Francia/ La tormenta y la brújula [Léon Crémieux]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mar 19 14:05:20 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

19 de marzo 2017

Boletín Informativo

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Francia

La tormenta y la brújula

Léon Crémieux

A l´encontre, 19-3-2017

http://alencontre.org/

Traducción de Viento Sur

http://vientosur.info/

Decir que Francia atraviesa una crisis es un eufemismo. Cada día emergen
nuevos elementos de una crisis política de los dos pilares de la vida
política francesa desde hace más de cuarenta años: el Partido Socialista
(PS) y Les Républicains (LR), el partido proveniente del gaullismo. De cara
al futuro no se puede excluir la sorpresa que Marie Le Pen resulte ganadora
en las próximas elecciones presidenciales. Esta crisis política e
institucional es también el producto de una crisis social en la que, por
desgracia, la polarización política beneficia a la derecha y a la
extrema-derecha.

Aun cuando en las últimas semanas hemos asistido a situaciones inesperadas,
lo más probable es que ni el PS ni LR estén presentes en la segunda vuelta
de las presidenciales del 7 de mayo. Situación inédita que tendrá efectos de
rebote en las elecciones a la Asamblea Nacional. En Francia, la mecánica
electoral puesta en pie en 2002 hace que el resultado de las presidenciales
influya en las elecciones a la Asamblea Nacional que tienen lugar unas
semanas más tarde, en las que el partido del presidente electo sale
sistemáticamente beneficiado.

Así pues, probablemente estamos en vísperas de una seria reorganización en
el campo de los partidos políticos institucionales y puede que de una crisis
política de gran envergadura.

Desde hace algunas semanas vienes operando tres fenómenos nuevos:

1- Una crisis sin precedentes del partido Les Républicains

Una crisis que emergió con la revelación de la malversación de fondos
públicos de François Fillon, su candidato a la presidencia. Desde hace dos
meses, los periodistas de investigación, fundamentalmente de Le Canard
enchaîné y de Mediapart, no paran de destilar nuevos elementos que ponen al
descubierto prácticas que, si bien no tienen nada de novedosas y no son
exclusivas de François Fillon, tienen un efecto dañino. François Fillon, que
durante las primarias de la derecha construyó su campaña en base a una
imagen del “Mr. Proper”, aparece como el campeón de la malversación de
fondos públicos para beneficio personal.

Desde hace más de un mes su campaña es inaudible, totalmente asfixiada por
este “escándalo” y su narcisista obstinación por no retirarse. Uno tras oto,
durante el mes de febrero, la casi totalidad de las y los dirigentes de LR,
con Sarkozy a la cabeza, estaban convencidos del enorme riesgo que suponía
mantener a Fillon como candidato e intentaron encontrar una solución de
recambio para que la derecha pudiera llegar a la segunda vuelta de las
elecciones. Ahora bien, si en diciembre Fillon logró imponerse en las
primarias de la derecha a los candidatos “naturales” –Sarkozy y Juppé-, fue
a causa de la debilidad y el descrédito de estos dirigentes ante un
electorado de lo más reaccionario, que prefirió plebiscitar a un católico
conservador y ultra-liberal.

Ente el 1 y el 5 de marzo, cuando se anunció que la justicia inculparía a
Fillón, casi todos los dirigentes de LR le pidieron que se retirara,
empezando por su portavoz y su director de campaña. Por otra parte, los
centristas del UDI, aliados a LR, pusieron en “solfa” su apoyo. Pero la
dirección del partido no tuvo el coraje de imponer la dimisión a Fillon. De
entrada, porque esta dirección fue incapaz de ponerse de acuerdo sobre una
candidatura alternativa que pudiera agrupar a las distintas corrientes. Y en
segundo lugar, porque Fillon proclamó que se mantendría contra viento y
marea, impulsando una campaña contra el aparato del partido.

