Catalunya/ Referéndum: días decisivos [Josep Maria Antentas]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Sep 26 22:08:54 UYT 2017


  _____

Correspondencia de Prensa

26 de setiembre 2017

Boletín Informativo

https://correspondenciadeprensa.wordpress.com/

redacción y suscripciones

germain5 en chasque.net

  _____

Catalunya

Referéndum del 1-O

Dias decisivos

Josep Maria Antentas *

Viento Sur, 25-9-2017

http://www.vientosur.info/

1. Tras cinco años de eterno procés, en el que la grandilocuencia gestual de
sus actores era proporcional a la extraordinaria lentitud de los hechos y a
su voluntad constante de evitar un choque decisivo con el Estado, hemos
entrado al fin en el momento de la verdad. No en el capítulo final de la
película, pero sí en un pasaje cardinal para determinar el desenlace. "El
proceso terminó, ahora empieza el Mambo", resumió la CUP en una feliz
expresión esta mutación de la situación. Un mambo que, no olvidemos, debería
haber empezado en 2014 si el gobierno de Artur Mas no hubiera hecho marcha
atrás a las primeras de cambio en noviembre de aquél año cuando renunció a
intentar realizar el referéndum ("consulta", en el lenguaje de la época)
tras su prohibición por el Tribunal Constitucional. Elección equivocada que,
sorpresivamente, apenas encontró resistencia alguna entre los otros actores
del proceso (con la excepción inicial de ERC) que no han hecho balance
público alguno de ello ni explicado las razones del rodeo a ninguna parte de
estos tres últimos años[1].

2. La aprobación de la Ley del Referéndum el pasado 6 de septiembre marcó un
punto de no retorno crítico. Desde entonces, oficialmente Catalunya entró en
una situación de doble legitimidad, de una dualidad de legitimidades (y
legalidades) en colisión que, por naturaleza, sólo puede ser temporal hasta
decantarse definitivamente hacia una de ambas. Ello dibuja el escenario de
un muy asimétrico, balbuciente y desigual doble poder institucional (el
poder de las instituciones del Estado y el de las catalanas autosituadas
fuera de la legalidad del mismo). Conviene remarcar absolutamente lo de "muy
asimétrico, balbuciente y desigual" para entender bien la coyuntura y no
pensar que esto es un choque entre poderes equivalentes o parecidos. Hay una
desigualdad entre ambos capital. "Entre derechos iguales es la fuerza la que
decide" escribe Marx en el capítulo VIII del primer tomo de El Capital,
dedicado al análisis de la jornada laboral[2].Olvidar este factor
conllevaría visiones ingenuas e ilusorias de la naturaleza del Estado (no
del español en concreto sino del Estado moderno capitalista en general). A
la vez, es preciso remarcar que la "fuerza" no puede separarse de la
legitimidad del poder que la utiliza y del contexto político en que opera.
Legitimidad y contexto determinan el grado en que dicho poder puede
utilizarla. Y ambos no son variables fijas sino que evolucionan con los
acontecimientos. La fuerza bruta y la fuerza política en un sentido más
amplio se entremezclan en permanencia.

3. Cualquier movimiento debe ser capaz de definir el mundo y las situaciones
en términos favorables a sus intereses, transmitir confianza en sus
posibilidades de victoria y en la creencia de que sus objetivos son
asequibles. En la narrativa del movimiento independentista se ha utilizado
habitualmente el término desconexión para visualizar el proceso de
materialización unilateral de independencia. El concepto tiene una agradable
tonalidad placentera, alejada de estridencias y tensiones. Ahuyenta
cualquier sensación de conflicto e inseguridad. En este sentido ha jugado,
seguramente, un papel importante en hacer creíble el horizonte estratégico
independentista. Pero al precio de simplificar enormemente el análisis de la
complejidad de su proyecto y de lo que supone enfrentarse a un Estado. La
idea de desconexión nos remite al indoloro apagado de un circuito eléctrico.
Hay una conocida escena del filme 2001: una odisea en el espacio de Stanley
Kubrick que ilustra muy bien cómo desconectar(se) de un poder superior.
Acontece en la parte de la película "Misión a Júpiter", situada en el año
2001 cuando el Discovery se dirige al gran planeta gaseoso. Tras comprobar
anomalías en el comportamiento de HAL 9000, el superordenador encargado del
control de la nave, los astronautas Dave Bowman y Frank Poole planean
desconectarlo. Tras la muerte de Poole como resultado de la acción de HAL,
Bowman consigue acceder a la sala donde se encierran los circuitos centrales
de la máquina y poco a poco va desactivando a la computadora que va
perdiendo paulatinamente la conciencia, retrocede a la infancia y termina,
antes de apagarse, cantando una canción infantil, Daisy Bell. El gran
Leviatán que controlaba la nave, un humanizado super-ordenador, ha
muerto[3].

