Paraguay/ Uso y abuso: un país "fácil" para los inversionistas extranjeros [Andrés Colman Gutiérrez]

[Ernesto Herrera]

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Correspondencia de Prensa

7 de enero 2017

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Paraguay

Un país “fácil” para los inversionistas

Uso y abuso

Andrés Colman Gutiérrez, desde Asunción

Brecha, Montevideo, 5-1-2017

http://brecha.com.uy/

Fue en Montevideo, en una reunión con empresarios uruguayos en el World
Trade Center, en octubre de 2013, a apenas un mes de haber asumido el
gobierno, cuando el presidente Horacio Cartes pronunció la célebre frase que
definió su plan para atraer inversionistas extranjeros: “Paraguay es fácil,
es como esa mujer bonita”.

La expresión despertó la indignación de los colectivos de mujeres, que lo
acusaron de machista y retrógrado. Cuatro meses después, en febrero de 2014,
en otra reunión con empresarios, esta vez de la Confederación Nacional de la
Industria de Brasil, en Asunción, les dijo en su propio idioma: “Usen e
abusen do Paraguay, porque na verdade é un momento inacreditavel de
oportunidade”.

Aparte de escandalizar a las feministas, las pintorescas frases del
mandatario paraguayo revelan su estrategia: ofrecer a las empresas
extranjeras todas las facilidades para que inviertan en la nación guaraní.

Entre esas ventajas, enumeradas por el gobierno, se mencionan: 1) mucha
facilidad para armar estructuras de negocios; 2) impuestos muy bajos, que en
algunos casos contemplan exoneraciones de hasta el cien por ciento, tanto
que asemejan a un paraíso fiscal. Rige lo que se llama el “triple 10” (10
por ciento de impuesto a la renta corporativa, 10 por ciento de impuesto a
la renta personal y 10 por ciento de impuesto al valor agregado).

Hay un tercer elemento que las autoridades paraguayas no mencionan
abiertamente, pero sugieren en voz baja: Hay mucha “mano de obra barata”
disponible, gente joven y pobre que necesita trabajar, y los organismos
estatales no son muy estrictos a la hora de hacer cumplir los derechos
laborales. Es como decirles a los extranjeros: vengan, que aquí pueden
explotar sin problemas a los trabajadores.

“Es una moderna forma de esclavitud, en un sistema laboral que impone
excesivas horas de trabajo, en condiciones muchas veces insalubres, nula
bonificación familiar, horas extras impagas y un salario miserable”, destaca
Samuel Acosta, periodista económico del diario Última Hora.

El analista recuerda un caso extremo, el de Gregorio Esteche, guardia de
seguridad del supermercado Gran Avenida, de Asunción, quien el 25 de julio
de 2016 se desmayó de hambre en plena vereda porque llevaba cinco días sin
comer, debido a que la empresa le adeudaba dos meses de salario. El reclamo
de los trabajadores no había sido atendido por el Ministerio del Trabajo.

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Con base en esta misma premisa, Cartes logró que el Congreso paraguayo
aprobara a inicios de 2014 la ley 5.102, conocida como de “alianza
público-privada”. “Una herramienta de vital importancia para atraer
inversiones del sector privado en obras, de cara a superar el déficit de
infraestructura que ubica a Paraguay entre los diez países con menor
desarrollo físico”, según el gobierno.

La pretensión era que en un lapso de dos años el país se viera inundado de
grandes obras financiadas por capitales privados, en su mayoría de origen
extranjero, pero hasta ahora sólo se pudo aprobar un primer proyecto de
ampliación de 332 quilómetros de la ruta que une a Asunción con Ciudad del
Este, adjudicado al consorcio Sacyr (España), Mota Engil (Portugal) y Ochoa
SA (Paraguay), a un costo de 520 millones de dólares que serán recuperados
(más la ganancia, por supuesto) por las constructoras mediante el cobro de
peajes durante 30 años. Una parte de este proyecto generó gran escándalo
porque la familia del ministro de Obras Públicas, Ramón Giménez Gaona, forma
parte de una de las empresas beneficiadas.

El segundo proyecto de alianza público-privada, que contempla la
modernización del Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi, de Asunción,
se halla actualmente en conflicto. Durante la apertura de sobres, en
diciembre último, se descartó la propuesta del consorcio Caminos Viales del
Uruguay-Cedicor SA, que denunció ante el Congreso y la Contraloría una serie
de jugadas sucias en su contra, indicando que el llamado estuvo direccionado
hacia el consorcio español Sacyr. Un tercer consorcio está en la contienda:
se llama Vinci y es francés.

A menos de un año y medio de que termine su mandato, a pesar de las
facilidades ofrecidas, Horacio Cartes no cuenta con muchos resultados que
evidencien el éxito en su campaña de atraer inversionistas, y que lo ayuden
en sus intentos de enmendar la Constitución en busca de su reelección.

La imagen del “país fácil” que se ofrece para que los empresarios “usen y
abusen” ni siquiera ha sido un invento del actual mandatario.

En un aviso comercial publicado por el diario Última Hora el 3 de noviembre
de 1983, en épocas de la dictadura militar, un empresario alemán, Hans
Weyer, promocionaba de este modo a Paraguay: “Las condiciones en Paraguay
para negocios de todo tipo son simplemente ideales. No hay vociferantes
comunistas, no hay socialistas envidiosos, no hay ecologistas algo
chiflados, no existen paralizantes reglamentaciones tributarias, no hay
burócratas con dos dedos de frente. Esto es obra del moderado régimen del
general Alfredo Stroessner”.

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