Nicaragua/ "Esto es peor que un estado de excepción" [Sergio Ramírez - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Dic 23 16:39:55 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

23 de diciembre 2018

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Nicaragua

 

Entrevista Sergio Ramírez

 

“Esto es peor que un estado de excepción”

 

El escritor Sergio Ramírez (Premio Cervantes 2017) no ve una salida a la
actual crisis nicaragüense. Ortega reprime, dice, pero no gobierna. Los
dirigentes de las manifestaciones de abril y mayo están muertos, en el
exilio o presos y hoy no hay líderes políticos, sino referentes morales. "En
la historia de Nicaragua nunca ha habido un cambio cívico, sin armas", dice.

 

Carlos Dada

El Faro, 20-12-2018

https://elfaro.net/es/

 

En la agitación permanente que vive Nicaragua desde el 18 de abril, el
escritor Sergio Ramírez mantiene aún la capacidad de distanciarse
intelectualmente de cada nuevo episodio de esta crisis y aventurar
reflexiones con una perspectiva más profunda.

 

Conoce bien al hombre que gobierna el país: fue vicepresidente del primer
gobierno revolucionario presidido por Daniel Ortega y, dado su oficio de
novelista, entiende muy bien los vicios de la personalidad del gobernante.
"Está aislado", dice.

 

Hace ocho meses, mientras recibía en Alcalá de Henares el Premio Cervantes
de literatura, en Managua iniciaban las protestas estudiantiles contra
Ortega y caían también los primeros jóvenes muertos.

 

“Permítanme dedicar este premio a la memoria de los nicaragüenses que en los
últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y
democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando sin más armas que
sus ideales porque Nicaragua vuelva a ser república”, dijo entonces.

 

Más de 350 muertos, casi 600 presos políticos y miles de exiliados después,
Ramírez cree que su país atraviesa la crisis más grave de su historia. Lo
que la agudiza, dice, es la falta de voluntad para buscar soluciones.

 

Nos sentamos a conversar en la librería Hispamer, sede principal del
festival literario Centroamérica Cuenta que él organiza anualmente y que ha
tenido que suspender este año debido a la crisis. El gran novelista de la
historia nicaragüense parece extraordinariamente pesimista: "No hay escape.
No hay a quién recurrir".

 

-Anteayer dijiste en televisión que esta es la peor crisis en la historia de
Nicaragua. Y este país ha tenido muchas crisis...

 

Sí. Quizás los terremotos, por la desarticulación social que provocaron, o
el huracán Mitch. Esos eventos tocaron el nervio central de la economía. El
terremoto del 72 fue el golpe de gracia de Somoza. La revuelta liberal del
93 fue un cambio abrupto, una revuelta de pocos días. Luego las
intervenciones militares o la guerra de Sandino, pero eso fue en las
montañas. De allí la guerra contra Somoza... Pero hubo soluciones, cambios
de poder, esfuerzos de paz.

 

Ahora lo que agudiza esta situación es la falta de voluntad para crear
soluciones. La economía se está desarticulando y todo mundo apunta a un
desenlace de la crisis para mal, sin cambio político. Los muertos, los
heridos, los detenidos... Somoza nunca tuvo más de 100 presos políticos. Yo
lo apuntaría a la desesperanza en una salida. Daniel Ortega tiene poder pero
no gobernabilidad.

 

-¿Cómo debemos leer este cierre de oenegés y la toma de la redacción de
Confidencial? ¿Es un golpe de autoridad del régimen o un acto de debilidad?

 

De debilidad. Un gobierno fuerte no necesita echar mano de medios de
comunicación. Es una medida defensiva.

 

-El hecho de que ni siquiera haya una orden judicial para ello...

 

Esto es peor que un estado de excepción, porque aquí no se ha suspendido
oficialmente ninguna libertad, pero no hay ninguna garantía para el
ejercicio de los derechos de reunión, de expresión, de opinión ni
inviolabilidad de la correspondencia ni la vivienda. No hay seguridad ni
derechos para nadie porque aquí los derechos nacen de la arbitrariedad. La
policía responde a Daniel Ortega; el Ministerio Público y los tribunales
están coludidos con el sistema. El juez es orteguista, los magistrados son
orteguistas. No hay escape. No hay a quién recurrir.

 

-¿Qué opciones quedan?

 

Por eso digo que es la crisis más grave del país. No hay una salida visible.
Ortega está atrapado en el no. No sé si tenga voluntad de negociar, pero no
tiene consenso en la sociedad y depende de un círculo de hierro que cree que
él se quedará para siempre. Las posibilidades de que se mantenga en estas
condiciones son pocas. Si él abre una mesa de negociación pierde a ese
círculo porque abrirse a una negociación es posibilitar un cambio político.
Y eso tiene el riesgo de perder el poder. Aquí, si se abre una puerta, la
gente vuelve a las calles.

