Uruguay/ 12 mil presos: "la benevolencia de la izquierda con los criminales es un mito" [Luis Eduardo Morás - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mar 10 17:21:57 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

10 de marzo 2018

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Uruguay

Con el sociólogo Luis Eduardo Morás

“La benevolencia de la izquierda con los criminales es un mito”

Montevideo Portal, 3-3-2018

http://www.montevideo.com.uy/

El reciente asesinato de la joven Florencia Cabrera, cajera en un
supermercado en La Blanqueada, a manos del recurrente delincuente conocido
como "Kiki" que se mató pocos días después pegándose un tiro en la cabeza -,
se ha convertido en un nuevo símbolo. (1) Es otro de los numerosos ejemplos
de situaciones que provocan la creciente conmoción ciudadana por la
delincuencia y la violencia en la sociedad.

Para tratar de entender lo que está ocurriendo, el por qué, desde cuándo y
más que nada qué se puede hacer, recurrimos al Dr. Luis Eduardo Morás,
conocido sociólogo con 30 años de experiencia, docente, director del
Instituto de Sociología Jurídica de la Facultad de Derecho de la Universidad
de la República y autor de numerosos libros y artículos académicos sobre
violencia social, seguridad ciudadana en democracia, derechos humanos y
políticas sociales. (2) La entrevista fue realizada por Ana Jerozolimski
para el "Semanario Hebreo".

-P: Dr. Moras, el recrudecimiento de la violencia, la recurrencia de
noticias sobre asesinatos durante asaltos y rapiñas, tienen en vilo a la
ciudadanía. Antes de entrar en detalles para analizar lo que está
ocurriendo, me permito preguntarle a usted, como ciudadano-o sea antes de
pedirle su análisis como sociólogo especializado en el tema- cómo está
viviendo esta situación.

R: Después de 30 años de trabajar en el tema, ya sea en contacto directo con
adolescentes en conflicto con la ley y en centros de privación de libertad;
como realizando investigaciones sobre el tema, resulta difícil separar al
ciudadano del sociólogo. No obstante, ciertamente como ciudadano la
situación me resulta preocupante en tanto en los últimos cuatro años se
viene incrementando un patrón de homicidios con un sensible crecimiento:
estamos en los 280 homicidios anuales cuando entre los años 1990 y 2014 la
cifra rondaba los 200.

-P: Suele creerse que uno puede captar plenamente la dimensión de un
problema, si le toca de cerca, si lo presencia, si es testigo. ¿Le ha tocado
alguna vez ser protagonista de algún incidente de violencia de estos que
circulan por las redes y los noticieros casi diariamente?

-R: Tanto por mi trabajo como a nivel familiar he vivido de cerca
experiencias de violencia; mi madre, ya mayor, tuvo fracturas de muy difícil
recuperación por una rapiña; y también he podido apreciar la extraordinaria
violencia y denigrantes condiciones de existencia en los centros de
privación de libertad adolescente, lugares que supuestamente deberían
mejorar la condición humana de los internos.

La problemática de las redes 

-P: Parte de la repercusión del tema la dan esos videos y testimonios de
ciudadanos que circulan por las redes contando lo que vivieron, en general
en tono de advertencia a otros. ¿Comparte usted esa sensación de que el
pueblo todo es víctima potencial?

-R: En lo personal soy crítico del rol que generalmente cumplen las redes
sociales en el fenómeno de la inseguridad. Si bien pueden advertir de
situaciones de violencia que están pasando y alentar a otros ciudadanos a
tomar precauciones; así como también ser una vía para expresar sentimientos
y compartir angustias muy atendibles, se prestan también para un uso abusivo
e interesado motivado por razones de política electoral.

Resulta común encontrar en las redes advertencias, por ejemplo, de una
"camioneta blanca" que intenta secuestrar a niños en edad escolar (noticia
que recorre todo el continente con idéntica imagen de esa "camioneta
blanca"). Tampoco creo que siempre respeten la intimidad de las víctimas,
como acaba de ocurrir con el crimen de la cajera donde a pesar de los
insistentes reclamos de la familia por respeto al hijo de 8 años que maneja
las redes se dejara de pasar la imagen del crimen.

