Uruguay/ 12 años después: la "informalidad" en el trabajo doméstico es de 50% y se agrava [Virginia Recagno]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Ago 21 00:25:50 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

21 de agosto 2018

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Uruguay



A 12 años de la ley que reguló el trabajo doméstico



Informalidad se mantiene en 50%; el problema se agrava entre cuidadoras de
niños y enfermos, con tasas de 70%



Virginia Recagno

La Diaria, 20-8-2018

https://trabajo.ladiaria.com.uy/



Casi un siglo después que para el resto de los trabajadores, en 2006 se
estableció en Uruguay la regulación del trabajo doméstico. A fines de ese
año, el Poder Ejecutivo promulgó la Ley 18.065, que les garantizaba a las
empleadas del sector el derecho a limitar su jornada laboral en un máximo de
ocho horas diarias y 44 semanales, así como a un descanso intermedio de dos
horas para aquellas que trabajen “con cama”, y de media hora –pagas en ambos
casos– para las que “se retiren”.



La legislación contempló también el pago de las horas extras trabajadas, el
derecho a un salario vacacional y al aguinaldo, que el descanso semanal
debería ser de 36 horas “ininterrumpidas” y que necesariamente “comprenderá
todo el día domingo”. En el caso de aquellas que no se retiren de su lugar
de trabajo se estableció que tendrán derecho a un “descanso mínimo nocturno
de nueve horas continuas”, que “no podrá ser interrumpido por el empleador”,
así como “a una alimentación adecuada y a una habitación higiénica y
privada”.



También dejó constancia de que aquellas que fueran despedidas después de
cuatro meses de empleadas tendrían derecho a una indemnización por despido,
y que aquellas que fueran despedidas mientras estén cursando un embarazo o
en el período posparto percibirían una compensación “especial”.



La ley también amplió la definición de trabajo doméstico –limpiadores,
cocineros, mucamas, lavanderos y planchadores– para incluir las tareas de
cuidados, ya sea de niños o de personas enfermas, e incorporó el sector al
sistema de negociación colectiva en los Consejos de Salarios.



¿Quiénes son las domésticas y qué hizo la ley por ellas?



De acuerdo con el Instituto Nacional de de Estadística (INE), en 2017 había
unas 97.000 trabajadoras domésticas; en femenino, ya que 99% de los empleos
del sector son ocupados por mujeres. Entre las mujeres, las domésticas
representan una proporción muy significativa de la ocupación, 13,1%, cifra
que con oscilaciones se ha mantenido estable en los últimos años. Según el
presidente del Banco de Previsión Social (BPS), Heber Galli, la tendencia es
decreciente, “no porque haya menos trabajo en el sector, sino porque crece
la participación de las mujeres en el mercado laboral”.



Las cifras muestran que hubo un desplazamiento entre las ocupadas: por un
lado, bajó significativamente el empleo de mujeres en los tramos de entre 14
y 24 años de edad –tres puntos porcentuales–, así como entre 25 y 34 –más de
cuatro puntos–; por otro, aumentó el empleo entre las que tienen entre 55 y
64 años –cinco puntos porcentuales–. También hay 6,4% de empleadas en el
sector que tienen más de 64 años de edad, cifra que desde 2006 se elevó un
punto.



Pero no todas son trabajadoras domésticas: sólo 70% (68.043) de las
empleadas en el sector lo son, mientras que 17% (16.742) son cuidadoras de
niños y el restante 13% (12.091) se desempeñan como acompañantes de personas
enfermas. En cuanto a su ascendencia racial, 7% es negra –porcentaje que
disminuye entre las cuidadoras de niños–, 90% es blanca y 3% indígena.



Contrario a la percepción de que quienes trabajan en este sector son
personas con bajo nivel de instrucción, la proporción de domésticas que
tienen primaria terminada (38,9%) casi dobla a la del resto de los ocupados
(20%). También superan al promedio en la finalización de la enseñanza
secundaria: 50,2% de las domésticas llegó a culminar, mientras que en el
resto de los ocupados la cifra es de 42,8%. No ocurre lo mismo con el resto
de los niveles educativos: las domésticas con UTU completa son 7,6%; las que
terminaron magisterio o profesorado, 1%, y las que cuentan con estudios
universitarios u otros estudios terciarios, 1,8%. En el resto de los
sectores laborales las cifras son de 12,6%, 3,3% y 21,1%, respectivamente.



