Francia/ Macron y el derecho a mandar [Charles-André Udry]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 17 21:51:44 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

17 de junio 2017

Boletín Informativo

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germain5 en chasque.net

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Francia

Macron y el derecho a mandar

Charles-André Udry

A l´encontre, 14-6-2017

http://alencontre.org/

Traducción de Viento Sur

http://www.vientosur.info/

Observadores de distintos horizontes han remarcado a menudo la homología
entre la eficacia empresarial, los métodos de márquetin y la orientación que
desarrolla el núcleo de dirección de La République en Marcha (LRM), más en
concreto: el club Macron. De ese modo se ha instalado la ilusión de una
gestión en cierto modo participativa pero sometida a objetivos y métodos
dictados “desde arriba” y muy controlados. Al mínimo patinazo se pone de
manifiesto el carácter autoritario y coercitivo de esta forma de gobierno.
Todo ello en nombre de “una lealtad gubernamental colectiva”, que en Suiza
conocemos bien desde hace muchos años. Una lealtad que debe medirse en
función del imperativo dictado por Macron: cada ministro que se presente a
las legislativas debe salir elegido, de lo contrario pierde el puesto. Sotto
voce, el mensaje que envía el gobierno, no muy lejos de los “fake news”, es
el siguiente: la “sociedad civil” ha elegido a Macron y el pueblo al
gobierno. El 2 de mayo de 2017, los “decodificadores” del diario Le Monde ya
efectuaron un primer sondeo en un artículo titulado “Qui son les proches
d’Emmanuel Macron qui comptent au sein d’En Marche?” (¿Quiénes entre los
allegados de Emmanuel Macron cuentan en el seno de En Marche!?).
Colaboradores muy… civilizados, cuyos vínculos con las “grandes escuelas”
[ver “La candidatura de Macron y la recomposición política en
http://www.vientosur.info/spip.php?article12568]
<http://www.vientosur.info/spip.php?article12568> , los ministerios y las
grandes empresas forman una especie de rizoma que, a menudo, en los estudios
descriptivos se identifica como “élites” del poder y de los poderes. 

La marca de una autoridad eficaz y discreta

Es verdad que en el gobierno y en las instituciones es más difícil
garantizar esta marca del secreto y de los imperativos de la empresa
privada. Por ello, en nombre de la santa eficacia, Emmanuel Macron nombró a
los mismos consejeros (“consejeros compartidos”) en el Elíseo (sede de la
presidencia) que en Matignon (sede del primer ministro). Formalmente para
facilitar la coordinación Elíseo-Matignon. El problema es: ¿quién estará en
el núcleo duro que controle en última instancia este binomio?

Porque incluso en un gobierno ideado bajo esos parámetros pero no formateado
en su totalidad para ese tipo de práctica y sin trayectorias socio-políticas
comunes… se pueden dar divergencias. La “desintonía”, con los media por
medio, entre Edouard Philippe (primer ministro) y François Bayrou (ministro
de Justicia) es una muestra de ello. Seguramente Macron solucionará esta
trifulca de patio de escuela haciendo referencia a la autoridad
presidencial; porque el autoritarismo reside en la estructura y en quien la
dirige. Además de la “decena” de consejeros con dos sillas, va a ser
necesario fijarse en la red que rodea al primer ministro. Su gabinete es
sobre todo muy masculino: cuenta con 34 hombres, entre los que está Benoît
Ribadeau-Dumas como director del gabinete, y el director adjunto Thomas
Fatome, y solo 13 mujeres. Seis de los siete “jefes de departamento”, los
consejeros más importantes, también son hombres. Estamos muy lejos de la
cacareada “paridad”.

Con los “consejeros compartidos” el Eliseo tendrá una presencia directa en
el despacho de Edouard Philippe. En Marche!, como partido en vías de
construcción, estará representado en esos dos ámbitos del poder
político-gubernamental por el tesorero de la campaña presidencial, Cédric O,
un antiguo en Safran, el Grupo internacional de alta tecnología francés con
presencia en defensa y en la aeronáutica.