Hay una línea muy fina que separa la buena intención de advertir a otros de
los peligros reales existentes a través de las redes con la manipulación que
puedan algunos hacer de los miedos existentes. La culpa no necesariamente
pasa por el medio sino del uso que se hace, y no siempre es el mejor. 

Un proceso de deterioro 

-P: Por un lado es legítimo preguntarse qué responsabilidad tiene el
gobierno por lo que hace o no deja de hacer. Pero además ¿cree  que parte de
la explicación radica en el deterioro educativo en el país?

R: Sin duda que el proceso de deterioro es muy largo, aunque el debate
político busque responsabilidades inmediatas, tanto por quienes culpan a la
"herencia maldita" del 2002  como para quienes reprochan lo poco realizado
desde el 2005.

Hacia 1986 el arquitecto Juan Pablo Terra publica un libro sobre las
condiciones de la infancia y ya advertía sobre el fenómeno de la
"infantilización de la pobreza" y las consecuencias que tendría para el
futuro del país que un 40% de los niños nacieran y crecieran en situación de
extrema pobreza.

Por otra parte, y sin negar el deterioro de la educación, no podemos verla
aislada del mercado de trabajo y las dificultades que éste plantea para los
jóvenes en general y para los más pobres en particular. Basta buscar en
algún familiar o conocido de clase media para encontrar que se puede tener
un hijo de treinta años con una profesión universitaria que sigue siendo un
adolescente, sin posibilidades de independizarse por no tener un trabajo
estable y una remuneración acorde al logro educativo y la inversión
realizada. En los barrios más carenciados las dificultades para estudiar se
potencian y que el esfuerzo escolar tenga efectos en lograr un trabajo
decente, resultan muy reducidos. 

Autoridad y presos en gobierno de izquierda 

-P:  ¿Algo de esto pasa por el hecho que a un gobierno de izquierda le es
más difícil imponer autoridad?

R: La supuesta benevolencia de la izquierda con los criminales es un mito
que no tiene fundamento si miramos los datos estadísticos. Nunca hubo en
Uruguay tantos presos adultos ni adolescentes como lo hay desde el año 2010.
El Frente Amplio asume en 2005 con 7.000 presos y hoy andamos en los 12.000,
una tasa de 350 presos cada 100.000 habitantes, la más alta del continente y
una de las mayores a nivel mundial.

En adolescentes estamos peor aún, en el año 2015 había 530 privados de
libertad, la misma cantidad que los que había, por ejemplo, en uno de los
lugares más violentos de Brasil como lo es el Estado de Rio de Janeiro que
cuenta con el triple de población. Los países del continente tienen en
promedio 7 adolescentes presos cada 100.000 habitantes, en Uruguay tenemos
16, más del doble. Cuando asume el Frente lo hace con 240 adolescentes
presos, hoy es el doble, pero en 2014 era el triple alcanzando a los 750
menores presos. No me parece que esos indicadores permitan, con datos
estadísticos que no admiten ninguna controversia como lo es la cantidad de
gente presa, afirmar la excesiva permisividad del gobierno con los
delincuentes.

-P: Interesantísimos esos datos sin duda. Por otro lado, creo que cuando se
habla de  mano dura o floja, la gente piensa también en la Justicia, aunque
claro está que es independiente  del Poder Ejecutivo. Los últimos eventos
por Avenida Italia por ejemplo, con delincuentes detenidos en acción y luego
liberados, nos llevan a mirar precisamente ese otro ángulo, la Justicia.
¿Hay una actitud demasiado permisiva, jueces que liberan demasiado rápido o
no dan las penas que uno siente que serían las merecidas por los criminales?

R: La pregunta incluye dos temas, la manifestación cuyo origen aparentemente
es en demanda -muy legítima en tanto los asesinatos en determinadas zonas no
se investigan con la debida atención- para que se investigue el
ajusticiamiento de dos adolescentes que degenera en vandalismo y robos; y
algo más amplio que es la sensación de impunidad que existe respecto a los
delincuentes por lo que serían penas muy benévolas o jueces que están omisos
en aplicar las leyes. Hay veces que los jueces liberan "demasiado rápido",
simplemente porque la policía no provee las pruebas necesarias para
procesarlos en el marco de la legislación vigente. No creo que, en general,
la justicia uruguaya sea corrupta o displicente en aplicar las penas; ni
tampoco creo que sea un buen camino eludir las garantías que la legislación
postula para todos los ciudadanos cuando se trata de casos de personas en
situación de exclusión social a las cuales se les debería aplicar las penas
que creemos que son merecidas para ellos.