Totalmente aislado en su interior, pero viendo la debilidad de su dirección,
Fillon jugó la carta de la movilización del ala más conservadora, la más
reaccionaria, de quienes le apoyan, organizada por el movimiento “Sens
commun” (puesto en pie en 2014 por activistas de “la Manif pour tous” que se
oponía al matrimonio homoxesual), al margen del partido.

Con el apoyo de Sens Commun y del semanario de extrema derecha Valeurs
actuelles, el 5 de marzo Fillon organizó una manifestación cuyo objetivo era
denunciar a los “jueces” e imponerse al aparato del partido. Y tomando como
base el éxito de haber reunido entre 40 y 50 000 personas en la Plza de
Trocadero en Paris, logró imponer su permanencia. En las 48 horas
siguientes, la dirección de LR, temerosa de que sectores enteros de su
electorado más reaccionario bascularan hacia Marine Le Pen, capituló “a la
unanimidad” y renovó su apoyo a François Fillon.

Los mismos que la víspera fustigaron a Fillon en nombre de la honradez,
exigiéndole que se retirara, se tragaron su “moral”. Como lo hicieron los
centristas de la UDI, que a pesar de que unos días antes utilizaron un
lenguaje duro contra las mentiras de Fillon, le renovaron su apoyo a cambio
de 20 puestos suplementarios en las legislativas que vendrán tras las
presidenciales… Todo esto sería como para reír si no fuera una muestra de la
desintegración de LR, de su sumisión a su sector más reaccionario bajo la
presión del Front National, y de una fuerte polarización política a la
derecha.

Por otra parte hay que señalar las desafecciones, que se multiplican, de un
sector del partido en torno a Alain Juppé, varios de cuyos partidarios se
uman a la campaña de Emmanuel Macron.

2- La explosión anunciada del Partido Socialista

En el PS también actúan las tendencias centrífugas. Hamon logró la
benevolencia de la dirección del PS, que le ha aceptado como candidato
oficial, a cambio de una campaña átona que deja de lado un balance crítico
de los distintos gobiernos bajo Hollande. Campaña sin relieve, que sólo se
beneficia de la retirada a su favor del candidato de EELV [los verdes].
También aquí a cambio de unas cuarenta circunscripciones para las
legislativas /1

La victoria de Hamon en las primarias del PS se presentó como el “efecto
Corbyn” a la francesa. En parte es cierto: es la expresión del rechazo de
las y los electores de las primarias de izquierda que querían infligir un
castigo a las políticas liberales de Valls y al quinquenio de Hollande. Pero
la comparación termina ahí. Desde que fue elegido, Hamon se ha adaptado con
habilidad al aparato del PS, asumiendo incluso que comparte lo fundamental
del balance de Hollande. En torno a la campaña de Benoît Hamon tampoco
existe la sombra de una movilización popular, y su propuesta estrella de
renta universal se ha adaptado a los compromisos necesarios con la dirección
del PS.

Así pues, Hamon no es, ni mucho menos, un candidato anti-austeridad, un
candidato de ruptura con las reglas neoliberales de la Unión Europea. Pero
esa lealtad no impide la lenta hemorragia de responsables de PS que se van
alineando con las huestes de Emmanuel Macron: los últimos en hacerlo, son
Bertrans Delanöé, antiguo alcalde de Paris, y Yves Le Drian, ministro de
defensa. La seguridad de que Hamon no llegará a estar en la segunda vuelta
alimenta un clima particular en el PS. Oficialmente, la dirección continúa
apoyando a Hamon y amenaza con la exclusión y el rechazo a incluir en las
listas para las legislativas a quienes apadrinen la candidatura de Macron.