Nicolas Hulot (https://es.wikipedia.org/wiki/Nicolas_Hulot)
<https://es.wikipedia.org/wiki/Nicolas_Hulot>  –que hizo estallar los dimes
y diretes al ser cooptado como ministro de Estado para la Transición
ecológica y solidaria- tendrá que hacer equipo con la experta Diane Simiu,
nombrada consejera “medioambiental” para el Elíseo y Matignon. Esta
politécnica trabajó en el ministerio de Ecología en 2009 (bajo la
presidencia de Sarkozy). En 2011 se situó a la cabeza de la oficina del
mercado carbono y participó en la elaboración y la puesta en pié a nivel
internacional y europeo de las llamadas políticas “energía-clima”. En 2014
se integró en WWF Francia. Un WWF cuya presidenta internacional, Yolanda
Kakabdse, exministra ecuatoriana (de 1998 a 2000 bajo la presidencia de
Jamil Mahuad) es miembro de la dirección de la Fundación Ford y detenta el
título de consejera medioambiental (sic) de Coca-Cola y de la cementera
hevética Holcim, que captó Lafarge (https://es.wikipedia.org/wiki/Lafarge).
Además, está rodeada de personalidades relacionadas con empresas
“prestigiosas”. El vice-presidente de WWF, André Hoffmann, proviene de
Givaudan (la empresa más grande del ramo de los aromas “alimentarios”, la
cosmética y los perfumes). De ahí pasó a uno de los gigantes de la
farmacéutica: Roche Hoding (que compró Givaudan). A. Hoffmann también está a
la cabeza de una sociedad familiar importante como “gestora de activos
privados”, la Masselaz SA, con sede en Morges, cerca de Ginebra donde está
Givaudan. Entre los mandatarios de WWF se encuentra Sir Andrew Cahn que hizo
su carrera en los bancos Nomura Internacional y en Lloyd’2 (Londres), al
tiempo que participó en la china Huawei, un gigante de la tecnología de la
información y de la comunicación. Es cierto que Sir A. Cahn se interesa por
los jardines botánicos desde que termino su carrera como director general en
UK Trade an Investment y en Gatsby Foundation, muy activa en sectores como
la medicina tropical o el desarrollo de la tecnología en el cultivo de
plantas “adecuadas para los nuevos desarrollos agrícolas”. Y la lista no
acaba aquí…

Por tanto, apostamos a que la WWF internacional, Diane Simiu y otros sabrán
inspirar una ecología avanzada y eficaz en termino de mercado, lo que
constituirá el punto de partida del mercader volante (y no ambulante)
Nicolas Hulot.

¿Hacia un autoritarismo nacional e internacional?

El autoritarismo –calificado de forma noble como autoridad- puede garantizar
a un sector de electores y electoras que, sensibles a una inseguridad social
con cara proteiforme, están a la búsqueda, por delegación, de una
“renovación” impuesta por un “hombre fuerte” que va a “ “llevar a buen
término las reformas”. Reformas cuyo ADN, en realidad, es el de un rosario
de contrarreformas que, por el momento, parecen estar en sintonía con una
capa social deseosa de mejorar o al menos mantener su posición en una
sociedad transnacionalizada. Y que no perciben que los startups son enanos
de jardín que serán bien repintados-recomprados, bien servidores celosos de
la obligada subcontratación, bien eliminados tras los procesos de
concentración y centralización que opera a nivel mundial.

Además, el enmarañamiento del gobierno Macron –en cooperación con el de
Angela Merkel y, en el futuro, si “todo va bien”, con el gobierno de Matteo
Renzi o de “unidad nacional” en Italia- con las estructuras supranacionales
como la Unión Europea, el BCE y otros “mecanismos”, no puede sino reforzar,
en los distintos países europeos, la relación de fuerzas a favor de las
clases dominantes contra la mayoría de la población.

