Egipto/Siria/ ¿Qué evolución puede tener el proceso revolucionario? [Gilbert Achcar - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mar 10 15:02:24 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

10 de marzo 2018

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Egipto/Siria

Entrevista a Gilbert Achcar

¿Qué evolución puede tener el proceso revolucionario en Egipto y en Siria?

Mathilde Rouxel 

Les clés du Moyen Orient, 26-2-2018

https://www.lesclesdumoyenorient.com/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

http://www.vientosur.info/

-Tu última obra, “Síntomas mórbidos. La recaída del levantamiento árabe”
publicada en 2017 en las ediciones Sinbad/Actes Sud, es continuación de una
primera, publicada en 2013 y titulada “El pueblo quiere. Una exploración
radical del levantamiento árabe”. ¿Qué te ha incitado a escribirla?

Esta continuación debía ser un capítulo de puesta al día para la nueva
edición de la obra. Sin embargo, trabajando en ella, me di cuenta
rápidamente de que un capítulo no bastaría para rendir cuenta de los cambios
en curso. Decidí por tanto consagrar una nueva obra a lo que me aparecía
como una nueva fase en esta conmoción que comenzó en 2011 y que había
calificado de proceso revolucionario de larga duración, un proceso que debía
inevitablemente pasar por fases sucesivas de revolución y contrarrevolución.
Sostengo, en efecto, que la ola revolucionaria ha sido volteada en 2013.
Hemos entrado desde entonces en una fase reaccionaria. Seguimos aún en ella,
aunque las premisas de nuevas explosiones se hacen sentir de vez en cuando,
como ocurrió de forma espectacular a comienzos de este año 2018.

Los análisis y pronósticos de El pueblo quiere me parecen haber sido
confirmados. Explicaba entonces que el proceso revolucionario emprendido en
Túnez en diciembre de 2010 iba a proseguirse por un largo período. Me
resultaba ya claro que iba a conocer inevitablemente altos y bajos. Hemos
entrado desde 2013 en una fase de regresión a escala regional, tras la ola
revolucionaria analizada en El pueblo quiere. En Síntomas mórbidos, se
trataba por tanto de analizar las causas de la "recaída" tras haber
analizado las del "levantamiento".

-¿Qué hay de la oposición en Egipto? No se ha informado de ningún
enfrentamiento en el aniversario de la revolución el 25 de enero pasado, y
la voluntad revolucionaria parece haberse evaporado.

Al contrario, hay una enorme frustración en Egipto. La revolución fue
confiscada una primera vez por los Hermanos Musulmanes, que llegaron al
poder porque tenían medios organizativos y financieros bastantes superiores
a los de los movimientos que se puede calificar de "progresistas" -un
abanico que va del reformismo liberal a la izquierda radical.

Fue sin embargo este arco de fuerzas quien hizo el 25 de enero de 2011. Los
Hermanos Musulmanes no participaron en el llamamiento inicial a la
concentración; solo intervinieron oficialmente tres días más tarde e
hicieron todo lo que pudieron para confiscar la Revolución a quienes la
habían desencadenado. Por eso mismo, se alienaron rápidamente a una gran
mayoría -incluso entre la gente que había votado por su candidato en la
segunda vuelta de las presidenciales para hacer una barrera al candidato del
ejército. Esto permitió a éste realizar una gran maniobra política, para
recuperar de nuevo el movimiento de masas y volver al poder en 2013 por
segunda vez desde el derrocamiento de Mubarak en 2011. Tras una fase de
transición, esto desembocó en el régimen del mariscal al-Sissi.

El régimen egipcio actual es más represivo que el de Mubarak antes de 2011.
Suscita una gran frustración entre la juventud que estuvo en el corazón de
las grandes movilizaciones de 2011 y 2013. Se ha visto en las elecciones de
2014, con la muy fuerte bajada de la participación, particularmente entre la
juventud, que se abstuvo de votar en su gran mayoría. La abstención es la
expresión de una gran frustración en ausencia de alternativa, pues las
fuerzas políticas progresistas egipcias se desacreditaron por su apoyo al
ejército en 2013. Aprovechándose de este vacío político igual que del clima
represivo instaurado desde el aplastamiento brutal de los Hermanos
Musulmanes, el régimen de Sissi aplica las recetas del FMI, degradando
brutalmente el nivel de vida de la población. Si el descontento social no ha
estallado aún en Egipto como se ha visto recientemente en Túnez, en Sudán,
Marruecos o incluso en Irán, es debido al clima represivo y la
desorientación política. Pero solo es algo temporal. El régimen de Sissi va
derecho contra la pared. En el plano socioeconómico imagina poder crear un
milagro económico gracias a las recetas del FMI, pero eso es solo una gran
ilusión.

