EEUU/ Contra Trump: medio millón de personas en Marcha de las Mujeres [Silvia Ayuso]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Dom Ene 22 16:12:50 UYT 2017
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Correspondencia de Prensa
22 de enero 2017
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Estados Unidos
Una inmensa multitud clama contra Trump en Estados Unidos
La Marcha de las Mujeres atrae a la capital a manifestantes de todo EEUU y
otros países
Silvia Ayuso, desde Washington
El País, Madrid, 22-1-201
http://internacional.elpais.com/
Las mismas avenidas que Donald Trump no logró llenar en el día de su
inauguración como presidente 45 de Estados Unidos se colapsaron 24 horas más
tarde, cuando más de medio millón de personas, según los organizadores,
marcharon este sábado por Washington para demostrarle, desde el primer día
de su mandato, que hay un Estados Unidos que no comparte su visión oscura y
la agenda ultraconservadora de su gobierno y que le exige que, como
presidente de todos, respete a las mujeres, las minorías, los inmigrantes y
los derechos civiles. A la par que la marcha central de la capital
estadounidense se celebraron decenas más en ciudades como Nueva York,
Chicago, Boston, Los Angeles o Atlanta, en una protesta que también tuvo
réplicas en otras partes del mundo, desde Berlín o Londres a Sydney o Ciudad
del Cabo. La participación global se cifra entre 1,5 y hasta dos millones de
personas.
Mujeres y hombres de todas las edades, razas, religiones y orígenes viajaron
desde todos puntos de Estados Unidos, pero también desde Canadá, México o
hasta Europa para participar en la Marcha por las Mujeres, la principal
manifestación contra el nuevo presidente republicano y, en vista de las
cifras, posiblemente la más masiva celebrada en torno a la toma de asunción
de ningún presidente estadounidense de la historia.
“Presidente Trump, yo no le voté. Dicho esto, respeto que sea el presidente
y quiero apoyarlo, pero primero le pido que usted me apoye a mí, apoye a mi
hermana, a mi madre, a mi mejor amiga, a toda la gente que espera ansiosa a
ver cómo su próxima maniobra puede afectar drásticamente sus vidas”, dijo la
actriz y activista Scarlett Johansson, una de las oradoras de la protesta
que siguió el mismo camino que el desfile inaugural del viernes, desde el
Capitolio hasta la Casa Blanca.
Madonna, que hizo una aparición no anunciada, llamó a “no aceptar esta nueva
era de tiranía en la que no solo las mujeres están en peligro, sino todas
las personas marginadas”. “La revolución comienza aquí, esto es el comienzo
de un cambio muy necesario”, afirmó. También el exsecretario de Estado John
Kerry se dejó ver en la manifestación, al igual que personalidades como la
cantante Cher.
Antes de que arrancara la marcha, por el escenario apenas visible por la
densa multitud que colapsaba el National Mall de la capital, hablaron más
estrellas, como las actrices America Ferrera o Ashley Judd, la cantante
Alicia Keys o el documentalista Michael Moore. También legisladores
demócratas como la senadora Kamala Harris de California, activistas de los
derechos civiles, los inmigrantes o las mujeres, como la feminista Gloria
Steinem o Cecile Richards, presidenta de Planned Parenthood, una
organización que cubre los gastos médicos de millones de mujeres sin
recursos y además practica abortos. El mensaje fue unánime: una petición de
“resistencia” y de firmeza en la defensa de los valores y derechos como el
matrimonio igualitario o una mejor sanidad adquiridos en los últimos años y
que ahora se sienten amenazados bajo la era Trump, al igual que los
inmigrantes, los refugiados, los musulmanes o la comunidad afroamericana.
“No nos van a amedrentar y no nos van a silenciar”, proclamó la abogada de
derechos civiles y activista Zahra Billoo, que habló “como mujer y como
musulmana”. “Nuestra América nos incluye a todos en nuestra preciosa
diversidad y requiere que marchemos para protegernos, este es el momento de
arremangarnos, de tener valor y salir preparados para trabajar”, pidió a los
manifestantes.
Y estos recogieron el testigo.
Suzanne Matunis tiene 83 años, se mueve en silla de ruedas y no participaba
en una manifestación desde las protestas contra la Guerra de Vietnam en los
70. Este sábado sin embargo viajó desde Pensilvania hasta Washington,
acompañada de sus tres hijas y dos nietas. “No podía no venir, esto es
demasiado importante”, argumentó. “Es importante que se escuchen las voces
de las mujeres”.
