Venezuela/ Colapso económico, desenlace político y resistencia contra el hambre [Marea Socialista - editorial]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Ene 21 17:28:09 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

21 de enero 2018

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Venezuela

Colapso económico, desenlace político y resistencia contra el hambre (1)

Marea Socialista, editorial N° 26

Aporrea, 16-1-2018

https://www.aporrea.org/

En diciembre de 2017 la dinámica inflacionaria marcó un nuevo momento de
quiebre. Se está dando desde entonces un verdadero salto en la crisis
económica que pulveriza el nivel de vida de los venezolanos de a pie y
liquida la poca estructura productiva que queda en el país. La aceleración
hiperinflacionaria desorganiza a una velocidad de vértigo toda la economía,
reduce el consumo a niveles de hambre crónica, quiebra la poca producción
existente y destruye los canales de distribución y crédito. En la base de
este colapso se encuentra el desmantelamiento, o mejor dicho, el saqueo a
PDVSA, que era la palanca con la que enfrentar las crisis, lo mismo que el
escandaloso Desfalco a la Nación que consumió el 40% del total de ingresos
en divisas de los últimos 18 años. Esta situación plantea como posibilidad
un inminente colapso económico.

Es importante entender que la reconstrucción económica del país será cada
vez más difícil y costosa para el pueblo que vive de su trabajo a medida que
el gobierno demore más tiempo en aplicar las medidas que permitan frenar e
invertir la tendencia actual. Pero, lo que sin dudas se puede afirmar es
que, por el camino extractivista de profundización y extensión del rentismo,
la ruta de la nueva mutación neoliberal que exige el capital financiero y
que ha sido el eje central de la política ejecutiva de Maduro, o ya sea por
el rumbo del clásico ajuste neoliberal macroeconómico y de privatizaciones
generalizadas y abiertas que proponen los especialistas de la extinta MUD,
se completará el desmontaje total de las pocas conquistas que aún subsisten,
de las que se obtuvieron con el Proceso hasta el 2012. Se continuará
hundiendo al país en la miseria. La elaboración colectiva y democrática de
un programa de emergencia alternativo con prioridad absoluta en las
necesidades populares y un nuevo proyecto de país para ocupar el lugar hoy
vacante del derrotado, proyecto bolivariano, que despierte esperanzas y
ayude a la voluntad de lucha en la población más castigada por la crisis, es
uno de los desafíos que nos plantea el desastre actual.

Otro fenómeno nuevo, quizás el más importante, es el de las protestas
sociales. El abanico de reclamos es amplio: crisis en los servicios,
maltrato y represión gubernamental, reclamos laborales, crisis del sistema
de salud, pero sobre todo se está desarrollando una respuesta de acciones
directas para enfrentar el hambre producida por los precios inaccesibles de
los alimentos y otros bienes básicos, y la escasez que ha dado un salto en
los últimos 2 meses. Estas protestas recorren gran parte de la geografía
nacional y son en su gran mayoría espontáneas. En ellas participan sectores
populares sin distinción de pertenencias políticas, pero unidos por el
hambre. Aunque se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que una parte
sustancial de los que protestan, arriesgando incluso la vida, proviene de
votantes del chavismo. Este cambio no es coyuntural o momentáneo, su
dinámica es a extenderse, aumentar en volumen, masificarse y a crecer en
articulación, ya que tienen una base material que lo empuja: las protestas
son la expresión de una fuerte resistencia a la profundidad y violencia de
la crisis económica y al autoritarismo político que está sufriendo el pueblo
venezolano.

Por otra parte, los escenarios políticos probables para el 2018 están
amarrados a estas dos situaciones: el colapso económico que está en
desarrollo y la extendida resistencia social. Como parte del
desmantelamiento de la Constitución del 99, el gobierno militar/cívico de
Maduro profundiza su tendencia autoritaria, pero lo hace con un maquillaje
electoral para tratar de evadir la presión internacional y la interna. La
instalación de la constituyente fraudulenta, las amañadas elecciones de
gobernadores y de alcaldes y las posibles presidenciales de este año, se han
convertido en ruta política elegida, por ahora, de la cúpula del
PSVU/gobierno.

Pero sería un error creer que es la única. La cúpula gobernante ha
demostrado su decisión de mantenerse en el poder como sea. Para ello, y para
adaptarse a las presiones y necesidades del capital financiero
internacional, lo que ve como una manera de mantener sus privilegios, viene
procediendo a desmantelar, con la excusa cínica de la guerra económica,
todas las conquistas económicas, sociales, políticas y de soberanía
alcanzadas durante el proceso. Por eso, de no ser seguras para las cúpulas
las condiciones que puedan surgir del "Dialogo" que se está desarrollando en
República Dominicana, contubernio que tiene como objetivo una elección
presidencial controlada, está planteada como probabilidad una profundización
totalitaria y represiva, con la intención de aplastar las protestas y
consolidar su rumbo entreguista. En este sentido el gobierno usa como
coartada las repudiables amenazas y sanciones que está realizando el
imperialismo norteamericano y los pedidos de intervención militar extranjera
como el realizado por el economista Ricardo Haussman, desde Estados Unidos,
sanciones y amenazas que debemos rechazar.

