Mujeres/ Violencia machista: mujer víctima, feminista amonestada [Gabriela Wiener]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Mayo 3 17:45:19 UYT 2017


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Correspondencia de Prensa

3 de mayo 2017

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Mujeres

Mujer víctima, feminista amonestada

Gabriela Wiener

The New York Times, edición en español, 29-4-2017

https://www.nytimes.com/es/

En una calle de la provincia argentina de Entre Ríos hay un mural en el que
se puede leer: “Las paredes se limpian, las pibas no vuelven”.

Lo pintó Micaela García. Tenía 21 años y su mamá le llamaba “la negra”.
Tocaba la guitarra y era miembro de la selección de gimnasia aeróbica.
También era una dedicada activista feminista. En sus fotos aparece en
manifestaciones, sonriendo con una camiseta de #NiUnaMenos o dirigiéndose a
otras como ella con un megáfono. Su cuerpo fue hallado desnudo, debajo de un
árbol en un campo de Gualeguay. Había sido violada, golpeada y estrangulada
hasta la muerte.

El día que encontraron a Micaela, otra activista argentina, Celeste Mac
Dougall, escribió en su muro de Facebook: “Apareció el cuerpo de Micaela.
¡Basta! Hay que romper todo, abajo el patriarcado!!!! Está en todos lados.
Pero nosotras también y lo vamos a destruir. Muerte al macho, a todos los
machos”.

Celeste vive en Barcelona, pero nació en la misma ciudad donde violaron y
asesinaron a Micaela. Caminó muchas veces sola por esas calles, pensando que
era un lugar seguro.

El viernes, a solo dos semanas del asesinato de Micaela, fue encontrado el
cadáver mutilado de Araceli Fulles, de 22 años, tras 25 días de búsqueda,
según informó El País. La Fiscalía busca a uno de los sospechosos de su
asesinato, Darío Gastón Badaracco, de 29 años, que está prófugo. La casa
donde fue localizado el cuerpo pertenecía a la madre de Badaracco.

Cada 18 horas muere una mujer en manos de feminicidas en Argentina. Ahora la
alerta se extiende por toda la región.

Un informe del Instituto de Políticas de Género Wanda Taddei reveló que para
mediados de febrero de este año se habían registrado casi 60 feminicidios en
Argentina, y la cifra para todo América Latina ya ha aumentado respecto a
2016.

En el caso de Micaela, sin embargo, había un elemento sumamente perurbador:
no sabemos si el violador en serie que la mató tenía idea de que estaba
atacando a una feminista. Lo que sí es seguro es que, sin proponérselo, ha
cumplido la promesa de sangre que cada día hombres anónimos hacen a través
de cuentas en las redes sociales.

Cuando leen un post como el de Celeste, “matar al macho”, muchos hombres se
dan por aludidos con ferocidad. Acusan al feminismo de ser una cruzada
contra el hombre y no lo que es: una lucha contra el patriarca.

Barbijaputa, columnista de un diario español, se sorprende leyendo amenazas
de muerte cada mañana mientras desayuna. Ha sido obligada a firmar con
seudónimo por seguridad, pero igual le sorprende tener tan normalizada la
lectura de descripciones detalladas de su propio asesinato, sin que se le
mueva un pelo. “Alucino con su capacidad para crear fantasías tan gore, la
verdad,” anota irónica. La constatación de que se saben impunes también
viene en forma de tuit: “Denúnciame que yo me descojono del sistema
judicial”.

Ver a machos violadores persiguiendo a luchadoras contra la violencia hacia
las mujeres para liquidarlas parece el argumento de una versión de Blade
Runner con enfoque de género que podría ocurrir en un futuro cercano. Pero
lo cierto es que, de alguna manera, ya está pasando. En el espacio virtual,
sin ir muy lejos, hay persecución, acoso, sed de venganza. Y no hay
consecuencias.

La lucha de las mujeres es un fenómeno global y esa semilla reivindicativa
se ha alojado definitivamente en cada mujer que sufre violencia. Inspirada
por la marcha de NiUnaMenos en Perú, Milagros Rumiche, dependienta en una
tienda de electrodomésticos, se atrevió a denunciar a su expareja. Al día
siguiente de la marcha el sujeto fue a buscarla a su trabajo y la golpeó
hasta desfigurarla. Los medios difundieron su carnet de empleada manchado de
sangre. ¿No era ya esa mujer destrozada una nueva feminista, aplastada por
atraverse a serlo? Despertar le costó una golpiza.

Cada mujer víctima que se ha atrevido a denunciar después de hacerse
consciente de la violencia que se ejerce contra ella, y que es
culpabilizada, acosada, golpeada o asesinada por ello, es una feminista
amonestada.