Es verdad que, por el momento, el impasse de la UE es evidente. El objetivo
de la Comisión y del BCE consiste en ganar tiempo al tiempo. No obstante, si
el control sobre el estallido de la crisis bancaria en Italia en otoño de
2017 puede servir para no generar demasiadas turbulencias –como ha pasado en
España con la compra del Banco Popular por el Banco Santander, con la
autorización del Supervisor único de la BCE cuyo presidente es la Alemana
Elke König- el solapamiento de las fracciones dominantes claves del capital
nacional y supranacional en Europa habrá vivido una etapa difícil. Ese sigue
siendo el terreno de un proyecto aún vacilante de distintas fracciones del
Capital, que no puede ser desplazado con la invocación al mantra de la
crisis. Incluso aunque esta última, junto a otras a nivel de la financiación
del mercado, continúa presente en Estados Unidos (deuda privada) y en
diversos países europeos.

En otros términos, la imprevisibilidad política (las incertidumbres
gubernamentales y la reorganización del campo político) se suma a la de la
“economía”. Esto obliga a la izquierda realmente radical a un análisis
urgente que recupere la revalorización de la economía política, muy a menudo
olvidada. Hoy en día, la prensa financiera es, a menudo, más sensible que
los economistas de izquierda a la doble inestabilidad institucional nacional
y supranacional. Y con razón. La cuestión de la volatilidad del capital
ficticio hacen muy difícil la búsqueda de una pista de aterrizaje adecuada,
con control aéreo coordinado.

Los “Macron boys” y el poder real

En este contexto, numerosos partidarios del voto Macron van a darse cuenta,
pero demasiado tarde, que en la configuración actual, el autoritarismo puede
adquirir una cara neo-corporativista bien ilustrada por los procedimientos
puestos en pie para llegar a adoptar, a principios de septiembre de 2017,
decretos-ley para una contrarreforma de fondo del Código laboral. Todo ello
en el desarrollo, planificado, de los “esfuerzos” de concertación entre
Macron, su ministro de Trabajo Muriel Pénicaud, el Medef y algunas
organizaciones sindicales, como la CFDT. ¿No prefiguraó la exdirigente del a
CFDT, Nicole Notat, –y lo hace aún más hoy, al no ser nombrada ministro para
faciliar el diálogo con la CFDT- la consagración de ese proceso
institucional neo-corporativo del naciente siglo XXI, que se denomina
“gobernanza”?

Más allá de la reorganización de la gestión impulsada por los “Macron boys”,
la integración de leyes relacionadas con el estado de excepción al derecho
común, es la más significativa del tipo de poder político-empresarial a lo
Macron. El 7 de junio, Le Monde sacaba a la luz que tras haber prolongado
cuatro veces el estado de excepción, E. Macron y E. Philippe, de acuerdo con
varios componentes del aparato de “seguridad” iban a proponer introducir
elementos claves de estas situación constitucional excepcional en el derecho
común. La excepción se hace permanente en lo que se refiere a las cuestiones
del “terrorismo”. El informe de Amnistía Internacional puso de manifiesto
que la amplia utilización de la noción de “terrorismo”atentaba contra los
derechos democráticos. Le Monde resumía de esta manera lo sustantivo de esta
medida: “Arrestos domiciliarios, registros administrativos, cierre de
espacios de culto, zonas de protección y seguridad, todas estas medidas
emblemáticas del régimen de excepción creado en 1955 durante la guerra de
Argelia y ampliada en sucesivas ocasiones tras los atentados del 13 de
noviembre de 2015, se encontrarán en la ley ordinaria con algunas
modificaciones marginales. Sin embargo no podrán aplicarse más que en
cuestiones de terrorismo. […] La marca de fábrica de esta transposición es
que se margina a la autoridad judicial. Todas estas medidas continuarán
siendo prerrogativa del ministerio del Interior y de los prefectos, sin
intervención de un juez ordinario.”