Contrariamente a esta imagen, en realidad no es posible desconectarse de un
Estado. Acaso es posible romper con él tras un enfrentamiento. La idea de
desconexión, paradójicamente, aunque es muy distinta recuerda en este punto
a las teorías del éxodo a la Negri que estuvieron muy en boga en las dos
décadas anteriores, pero en este caso propugnando un éxodo no para crear
espacios no estatales liberados, sino para crear otro Estado. Sin embargo,
no existe una desconexión placentera de un Estado contra su voluntad. Puede
existir, más allá de los casos dirimidos por un choque militar, una ruptura
como consecuencia de un intenso tira y afloja y de enfrentamientos
político-sociales de masas determinantes que, entremezclados con la
geopolítica internacional, fuercen una aceptación, por parte de un Estado,
de un desenlace democrático de la contienda contrario a sus intereses. Pero
todo esto tiene muy poco que ver con el imaginario estratégico con el que ha
jugado el independentismo hasta ahora. De ahí la importancia capital de lo
que acontece estos días. De lo fundamental que resulta que el gobierno
catalán y sus aliados sigan adelante hasta el último aliento. Y de lo
imprescindible que deviene la entrada en escena de la movilización popular
sostenida a modo de desborde ciudadano.

4. El movimiento por la independencia se ha caracterizado por una masividad
y constancia imponentes. Bajo la batuta de la Assemblea Nacional Catalana
(ANC) desde 2012 se ha expresado regularmente cada 11 de Septiembre con
manifestaciones metódicamente planificadas a las que les seguía un intervalo
de muy poca presencia callejera hasta la cita del año siguiente. Detrás de
cada 11S hay una organización por debajo real, en cada pueblo y barrio,
aunque absolutamente dependiente de la dirección política de la propia ANC
(y en menor medida de Òmnium). En estos cinco años el movimiento ha tenido
muy poca capacidad espontánea por abajo y de desborde de las propias
organizaciones que lo dirigen. Y ello ha pesado negativamente en varios
momentos. La imposibilidad de generar ningún tipo de presión más allá de la
oficialmente realizada por la ANC las semanas previas a la consulta del 9N,
para impedir tanto la actuación del Estado como la marcha atrás del gobierno
catalán, es el ejemplo más claro. Los acontecimientos del pasado 20 de
septiembre (20S), ante la intensificación brusca de la escalada represiva
del Estado, marcan una cambio drástico de ritmo y de lógica. El movimiento
ha tomado una dinámica relativamente más punzante, vital, y electrizante;
más enfocada a la movilización sostenida. Una nueva fase compatible con el
inteligente énfasis estratégico en la no violencia que lo caracterizó desde
sus inicios. ANC y Òmnium juegan un rol de liderazgo de lo que sucede estos
días, pero su estilo es mas favorable a una movilización contenida que al
desborde ciudadano desde abajo y esto resta punch en los instantes
cardinales. El gran reto de las próximas jornadas es, precisamente, cómo
combinar el liderazgo, que nadie cuestiona, de estas dos organizaciones con
la necesaria quinceemerización explosiva del movimiento. Todavía no podemos
valorar el alcance de la respuesta que arrancó el pasado 20S. Está claro que
ha sido muy importante y cambió la tonalidad de ambiente. Pero puede
estabilizarse ahí o ser la lanzadera de un estallido general previo al día
1, o durante éste si hay nuevas acciones represivas.

5. En esta coyuntura clave, emerge con fuerza el límite político fundamental
de todo el proceso independentista: haber disociado la propuesta de Estado
propio de un plan concreto de emergencia social y regeneración democrática.
En otras palabras, su desvinculación con el legado, el significado y la
agenda de lo que fue el 15M en 2011. Ambos movimientos han galvanizado y
representado a partes distintas del pueblo de Catalunya. El pueblo de las
plazas de 2011 no es el mismo que el pueblo del procés, el pueblo del
proceso independentista. Aunque haya importantes solapamientos parciales que
no pueden olvidarse. Hacerlo, implicaría una lectura demasiado maniquea de
la realidad.En Catalunya parte de las clases medias y la juventud
precarizada se escoraron hacia el 15M y hacia las opciones políticas que
nacieron gracias a él (Podem, Catalunya en Comú). Otra parte se acabó
decantando hacia el independentismo (en sus diversas variantes). Y, claro
está, otra ha ido basculando entre ambos siendo un débil engarce entre esta
bifurcación de futuros que encarnan el independentismo y el 15M y su legado.
Pero el 15M, más allá de su componente de juventud estudiantil precarizada y
del papel primordial de las clases medias golpeadas por la crisis, tuvo
también una dimensión barrios, un componente popular y trabajador en una
época de descomposición del movimiento obrero como tal. Es ésta la principal
ausencia del proceso independentista. Este es el telón de Aquiles cardinal
del movimiento, que se ve lastrado por la debilidad en su seno de un sector
social fundamental tanto desde el punto de vista cuantitativo como
cualitativo, tanto numérico como estratégico. Y, sobra decirlo, ha sido la
principal fuente de controversias y quebraderos de cabeza de todas las
familias de la izquierda catalana (utilicen o no dicho concepto para
definirse), tanto si están dentro del proceso independentista como si están
fuera. Tan erróneo resulta minimizar dicho problema o aparentar que no
existe, como a veces ha tendido a hacer excesivamente el independentismo de
izquierdas, como utilizarlo como pretexto para permanecer fuera del
movimiento abierto en 2012 y, con ello, acabar en realidad haciendo más
grave el problema, como ha hecho el mundo de Catalunya en Comú.

