Brasil/ 130 años de una abolición inacabada de la esclavitud [Juliana Gonçalves]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Jul 8 00:00:31 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

8 de julio 2018

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Brasil

 

130 años de una abolición inacabada *

 

La ley que abolió la esclavitud después de tres siglos de trabajo forzado,
liberó y al mismo tiempo abandonó a las personas.

 

Juliana Gonçalves  

 

El Salto Diario, 22-6-2018 

https://www.elsaltodiario.com/

Traducción de Pilar Gurriarán 

 

Conservadora y corta, con poco más de dos líneas, la Ley nº 3.353, la
llamada Ley Áurea, decretó, el 13 de mayo de 1888, el fin legal de la
esclavitud en Brasil. Pero si la esclavitud tuvo su fin desde el punto de
vista formal y legal hace 130 años, la dimensión social y política está
inacabada en la actualidad. Esta es la principal crítica de estudiosos y
militantes de los movimientos negros a la celebración del 13 de mayo como el
día del fin de la esclavitud. 

 

La promulgación de la Ley Áurea fue una acción rellena de pompa, como se
observa en el registro fotográfico de António Luiz Ferreira, en el que una
multitud aguarda a la firma desde el exterior del Palacio Imperial, en el
centro de Río de Janeiro. 

 

El Imperio portugués sufría fuertes presiones internacionales para quitar de
la legalidad la posibilidad de esclavizar a las personas. Además, el aumento
de las ideas abolicionistas y las constantes fugas e insurrecciones de los
esclavizados hacían de la esclavitud un negocio cada vez menos rentable.

 

"La abolición no se dio por una simple firma. [...] Existieron varias formas
de enfrentarse al poder del señor"”

 

La militante del movimiento negro Katiara Oliveira habla sobre ese período
basándose en una historiografía poco explorada, pero verdadera: "La
abolición no se dio por una simple firma. Las revueltas y rebeliones, como
prender fuego al cañaveral, la fuga a los quilombos [asentamientos de
esclavos fugados], el suicidio, el infanticidio, el envenenamiento de los
señores de los ingenios [propietarios de las plantaciones] causaron
perjuicios a los señores de los ingenios. Existieron varias formas de
enfrentarse al poder del señor". 

 

Aun así, Brasil fue el último país de occidente en abolir la esclavitud. La
Ley Áurea fue la ley más popular y la última del Imperio. Un año y medio
después de la abolición, el Imperio acabó. Historiadoras de ese período,
como Lilia Moritz Schwarcz, profesora del Departamento de Antropología de la
USP, apuntan a que el Estado postergó al máximo la prohibición a la
esclavitud y eso costó la vida del régimen. 

 

Inconclusa 

 

Hace décadas, los movimientos negros caracterizan la fecha como día de la
abolición inconclusa, resaltando la lucha de los negros por libertad y
desmitificando la figura de la princesa Isabel como la benefactora de los
negros. 

 

Desde la coordinación nacional del MTST, el Movimiento de los Trabajadores
Sin Techo, Jussara Basso comenta esa abolición formal e incipiente: "Esa
idea de abolición inconclusa en realidad coloca al pueblo negro en una
condición de esclavitud remunerada", reflexiona.

 

Un año después de la abolición, las teorías racistas basadas en métodos
pseudocientíficos comenzaron a ganar cuerpo y voz como ideologías del
blanqueamiento racial ampliamente aceptadas en Brasil entre 1889 y 1914 ”

Un año después de la abolición, teorías racistas basadas en métodos
pseudocientíficos, que buscaban apuntar al negro como biológicamente
inferior, comenzaron a ganar cuerpo y voz como ideologías del blanqueamiento
racial ampliamente aceptadas en Brasil entre 1889 y 1914. Blanquear física y
culturalmente el país se convirtió en objetivo en un lugar que necesitaba
apagar la presencia negra, lo que llevó a incentivar la inmigración europea
para trabajar en los cultivos, excluyendo a los trabajadores negros. 

 

Hasta hoy, la desinformación sobre el período de la esclavitud es grande. La
convivencia armónica relatada por literaturas de la época como Casa Grande y
Senzala, libro de Gilberto Freyre publicado en 1933, dan cuenta de una
esclavitud limpia, sin grandes conflictos, como si fuera posible la
existencia de un sistema pacífico en el cual un ser humano puede ser la
posesión de otro. 