Incluso la presidenta del sindicato mayoritario de la magistratura –La Unión
Sindical de Magistrados, de derechas en relación al Sindicato de la
Magistratura-, Viginie Duval, “denuncia la posibilidad que se otorga al
ministro del Interior para ordenar que personas que ni siquiera han sido
condenadas porten brazalete electrónico; o incluso el obligar a determinadas
personas a ofrecer sus identidades electrónicas e informar a la policía de
los cambios de la clave de acceso a su ordenador y móvil. Medidas que no se
pueden imponer ni siquiera en los controles judiciales actuales. Además,
estas disposiciones se aplicarían al margen del ámbito de la magistratura,
lo que nos choca sobremanera. En nuestro Estado de derecho, el juez y sólo
él, es el garante de las libertades individuales. Este texto arroja por la
borda nuestros principios” (Journal du Dimanche, 11-06-2017). El New York
Times, en su editorial del 12 de junio, señalaba que en el proyecto “resulta
perturbador la ausencia del papel de la justicia como controlador del poder
general del ejecutivo. Más alarmante aún resulta el integrar el estado de
urgencia en el derecho ordinario, lo que atenta contra los derechos
constitucionales de la ciudadanía francesa. […] Tales medidas no añaden gran
cosa a la legislación antiterrorista ya existente y que apenas ha
contribuido a la lucha contra el terrorismo, si bien ha atentado contra los
derechos de la ciudadanía. Lo único que puede impedir que el proyecto de Ley
se convierta en Ley es el Consejo Constitucionl. ]…] no debe permitir que se
convierta en permanente lo que debe ser una suspensión extraordinaria y
temporal de derechos ciudadanos. Si no, la promesas de Macron de un nuevo
período para Francia podría conducir a una república más represiva y
preparar la vía a otros abusos del poder ejecutivo una vez concluido su
mandato”. 7

La Unión sindical Solidaires no se equivocó cuando, a primeros de mayo,
afirmó, al mismo tiempo que declinaba la invitación a la “concertación” para
la revisión del Código laboral, lo que este gobierno quiere acentuar y
agravar: “Durante la campaña, el nuevo presidente definió los rasgos de un
proyecto que agravará las políticas liberales desarrolladas por los
diferentes gobiernos desde hace años”. En otras palabras: “cuestionar el
sistema de protección social y su financiación, disminuir el impuesto de
sociedades, supresión del ISF sobre las rentas del capital” y “reducción de
la Función pública. A través de estos anuncio y de su voluntad de gobernar
por decreto ley, muestra su desprecio hacia los sindicatos y prepara una
política tan autoritaria como liberal”, añade Solidaires.

La actitud en relación al control estrecho y brutal de la comunicación
constituye otra faceta de lo mismo. Lo que hizo que el 14 de junio pasado
Bastian Bonnefous, Cédric Pietralunga y Solenn de Royer escribieran en Le
Monde: “Al final del consejo de ministros, se ve a los ministros acceder a
sus vehículos sin articular palabra, a veces sin ni siquiera mirar a los
periodistas, a los que se mantiene aparte en un rincón, tras un cordón.
Algunos de los ministros piden incluso que sus berlinas se acerquen a las
escalinatas para evitar atravesar el patio y ser importunados por eventuales
preguntas embarazosas… Pero el presidente asume la situación. Desde su
elección decidió hablar poco y actuar en secreto… Tras su elección, Emmanuel
Macron ha decidido no conceder ninguna entrevista. “¿Por qué hablar? Su
encarnación es suficiente”, lanza extasiado uno de sus allegados.