El otro lado 

}-P: Un clamor que se oye a menudo es que los derechos de los delincuentes
no pueden ser más tomados en cuenta que los derechos de la ciudadanía a
vivir con tranquilidad. ¿Cómo se lidia entre las dos partes de esta
ecuación?

R: Creo que es una falsa oposición, no debería haber dos partes antagónicas
en la cual lo que gana uno en términos de derechos y garantías lo pierde el
otro. Es un camino riesgoso contraponer derechos ya que se puede correr la
línea de aquellos que hoy pueden ser considerados "delincuentes" y mañana
sin darnos cuenta podemos estar nosotros del otro lado. Por otra parte,
podemos preguntarnos ¿hemos llegado a una época donde el Estado ya no puede
asegurar los derechos humanos de todos los ciudadanos?

-P: Otro problema es que se confunda pobreza con delincuencia. Quien no
tiene, puede optar por robar o por trabajar duro para mejorar. Todos
conocemos historias de gente sumamente humilde que salió adelante gracias a
su esfuerzo, gente humilde y honesta a la que jamás se le pasaría por la
cabeza delinquir. Esto es especialmente claro en un país de inmigrantes como
Uruguay. ¿ Es tan así como lo planteo o la "inequidad" social también tiene
parte de la culpa?

R: Sin duda que no hay que confundir pobreza con delincuencia, lo cual no
debería soslayar que la inmensa mayoría de los que están presos provienen de
los barrios más excluidos.

Yo hice una investigación para la OIT en el año 2015 sobre el conjunto de
530 adolescentes que estaban privados de libertad, los resultados me
permitieron apreciar una realidad distinta: el 80% tenían experiencia
laboral previa a la infracción, en trabajos muy duros y desde temprana edad
(hornos de ladrillo, quintas, ferias, construcción, etc.). Todos trabajos
"fuera de la ley" ya que eran niños y sin ninguna cobertura social, pero
eran los disponibles en sus barrios. Es difícil introducir la cultura del
esfuerzo y el ahorro y el progreso a jóvenes que habitan barrios marginados
desde hace cuatro décadas, con la perspectiva que nadie les ofrezca un
trabajo si saben el barrio donde viven y que ven que nadie logra "salir" por
las vías lícitas.

-P: Entiendo...como frase e ideal puede sonar muy lindo, pero en la práctica
no siempre es tan fácil...

R: Hay casos excepcionales, pero el Uruguay del inmigrante que llega con
"una mano atrás y otra adelante" y en pocos años se compra el ómnibus y sus
hijos van a la universidad, ya no existe. Tampoco existen como en el pasado
redes de solidaridad, gremios de oficios o sociedades de ayuda mutua que
pueda apoyar al que quiere salir adelante, por el contrario lo que predomina
para quienes viven en las peores zonas es una sensación de total aislamiento
y falta de apoyos. Creo que quienes habitan determinados barrios les resulta
absolutamente extraño el dulce sabor de la movilidad social ascendente, son
los nietos de los que describió Juan Pablo Terra hace 30 años.

-P: ¿Se puede dibujar un perfil del rapiñero, del asaltante y asesino, el
entorno en el que vive, las ideas que lo mueven, su mirada hacia la vida?

R: En breves líneas resulta imposible pues son perfiles diferentes, además
que toda generalización resulta inexacta. Perfiles de homicidas hay muchos
según se trate de delincuentes comunes, terroristas de Estado o femicidas.
Algo sí que puede decirse es muy generalizado cuando se trata de
delincuentes comunes contra la propiedad, es que detrás del ladrón, rapiñero
u homicida hay una historia previa que hay que tratar de entender si
queremos hacer políticas preventivas del delito efectivas. En algún momento
dieron una señal, pidieron ayuda, intentaron ser otra cosa diferente a lo
que terminaron siendo. Y siempre faltó una correcta respuesta por parte de
las instituciones, la familia o la comunidad para atender adecuadamente algo
que pudo evitarse.