 

El hecho defendido por expertos e investigadores es que la ley que liberó a
los descendientes de africanos no traía reparaciones históricas y los
esclavizados ese día fueron, al mismo tiempo, liberados y abandonados,
siendo más tarde marginados. 

 

Raumi Souza concuerda con esta afirmación. Él forma parte del grupo de
estudios sobre la cuestión étnico-racial y la cuestión agraria del MST. "La
abolición de la esclavitud fue una ilusión. El esclavo salió de la senzala
[alojamiento de esclavos en las haciendas], salió de la hacienda y pasó a
ser libre, pero una libertad que no le da acceso a tierra o a bienes
materiales y financieros, no le da dignidad", lamenta. 

 

Desigualdad 

 

Hasta hoy, las estadísticas prueban en diversos niveles cómo el país es
profundamente desigual y que la clasificación por raza es siempre un
agravante. La renta por domicilio per cápita del promedio de la población
blanca es más que el doble de la renta de la población negra: 1.097 reales
(250,36 euros) para los blancos contra 508,90 (116,14 euros) para los
negros, según el estudio de 2016 del PNUD, el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo. 

 

Según el otro índice del estudio, bautizado como Desarrollo Humano
Municipal, que tiene en cuenta ingresos, salud y educación, los negros en
Brasil tienen diez años de retraso en comparación con los blancos.

 

La Ley Áurea no acompañada de políticas de reparación perpetuó desigualdades
visibles hasta hoy entre blancos y negros”

 

Datos como éste muestran cómo la firma de la Ley Áurea no acompañada de
políticas de reparación perpetuó desigualdades visibles hasta hoy entre
blancos y negros. El abogado Daniel Teixeira, del Centro de Estudios de las
Relaciones de Trabajo y Desigualdades (CEERT), cuenta que eran comunes
legislaciones paliativas o nada efectivas cuando el asunto era remediar los
estragos de la esclavitud, como la Ley del Vientre Libre y la Ley del
Sexagenario, entre otras. 

 

"Un ejemplo de esto es la expresión ‘leis para inglês ver’ (“leyes para que
las vea el inglés”), que viene de leyes abolicionistas justamente porque les
faltaba efectividad. Eran editadas para dar la imagen de un país que no
aceptaría la esclavitud, pero que en la práctica fue el último país en
abolirla, aunque solo formalmente", explica. 

 

Brasil de Fato conversó con una serie de expertos para entender cómo esa
abolición inacabada puede ser identificada actualmente en diferentes
sectores. 

 

Trece décadas después de la abolición, sin derechos plenos

 

Derecho a la vida, a la tierra, a la salud, a la vivienda, a la justicia y a
la inserción en espacios de poder son algunos indicadores que revelan un
Brasil extremadamente desigual. La pobreza y la marginalidad tienen color en
Brasil. No es de hoy que los movimientos negros y los expertos apunten que
las desigualdades socioeconómicas entre blancos y negros no pueden ser
explicadas exclusivamente por el pasado esclavista, sino sobre todo por las
diferencias de inserción social, productiva y de oportunidades que sucedió
tras la esclavitud. 

 

Para Katiara Oliveira, del Colectivo Kilombagem y de la Red de Protección y
Resistencia al Genocidio, la abolición está apenas en el papel. Prueba de
ello serían los altos índices de asesinatos de jóvenes negros. "El genocidio
de la población negra es la expresión de que el pueblo negro no ascendió a
la condición de ciudadano, porque no tuvo los derechos básicos garantizados
como la vivienda, la salud, la educación y el derecho básico a la vida. Las
personas mueren en Brasil por ser negras, por ser pobres y negras", dice. 

 

Según datos del Mapa de la Violencia de 2014, que compila información desde
1998, 23.000 jóvenes negros de 15 a 29 años son asesinados en Brasil cada
año. Son 63 por día, o uno cada 23 minutos. Es decir, de los 30.000 jóvenes
muertos al año, el 77% son negros. 

 

Si estos datos revelan muertes predominantemente masculinas, las mujeres no
blancas no están más seguras. El mismo Mapa de la Violencia apunta que la
muerte de mujeres negras aumentó un 54% en los últimos diez años, mientras
que el asesinato de mujeres blancas cayó un 10%. 

 

Érica Malunguinho, activista y gestora del espacio cultural independiente
Aparelha Luzia de artes negras, localizado en São Paulo, apunta el descuido
del Estado en no dar al tema la seriedad adecuada. "Sin duda el feminicidio
alcanza más a las mujeres negras, así como se desliga de toda carga de otras
violencias estructurales, pues el fundamento racial, de la manera que es
ideológicamente practicado, tiene como objetivo constante nuestras vidas",
reflexiona. 

 

En este contexto, las desigualdades entre las mujeres son escandalosas. "Las
mujeres lesbianas, trans y las travesti se vuelven más vulnerables aún en lo
que yo llamo jerarquía de la tragedia anunciada", puntualiza Malunguinho,
que es mujer trans.

 

Hay indicios de que no es solo la bala la que mata, sino que la negligencia
del Estado con respecto a la salud de la población negra también causa
muertes”

 

En general, la falta de respuesta del Estado al genocidio negro se relaciona
directamente con las cuestiones de seguridad pública, pero no solo con
ellas. Hay indicios de que no es solo la bala la que mata, sino que la
negligencia del Estado con respecto a la salud de la población negra también
causa muertes. 

 

Emanuelle Góes, epidemióloga y doctora en Salud Pública, explica cómo los
negros todavía mueren de enfermedades tratables como tuberculosis, presión
alta, VIH / SIDA, entre otras. "La falsa abolición, de hecho, tiene una
interferencia en la salud de la población negra", cuenta. 

 

Góes celebra el SUS, el Sistema Único de Salud, como una política que
benefició mucho a la población negra, sin embargo, puntualiza que incluso el
SUS no logra suplir todas las desigualdades. "Con el SUS, un sistema
universal, integral y ecuánime y que preconiza la distribución de forma
equitativa, con justicia social y derechos, tenemos una mejora, pero no el
equilibrio. Todavía se producen disparidades raciales en la salud". 

 

Si el tema universal de la salud refleja diferencias entre blancos y negros,
hay una línea de la historiografía que apunta que la falta de distribución
de tierras en la época de la esclavitud es la cuna de todas las
desigualdades. Raumi Souza, del MST, resume la cuestión en el campo. "Hasta
hoy la lucha por la tierra es también una lucha contra resquicios de la
esclavitud". 

 

Afirma que la lucha en el campo es una lucha negra: "El sin tierra de hoy es
el esclavo de ayer". Para él, hay sólo un camino para intentar disminuir esa
brecha histórica que no permite la equidad. "La abolición no se ha concluido
y solo se va a concluir cuando exista reforma agraria. La distribución de
bienes y de la tierra es un factor importante de esa democratización". 

 

Además de la reforma agraria, la titulación precaria de tierras quilombolas
también refleja rastros de esa falsa abolición. El derecho a la tierra
negado en 1888 permanece. Según datos de la Conaq, la Coordinación Nacional
de Articulación de las Comunidades Negras Rurales Quilombolas, solo el 4% de
los más de 1.600 procesos de titulación de tierras quilombolas en marcha en
el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra) se
concluyeron. 

 

El programa de reconocimiento de áreas quilombolas no solo no avanza, su
presupuesto se contrajo un 94% en siete años, descendiendo de 64 millones de
reales (14,64 millones de euros) en 2010 a 4 millones (0,92) en 2017. 

 

La reciente tragedia que puso fin a la ocupación en el edificio Wilton Paes
[donde vivían ilegalmente 400 personas y se derrumbó a principios de mayo],
en São Paulo, sacó a la luz el debate de las ocupaciones en las ciudades. 

 

Jussara Basso, de la coordinación nacional del MTST, recuerda que el derecho
a la vivienda previsto en la Constitución de 1988 es negado a la población
negra y pobre. "Para nosotros está reservado el derecho a la calle. Esta
tragedia señaló una necesidad inmediata de que se tenga un programa
habitacional que realmente atienda a la población de bajos ingresos de este
país, y programas sociales que garanticen una existencia más digna", afirma.


 

Destaca que la población negra es mayoría en la calle, así como en las
ocupaciones, las periferias y los subempleos. "Lo que la gente percibe es
que no se ha avanzado nada en las políticas sociales que buscan un formato
de inclusión y división de las riquezas de este país. En realidad trabajamos
para garantizar la riqueza de pocos, mientras nosotros vivimos como
podemos", expone. 

 

Así como sucede con la pauta de la vivienda, Daniel Teixeira, abogado del
CEERT, analiza cómo la vida de los negros, que son el 53% de la población,
está impregnada por una cultura jurídica que no ve la igualdad racial como
un vector de transformación. "Es posible hablar de prejuicios que ocurren
desde la legislación tributaria, que tributa más sobre el pobre, donde está
la población negra, hasta la cuestión de sospechosos en crímenes que la
gente tendrá en la calle, un abordaje policial que 'privilegia' a las
personas negras como sospechosos", recuerda. 