-¿Qué se puede decir del balance de este primer mandato del presidente
al-Sissi?

El balance es desastroso. Si no fuera así, si Abdelfattah al-Sissi tuviera
la certeza de que su legitimidad es sólida y de que podría ganar verdaderas
elecciones sin dificultades, habría dejado que otras candidaturas le
hicieran frente en las presidenciales que deben tener lugar en marzo. Ahora,
muy al contrario, por detención o intimidación, ha impedido que se
presentara cualquier otro candidato serio. Ante la retirada de todas las
demás candidaturas, el régimen ha presionado a un incondicional de Sissi a
presentarse como candidato frente a su jefe de forma completamente grotesca.
Esto muestra claramente que el presidente actual se sabe en posición de
debilidad. No hay que olvidar que dirigió durante mucho tiempo los servicios
de información del ejército: está bien informado y sabe muy bien que con
elecciones libres, hoy correría el riesgo de ser derrotado. Por tanto,
frente al gran descontento de su población, ha decidido no correr ningún
riesgo.

La cuestión hoy es hasta cuando este descontento va a permanecer así
contenido, pues con el régimen actual, una nueva explosión es altamente
probable. La represión se revelará esta vez bastante más sangrienta, sin
duda, que la de 2011, a menos que las fuerzas armadas lleguen a la
conclusión de que Sissi ha fracasado en la tarea y que se le debe hacer
dimitir. Todo es posible: creer que el ciclo que comenzó en 2011 ha
terminado con Sissi es equivocarse enormemente.

-Los últimos enfrentamientos de estas últimas semanas han mostrado una vez
más el carácter muy internacional de la guerra en Siria. ¿Puedes hablarnos
de las implicaciones rusas y americanas en el país?

Siria se ha convertido en el teatro privilegiado de todos los conflictos
regionales -e incluso más allá: cuando los Estados Unidos y Rusia están
implicados, es el orden mundial el que está en juego. 1/

Los dos capítulos principales de Síntomas mórbidos, tratan uno de Egipto y
otro de Siria; ahora bien, el capítulo sobre Siria está consagrado en buena
parte a la dimensión regional e internacional del conflicto. En 2015, el
régimen sirio, entonces en dificultades a pesar de la intervención de Irán a
su lado desde 2013, imploró la intervención rusa. A partir de ese momento,
el conflicto sirio se convirtió en una carta en manos de Moscú, en
particular en sus relaciones con los países occidentales con el fondo del
conflicto en Ucrania y de las sanciones contra Rusia.

Siria se ha convertido para Moscú en 2015 en una baza estratégica tanto más
preciosa en la medida que la importancia de la situación siria ha aumentado
considerablemente a ojos de los gobiernos europeos a partir del mismo año,
con la enorme avalancha de personas refugiadas hacia Europa a la que se
añadió la ola de atentados terroristas en suelo europeo. Imponiéndose como
dueña de la situación en Siria, Rusia tiene en sus manos una baza muy
importante para sus relaciones con los países occidentales, y en particular
con los Estados Unidos.

-Sin embargo, los Estados Unidos no se oponen al mantenimiento en el poder
de Bachar Al-Assad.

Para los Estados Unidos, el problema no es el régimen de Bachar Al-Assad.
Era ya así con Barack Obama, que no mostró ninguna verdadera determinación
de derrocar el régimen de Assad. Si hubiera querido actuar en ese sentido,
habría bastado con que los Estados Unidos armaran a la oposición siria y le
dieran los medios para neutralizar a la aviación del régimen. La situación
habría sido hoy considerablemente diferente. En cuanto a Donald Trump, éste
ha hecho saber claramente que estaba dispuesto a acomodarse al mantenimiento
de Assad en el poder. Ya durante su campaña electoral había afirmado que,
aunque Assad fuera un dictador sanguinario, no dejaba de representar la
opción más aceptable para Siria.