Pero en paralelo, cada vez más y más dirigentes y electos del PS se
prepararan para el día después de l 1er turno. Apadrinado por Pierre
Bartolomé, presidente socialista de la Asamblea Nacional, circula un
manifiesto de diputados del PS a favor de votar por Macron “si la democracia
está en peligro y solo queda esa alternativa.” Su amigo político Manuel
Valls, antiguo Primer Ministro derrotado por Hamon en la primarias, acaba de
manifestar públicamente que no apoyará a Benoît Hamon. La gran mayoría de
los ministros actuales se sitúa al margen de la campaña del PS mostrando una
simpatía soterrada a favor de Macron. Incluso François Hollande, muestra
este apoyo a la chita callando. Mucha gente está a la espera de un escenario
para el que no existen muchas posibilidades que se produzca: que la segunda
vuelta abra la posibilidad para un acuerdo sólido con Emmanuel Macron, que
atenúe las consecuencias del fracaso de Hamon en las legislativas para el
PS.

Porque el PS, como LR teme que el efecto Macron barra a sus candidatos en
las legislativas de junio. En todo caso, las próximas elecciones tendrán un
efecto corrosivo sobre el PS. Si bien la candidatura de un “crítico” ha
bloqueado el ascenso de Melenchon, conjugada con el empuje del
social-liberal Macron, la victoria de éste llevará a la explosión del PS. El
proyecto de Manuel Valls de un partido semejante al Partido Demócrata de
Mattéo Renzi puede llegar a concretarse… sin el PS, ¡o al menos a partir de
sus cenizas! Efectivamente, el PS en tanto que tal tiene una relación de
fuerzas muy débil frente a Macron.

3- El acenso atrápalo-todo de Emmanuel Macron

Con sus orígenes en una orientación social-liberal de Hollande y Valls,
emancipado del PS y de su balance, ha tenido éxito ahí donde muchos otros
habían fracasado antes que él: crear un movimiento de centro-derecha capaz
de situarse por delante de la social-democracia y de los aliados
demócrata-cristianos del movimiento gaullista.

Mediáticamente, aparece como rompiendo con los viejos partidos, dando una
imagen joven y moderna sobre las cuestiones societales y liberal en las
cuestiones económicas. Anuncia su voluntad de que al menos la mitad de los
candidatos que presentará a las legislativas provendrán de la “sociedad
civil”, es decir, sin antecedentes políticos.

Desde el inicio rechazó cualquier acuerdo de aparato con las corrientes
provenientes del PS o de la derecha, y su fuerza en los sondeos, el éxito de
sus mítines y la polarización mediática le ofrecen los medios necesarios
para mantenerse en esa posición.

Evidentemente, las políticas propuestas por Macron no son nuevas. Se nutren
de las recetas liberales elaboradas bajo Sarkozy y Hollande, del que fue
consejero y ministro. El principal artífice de su programa es Jean
Pisani-Ferry, economista y alto funcionario, social-liberal “blanqueado” en
los círculos ministeriales, sobre todo en torno a Dominique Strauss-Kahn. El
programa económico no tiene nada de nuevo: se centra en la reducción del
gasto y del ingreso público, la perpetuación de las exenciones patronales
sobre los salarios e impuestos, nuevas contrarreformas del Código Laboral y
el tránsito progresivo hacia un sistema de pensiones por capitalización.
Para organizar la “renovación” de sus electos y representantes en las
regiones ha optado por un viejo notable, Jean-Paul Déovoye parlamentario de
ala Chirac de la derecha. A pesar de ello, la imagen que ofrece es de
novación. Además Macron logra polarizar tanto más en el PS y en LR en la
medida que el perfil de los candidatos de estos partidos generan un efecto
centrífugo hacia el centro… Valls y Juppé habrían reducido considerablemente
el espacio de Emmanuel Macron.

Por último, las encuestas de estas últimas semanas le sitúan como el “único
capaz de poder derrotar a Marine Le Pen”, polarizando al electorado de
izquierda que ha luchado contra las leyes Macron (liberalización del
transporte y beneficios para la patronal) y y la ley El Khomri (reforma de
la Ley del Trabajo). Actualmente, aún sin un partido previamente
constituido, Macron se aprovecha de los tránsfugas del PS, de la UDI y de LR
para estructurar su campaña y preparar las legislativas.

Así pues, si gana en la elección presidencial puede disponer de los medios
que le permitan rechazar un acuerdo de aparato con el PS o los partidarios
de Juppé, con lo que la cuestión de las alianzas se trasladaría al mes de
juno. En todo caso, su éxito tendría un efecto explosivo en el PS y un
efecto corrosivo sobre la derecha: UDI-LR.

Polarización a la extrema-derecha

Todos estos elementos refuerzan la polarización hacia la extrema-derecha de
Marine Le Pen, al punto de asegurar su presencia en la segunda vuelta, sin
que se pueda descartar totalmente su victoria. Como en muchos países de
Europa, la extrema-derecha ha cosechado los frutos de la crisis social
apoyándose en la lógica del repliegue identitario nacionalista al que, a
falta de un polo político anticapitalista y activo en los sectores
populares, pueden sumarse muchos electores afectados por las políticas de
austeridad.

Las políticas liberales aplicadas por la social-democracia han acentuado
estos fenómenos. Además, la política securitaria e islamófoba del Estado y
el racismo institucional del gobierno Valls también han llevado el agua al
molino del Frente Nacional. La influencia del FN se ha extendido ampliamente
en el seno del ejército y de la policía, en donde los gobiernos socialista
han alimentado las tendencias más reaccionarias.

El rechazo a la acogida de inmigrantes y las políticas ultra-securitarias
impulsadas tras los atentados también han sido capitalizadas tanto por el
ala más reaccionario de LR como del FN. Las encuestas muestran que en el
maelström electoral actual, el electorado de Le Pen permanece estable,
incluso poco sensible a los escándalos financieros en los que está implicado
el FN.

A la izquierda del PS, las perspectivas no están a la altura de la crisis
política.

Jean-Luc Melenchon logró imponer su candidatura a sus socios del Front de
Gauche (PCF, Ensemble!), a quienes saboteó para impedir que controlaran su
autoproclamada candidatura de “La France Insumise” (FI) cuyos representantes
locales y programa están bajo el control exclusivo del propio Melenchon.
Esta campaña autocrática, que hace unos meses se presentaba como la
alternativa a Sarkozy y a Hollande se va visto desestabilizada por los
últimos acontecimientos. Estancada en torno al 10 % de votos ya no aparece
como la quintaesencia del palmarés electoral. Más allá de ello, el aspecto
puramente personal de su campaña, en una postura heredada de Mitterand,
tiene un efecto boomerang catastrófico. Melenchon rechazó explícitamente
basar su campaña en una convergencia de fuerzas políticas y de frentes de
lucha. Su programa, aún cuando retoma toda una serie de cuestiones presentes
en ls movilizaciones sociales de estos últimos años, las tritura y
reconfigura hacia una deriva republicana y chovinista, como la que expresan
sus mítines que concluyen con el himno nacional francés. Las fuerzas que,
además del Parti de Gauche, le apoyan quedan reducidas al papel de
comparsas, y la portavocía de la campaña está bajo su control directo.

Por el momento, el PCF mantiene el pulso para que FI no presente candidatos
en las legislativas en las 15 circunscripciones que presenta el PCF, en 10
de las cuales tiene actualmente electos. El rechazo de Melenchon de
comprometerse a ello condujo al PCF a bloquear el apoyo de las firmas de sus
850 elector para apadrinar su candidatura, alargando hasta el último momento
su confirmación. Esta transacción electoral se mueve en la misma lógica de
la desarrollada entre el PS y EELV o de LR y la UDI. Y, más que nada,
muestra la débil dinámica de la campaña de Melenchon, que gira en el vacio
sobre el eje del salvador supremo de la izquierda. Sin embargo, es cierto
que atrae a muchos militantes sindicalistas y de otros movimientos que se
orientan hacia él con el fin de expresar un voto que pese a la izquierda del
PS.