 

-¿Y la represión?

 

El fracaso de la represión es que Ortega no ha avanzado una pulgada. No ha
recuperado ni alcanzado consensos ni con la empresa privada ni con la
sociedad civil ni con Estados Unidos ni con las bases sandinistas porque los
sandinistas también se alzaron. Reprimir no es gobernar.

 

-De una manera u otra habrá salida a esta crisis.

 

Sí, la pregunta es cuáles son los plazos y hasta dónde es capaz de resistir.

 

-Hace unos meses dijiste que el problema con Ortega es que no le interesa un
retiro dorado, que su obsesión es el poder.

 

Ese es otro problema. Su imposibilidad de verse en un papel que no es el del
poder para siempre. Eso es grave también. Es una persona que vive en el
aislamiento.

 

-Aquí parece que hay dos países. Cierran nueve oenegés y dos medios de
comunicación y en los canales progubernamentales no hay una sola palabra.

 

Es que es la pretensión de un mundo falso. Mirá el lenguaje que están
usando. Rosario Murillo dice que está luchando contra los traidores con
amor. ¿Qué significa eso? ¿Están reprimiendo con amor? El discurso es muy
claro. Los traidores no tienen cabida y la calificación de traidores es a su
arbitrio. Los que para ella son traidores no tienen ningún derecho. En la
medida en que solo la represión te sostiene la desconfianza en tu círculo
aumenta. ¿Hasta cuándo aguantarán? ¿Cuántos podrán ser seducidos por Estados
Unidos para traicionarlos?

 

-¿Aún quedan miembros del FSLN que sirvan de interlocutores, que quieren
otra situación?

 

Sí, pero no tienen ningún poder. Los han apartado o los han callado. Tiene
que haber una gran desconfianza. En los ochenta había un sentimiento de
mística, una causa en el sandinismo. Hoy eso no existe. Sus seguidores solo
repiten que aquí intentaron un golpe de estado pero eso no es ideológico.

 

-Hace unos meses había mucha fuerza en las manifestaciones ciudadanas contra
la represión. Mucha esperanza en que esas expresiones provocarían un cambio.
¿Qué pasó?

 

Eso es consecuencia de las circunstancias. En la historia de Nicaragua nunca
ha habido un cambio cívico sin armas. La voluntad de esta lucha siempre ha
sido la resistencia civil, pero como nunca se ha dado no hay experiencia.
Aquí lo que hay es experiencia guerrillera. Lo que hubo fue improvisación.
En abril y mayo muchos creyeron que vivían en un país que no era y creían
que su margen de movilización iba a ser respetado, como si marcharan con
Martin Luther King. ¡Y ya había 200 muertos! Y seguían manifestándose con
sus niños. Yo fui con mis nietos a una marcha el 30 de mayo. Ese día hubo 20
muertos. El régimen se preparó para una represión a fondo y la gente no
estaba preparada. Comenzaron a irse del país porque no había otra
alternativa. No había una organización de seguridad clandestina. La mayoría
de los líderes están muertos, en el exilio o presos. ¿Pero está
desmoralizada la gente? No. La voluntad sigue intacta. Desarticularon la
cabeza pero no la voluntad de la gente.

 

-¿Quiénes son hoy los referentes de esa resistencia?

 

Son referentes morales más que políticos. Como Vilma Núñez (defensora de
Derechos Humanos), que es una institución en este país. Como Carlos Fernando
Chamorro, como el empresario Michael Healy. La gente no está buscando
ahorita líderes políticos. Ese no es el problema ahora. Lo que necesitamos
son referentes morales. También allí están monseñor Silvio Báez o monseñor
Álvarez.

 

-¿Y el Ejército dónde queda en esta crisis?

 

Creo que el Ejército está entre la reserva de la estabilidad política del
país. No han dado su respaldo al régimen como lo ha hecho la policía. Habrá
que contar con ellos. No para un golpe de Estado, que tampoco es deseable,
sino para garantizar estabilidad y facilitar un cambio.

 

-También has sido muy claro en que la salida no puede pasar por una
intervención extranjera, a pesar de que algunos parecen pedirla.

 

Es que eso es una estupidez. Hay gente que cuando se desespera comienza a
ver a los yanquis. Si el gobierno de Estados Unidos impone sanciones y
aplica la ley Magnitsky eso es entre Ortega y Estados Unidos, pero no define
el rumbo que el país debe tomar.

 

-¿Y los países centroamericanos?

 

Es que son muy disímiles. Honduras y Guatemala tienen gobiernos poco
ejemplares. El Salvador no dirá nada porque sus gobernantes hace mucho
establecieron sus simpatías con Ortega. Solo queda Costa Rica, un país
democrático que no puede aceptar lo que pasa aquí. ¿Pero de Honduras qué
podemos esperar?

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