En el fondo, Siria no es un país deseado por los Estados Unidos. Washington
no ha intentado echar a Rusia fuera de Siria, ni siquiera en el período de
mayor debilidad rusa como consecuencia del hundimiento de la Unión
Soviética. Siria no goza de recursos importantes y el régimen Assad ha
jugado en varias ocasiones un papel muy útil para Washington: en 1976
intervino en Líbano contra la OLP y sus aliados de la izquierda libanesa;
luego, se enfrentó en varias ocasiones a la gente palestina en Líbano; en
1990, tomó parte en la guerra contra Irak en el seno de la coalición
dirigida por los Estados Unidos.

El único problema verdadero para Washington, y más aún para la
administración Trump, es el de la presencia iraní en Siria. Es su
preocupación mayor, y es lo que dicta el comportamiento de los Estados
Unidos hoy en la región.

-¿Apoyan los Estados Unidos la reciente intervención israelí contra Irán en
Siria?

La administración Trump ha reafirmado su apoyo al derecho de Israel a atacar
a todo lo que pudiera amenazar su seguridad. Es un principio intangible de
la política americana cualquiera que sea el presidente -Barack Obama lo
mismo que Trump. En este caso particular, el apoyo a Israel es tanto más
fuerte en cuanto que se trata de un enfrentamiento con Irán. Israel ha
atacado objetivos ligados a Irán, lo que no puede sino recibir la bendición
de los Estados Unidos. Es sin embargo interesante constatar que Israel actúa
igualmente con la luz verde rusa. Siria está erizada de baterías de misiles
antiaéreos instaladas por Moscú para hacer frente a cualquier eventualidad.
Esos misiles no han sido utilizados ni una sola vez contra la aviación
israelí, que ataca regularmente objetivos ligados a Irán en suelo sirio.
Israel ataca en particular el transporte de armamento para el Hezbolá
libanés a través de Siria, así como la creación de bases en proximidad del
Golán ocupado.

Los Estados Unidos han anunciado que tenían la intención de mantener sus
posiciones en Siria por una duración indeterminada. Se han apoyado en su
lucha contra el Estado Islámico en las Unidades de Protección del Pueblo
(YPG) kurdas y sus aliados árabes en el marco de las Fuerzas Democráticas
Sirias (FDS) en el noreste sirio. Aunque el EI esté en camino de ser
erradicado en esta gran parte del territorio sirio situada al este del
Eúfrates, los Estados Unidos quieren mantener allí su presencia militar
porque se trata de una zona estratégica en los confines de Turquía y de
Irak. Está hoy bajo control de las FDS, con la presencia directa y el apoyo
de tropas americanas.

Los Estados Unidos saben que si retiraran sus tropas, Irán intentaría
recuperar el control de ese territorio con tropas del régimen sirio. Para
los Estados Unidos eso sería una derrota. Se comprometen por tanto a
permanecer allí hasta un arreglo cuya condición sine qua non es, para
Washington, la retirada de las tropas y peones de Irán en territorio sirio.
Esto será un intercambio equivalente. La región es hoy teatro de un gran
enfrentamiento que implica a múltiples fuerzas regionales e internacionales.
Las posibilidades de deflagración militar son allí mayores que en ninguna
otra parte, más incluso que en la península coreana.

-En medio de todos estos juegos de alianza, ¿qué es hoy la oposición siria?