La misma preocupación llevó a Janice Burbery, una antigua empleada de la ONU
jubilada, a tomar un avión desde Roma para estar el sábado en Washington,
una ciudad que también llevaba décadas sin pisar. Trump, con su equipo,
especialmente el ultraconservador vicepresidente, Mike Pence,”van a imponer
un fundamentalismo cristiano”, advirtió. “No podemos aceptar este paso
atrás”.Los lemas gritados durante la marcha y proclamados tanto por los
organizadores como los cientos de miles de participantes daban muestra del
amplio espectro de preocupaciones que ha generado en esa mitad larga del
país que no votó a Trump —Hillary Clinton recibió tres millones de votos
populares más— la victoria del republicano que nada más asumir la
presidencia firmó una orden ejecutiva para revertir la reforma sanitaria de
su predecesor, el demócrata Barack Obama.
Erin McEntee, una joven de Rhode Island, agitaba una pancarta con un mensaje
sencillo: “ACA (la Ley de Seguro Asequible, como se llama el programa
sanitario de Obama) me salvó la vida”. “Tengo una enfermedad mental crónica
y ahora puedo perder mi medicación, mi médico y hasta mi trabajo”, decía
preocupada. Un poco más lejos, Ximena Minuche, de origen ecuatoriano,
reclamaba respeto por los inmigrantes indocumentados, como ella misma lo fue
hasta hace poco y como siguen estándolo más de 11 millones de personas en
todo el país a las que Trump ha amenazado con deportar.
La Marcha de las Mujeres, que empezó como una iniciativa privada de una
mujer que, consternada por la victoria de Trump preguntó en Facebook a
varias de sus amigas si se animarían a ir a Washington al día siguiente de
la investidura, ha acabado convirtiéndose en un fenómeno nacional y hasta
internacional apoyado por estrellas como Cher, Lena Dunham, Katy Perry o
Robert DeNiro. Clinton, aunque no participó en su organización, dio su apoyo
desde las redes sociales.
Lo que está considerado ya como la “otra inauguración” en Washington tiene
un denominador común: la “preocupación y miedo” que ha provocado la llegada
a la presidencia estadounidense de alguien tan divisivo, agresivo y misógino
como Trump, y la necesidad de demostrar que las minorías, en su conjunto,
son tan numerosas que “es imposible ignorarlas”, según los principios de la
Marcha.
Esa preocupación es la que también llevó a la mexicana Elena Fortes,
exdirectora del festival Ambulante, a tomar un avión rumbo a Washington
desde el país más vilipendiado por Trump.
Fortes se tomó un momento para reflexionar antes de contestar si se ha
sentido más insultada por Trump como mujer o como mexicana. “Por ambas, pero
más como mujer”, acabó respondiendo. “No estamos dispuestas a aceptar a un
presidente de un país vecino que se expresa sobre las mujeres como lo ha
hecho Trump desde que empezó la campaña, y también desde mucho antes”,
señaló. Fortes llegó a la capital estadounidense acompañada por una veintena
de mujeres artistas, comunicadoras y activistas que comparten la “oposición
absoluta a la dirección que está tomando no solo EE UU, sino todo el mundo,
con el populismo, el giro a la derecha, la intolerancia y un nacionalismo
muy pronunciado”.
“Esperemos que el mundo no retroceda 300 años con la llegada de Trump”,
dijo. El nuevo presidente estadounidense “es un poco como un freno de mano
que puede bloquear a EE UU del resto del mundo”.
Gorros rosa contra la misoginia
Además del no a Trump, había otro elemento común en las marchas de protesta
que este sábado agitaron Washington y otras ciudades estadounidenses: un
gorro de lana rosa rematado con la forma de unas orejas de gato. Es el pussy
hat, un juego de palabras con el doble sentido de pussy, que puede
significar tanto “gatito” como “coño”. Hace referencia a la misoginia que se
reprocha a Trump, del que se reveló en campaña un vídeo de hace una década
en el que decía poder hacer con las mujeres “lo que quiera, incluso
agarrarlas por el coño” sin su consentimiento. El rojo de las gorras rojas
con el lema de Trump “Haz América grande de nuevo” que abundaban el viernes
en la capital fue sustituido 24 horas más tarde por el rosa que predominaba
en el tocado gatuno que portaron buena parte de las —y los— manifestantes
que participaron en la Marcha de las Mujeres. La concentración bebe, tanto
en nombre como en ideales, de la Marcha del Millón de Mujeres que hace justo
20 años reunió en Filadelfia a miles de mujeres afroamericanas que
reclamaron más oportunidades para la comunidad negra, así como de la Marcha
por Trabajos y Libertad en la que en 1963 Martin Luther King pronunció su
histórico discurso “Tengo un sueño”.
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