En este sentido las diversas iniciativas desplegadas estos días por algunos
sectores del movimiento sindical, en paralelo al activismo social
alternativo, resultan particularmente importantes: desde la decisión de los
estibadores del muelle de Barcelona de no asistir a los barcos que albergan
a los agentes de la Guardia Civil desplazados desde otros lugares del
Estado, hasta el anuncio de una convocatoria de Huelga General (por muy
propagandística que sea) para el 3 de octubre por parte de varios sindicatos
minoritarios.

6. Nacida formalmente en marzo de 2012, la Assemblea Nacional Catalana (ANC)
se dotó de una hoja de ruta estratégica hacia la independencia basada en la
construcción de un movimiento transversal y plural articulado exclusivamente
en torno al objetivo de la independencia. Este independentismo puro y simple
tuvo una innegable capacidad de agregación, aunque era en sí mismo un límite
estratégico fundacional para el nuevo movimiento, tanto desde el punto de
vista de su objetivo declarado (la independencia) como desde el punto de
vista de la utilidad de éste para abrir las puertas a un cambio social y
democrático (un objetivo formalmente compartido por muchos de los
integrantes del movimiento). Retrospectivamente, sin caer en la nostalgia de
lo que pudo haber sido y no fue, no está de más preguntarse como hubieran
sido las cosas si el movimiento hubiera acompañado la consigna de
independencia en 2012 con un programa de emergencia social y regeneración
democrática básico. La respuesta es clara: la derecha catalanista y el
gobierno de Artur Mas se hubieran sentido aún más incómodos con el tsunami
independentista pero no hubieran podido desmarcarse de él; y los apoyos al
procés se hubieran ampliado por su lado popular y trabajador. Para las
organizaciones políticas tradicionales de izquierda (y a partir de 2014 las
nuevas que llegaron) y los sindicatos habría sido muy complejo permanecer
ajenos al mismo[4]. Obsesivamente preocupados por no perder a la derecha
catalanista por el camino, los impulsores del movimiento independentista en
sus prolegómenos no prestaron suficiente atención a la necesidad estratégica
de asegurarse la participación en él de la izquierda política y social no
independentista. Pero más que utilizar dichos límites fundacionales de la
dinámica abierta en 2012 como justificante de una política pasiva es más
estratégico emplearlos como estímulo para relacionarse activamente con ella
y contribuir a reducir en su seno el espacio de la derecha. La política de
expectación inerte olvida, además, otra cuestión decisiva: un momento de
intensificación del enfrentamiento entre el Estado y el independentismo como
el que acontece estos días es también una coyuntura clave para intentar
desplazar la correlación de fuerza en su seno hacia la izquierda, de
intentar que los sectores más combativos ganen protagonismo en un escenario
en el que las fuerzas de orden dentro del independentismo se mueven peor que
aquellas rupturistas, con la CUP a la cabeza.

