Nicaragua/ Ortega y Somoza, cada día más parecidos [Manuel de la Iglesia Caruncho]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Dom Jul 8 00:03:23 UYT 2018
_____
Correspondencia de Prensa
8 de julio 2018
<https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/
redacción y suscripciones
<mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net
_____
Nicaragua
Se prolonga la represión de la revuelta popular
Cada día más parecidos
Las protestas populares contra el gobierno de Daniel Ortega no han cesado
desde que estallaron en abril pasado. Mientras el presidente participa en un
diálogo nacional con la sociedad civil, en las calles se prolonga la
represión: ya hay más de 200 muertos y 1.300 heridos. Mientras crece el
rechazo en su contra entre la ciudadanía, Ortega da pocas señales de estar
dispuesto a alejarse del poder. Recuerda a otro nicaragüense que terminó
cayendo por voluntad del pueblo.
Manuel de la Iglesia Caruncho *
Brecha, 6-7-2018
https://brecha.com.uy/
Después de perder las elecciones de 1990 contra Violeta Barrios de Chamorro
y de fracasar en las de 1996 y 2001, Daniel Ortega se hizo finalmente con la
presidencia de Nicaragua en 2006. Desde entonces ha gobernado con calculada
ambivalencia: por un lado, puso en marcha programas sociales como Hambre
cero, Plan Techo y Usura Cero, y la conexión gratuita a Internet desde los
parques de distintas ciudades; por otro, garantizó al sector privado mano de
obra barata –con el menor salario mínimo de Centroamérica–, sindicatos
domesticados, ausencia de conflictos, impuestos regresivos y el predominio
de un modelo neoliberal clásico. Su discurso antimperialista, sandinista y
socialista, cercano a Cuba y a Venezuela, se combinó con un buen
entendimiento con Estados Unidos, con ventajas a la inversión extranjera y
el control de los movimientos migratorios y del narcotráfico. A la vez, un
pacto con lo más conservador de la Iglesia –el célebre monseñor Obando,
enemigo feroz del sandinismo en los ochenta– supuso la prohibición de la
interrupción del embarazo en todos los supuestos. Sin embargo, las
ambigüedades se despejaban de manera contundente en cuanto surgían protestas
populares, las cuales se reprimían salvajemente.
Ortega llegó a ejercer un poder omnímodo no sólo por los amplios márgenes de
maniobra que le proporcionaban los pactos mencionados, sino también por el
férreo control que detentaba sobre el parlamento, el Consejo Supremo
Electoral (Cse) y la policía. Cada uno le servía como palanca para el
control del otro. Por ejemplo, el Cse dejaba fuera del juego electoral a los
adversarios incómodos, lo que permitía a Ortega disponer con facilidad de
mayorías en la Cámara, siempre, eso sí, contando con una minoría de
opositores, sin capacidad de incidencia pero que legitimaban el sistema.
El carácter autoritario, neoliberal y conservador en lo moral del régimen de
Ortega fue dejando por el camino a grandes figuras del sandinismo de los
ochenta, un proceso que ya había comenzado con la “Piñata” –reparto de
bienes estatales entre algunos miembros de la cúpula sandinista– a comienzos
de los noventa. Así, pronto abandonaron las filas de Ortega los comandantes
Henry Ruiz y Luis Carrión, Dora María Téllez y Mónica Baltodano, el escritor
Sergio Ramírez, Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Carlos Mejía Godoy, Óscar
René Vargas, Mundo Jarquín, Víctor Hugo Tinoco… y el fiel Herty Lewites. El
único nombre reconocible de los ochenta que continúa con Ortega es el
comandante Bayardo Arce.
Caen las máscaras
Con ese poder sin contrapesos no hacían falta más máscaras. La cara
autoritaria de Ortega se mostró pronto con la firma del acuerdo para la
construcción de un canal interoceánico con el propietario del grupo Hknd
hongkonés, que llevaría aparejada una inversión de 50.000 millones de
dólares, sin que se diesen a conocer estudios previos sobre los impactos
sociales, a pesar de que supondría confiscaciones de tierras, y ambientales:
el canal atravesaría el mayor lago de la región.