 

En un país cuya historia, si se reduce a un período de 10 días, vivió 7 días
bajo régimen esclavista, y que todavía presenta formas radicales de racismo
estructural, es difícil hablar de desigualdad en profundidad sin considerar
racismo, machismo, heteronormatividad y LGBTfobia. Esta es la opinión de la
escritora y doctora en Ciencia de la Información Bianca Santana. "Estas
pautas no son pautas menores que aíslan, estas son pautas que estructuran el
sistema desigual que vivimos", afirma. 

 

Autora del libro Cuando me descubrí negra, publicado en 2015, Santana cree
que romper el silencio sobre el racismo es una forma de combatirlo. "Mi
proceso de descubrirme mujer negra, que escribo en el libro, que he
escuchado también a tantas otras mujeres, fue percibir cuánto ese
silenciamiento sobre la cuestión racial reforzaba esa ideología de
blanqueamiento: no vamos a hablar sobre la cuestión racial porque aquí no
hay ningún problema". 

 

Tal vez sea un exceso de optimismo creer que los efectos de 300 años de
esclavitud podrían revertirse en 130 años, pero la realidad es que cada vez
más sectores hacen coro con los movimientos negros al afirmar que la
transformación social profunda de Brasil sólo se dará por medio de políticas
serias de reparaciones para el pueblo negro. 

 

Las desigualdades históricas área por área 

 

“Históricamente le fue negado el derecho a la tierra a las personas negras
de Brasil, entonces tierra, raza y clase son fenómenos interconectados. La
mayoría de las personas que forman parte de los asentamientos de reforma
agraria son personas negras, que descienden de las personas africanas que
fueron esclavizadas en Brasil. La reforma agraria es una forma también de
reparación en la desigualdad racial brasileña”. 

 

Raumi Souza, Grupo de estudios sobre la cuestión étnico-racial agraria del
MST, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra 

“La política de cuotas fue un capítulo importante de conquista porque
conseguimos por unanimidad que el Supremo Tribunal Federal estableciera la
constitucionalidad de las acciones afirmativas. Por otro lado, vemos los
asesinatos de negros potencializados por la ‘guerra a las drogas’ que
criminaliza la pobreza y la negritud”. 

 

Daniel Teixeira, abogado y director de Proyectos del CEERT, Centro de
Estudios de las Relaciones de Trabajo y Desigualdades 

“Continuamos teniendo disparidades raciales en salud. Un ejemplo es la
mortalidad materna, más frecuente entre mujeres negras. A pesar de tener la
Política Nacional de Salud Integral de la Población Negra, en tiempos de
golpe, se agravan las dificultades de implementarla”. 

 

Emanuelle Góes, epidemióloga-enfermera, maestra en Enfermería, doctora en
Salud Pública, Bloguera de Población Negra y Salud 

“La abolición, que cumple 130 años, todavía está en el papel. Nosotros no
estamos más esclavizados, sin embargo todavía no somos ciudadanos. Según el
IBGE, la mayoría de los presos del país es de mulatos, y más del 40%
aguardando juicio con la posibilidad de ser inocente”. 

 

Katiara Oliveira, miembro del colectivo de izquierda Kilombagem y de la Red
de Protección y Resistencia al Genocidio 

“Hay una criminalización de quien vive en las favelas, en la orilla de
arroyos, así como de quien ocupa edificios por no querer vivir en la calle,
la mayoría negros. Son personas que buscan luchar por sus derechos, siempre
negados. Hace mucha falta abrir espacios para que la gente ocupe cargos del
poder público para que haya representación efectiva del pueblo negro en esos
espacios”. 

 

Jussara Basso, Coordinación nacional del MTST 

“El movimiento de mujeres negras viene desde hace años posicionando los
debates que son importantes, porque las cuestiones de raza, género y clase
son tres puntos de reflexión constante para pensar el proyecto de sociedad
occidental. En el proyecto de sociedad en que vivimos hoy, estos temas son
colocados como fragmentos, cuando son cuestiones estructurales de Brasil”.

 

Érica Malunguinho, activista y maestra en Estética e Historia del Arte en la
USP, es gestora del espacio cultural independiente Aparelha Luzia de artes
negras.

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