7. En torno a la cita del 1-O se juegan dos cosas: el ejercicio del legitimo
derecho a la autodeterminación del pueblo catalán y el futuro del Régimen de
1978. Hay dos batallas en una que se cruzan y se retroalimentan desde su
propia autonomía. No pueden disolverse y fusionarse sin más, pero tampoco
separarse completamente en términos estratégicos. Ahí es donde pueden
converger parcialmente los intereses del independentismo y de las fuerzas de
ámbito estatal (y sus aliadas catalanas) partidarias de una ruptura
constituyente con el régimen de 1978. El independentismo catalán no ha dado
desde 2012 la suficiente importancia a la búsqueda de aliados estatales,
pero el incremento de la represión del Estado ha provocado un tardío cambio
de actitud. Las muestras genuinas de solidaridad procedentes de fuera de
Catalunya han pasado a ser muy bien consideradas y apreciadas, aunque su
potencial estratégico se ha visto demasiado tarde y sigue sin estar bien
integrado en la política global del movimiento. Por su parte, las
iniciativas de ámbito estatal que Unidos Podemos y Catalunya en Comú están
impulsando, como el encuentro de cargos públicos del pasado domingo 23 en
Zaragoza, tienen el mérito de denunciar claramente la represión y el golpe
de mano del Estado en Catalunya. Su insistencia en la necesidad de un
referéndum acordado con el Estado sirve para defender la legitimidad del
derecho a la autodeterminación. Pero la propuesta nace amputada de todo
potencial estratégico al hacerse desconectada de un apoyo real al 1-O. Se
falta así a la cita del presente en nombre de una incierta propuesta para el
futuro y se proyecta un mensaje de ambigüedad y titubeos en un momento
crítico, como si lo que ocurra ahora no vaya a tener repercusión alguna para
el día después. La escalada represiva ha acentuado la conexión entre el
proceso independentista catalán y la crisis de régimen. La cuestión
democrática, si el Estado va a más en su lógica autoritaria, puede ser la
palanca para hacer bascular la opinión pública española. Ello facilitaría la
ampliación de la solidaridad política con Catalunya por parte de las fuerzas
políticas y sociales del Estado español y su aprehensión estratégica del
potencial de los acontecimientos catalanes para una ruptura(s)
constituyente(s) con el marco de 1978. Pero la cuestión democrática si se
despliega en toda su profundidad, implica para las fuerzas políticas y
sociales del Estado español la correcta comprensión de la cuestión nacional
catalana.

8. La intensificación de las medidas represivas y el tensionamiento de la
situación política pone de manifiesto una vez más la endeblez de la posición
adoptada por Podemos y Catalunya en Comú respecto al 1-O, al apoyarlo como
una movilización legítima pero sin reconocerlo como referéndum ante la falta
de garantías formales necesarias. No tiene sentido alguno embarrancarse en
un debate apriorístico sobre si el 1-O carece o no de garantías. Esto se
verá si al final llega a celebrarse. La cuestión decisiva es comprender,
como por desgracia no hicieron Catalunya en Comú y Podemos, la necesidad de
ir a por todas, tanto si se piensa que es posible realizar un referéndum en
contra de la voluntad del Estado como si se cree que en estas condiciones no
se irá más lejos que de una movilización. Es el compromiso, por parte del
Gobierno catalán y sus aliados políticos y sociales, en intentar realizar el
1-O sea como sea lo que ha desencadenado la actual crisis política. Es la
determinación de las partidarias del 1-O lo que la intensifica. Decretar de
antemano que el 1-O es una mera movilización y no poner toda la carne en el
asador para que salga bien desactiva de entrada su potencial como elemento
precipitante de una crisis política e institucional determinante. Es por
ello que las tibiezas acerca de la cita del 1-O muestran no sólo dudas hacia
el proyecto independentista sino una pérdida de fuelle del perfil
constituyente y de ruptura de Unidos Podemos y Catalunya en Comú[5].

Días decisivos, pues. Días de septiembre que estremecen a la sociedad
catalana y española. Días de septiembre a los que, sin duda, seguirán otros
intensos días de octubre.

* Profesor de Sociología de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB),
forma parte del Consejo Asesor de Viento Sur

Notas

[1] Analizo más en detalles la trayectoria del proceso independentista y de
la propia idea del “referéndum” en: Antentas, Josep Maria (2017). “El
referéndum y sus vidas anteriores”, 19 de Junio. Disponible en:
http://vientosur.info/spip.php?article1272

[2] Marx, K. (2000[1867]). El Capital. Madrid: Akal.

[3] Puede verse la escena en el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=an8_D73m2rE
<https://www.youtube.com/watch?v=an8_D73m2rE&spfreload=10> &spfreload=10; la
escena y los conflictos de HAL y la tripulación son una reflexión sobre la
inteligencia humana y la artificial, los límites de mabas, y la relación
entre humanos y máquinas.

[4] Para una ampliación de estos argumentso ver: Antentas, Josep Maria
(2015). “Tribulaciones y atolladeros del proceso independentista", Público,
2 de Marzo. Disponible en:
http://blogs.publico.es/dominiopublico/12734/tribulaciones-y-atolladeros-del
-proceso-independentista/

[5] Analizo con más detalle la política de Catalunya en Comú y Podemos en:
Antentas, Josep Maria (2017). “"Los Comunes y sus dilemas", 11 de
Septiembre. Disponible en: http://vientosur.info/spip.php?article12985
<http://vientosur.info/spip.php?article12985>

  _____





---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20170926/29d50d5b/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa