Euskadi/ adios a las armas: la entrega del arsenal de ETA [Älvaro Pérez san Román]

[Ernesto Herrera]

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Correspondencia de Prensa

25 de marzo 2017

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Euskadi

Anuncian la entrega del arsenal de ETA

Adiós a las armas

Más de cuatro años después del anuncio del cese de la lucha armada de
Euskadi Ta Askatasuna (ETA), la sociedad civil vasca asume un papel de
intermediario para concretar la entrega definitiva del arsenal de la
organización y terminar con un antagonismo que estima “artificial”. La
realpolitik de un gobierno minoritario español podría terminar destrabando
años de bloqueo.

Álvaro Hilario Pérez san Román, desde Bilbao

Brecha, 24-3-2017

http://brecha.com.uy/

En sendas entrevistas concedidas a los diarios Le Monde y Gara (vocero
oficioso de la izquierda nacionalista vasca) el viernes 17 de marzo
Jean-Noël “Txetx” Etcheverry, activista vasco-francés con más de 30 años de
militancia sindicalista, ecologista y altermundialista, anunció que la
organización armada Eta se desprendería de su arsenal el próximo 8 de abril
mediante la intervención de la sociedad civil vasca, a la que Eta ha
delegado dicha tarea.

Según el procedimiento anunciado, en esa fecha miembros representativos de
la sociedad del País Vasco francés entregarían a la justicia francesa, al
gobierno vasco y al grupo internacional de contacto (colectivo de
verificadores del desarme presidido por el abogado sudafricano Brian Currin
y del que forma parte el uruguayo-israelí Alberto Spektorowski) las
coordenadas de la ubicación de los depósitos de armas que Eta aún conserva.
La entrega ocurriría además en el marco de una movilización multitudinaria.

Los activistas pretenden que el proceso no sea obstaculizado por los
gobiernos francés y español, y obtener garantías de que los miembros de la
sociedad civil que participen en la entrega de armas no sean detenidos, tal
como ocurrió en un intento previo.

El 16 de diciembre pasado Txetx Etcheverry, Béatrice Molle-Haran, Mitxel
Berhokoirigoin, Mitxel Bergouignan y Stéphane Etchegaray fueron detenidos en
Luhuso, en el País Vasco francés, cuando inutilizaban parte del armamento de
Eta para luego entregarlo a las autoridades francesas. Se trataba de dos
granadas, 29 armas cortas, nueve fusiles de asalto, 12 metralletas, más de 3
mil municiones, gran cantidad de explosivos, material para fabricarlos,
detonadores y temporizadores que, según la propia Eta, representaban el 15
por ciento de su arsenal. Los cinco fueron imputados por diversos cargos,
entre ellos por posesión y traslado de armas “en relación con una empresa
terrorista”.

Jonan Fernández, secretario general para la Paz y la Convivencia del
gobierno vasco, ya ha asegurado que éste dará “cobertura institucional” a la
entrega de armas. “Esperamos que los gobiernos español y francés acepten
esta buena noticia” y “que no pongan obs-táculos”, añadió.

Ante el anuncio del desarme, el presidente del gobierno español, Mariano
Rajoy, manifestó su habitual postura de mano dura al recalcar que su
gobierno no ofrecerá contrapartida alguna a un desarme. “No habrá nada a
cambio”, declaró una vez conocido el anuncio, “no se pagará ningún precio
político”.

Discurso ambiguo

Aunque estas declaraciones sugieran la continuidad de la política del
oficialista Partido Popular (PP) frente a Eta, existen varios indicios de
que ésta ya no es tan monolítica como antaño. Uno de ellos es la ambigüedad
en la comunicación de Rajoy sobre Eta. Por ejemplo, no dijo que las
autoridades francesas o españolas intentarían impedir la entrega de armas el
8 de abril. Al contrario, aseguró que le parecía “bien”, aunque sus
declaraciones manifestaban cierta ambigüedad: “Eta ha hecho su enésimo
anuncio, ha dicho que se va a desarmar, me parece bien, y de paso que se
disuelva y que pongan fin a esto de una vez”, afirmó. Luego del anuncio del
desarme el viernes, trascendió que Rajoy se había reunido con el lehendakari
(presidente vasco), Iñigo Urkullu, el 14 de marzo, indicio de un
acercamiento. Sin embargo, el presidente del gobierno español no hizo
mención alguna a este encuentro en sus declaraciones, signo de que el
mandatario no está muy dispuesto a asumir abiertamente una apertura en su
posicionamiento.

El gobierno francés anunció, por su parte, que garantizará la entrega de
armas de Eta en Francia, pero las declaraciones que hizo el primer ministro,
Bernard Cazeneuve, el 20 de marzo en la ciudad francesa de Pau también
fueron ambiguas. Por un lado expresó que “ningún gobierno puede oponerse a
que armas que han causado actos violentos sean restituidas”. Pero por otro
lado insistió que la entrega debía hacerse “dentro del respeto a las normas
judiciales: hay que ir y presentarse ante la justicia que está llevando a
cabo las investigaciones y decir ‘hemos decidido poner fin a la violencia,
restituimos todas las armas’. ¡Eso se llama el Estado de derecho!”, machacó.

La inestabilidad de los gobiernos español y vasco han empujado al PP y al
centroderechista Partido Nacionalista Vasco (Pnv) a colaborar y pactar.
Dirigidos por el PP y la entente Pnv- Partido Socialista Obrero Español
respectivamente, los gobiernos español y vasco no cuentan con mayoría
absoluta en sus parlamentos ni con la aprobación de sus presupuestos para
este 2017. Este acercamiento político podría resultar en que el Pnv
–empeñado en ser el principal gestor de la desaparición de Eta– convenza al
partido de Rajoy de abandonar el inmovilismo defendido hasta la fecha,
argumentando que así el PP conseguirá mayores réditos políticos.

No en vano han pasado cinco años desde que Eta anunciara el cese de sus
actividades armadas. La opinión pública –la vasca, en especial– espera que
todas las partes den un paso al frente y se acabe con la actual impasse,
situación que Etcheverry definió para Gara como “mantenimiento artificial de
una situación de tensión, tras una lucha armada que ha cesado, pero que se
quisiera hacer perdurar con detenciones, etcétera”.

Buscando el desbloque

Todos los intentos realizados por Eta para entregar su arsenal, tanto el de
diciembre pasado como los anteriores, protagonizados por el grupo
internacional de contacto, fueron boicoteados por los gobiernos español y
francés. Esos gobiernos no han querido buscar nuevas maneras de afrontar el
fin de Eta, más allá de la policial o judicial, y han optado por mantener
una política de enfrentamiento.

Fue esta situación y el hecho de que no se le permitiera desarmarse a un
grupo que deseaba hacerlo lo que motivó la intervención de las cinco
personas de la sociedad civil, hoy conocidas como los “artesanos de la paz”.
Ellos terminaron detenidos en Luhuso, Francia, en diciembre en una operación
ordenada por la fiscalía antiterrorista de París y de la cual las
autoridades francesas se congratularon, llamándola “un golpe duro a Eta”,
mientras que por otra parte ésta fue denunciada por la organización de
derechos humanos francesa la Ligue des droits de l’Homme (Ldh) (Le Figaro
17-XII-17).

“Sentimos una cierta responsabilidad, sobre todo entre activistas que
habíamos luchado para que Eta parase la lucha armada”, explicó Etcheverry en
Gara sobre lo que motivó la iniciativa de facilitar el desarme de la
organización. “Ante esto, algunos nos planteamos la cuestión y entramos en
contacto con Eta. Hemos ofrecido nuestra disposición a ayudar a desbloquear
la situación, en particular respecto al desarme, ya que veíamos que los
militantes de Eta estaban siendo detenidos al menor movimiento, cuando sólo
intentaban ordenar e inventariar su arsenal para permitir operaciones de
desarme. Hubo un diálogo con la organización y concluyó en esta delegación
política y técnica de la responsabilidad del arsenal, que queremos asumir
hasta el fin, al desarme total”, señaló. “No debería ser la sociedad civil
la que se ocupe de esto –reconoció Etcheverry– pero no podemos dejar que la
situación se pudra todavía durante años. Si el gobierno no asume su
responsabilidad, nosotros lo haremos”, expresó.

Aunque no espera contraprestaciones de los gobiernos español y francés, lo
que sí pretende Eta –y por ende la izquierda nacionalista– es patear el
tablero y recuperar la iniciativa política, en la medida de sus
posibilidades, presentándose como la única parte en el conflicto capaz de
avanzar para que la ausencia de violencia, la paz, sea firme, sea duradera y
sea justa.

Táctica a corto plazo

El sociólogo vasco Jakue Pascual, autor de numerosos textos sobre el
conflicto, comenta a Brecha que ahora “la jugada es hacer el siguiente
movimiento de entrega de armas a la sociedad civil vasca de Iparralde
(norte, País Vasco-francés) y marcar un gol a los dos estados, que tienen
que estar locos por abortar la entrega de armas, dado que ésta, de facto,
los deslegitima en su función represiva. Pero es un movimiento táctico
dentro de la estrategia de desarme. (…) Es simple, pero así se juega, a
corto plazo. ‘Tú no me puedes negar el derecho a que me desarme porque
quiero’, frente al ‘yo soy quien te desarmo (venzo)’ de los estados. La
lógica es la siguiente: una vez que Eta toma la decisión de disolverse, pues
‘yo, Eta, a pesar tuyo, me disuelvo y dejo un vacío estratégico
policial-militar en tu terreno’”.

Esta opinión es compartida por Txetx Etcheverry quien declaró a Gara que
“hay otro aspecto que ha guiado nuestra iniciativa, y es que el final que
desean los dos gobiernos, es decir, prolongar esta situación otros cuantos
años deteniendo poco a poco hasta el último militante, encontrar los zulos
(depósitos) de armas, etcétera, es un escenario de aplastamiento total, de
búsqueda de la humillación, o sea, todo lo contrario a un fin dialogado o
digno. Y lo hemos visto en la historia de todos los conflictos del mundo:
cuando alguno termina de esta manera, se deja un germen de revancha que
puede llegar a generar otro conflicto incluso peor que el precedente
lehendakari (presidente vasco), Iñigo Urkullu.

En una tertulia radiofónica, en la cadena Ser el 20 de marzo, Iñigo Errejón
(Podemos) opinaba que el desarme de Eta, realizado con “rapidez, garantía y
verificación” podría “desbloquear el escenario” y ayudar a que se dieran
pasos en pos de una reconciliación sólida en el seno de la sociedad vasca.
Errejón añadió que el éxito de la entrega de armas es “responsabilidad de
los gobiernos español, francés, vasco y navarro” y que se debería, ahora que
la violencia finalizó, estudiar el fin de las “medidas de excepción”.

Los presos

Una de estas medidas es la dispersión de los presos de Eta, encarcelados en
prisiones lejanas al País Vasco. Ideada en tiempos de gobiernos socialistas,
esa política, un castigo para los presos y sus familias (obligadas a
recorrer miles de quilómetros para las visitas semanales), se presentó como
un mecanismo para facilitar el arrepentimiento de los militantes de Eta y su
alejamiento de la organización.

En el umbral de futuros escenarios, la sociedad vasca se plantea un cambio
en la situación de los 343 miembros presos de la organización armada, pero
éste es uno de los temas más polémicos en el contexto actual, uno de los
cabos aún sin atar (véase recuadro).

El Pnv, hasta hace muy pocos años firme defensor de la dispersión, basa su
liderazgo en la política vasca, donde es hegemónico, de hacer siempre “lo
mejor para el país”. Con esta frase Urkullu, el lehendakari, defendió hace
pocos días su pacto con el PP para que fuera aprobado el presupuesto vasco
de 2017. Su pacto de gobierno con el Psoe no le da mayoría absoluta en la
Cámara vasca y a la hora de negociar los presupuestos de la comunidad
autónoma ha preferido el apoyo del PP a la negociación con Euskal Herria
Bildu (Ehb, la izquierda nacionalista) y Unidos Podemos. Se trata de una
colaboración que puede prolongarse con el apoyo solidario del Pnv en el
parlamento español a los presupuestos presentados por el PP y que ha
resultado en que Madrid retirara diferentes contenciosos judiciales contra
leyes vascas destinados a limitar el autogobierno vasco. Los nacionalistas
vascos, además, han pedido al gobierno de Rajoy que se completen las
transferencias de competencias contenidas en el Estatuto de Gernika (ley
fundamental del autogobierno vasco), aprobado en 1979 y que no se cumple por
Madrid. En las últimas semanas el Pnv, por ejemplo, ha exigido que se
transfiera al gobierno vasco la potestad de las prisiones. En esta demanda
se vislumbra el nuevo escenario de desbloqueo al que el partido vasco ya se
anticipa: pedir el fin de la dispersión, acercar los presos de Eta a
cárceles vascas y, con la organización desarmada y próxima a su
desaparición, permitir la salida escalonada de los presos. Estos se
acogerían a los beneficios penitenciarios de modo individual a cambio de
desvincularse de Eta públicamente y reconocer los daños de su pasada
actividad. En realidad, ambas medidas se podrían implementar aplicando la
actual legislación española, ya que la mayoría de los presos ya cumplieron
las tres cuartas partes de su condena o están gravemente enfermos.

Perspectivas

En este escenario, el Pnv aparecería como el gestor de la paz y de la
reconciliación, arrebatando a la izquierda nacionalista su perfil de
hacedores de paz. Resta saber si el PP acompañará al nacionalismo vasco en
esta maniobra, porque en ese caso los populares deberían renunciar a la foto
de la rendición y enfrentar a su ala más derechista donde se sitúan las
asociaciones de víctimas del terrorismo) y las tendencias de la derecha
ultracatólica. La política bélica, del antiterrorismo tenaz, le ha
proporcionado un enorme caudal de votos al PP en España. Aunque hoy, con la
disputa por el centro político, esa vía ya no resulta tan rentable como
antes, a la hora de dar el viraje y capear la tormenta interna, el PP al
menos se puede congratular de que el desarme no contempla ninguna liberación
masiva de presos.

La postura francesa, a su vez, está condicionada por un gobierno socialista
que no parece capaz de conservar el poder en las presidenciales de mayo.

“Es muy posible que después de las elecciones se dé una situación que haga
todavía más difíciles estas cuestiones”, señaló Etcheverry en Gara en
referencia a la posibilidad de realizar el desarme. “Por ello hemos tomado
la decisión de que hay que cerrar este tema antes de las presidenciales
(francesas)”, añadió.

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