
etnias y confesiones religiosas. Entre 1994 y 2010, el presidente Saleh
enfrentó seis guerras contra los hutíes.

La primera desencadenada por el asesinato en 2004 del fundador del
movimiento hutí –del cual toma el nombre– Hussain Badr al Din al Huthi. En
2009 el conflicto traspasó las fronteras con Arabia Saudita, que lanzó una
serie de ataques a los hutíes en la frontera. El conflicto se alargó durante
meses y costó más de 100 muertos y 26 soldados capturados a los saudíes, que
debieron negociar para obtener la paz y recuperar los prisioneros.

Las fuerzas en pugna

Pese a la diversidad de intereses y la fragilidad de las alianzas hoy se
identifican dos bandos principales en el conflicto en Yemen. Por un lado los
hutíes junto al ex presidente Saleh, asentados desde el norte hasta la
capital Saná. Después de haberse enfrentado durante años, ambos se han unido
y contarían con el apoyo de Irán, aunque la república islámica no lo
reconoce. Los hutíes son musulmanes chiitas de la minoría zaydí, una rama
del islam, seguida por una parte importante de los habitantes del país. Los
hutíes, formalmente Ansarolá, –seguidores de Alá– forman un movimiento
religioso y tienen una facción armada.

Por otro lado está el presidente Mansur al-Hadi, apoyado por los aliados de
la coalición internacional con mayoría de países árabes sunitas. Éstos
tienen su base en la ciudad de Adén, que alberga el principal puerto del
país. Cuentan con el respaldo indispensable de Estados Unidos y Reino Unido
en el aprovisionamiento de armas e inteligencia, aunque también se ha
denunciado la presencia de tropas de estos países. Detrás del presidente
Mansur al-Hadi, Arabia Saudita pugna por mantener su poder sobre el país
fronterizo, y mantener a raya la posible influencia regional de su rival
persa.

El movimiento separatista del sur, es una fuerza que nuclea diversas
facciones y que opera de manera independiente en el país.

Por otra parte, organizaciones radicales como Al Qaeda de la Península
Arábiga, Ansar al Sharia, y grupos afiliados a la organización Estado
Islámico se han afianzado en Yemen. Con la excusa de combatir el terrorismo,
Estados Unidos ha realizado innumerables bombardeos con drones, muchos de
los cuales han causado muertes de civiles, generando aun más odio y
frustración en la población ya abandonada a su suerte.

Posibles crímenes de guerra

Según denuncia la organización Human Rights Watch todos los bandos dentro
del conflicto han violado el derecho internacional humanitario y
posiblemente han cometido crímenes de guerra.

Los hutíes han sido acusados de disparar morteros y artillería contra zonas
civiles, de detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas, mientras la
coalición saudí ha sido acusada de bombardear deliberadamente
infraestructura, incluyendo hospitales, escuelas, puentes y carreteras,
tierras cultivadas, puertos y zonas densamente pobladas por civiles. Estas
acciones están prohibidas por las convenciones internacionales y constituyen
crímenes de guerra.

La coalición liderada por Arabia Saudita fue acusada en el año 2016 por
Naciones Unidas de haber causado la muerte de al menos 510 niños y el país
fue incluido en la llamada “lista negra” de la Onu de países responsables de
ataques a niños. La respuesta de Riad fue amenazar a la Onu con cortar los
fondos a diversos programas de asistencia humanitaria, por lo que finalmente
su nombre fue retirado: “Tuve que considerar la perspectiva muy real de que
millones de otros niños sufrirían gravemente si, como me fue sugerido, los
países cortaban fondos de muchos programas de la Onu”, admitió el entonces
Secretario General de las Naciones Unidas, Ban ki Moon.

En agosto de 2016 Médicos Sin Fronteras denunció que las bombas de la
coalición cayeron sobre el hospital de Abs, en la gobernación de Hajjah,
causando 19 muertos y 24 heridos. Pese a que sus coordenadas habían sido
comunicadas en reiteradas ocasiones, en menos de un año se produjeron cuatro
ataques contra centros apoyados por Médicos Sin Fronteras.

Amnistía Internacional ha documentado el uso por parte de la coalición de
municiones de racimo, armas cuyo uso está prohibido por el derecho
internacional. Al ser lanzadas, estas armas liberan decenas de “pequeñas
bombas” que explotan causando un daño enorme, más aún cuando explotan mucho
después del ataque. Se ha documentado el uso de al menos cuatro tipos de
municiones de racimo en Yemen, incluidos modelos fabricados en Estados
Unidos, Reino Unido y Brasil.

SIN SALIDA. La falta de un gobierno central y la confusión de la guerra han
transformado a Yemen en un punto atractivo para las mafias de traficantes, y
el país ha sido zona de tránsito para los migrantes que provienen de África
con destino a las monarquías del golfo. Más de 100 mil migrantes llegaron a
las costas de Yemen el año pasado, y unos 55 mil en el 2017. Miles de ellos
se quedan atrapados por la guerra y no llegan jamás a su destino. Otros
cuantos mueren en el intento.

Durante los primeros días de agosto la Organización Internacional para las
Migraciones (Oim) denunció que decenas de personas que viajaban rumbo a
Yemen fueron obligadas a saltar al mar a punta de pistola por traficantes en
el Golfo de Adén (que separa la Península Arábiga y el Cuerno de África).
Algunos consiguieron llegar a la costa de Shabwa, en Yemen, donde fueron
atendidos por la Oim. Allí se encontraron 29 tumbas cavadas en la arena por
los propios sobrevivientes. Los traficantes escaparon de regreso a África, a
seguir con su negocio, el mismo modus operandi se repite cada vez que los
traficantes avistan una patrulla marítima, causando la muerte de decenas de
víctimas.

Pese a su extrema pobreza, Yemen alberga más de 300 mil refugiados. En los
últimos meses unos 30 mil refugiados somalíes han regresado a su país de
origen, pese al enorme riesgo que eso significa, debido a la situación
insostenible en Yemen.

Notas

1) Datos de Unicef.

2) J Kennedy et al. “The Political Determinants of the Cholera Outbreak in
Yemen”, The Lancet, 18-VIII-17.

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