¿Injusticia social?

-P: ¿Considera que hay de fondo una percepción de que los delincuentes son
producto de situaciones sociales de injusticia y que por eso hay lo que a
menudo se percibe como mano blanda hacia ellos? Lo pregunto aunque usted
recién explicó algunas de estas situaciones.

R: En las últimas dos décadas no han cesado de incrementarse las penas para
delitos existentes o la creación de nuevas figuras delictivas, sin obtener
éxito alguno. El mejor ejemplo es la llamada Ley de Seguridad Ciudadana de
1995, votada por todos los partidos políticos incluido el Frente Amplio, que
entre otras medidas elevó la pena para la rapiña a cuatro años y medio de
prisión inexcarcelable. El resultado: pocos años después las rapiñas se
duplicaron y la población carcelaria se triplicó.

Con el consecuente hacinamiento carcelario, apareció un nuevo fenómeno: los
"ajustes de cuenta" y el traslado de la "cultura carcelaria" a los barrios
más pobres, y hoy tenemos un 40% más de homicidios debido a dichos crímenes.
La "mano dura" logró lo contrario de lo que se proponía. Vale destacar que
la pena mínima para una rapiña "cuesta" más que para un homicidio, o sea un
delito contra la propiedad puede ser más gravoso que uno contra la vida, un
análisis objetivo de la legislación y en términos comparativos con otras
realidades no permite afirmar que exista "mano blanda".

Otro tema es qué se hace en los centros de reclusión para que esa persona
retorne a la sociedad en mejores condiciones respecto a las que entró, algo
que evidentemente el actual funcionamiento del sistema carcelario no logra.

Dos países 

-P: Un problema que se agudiza cada vez más a raíz del incremento de la
violencia es la sensación de que hay dos países, dos Uruguay muy separados,
aunque diferencias sociales siempre hubo.  ¿Es irreversible?

R: Ciertamente que se ha consolidado una imagen de sociedad partida, aquel
país de cercanías, de rápida movilidad social y tolerante se ha perdido. Por
múltiples razones se han acumulado procesos, a las desigualdades que existen
en todas las sociedades, se sumó luego la segmentación de servicios (no es
lo mismo la escuela pública en la costa que en la zona oeste, por ejemplo);
y más recientemente algo nuevo y muy negativo: la segregación. El
sentimiento de rechazo al otro que se alimenta del miedo y la inseguridad
que nos genera el joven, el pobre que tiene determinado color de piel y se
viste diferente; es un deseo cada vez más profundo de aislarlo, no tener
contacto y que lleva a que se empiece a pregonar que no pertenecen a la
sociedad y constituyen una especie humana distinta. Y esta impresión es
grave, porque atribuirles todos los males y quitarles la condición humana a
los más excluidos, es el paso previo para luego exigir su eliminación.

Símbolos de poder 

-P: La gente suele aferrarse a símbolos. Florencia Cabrera, que pagó con su
vida en el supermercado en La Blanqueada , fue el más reciente. El asesino
es otro, por el asalto en sí, por la sinrazón de haber disparado a esta
joven cuando-pensando en términos de la dinámica interna del crimen- ni
siquiera lo necesitaba para robar, ya había robado. ¿Hay algo distinto,
especial, en ambos, cada uno por su lado, o es simplemente la terrible
acumulación de crímenes lo que lleva a la gente a sentir que esto está cada
vez peor?

R: Lógicamente que la extrema e innecesaria violencia desatada en este
crimen nos llena de profunda angustia y el sentimiento que todo empeora cada
día por la acumulación de casos. No obstante, y haciendo el esfuerzo de
analizarlo fríamente no resulta un tipo de crimen común en nuestra sociedad.
Empezando por el homicida que de acuerdo a las informaciones reuniría en su
persona tres tipos diferentes de actos criminales en escaso tiempo:
homicidio por ajuste de cuentas de un joven en La Teja, el femicidio de su
novia y el caso de la cajera como resultado de la rapiña.

Y aquí corresponde destacar algo que estaba implícito en las respuestas
anteriores: aparentemente los anteriores crímenes no fueron suficientemente
investigados en tanto se producen o tienen como protagonistas personas
pobres. De acuerdo a la fiscal que tiene el caso del femicidio de su novia,
existió un escaso interés policial por ubicarlo por tales hechos. Nos queda
la idea que de haberse actuado distinto antes, este crimen pudo ser evitado.

-P: ¿Se puede terminar con esta situación? ¿Se puede poner fin al crimen y a
la delincuencia exacerbada?

R: Sin duda que el actual estado de situación puede ser mejorado
notoriamente. Dicho muy esquemáticamente invirtiendo más y mejor con una
mirada integral del problema, donde por supuesto deben estar los mecanismos
de represión del delito pero también el horizonte de mejorar las condiciones
de vida de muchos ciudadanos que no tienen perspectivas a pesar del
favorable ciclo económico. Siempre sostengo que no existe otro camino, si
queremos quitarle el arma a un joven, que la única posibilidad de éxito es
darle un futuro. Y que esta tarea requiere de grandes esfuerzos y acuerdos
políticos interpartidarios a largo plazo. Por supuesto, esto no podrá "fin"
al crimen, algo que es inherente a la condición humana desde los lejanos
tiempos en que fuimos seducidos por el "fruto prohibido"; pero sin duda
podemos hacer mucho para reconstruir los niveles de convivencia del pasado
mejorando la seguridad.

A modo de resumen 

-P: Todas las explicaciones que ha detallado sobre el papel de la
problemática socio económica como trasfondo que explica gran parte del
problema de la delincuencia y la violencia ¿no eximen demasiado a los
criminales de su responsabilidad? Lo planteo porque lo que hay no son
solamente robos para tener lo que uno no puede comprar sino una gran
violencia, asesinatos sin sentido. 

R: Sin duda en ocasiones existen niveles excesivos de violencia, una
agresión que va más allá de la necesaria para lograr el objetivo de hacerse
de un bien. Es un desprecio por la vida de otra persona, que posiblemente se
vincule con la desvalorización que los delincuentes hacen de sus propias
existencias. Ciertamente que a veces "matan por nada", también lo es que
mueren prematuramente y parece no importarles demasiado.  

Las interpretaciones sobre lo que está pasando, las razones más profundas de
la extensión de la violencia no pretenden justificar ni quitar la evidente
responsabilidad que tienen los propios sujetos sobre sus acciones. Sí
intento aportar elementos que permitan entender procesos de largo plazo y
sus complejidades, ya que si nos quedamos exclusivamente en condenar los
hechos, algo que por supuesto también hay que hacer, no podremos dar
respuestas racionales y efectivas al problema.

-P: Después de todo este detallado y profundo análisis ¿se puede resumir en
pocas palabras quién tiene la culpa de la situación actual?

R: Hay quien ha dicho que las sociedades tienen el tipo de delincuentes que
se merecen. Antes que enumerar culpables, lo cual sería imposible detallar
en breve espacio sin cometer injusticias u omisiones,  prefiero señalar que
estamos frente a un problema que demanda la contribución de todos los
ciudadanos. Pongo un ejemplo concreto, de la misma manera que resolver los
problemas del sistema previsional, ya sea el déficit de la caja militar o el
de los "cincuentones", es algo a resolver y financiar por todos; creo que la
existencia de enclaves territoriales marginados durante décadas o la escasa
proporción del gasto público social destinado a la infancia más vulnerable,
son problemas que demandan el compromiso y financiamiento de toda la
sociedad.

-P: La verdad, salgo de esta entrevista más angustiada todavía de lo que la
empecé.  Pero también agradecida por su tiempo y por lo que he aprendido.
Muchas gracias.

R: A usted por esta invitación.

Notas de Correspondencia de Prensa 

1) Ver "El espectáculo de la violencia": repercusión social diferente y
populismo punitivo, Correspondencia de Prensa, 23-2-2018. 

2) Su libro más reciente es “Los enemigos de la seguridad. Desigualdades y
privación de libertad adolescente”, Fundación de Cultura Universitaria,
Montevideo, 2016. 

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