Sin embargo esto deja como estaba la cuestión fundamental para quienes en
distintos frentes luchan contra las políticas liberales y reaccionarias. Un
año después de la movilización social más potente que haya conocido el país
desde 1995, la única polarización política real es a la derecha.

Decenas de miles de manifestantes lograron paralizar el aeropuerto de Notre
Dame des Landes, decenas de miles de manifestantes se movilizaron a favor de
la acogida de las personas inmigrantes y numerosas huelgas obreras –sea cual
sea su importancia- recorren las distintas regiones del país sobre
cuestiones salariales o de empleo. Se han dado importantes movilizaciones
contra la violencia policial y el racismo de Estado, así como contra la
muerte de Adama Traoré el verano pasado en Oise y la violación del joven
Théo en Aulnay sous-boi en febrero pasado. Estas violencias, que aprovechan
el clima de impunidad que existe para la policía, son la expresión no de
“excesos” sino de un racismo construido por las prácticas de las
instituciones del Estado y las políticas gubernamentales. Frente a ellas
está en vías de ponerse en pie un antirracismo político.

Todas estas resistencias populares son muestras de la resistencia de las
capas populares y todas ellas esbozan la necesidad de un proyecto político
global de justicia social frente a la explotación capitalista y a las
discriminaciones. El escándalo de Fillon ha puesto al descubierto, una vez
más, las prácticas de los responsables políticos que se enriquecen y
trafican con todo, imponiendo a las clases populares la puesta en cuestión
de derechos elementales.

Son la viva imagen de los grandes dirigentes de empresas capitalistas que se
benefician de generosos sobresueldos al mismo tiempo que aplican políticas
de destrucción de empleo y de aumento de la productividad. Las luchas de Air
France, de Good Year fueron la expresión de estas exigencias sociales. El
escándalo Fillon pone de relieve las exigencias democrática de control
popular y pone en cuestión a las instituciones. El movimiento Nuit Debout
expresó estas exigencias democráticas.

No se podría comprender el seísmo producido por las revelaciones de Le
Canard Enchaîné sobre Fillon si no se le pone en relación con ese
distanciamiento y el profundo rechazo de las instituciones políticas por
parte de los sectores populares entre los que la abstención sigue
progresando.

Todos estos elementos de movilización, estas exigencias sociales y
democráticas constituyen, de forma diseminada, el telón de fondo de la
situación política. Pero hasta el presente no pesan en la misma, no marcan
la pauta en esta campaña presidencial polarizada por el centro-derecha de
Macron, la derecha extrema de Fillon y la extrema-derecha de Le Pen.

Las y los militantes del NPA han logrado obtener las 500 firmas necesarias
para presentar a Philippe Poutou a la campaña presidencial. El objetivo del
NPA en esta campaña es precisamente plantear la necesidad de una nueva
representación para las y los explotados y oprimidos a partir de un proyecto
de sociedad desembarazado de todas las opresiones. Esta exigencia, este
proyecto puede tener eco en las esperanzas de un gran número de militantes
del movimiento social. Las próximas semanas, sea cual sea la situación, van
a hacer más imperiosa aún esta necesidad.

Nota

1/ No se pueden comprender las maniobras entorno a los principales partidos
en Francia sin tomar en cuenta su arcaico sistema electoral: los escaños no
se eligen a la proporcional sino a través de un escrutinio uninominal a dos
vueltas. De ese modo, un partido minoritario –el caso de la extrema
izquierda- es muy difícil que obtenga electos sin un acuerdo global con un
gran partido que, en determinadas circunscripciones, retire sus candidatura
a la primera vuelta en provecho de un partido pequeño. De lo contrario,
incluso con un resultado superior al 5 o al 10 % a nivel nacional, la
ausencia de la proporcional cierra el paso a los partidos minoritarios.

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