Pero hay un tercer escenario probable que sería un error grave descartar:
está planteado que la extensión, articulación y empuje de estas protestas y
estallidos parciales que vienen sucediendo, se conviertan en un ascenso
masivo que lleve a las calles la arrechera que se percibe entre la población
más castigada por la crisis. Este escenario puede condicionar los dos
anteriores y abrir como en otras épocas en el país, un periodo de
inestabilidad creativa que facilite la recuperación y reorganización de las
fuerzas populares.

De todas maneras e independientemente del escenario que se imponga, durante
2018 se producirán definiciones y desenlaces políticos que establecerán una
nueva etapa de lucha. Es nuestra obligación estar preparados para actuar en
ella.

Al mismo tiempo, la complejidad de la situación obliga a desarrollar tres
tareas simultáneamente:

En primer lugar expresar la mayor solidaridad posible con los sectores
populares que están resistiendo. Estos sectores son criminalizados y
reprimidos, son también calumniados por aquellos como el gobierno o los
dirigentes de la MUD, que no conocen la sensación que provoca el hambre, ese
malestar que sube desde el estómago al cerebro y que sacude las emociones.
Algo que desconocen por su vida privilegiada, como la angustia de no poder
darle de comer a sus hijos, la desesperanza que provoca el trabajo duro por
un salario de miseria. O la desmoralización y zozobra que provoca no poder
atender a sus enfermos. Por eso nuestra solidaridad incluye el rechazo a la
represión y la exigencia, como primera prioridad, de proveer oportunamente,
los alimentos y medicinas necesarios a toda la población más vulnerada. En
ese sentido exigimos la apertura de una vía de asistencia solidaria al
pueblo con hambre y que se utilicen los recursos de la deuda y los que hay
que arrebatarle a la corrupción, para proporcionar urgentemente alimentos y
medicinas bajo supervisión ciudadana y de organismos de derechos humanos.

En segundo lugar, la construcción colectiva y democrática de un programa de
emergencia económica requiere de una condición previa. Se trata de un
ejercicio entre aquellos que tenemos un acuerdo básico inicial: los que
rechazamos las variantes extractivista y de sumisión al capital financiero.
Entre los que damos prioridad a resolver el hambre por encima del pago de
una deuda escandalosa e ilegítima. Entre los que exigimos una auditoria
pública del Desfalco a la Nación para recuperar los centenares de miles de
millones de dólares estafados al pueblo y al país. Entre aquellos que
sostenemos que hay que reorientar los esfuerzos a la producción de lo que
necesitamos y no al rentismo o a la especulación financiera. A partir de esa
identificación primaria proponemos construir un programa unitario para
intentar detener la crisis y cambiar su dinámica destructiva. Hay una
condición adicional e irrenunciable: Toda la elaboración y sobre todo, la
aplicación de este programa tiene que estar sometida a un estricto control
social apoyado en la organización de los que han salido a resistir, de los
que luchan por comida, medicinas, agua, transporte, electricidad, de los que
enfrentan la entrega y la destrucción de la naturaleza y el territorio y de
los que reivindican los derechos políticos y democráticos elementales. De
aquellos que ya lo están haciendo y de los que se suman cada día.

En tercer término, tenemos que estar preparados para cualquiera de los
escenarios políticos que se presenten. La lucha política, incluso la lucha
electoral, a pesar de las manipulaciones y métodos fraudulentos, a pesar de
la represión y del autoritarismo, permitirá construir una referencia
política nacional, reconstruir un proyecto de país con horizonte emancipador
y visibilizar para grandes sectores de la población un llamado esperanzador
y de lucha.

En ese sentido, de realizarse las elecciones presidenciales es
imprescindible comenzar a debatir nuestra participación. Construir un equipo
que le llegue al país, hay muchas mujeres y hombres experimentados,
conocidos y respetados y muchos jóvenes entusiastas que pueden transmitir
las propuestas de emergencia, plantear el proyecto y debatirlas de manera
democrática y colectivamente, sin caer en los cantos de sirena que llevan a
la reconstrucción de una oposición que sólo pretende reemplazar a Maduro sin
tocar el fondo del problema: el rumbo neoliberal abierto o encubierto que
nos ha traído a esta crisis. Para esto es necesario poner en pie una nueva
forma de hacer política, alejada de caudillismos y apoyada en las
herramientas de participación democrática de la Constitución del ‘99.

Nota

1) Cuando estábamos preparando la publicación de este Editorial se conoció
el enfrentamiento con el grupo de Oscar Pérez, con el lamentable saldo de la
muerte de integrantes de ese grupo y varios miembros de la fuerzas de
seguridad. Al mismo tiempo que desde algunas de las cuentas de twitter de
altos funcionarios del gobierno se conocieron temerarias denuncias contra
dirigentes políticos públicos provenientes del chavismo a los que se
pretende relacionar con el grupo. Toda la operación comunicada oficialmente
ha despertado innumerables dudas y escepticismo sobre la veracidad de esa
información que se reflejan abundantemente en las redes sociales. Sólo una
investigación independiente en la que participen organismos de Derechos
Humanos autónomos del Estado, sin manipulaciones ni intoxicación mediática
de los hechos, puede despejar las dudas que se han despertado y llegar a la
verdad, de lo contrario se podría abrir paso a un demencial espiral de
violencia.

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