Le Monde continúa: “Igualmente, durante sus desplazamientos “con
consorte”(con un acceso reducido para los periodistas) rechaza responder a
las preguntas que no se ciñan al tema que haya decidido abordar. Así, no se
puede hablar del “asunto Ferrand” (de corrupción) ni de las sospechas de
empleos ficticios en el Parlamento europeo que afectan al MoDem, el partido
del ministrode Justicia, François Bayrou. “Cuando vengo a hablar de un tema
determinado, vengo a hablar de ello y no a realizar comentarios sobre la
actualidad” respondió de malas maneras el 9 de junio en su Limousina”.

A partir de ahí, en esta estructuración del “nuevo poder”, merece prestar
atención a la tribuna de opinión de 23 medias franceses, que va más allá de
su cabreo. Razón por la que la reproducimos a continuación.

*****

Tribuna

“¿El nuevo ejecutivo tiene un problema con la prensa? El 18 de mayo, nos
inquietamos por la forma como el Elíseo organizó el viaje a Malí del
presidente de la República, seleccionando a los periodistas encargados de
cubrir ese desplazamiento. En aquella ocasión se le respondió que no podía
“imponer” su opción a las redacciones.

Ahora bien, la última semana, han sido dos ministros los que han enviado
señales extremadamente preocupantes en cuanto a la manera como conciben la
independencia, o más bien sus límites, de los media y la protección de las
fuentes.

El miércoles 7 de junio, unas horas antes de la difusión por France Inter de
las revelaciones sobre la sospecha de empleo ficticio de asistentes
parlamentarios europeos por parte de MoDem, Franços Bayrou, presidente de
ese partido y sobre todo, ministro de Justicia, llamó personalmente al
director del equipo de investigación de Radio France para quejarse de
pretendidos “métodos inquisitoriales”, añadiendo que esta evaluando con sus
abogados la posibilidad de una demanda por “acoso”…

Interrogado al respecto por Mediapart, dio esta respuesta que nos deja
patitiesos “¡No llamé como ministro de Justicia ni como presidente del MoDem
sino como un ciudadano!”

El viernes 9 de junio, la ministro de Trabajo, Muriel Péicaud, anunció que
su administración había interpuesto demanda ante la justicia contra X por
“robo, violación del secreto profesional e infracción”, tras la publicación,
dos días antes en Liberation, de documentos con la lista de los temas
trabajados por su ministerio para preparar la futura reforma del Código
laboral. Un procedimiento que permite ir tanto contra las fuentes como
contra el propio medio Liberation.

Particularmente inquietantes, estos últimos acontecimientos no son el único
motivo de nuestra preocupación. El 11 de mayo, En Marche!, el movimiento de
E. Macrocn, interpuso denuncia contra la revista de información
especializada La Lettre A, por “infracción del sistema de tratamiento de
datos automatizado”, tras publicar un artículo que se apoyaba en elementos
sacados de los “Macron Leaks”.

El domingo 11 de junio a la tarde, Richard Ferrand, ministro de la Cohesión
Territorial y candidato de En Marche! en Finisterre, relegó al rango de
“esfuerzos loables” de los periodistas contra su persona, las
investigaciones sobre la atribución de un acuerdo de alquiler a su compañera
por parte de Mutuelles de Bretagne, cuando él era director general.

Frente a la libertad de informar, el nuevo ejecutivo opta por intentar
presionar, por la represión judicial y por procesos de intención. “Seguid
cabreándoos, porque la libertad es eso” lanzó el mismo Richard Ferrand el 3
de mayo en la “Casa de los periodistas” en el marco del Día mundial por la
libertad de prensa.

Sin duda, continuaremos. Porque informar al público es tanto un deber como
un derecho y porque una prensa libre e independiente es fundamental para la
democracia”. Firmantes: Los periodistas de la AFP, Alternatives économiques,
BFM-TV, Les Echos, Europe 1, L’Express, France 2, Rédaction nationale de
France 3, Libération, les JT de M6, Mediapart, Le Monde, L’Obs, Le Point,
Premières Lignes Télévision, Radio France, RFI, RMC, RTL, Télérama, La Vie
et les rédactions de Dream Way Production et LaTeleLibre.

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