Entre las domésticas es común encontrarse con mujeres en condición de “jefa
del hogar”. La cifra viene en aumento: mientras que en 2006 un tercio de las
empleadas lo era, en 2017 se observa que 42,3% se encuentra en esta
situación, y se destaca en particular la categoría de “cuidadoras de
enfermos”, en la que quienes están en estas condiciones son más de la mitad.



En términos de movilidad se observa que cayó el traslado de departamento y
de país para ejercer el oficio. Aun así, 33,7% de las empleadas debió
moverse de su lugar de residencia –contra el 39,9% que se cuantificó en
2006–.



En otro orden, las trabajadoras domésticas muestran una intensidad de uso de
tecnologías de la información “significativamente menor” que el del resto de
los trabajadores. Si bien 94,2% tiene celular, sólo 31,5% declaró al INE
haber usado computadora en el último mes y 70,7% dijo haber navegado en
internet.



En atención médica se constata un aumento de la atención en Instituciones de
Asistencia Médica Colectiva, en detrimento de la atención en el Ministerio
de Salud y áreas de salud del BPS. Cuando se aprobó la ley, apenas un tercio
de las trabajadoras estaban registradas en la seguridad social. Hoy en día,
el porcentaje aumentó a 53,6% –una de las faltas que las autoridades
reconocen como “en el debe”–. La situación es peor para las cuidadoras de
niños y de enfermos: 70% y 65%, en cada caso, no aporta para su jubilación.
Por otro lado, se estiman en 9% los casos de subdeclaración de ingresos.



Casi un quinto de las empleadas en el sector tiene más de un trabajo, y 5%
trabaja más de 49 horas por semana. En el otro extremo, casi la mitad de las
empleadas domésticas trabajan menos de 20 horas semanales.



La remuneración por hora relativa en relación con el total de ocupados pasó
de 55,5% en 2006 a 68,2% en 2017. Desde 2008, cuando se firmó el primer
convenio colectivo, las empleadas de la primera franja vieron crecer su
salario en términos reales en 130%, las de la segunda franja en 76% y las de
la tercera franja en 29%.



La lucha sigue



Ayer fue un día especial para las trabajadoras del sector porque es la fecha
elegida para conmemorar cada año su labor, reconocida como feriado pago. Por
este motivo, el viernes el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social convocó
a una conferencia de prensa.



La secretaria general del Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas, Adela
Sosa, contó que la gremial trabaja en “el empoderamiento no sólo como
trabajadoras sino también como mujeres”. Y de cara a la próxima negociación
colectiva, auguró por la instalación de las “tan ansiadas y esperadas
categorías laborales”. El sindicato apunta a incluir, en principio, cinco
categorías: “cocineras –sencilla, para diabéticos o celíacos y para
freezer–, limpiadora –de todos los días y de limpieza profunda–, niñera,
cuidadora de adulto mayor y planchadora”, para lo cual se están formando
desde hace dos años, en convenio con el Instituto Nacional de Empleo y
Formación Profesional, tal como solicitó la patronal.



Mariana Alegre, técnica de ese instituto, dijo a la diaria que se definieron
dos niveles: en el primero –con una carga horaria total de 135 horas– se
abordan temas como la higiene, el manejo de productos, arreglos generales
del hogar, manejo de artefactos, salud ocupacional, legislación laboral, el
proyecto ocupacional y una nivelación de informática; el segundo, al que se
accede una vez aprobado el primero, aborda en 200 horas gastronomía básica,
manipulación de alimentos, elaboración de menú saludable, presentación de
mesas y emplatados, inglés y portugués básicos, y se sigue trabajando el
proyecto ocupacional. Alegre explicó que se han llevado a cabo
capacitaciones en Montevideo y en Fray Bentos –“donde está finalizando un
grupo y hay otro por comenzar”–, Florida y Bella Unión –donde hay grupos en
curso–, que abarcan a 80 trabajadoras.



En tanto, la presidenta de la Liga de Amas de Casa, Mabel Lorenzo, pidió a
las autoridades una “lectura más cómoda” de los recibos de sueldos, que,
según dijo, implica “un agobio mensual para la mayoría de los empleadores”.
“Para poder digerirlos sin tener que tomarnos una pastilla”, bromeó.



Por su parte, el ministro Ernesto Murro reconoció que existen aún “muchos
desafíos y metas a lograr”, como “mayor incremento salarial para los
salarios sumergidos”, la mejora de las condiciones de trabajo, la
profundización de los planes de formación profesional y la disminución de la
evasión fiscal y la informalidad.

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