Como ella, decenas de mujeres escapan cada día de las manos de sus
maltratadores; unas cuantas se salvan, otras viven perseguidas, muchas son
escarmentadas con más violencia o con la muerte. Y casi ninguna obtiene
justicia. Para Celeste, “el ensañamiento es contra todas las mujeres y sobre
todo de parte del Estado. Los jueces sueltan violadores y hay un pacto de
silencio entre varones. Necesitamos justicia feminista”.

La violación se ha convertido hoy en la madre de las reprimendas. La
antropóloga feminista Rita Segato ha hablado del papel de la violación en el
mundo contemporáneo, en todas sus variantes: la agresión sexual, la agresión
íntima en el seno de la pareja, la violación anónima y callejera, la
violación en la guerra. Se trataría, dice, de “un acto de moralización de la
víctima”, porque el violador cree que ella se lo merece, “por desacato a la
ley patriarcal”.

“No podemos hablar de crímenes sexuales. No hay deseo. Hay necesidad de
control, de apropiación. Son crímenes de poder. Y cada vez más es un arma de
guerra”, dijo hace poco en una entrevista. Pero Segato no ve que la solución
pase ni por endurecer las penas ni por extremos como la castración química,
porque violar no es una enfermedad sino una cuestión de dominio. En Estados
Unidos las penas son las más severas y es uno de los países donde se
perpetran más violaciones.

Asistimos a una espeluznante ola reactiva machista al empuje y la potencia
del movimiento feminista en todo el mundo. Conforme ha aumentado la
organización entre las mujeres, se han ido desencadenando también las
represalias contra ellas. No es casual que el lugar donde está ocurriendo la
mayor cantidad de abusos y asesinatos de América Latina, Argentina, sea el
sitio dónde más se ha extendido su lucha: 70 mil mujeres en la última
manifestación.

Según Barbijaputa, el ministerio del Interior de España ha apuntado que hay
más feminicidios cuando la mujer se separa “demasiado rápido”. “Ese
“separarse demasiado rápido”, aún siendo una manera de culpar a la víctima,
está inevitablemente unido al feminismo y su mensaje: no tienes por qué
aguantar. “Sí, creo que los agresores llevan mal y agreden de forma más
virulenta la liberación de las mujeres”, afirma Barbijaputa.

El año pasado en España una pandilla de cinco amigos que se hacían llamar
“la manada” violó a una chica de 18 años en el portal de una casa durante la
fiesta de San Fermín y luego compartió el video del abuso por WhatsApp.
Fueron capturados. Pero para un grupo de hombres su comportamiento parecer
ser algo a qué aspirar, tanto que en una reciente fiesta de estudiantes de
Derecho se puso de moda una camiseta con el siguiente mensaje: “Hoy follo,
mañana a juicio”.

Entre las decenas de casos de todos los días que causan indignación también
está el de los Porkys de México, chicos bien que abusaron de una menor de
edad en el asiento trasero de su coche y ha creado una enorme alarma social
en ese país. Un reciente fallo judicial sostuvo que uno de los acusados no
cometió abuso sexual pues sus tocamientos no tenían “actitud lasciva”. La
voz de la reinante cultura de la violencia sexual la entonó un catedrático
de la UNAM en declaraciones radiales que causaron polémica de inmediato: “si
no hay pene, no hay violación”. En Perú un video mostró hace poco la
violación sexual de una mujer en una discoteca. El agresor fue aprehendido y
durante toda la semana siguiente al hallazgo las redes se llenaron de
comentarios que culpabilizaban a la víctima. Y mientras tanto en Argentina,
el exlíder de la banda Bersuit, Gustavo Cordera, defendía un día cualquiera
que “hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son
histéricas”.

¿Por qué violan los machos? El miedo a perder privilegios, a perder ese
lugar en el mundo en el que están legitimados el acoso bajo el eufemismo del
piropo, de los chistes machistas por aquello del humor transgresor, del sexo
conyugal no consensuado por haber firmado un papel, de la cosificación del
cuerpo de las mujeres porque vende o el golpe justificado “porque eres mía”,
del coito pornográfico porque es el único sexo que conocen.

En una entrevista, la escritora y cineasta feminista francesa Virginie
Despentes dijo que estaba harta de que las mujeres tengamos reuniones entre
nosotras para hablar de violación y que nunca estén ellos, cuando el
problema es suyo.

“Se necesita urgentemente que los hombres se reúnan para hablar de cómo
violarnos menos. No todos los hombres son iguales, pero tienen tantas
ventajas quedándose tal y como están que prefieren no moverse”, dijo.

El testimonio de miles de mujeres en las redes se ha vuelto un arma contra
la impunidad y un alegato feminista. ¿Para cuándo una página de violadores
confesos, de abusivos arrepentidos, de machistas que cuenten sus actos
execrables con nombre y apellido? Ya es hora.

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