La oposición siria está en declive desde hace mucho. Tuvo una ocasión
histórica de permitirle construirse y jugar un papel de primer plano en sus
comienzos, a finales del año 2011 y en 2012. Si esta oposición, que mostraba
entonces un rostro democrático y laico, hubiera sido apoyada firmemente por
los Estados Unidos y sus aliados europeos, si le hubieran dado los medios
para organizarse y combatir contra Assad más que hacerla dependiente de
Turquía, Qatar y Arabia Saudita, la situación hoy habría sido ciertamente
muy diferente. No solo en Siria, por otra parte, sino en el conjunto de la
región. En efecto, el cambio de dirección de la ola revolucionaria a fase
contrarrevolucionaria en la primavera de 2013 comenzó con el paso del
régimen sirio a la contraofensiva con el apoyo directo de Irán. Asistimos
entonces al derrocamiento de la ola popular inaugurada en diciembre de 2011
por el levantamiento tunecino y que había provocado la caída de varios
regímenes árabes como fichas de dominó. Fue la resistencia del dominó sirio
lo que invirtió la tendencia. Desde 2013, se ha observado un contrachoque,
con la vuelta de Egipto a un gobierno de antiguo régimen aún más represivo,
así como con las guerras civiles de Libia y de Yemen.

Si los gobiernos occidentales hubieran sido fieles a sus valores proclamados
y hubieran apoyado a quienes representaban esos valores en Siria, el
desastre actual no habría tenido lugar. Al no querer la administración Obama
implicarse en el conflicto, se encomendó a los Estados del Golfo y a
Turquía. Sin embargo, ni el emirato de Qatar, ni el reino saudita, tienen la
menor afinidad con una revolución democrática y laica: son valores
radicalmente opuestos a lo que representan. Es la razón por la que se han
dedicado a una puja en la financiación de grupos integristas que han
desviado lo que era un combate democrático a una batalla sunita integrista y
confesional. Esos grupos han provocado el estallido del Ejército Libre Sirio
(ELS) formado en 2011.

Es así como se ha producido la degeneración de la oposición armada: en lugar
de una fuerza armada unificada bajo una bandea democrática y laica, se ha
visto proliferar grupos que representaban todo el abanico del integrismo
islamista, desde los Hermanos Musulmanes hasta el EI. Esto ha sido una
catástrofe no solo para Siria, y no solo para la región en su conjunto, sino
también para el mundo entero, puesto que la situación se ha desbordado hasta
bastante más lejos de las fronteras de Siria o de Irak. En cuanto a la
representación política de la oposición, se ha vuelto naturalmente cada vez
más insignificante, minada por conflictos de influencia entre Qatar y el
reino saudita que la han corrompido y la han hecho perder todo crédito. La
oposición siria no es ya capaz de constituir una alternativa al régimen. Es
por ello que todos los grandes actores internacionales han asumido la idea
de una representación de la oposición en el seno de una coalición que
actuaría en el marco de un régimen sirio mantenido. Ya no se habla de
derrocar al régimen. Para Washington, nunca se había tratado de eso: solo
estaba planteada la cuestión de la presidencia de Assad. Hoy todos dicen
estar dispuestos a acomodarse a esta presidencia, aunque sea a título
provisional.

-Una última cuestión, de prospectiva: ¿cómo ves el futuro de la región?

Cuando se me plantea esta pregunta, respondo siempre que la única predicción
que se pueda hacer de forma categórica es que no habrá estabilización en la
región en un futuro cercano. Nos encontramos hoy ante la perspectiva de
varios años, incluso varios decenios, de gran inestabilidad. El punto de
ebullición alcanzado en 2011 en la región ha desembocado en una agitación
que continuará mucho tiempo aún, y que no se detendrá más que si un cambio
democrático, que conlleve un desbloqueo radical de la situación económica,
lograra imponerse a nivel regional. Mientras esto no sea así, la región va a
conocer una crisis detrás de otra, y corre desgraciadamente el riesgo de
conocer más y más tragedias.

Nota

1/ Sobre Siria, ver la declaración conjunta "Dejen de pretender que no se
puede hacer nada para salvar a los sirios" firmada entre otras personas por
el propio Gilbert Achcar así como por escritores y escritoras a quienes
hemos publicado artículos en VS como Yassin Al Haj Saleh, Michel Kilo, Leila
Nachawati Rego y Santiago Alba Rico.
https://floresendaraya.wordpress.com/2018/03/02/dejen-de-pretender-que-no-se
-puede-hacer-nada-para-salvar-a-los-sirios/
<https://floresendaraya.wordpress.com/2018/03/02/dejen-de-pretender-que-no-s
e-puede-hacer-nada-para-salvar-a-los-sirios/> 

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