En esa línea caudillista, Ortega aprobó en abril pasado el decreto de
reforma de la seguridad social que reducía las pensiones e incrementaba las
cuotas, sin negociaciones previas con los afectados ni con el sector
privado. Se trataba de resolver el estado financiero calamitoso que mostraba
el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social debido a su mala gestión. El
resto de la historia es bien conocido: las protestas iniciales fueron
brutalmente reprimidas. Entonces arreciaron las manifestaciones contra la
represión, y ésta se agudizó. La visita de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (Cidh) al país atestiguó, en un informe demoledor de fecha
21 de mayo, la pérdida de 76 vidas, 868 heridos y 438 detenidos. También
documentó “detenciones ilegales, prácticas de tortura, tratos crueles,
inhumanos y degradantes; censura y ataques contra la prensa y otras formas
de amedrentamiento”.
Sin que cesase desde entonces el goteo de muertos, el siguiente hito de
violencia se registró el 30 de mayo, Día de las Madres, al finalizar una
gran marcha de apoyo a las familias de los fallecidos. A pesar de la
participación de cientos de miles de nicaragüenses, los manifestantes fueron
atacados a tiro limpio por la policía y fuerzas paramilitares a las órdenes
de Ortega, lo que provocó la muerte de otras 14 personas y un centenar de
heridos. Y así hasta la última semana, cuando, el sábado 23 de junio, un
ataque al recinto universitario de la Unan-Managua dejó dos muertos y 14
heridos; cuando el cardenal y el nuncio apostólico, acompañados de otros
obispos, tuvieron que acudir en procesión a Masaya para evitar otra masacre;
cuando en Nagarote y León se registraron otras cuatro víctimas; y cuando, el
sábado 30, al finalizar la llamada Marcha de las Flores, la policía y los
paramilitares apostados en las inmediaciones dejaron con sus disparos otros
dos muertos y 11 heridos.
El número exacto de víctimas mortales no se conocerá hasta que transcurra un
tiempo, pero las cifras que maneja la Cidh y el Centro Nicaragüense de
Derechos Humanos (Cenidh) atestiguan que ya se han sobrepasado con creces
las 200 y que se contabilizan más de 1.300 heridos.
Situación económica
Durante los últimos 11 años ha sido notable el crecimiento del Pbi de
Nicaragua, empujado por las remesas de emigrantes, la inversión extranjera,
la cooperación internacional –especialmente venezolana (1)–, los elevados
precios internacionales de los productos de exportación –café, azúcar, oro,
tabaco, madera, carne…– y las crecientes entradas por turismo. No obstante,
al tratarse de un modelo concentrador, benefició sobre todo a un pequeño
grupo de multimillonarios: 210 nicaragüenses ostentan un patrimonio superior
a los 30 millones de dólares. Mientras, la desigualdad aumentó y también la
sobreexplotación de recursos naturales, que ha dejado al país entre los más
desforestados de la región.
En forma previsible, la crisis actual comienza a sentirse: las reservas
internacionales se han reducido entre mayo y junio en un 8 por ciento; los
depósitos bancarios han disminuido en 620 millones de dólares; y se ha
estimado para 2018 un decrecimiento del Pbi del 3 por ciento –frente al
incremento del 4,9 por ciento en 2017–. No obstante, las remesas han
aumentado y el gobierno cuenta todavía con margen para gastos y compromisos
presupuestarios.
Escenarios
Hay dos escenarios posibles para una salida del conflicto que se prolonga
desde abril. En el primero, se llega pronto a un acuerdo en el marco del
Diálogo Nacional que conduce la Comisión de Mediación y Testigo presidida
por la Conferencia Episcopal de Nicaragua –diálogo en el que participan el
gobierno por un lado, y por otro la Alianza Cívica por la Justicia y la
Democracia, que reúne a estudiantes, campesinos, sector privado y sociedad
civil–. Un acuerdo que signifique el cese de la violencia y la represión, la
convocatoria adelantada de elecciones –sin posibilidad de reelección para
Ortega–; la remoción de los desacreditados y nada fiables miembros del Cse y
los mandos policiales comprometidos con las masacres; y la creación de una
Comisión de Verificación y Seguridad formada por el gobierno y la Alianza
Cívica, que –con el apoyo del alto comisionado de la Onu para los Derechos
Humanos, la Unión Europea, la Cidh y la Oea y, por otra parte, con la
jerarquía de la Iglesia Católica como testigo– garantice el cumplimiento de
lo acordado. Las variantes en este escenario son que el gobierno, lo presida
o no Ortega, sea el encargado de convocar elecciones. Aunque nadie se fía de
Ortega, su continuidad o remplazo dependerá de la correlación de fuerzas.
En el segundo escenario continuará la violencia, lo que podría acabar
desembocando en una guerra civil, aunque uno de los contendientes, la
ciudadanía, tendría que luchar con armas caseras, mientras el gobierno lo
haría con fusiles, ametralladoras y armamento militar pesado.
Es difícil predecir el escenario más probable. Ortega no parece dispuesto a
hacer concesiones que lo aparten del poder. La esposa de Ortega y
vicepresidenta, Rosario Murillo, ha hecho declaraciones que son provocadoras
–ha calificado a los inconformes de “vampiros que reclaman sangre” y “seres
minúsculos y tóxicos”–. Por otro lado, un editorial de la revista
oficialista El 19 acusa de actitudes traidoras a estudiantes, clérigos y
burguesía y ha amenazado con recuperaciones de tierras, casas, negocios y
dinero. Sin embargo, también en esto hay cierta ambigüedad pues Ortega
continúa en la mesa de negociación y ha consentido el ingreso al país del
Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni) y la llegada del
Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (Giei) de la Cidh y del
alto comisionado para los Derechos Humanos de la Onu. Así, todas las salidas
permanecen abiertas, si bien, a medida que transcurran las semanas sin que
cese la represión, el espacio de negociación de Ortega se achicará.
Similitudes
¿De qué depende la concreción de alguno de estos escenarios? En primer
lugar, de la movilización popular. Si escala a otro estadio –con la
convocatoria de nuevos paros nacionales– su capacidad de presión será mayor.
En segundo lugar están los intereses de la familia Ortega-Murillo. Se trata
de un grupo numeroso compuesto por nueve hijos, yernos y nueras, muchos de
los cuales ocupan posiciones relevantes en los negocios familiares que van
desde el sector de la energía y la distribución de petróleo, hasta la banca
y los medios de comunicación. (2) ¿Compartirán los hijos las posiciones
numantinas de sus padres? Laureano Ortega Murillo, quien negocia inversiones
extranjeras en nombre de la familia; Juan Carlos Ortega Murillo, director de
Telenica Canal 8; Camila y Luciana Ortega Murillo, directoras del Canal 13;
o Yadira Leets Marín, nuera de Ortega, quien funge como gerenta general de
la distribuidora nicaragüense de petróleo, ¿ligarán su suerte a los
esfuerzos de Ortega por permanecer en el poder a toda costa, teniendo toda
una vida por delante, o lo presionarán para buscar otra salida? En tercer
lugar está el Ejército, que ha proclamado en varias ocasiones su
“neutralidad”: ¿la mantendrá o, en caso de escalada del conflicto, terminará
involucrándose, con el riesgo en ese caso de ver congelados sus importantes
activos en Estados Unidos? Por último, está la capacidad de presión de la
comunidad internacional, la que deberá aumentar no sólo por el riesgo de que
Ortega esté cometiendo crímenes de lesa humanidad, sino también porque se
verá cada vez más afectada en sus propios intereses; con la caída del
turismo, problemas para las compañías internacionales de seguros,
dificultades para el transporte regional de mercancías, inestabilidad. La
permanencia de un Ortega cada día más parecido a Somoza amenaza con un final
similar al de aquél, si Ortega cree que está ganando, como lo creía Somoza
en su día. Al final lo perderá todo, pero habrá dejado un país destrozado y
un sufrimiento indecible.
* Doctor en ciencias económicas, ex cooperante en Nicaragua, ensayista y
escritor.
Notas
1) Los acuerdos para el pago del petróleo venezolano –la mitad con
aplazamiento a 25 años–, los créditos y la gestión de los inmensos recursos
generados –que llevan a cabo empresas mixtas que conforman el conglomerado
Albanisa y que escapan al presupuesto público–, merecen un trabajo de
investigación ad hoc. Relacionado con ello, y de igual modo, es preciso
investigar el proceso de enriquecimiento y el origen de las propiedades de
la familia Ortega-Murillo.
2) De nueve canales de televisión abierta ocho son controlados directa e
indirectamente por la familia Ortega, que dirige los canales 4, 6, 8 y 13 y
el sistema informativo del Canal 2. Otros tres están en manos de un
empresario considerado afín a Ortega.
_____
---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus
------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20180708/31be3da7/attachment-0001.htm
Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa