México/ Polarización social e incertidumbre política [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Mayo 3 11:52:08 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

3 de mayo 2018

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México



Elecciones del 1° de julio



Polarización social e incertidumbre política



Manuel Aguilar Mora *



Ciudad de México, 2-5-2018



A dos meses de que se realicen las elecciones presidenciales y poco después
de haberse producido el primer debate político entre los candidatos
presidenciales el clima de incertidumbre crece en medio de una cada vez
mayor polarización política. Esta situación parecería contradictoria con el
panorama de una jornada electoral, supuestamente “democrática”,  dominada en
forma absoluta por los partidos y formaciones políticas de la burguesía
cuyos liderazgos son los únicos protagonistas de esta jornada electoral. El
fracaso del registro de María de Jesús Patricio, llamada Marichuy como
candidata presidencial apoyada por el Concejo Nacional Indígena y el EZLN
impidió que hubiera una alternativa no burguesa en las próximas elecciones.



Ruptura política



Pero una profunda división se ha dado entre las filas de los grupos
gobernantes como consecuencia de las graves contradicciones sociales y
políticas que enfrenta el país después de más de tres décadas de la puesta
en práctica de la devastadora política neoliberal impuesta por el Fondo
Monetario Internacional y toda la parafernalia del “Consenso de Washington”.
La expresión política más acabada de esta crisis ha sido el rompimiento de
la alianza de los dos partidos burgueses principales, el PRI y el PAN, el
PRIAN. La crisis rompió al PRIAN y sus consecuencias se están presentando
con toda su crudeza en la situación actual.



Esta ruptura es tan evidente que el candidato Ricardo Anaya de la coalición
encabezada por el PAN con el PRD de faldero, ha desbordado por mucho al
candidato oficial priista José Antonio Meade y se ha atrevido a declarar que
si fuera elegido presidente metería a la cárcel al presidente Peña Nieto.
Todo por lograr colocarse como un competidor confiable ante el candidato que
por mucho todas, absolutamente todas las encuestas, ponen como líder en las
preferencias como triunfador el 1° de julio próximo: Andrés Manuel López
Obrador (AMLO) del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) quien en su
tercer intento por llegar a la presidencia de la República se ha convertido
en el depositario de los deseos de cambio de millones de mexicanos y
mexicanas.



La ruptura del PRIAN ha producido la cuestión central que determina la
presente coyuntura ¿será el bloque alrededor de AMLO el factor que ocupe el
vacío dejado por el PRIAN? Sí, tales son los hechos que señalan el
desprestigio inaudito del gobierno de la restauración priista de Peña Nieto
así como la debilidad del actualmente dividido PAN heredero de los nefastos
gobiernos de Fox y Calderón. El ascenso vertiginoso de Morena  y el
liderazgo incuestionable de su líder AMLO son la prueba más contundente de
estos hechos. Los esfuerzos por evitar este resultado son la materia de las
discusiones, reuniones y decisiones de los diversos grupos burgueses que
determinan y determinarán la política en los dos meses que siguen.  AMLO
mismo hizo pública la información de una reunión que algunos de los líderes
empresariales y políticos más poderosos e importantes tuvieron con Anaya
para que “le bajara a sus declaraciones de que iba meter a Peña Nieto a la
cárcel”. Y le sugerían que lograra llegar a un acuerdo con él. Y a
continuación dio los nombres de algunos participantes: Alberto Bailleres,
Claudio X González, Germán Larrea, Alejandro Ramírez, Eduardo Tricio, Diego
Fernández de Cevallos y Vicente Fox. (La Jornada, 2 de mayo de 2018).



En el año 2000 se dio una “transición pactada” que permitió a Vicente Fox,
candidato del PAN, llegar a Los Pinos y romper más de 70 años de dominio
priista. Sin embargo, los dos nefastos sexenios panistas de Fox y Calderón
permitieron en 2012 la restauración priista de Peña Nieto. Todos estos
cambios fueron realizados con el acuerdo de un proyecto de “democratización”
liberal puesto en marcha por la oligarquía de los dos partidos gobernantes
principales con el aval del Partido de la Revolución Democrática (PRD)
expresión débil y minoritaria en México del “progresismo” latinoamericano.
Este experimento burgués de democracia contó con el apoyo de amplios
sectores sociales: intelectuales, magisteriales, burocráticos e incluso de
importantes capas populares. Pero fue un experimento de una democracia
burguesa manca, tuerta y coja cuyos resultados no han echado raíces en el
suelo árido de un país dominado durante casi un siglo por la dictadura
bonapartista del priato. Y el sexenio de Peña Nieto lo demostró con creces:
la desigualdad se ha incrementado, la violencia oficial y delicuencial ha
llegado a cotas inauditas, la corrupción ha imperado sin freno entre los
gobernantes priistas, panistas y perredistas por igual, las privatizaciones
se dispararon e incluso las amenazas de Donald Trump al Tratado de Libre
Comercio ha puesto en riesgo la privilegiada relación de socia menor de la
burguesía mexicana con la de Estados Unidos. Las repercusiones de estos
desastres han significado un hartazgo social nacional que ha llegado a un
nivel muy alto y que al no tener espacio político idóneo donde expresarse,
ninguna organización política, sindical o campesina en donde sentirse
representado se ha reflejado en el liderazgo de AMLO cuya persistencia
opositora a la “mafia del poder” durante dos décadas lo ha convertido en el
personaje político más conocido y popular de México.



El primer debate (habrá otros dos) de los cinco candidatos presidenciales
fue una demostración de la polarización existente y al mismo tiempo de la
incertidumbre en la que se inserta inevitablemente. En realidad no hubo
debate pues de hecho fue una expresión de la total y desenfrenada oposición
del frente amenazado por la victoria de AMLO representado por todos los
demás candidatos: José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Margarita Zavala,
esposa del ex presidente Calderón y Jaime Rodríguez, El Bronco, éstos dos
últimos candidatos “independientes” promovidos descaradamente por Peña Nieto
con el único fin de hacerle montón a AMLO. Para los medios la decisión de
AMLO de permanecer quieto y sin responder las evidentes provocaciones y
cuestionamientos que le hicieron los otros candidatos determinó que el
debate se convirtiera en un anti-AMLO con pocas o nulas ganancias para
ellos.



Los problemas del bloque anti AMLO



La incertidumbre corresponde enteramente a la situación del bloque
anti-AMLO. Aquí reina la más completa confusión que se ha profundizado por
la intervención constante de Peña Nieto en el proceso electoral. Ciertamente
es mucho lo que está en juego para él en estas jornadas electorales. El
destino de varios presidentes suramericanos es la sombra que amenaza a su
destino como ex presidente. Tal vez sea también el factor que lo obligue a
reconocer su derrota y buscar la negociación, la cual, por otra parte,
siempre le ha ofrecido AMLO. Esta es una de las razones por las que no hay
la menor duda que el nerviosismo en Los Pinos es una de las fuentes
principales de la incertidumbre en la cumbre.



Las dificultades y contradicciones del bloque anti-AMLO son patentes. El
propio Anaya sin duda el mejor colocado para enfrentar a AMLO, es el
candidato más joven y hace sólo quince años era un completo desconocido. Es
un personaje que carece de la suficiente solidez como para enfrentarse al
viejo zorro que es AMLO. Su meteórico ascenso se ha debido a la habilidad
que ha demostrado tener para orientarse en las altas cúpulas del PRI y el
PAN por igual, de allí que su actual situación sea vista por muchos sectores
de estos partidos como la de un traidor. Su candidatura representó una
división del PAN con la ruptura de Zavala, la ex esposa de Calderón, que
aspiraba a ser la candidata presidencial del partido. Ha convocado muchas
veces a los demás anti-AMLO a unirse para presentarle un frente con
posibilidades de triunfo pero la desconfianza que inspira hace muy difícil
la posibilidad que éste bloque se dé. Conclusión, sin duda es el más cercano
y probable competidor de AMLO pero por el momento no se percibe la
superación de los obstáculos que impiden que encabece un frente anti-AMLO.



Por su parte el caso de Meade, el candidato priista oficial que en realidad
nunca fue priista sino “ciudadano independiente”, es la representación más
palpable del patetismo de un personaje que a pesar de tener todo el apoyo
del enorme cúmulo de recursos de toda índole a disposición del gobierno de
Peña Nieto, no ha podido remontar el tercer lugar que ocupa en las
encuestas. El PRI está profundamente dividido y las presiones a un cambio de
estrategia ya han producido que se considere un hecho que en los próximos
días se verifique el recambio de la actual presidencia del partido. Pero
será muy difícil lograr que decline la candidatura de Meade para apoyar a
Anaya. En el caso que sea obligado a ello, su ruptura completa se dará
silenciosa pero inevitablemente. El PRI en cualquier escenario que se
produzca es la viva imagen de un partido condenado a la peor derrota de su
historia sin la posibilidad de una futura restauración.



¿Cuál perspectiva?



A reserva de un hecho que sea de tal magnitud que cambiara la tendencia que
anuncia el triunfo de AMLO, éste es el pronóstico más probable. Sólo un
enorme desacierto de AMLO en los próximos debates o en cualquier otro
momento, lo impediría. También el destino de Colosio puede estar sugiriendo
en algunos rincones de la cumbre del poder planes macabros. Un atentado
contra AMLO sería una provocación colosal de consecuencias imprevisibles que
no se podrían pagar de inmediato. Un riesgo muy grande en estos momentos.
Los rumbos de los grupos burgueses apuntan hacia otras soluciones como lo
demuestra el carísimo y corruptísimo aparato electoral que se ha puesto en
pie y que con el INE representa el proyecto político hegemónico en donde
están participando todas las fracciones burguesas. El horizonte de la
situación actual se moverá bajo los parámetros de pugnas interburguesas en
las cuales los militares y los sectores más oscuros (por ejemplo los ligados
al negocio del narco) intervienen pero no son los decisivos.



La intervención del imperialismo de Estados Unidos en la política mexicana
ha sido siempre un factor fundamental. Es indudable que para Washington lo
que sucede o no sucede en su vecino sureño es muy importante. Trump ha sido,
dentro de su caótica política, muy claro con respecto a México: el muro, las
amenazas de liquidar el TLC, las movilizaciones de la guardia nacional en la
frontera, su hostilidad hacia nuestro país ha sido constante. AMLO se ha
mantenido dentro de su escrupulosa política nacionalista “juarista” en la
cual no se ha permitido ni el menor asomo de una postura antiimperialista
que permita a los políticos de Estados Unidos acusarlo de enemigo.



Sectores burgueses reaccionarios están aceptando que el cambio de tendencia
en el gobierno puede ser inevitable y el propio AMLO los ayuda a que se
convenzan que él no amenaza de ninguna manera sus privilegios. El caso de la
construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
(NAICM) es emblemático. En forma sorprendente AMLO se declaró contrario a su
construcción haciéndose eco de las informaciones abrumadoras que los
científicos e ingenieros más destacados han hecho públicas desde hace años y
que incluso fueron aceptadas por José Luis Luege el presidente del poderoso
ente del agua (Conagua) durante los gobiernos panistas (El Universal, 30 de
abril de 2018). Para ellos los planes de la construcción del aeropuerto y la
enorme urbanización satélite que lo rodeará en el espacio del ex vaso del
lago de Texcoco, significa un ecoicidio de gravísimas consecuencias no sólo
para las poblaciones de la región, sino para toda la cuenca donde se asienta
la Ciudad de México. Cambio de clima (calentamiento), desertificación de
enormes espacios, afectación decisiva de la flora y fauna del lugar y la
propagación de factores dañinos para la salud de millones de personas entre
otros efectos determinan que su construcción debe ser prohibida. Ante estas
evidencias la postura de AMLO era muy respetable. Pero cuando surgió la
crítica de Carlos Slim, el hombre más rico de México y uno de los cinco más
ricos del mundo, cuyos capitales son fundamentales en la construcción del
NAICM, AMLO retrocedió y aceptó que la construcción del aeropuerto es
factible pero con inversiones privadas, no con dinero público. Es evidente
que AMLO no es partidario de una política de protección al medio ambiente y
en cambio acepta la hegemonía del capital “privado”.



Otro caso en que se aprecia el cambio de los grupos burgueses importantes
ante la alternativa obradorista es el documental El populismo en América
Latina. En este reportaje se repite hasta la saciedad el argumento del
“populismo” de AMLO y se le compara con los “populismos” de otros países de
América Latina, en particular de de peón y de Hugo Chávez. La sorpresa ha
sido que, a diferencia de hace doce y seis años, importantes medios se han
rehusado a difundirlo incluida la poderosa Televisa. Hoy la derecha burguesa
más ultra aparece desfasada, no es la que representa a los sectores
decisivos. Es una derecha que sigue viendo en AMLO a un “izquierdista y
subversivo”, a un “enemigo de México”. Hay ejemplos de rabiosos enemigos de
AMLO que lo llegan a equiparar con…¡Trotsky!



Como se decía al principio, las elecciones del 1° de julio se darán con la
hegemonía completa de los grupos burgueses. ¿Por qué ha aparecido en estos
dís y se recrudecerán los próximos  tanta incertidumbre y polarización
cuando en realidad todos los protagonistas responden fundamentalmente a los
mismos intereses y están lejos de querer un cambio radical de la situación
actual por la que atraviesa el país, cambio radical, vale decir
revolucionario, que es la única forma de superar la crisis? México es un
país cuyo pueblo tiene una gran tradición de lucha. Siempre sus
potencialidades combativas han representado hitos históricos que marcaron su
evolución y su imaginario histórico es el de la revolución, aunque ese
imaginario haya sido dilapidado, prostituido y finalmente convertido en un
abuso discursivo.



La burguesía con su profunda consciencia de clase puede darnos lecciones.
Creemos que la situación actual es un ejemplo de ello. ¿Por qué esa
resistencia a aceptar a un personaje que ha dado todas las pruebas
necesarias de que es un buen liberal juarista, respetuoso de las
instituciones fundamentales del México capitalista? Ciertamente no viene de
las instituciones elitistas educativas neoliberales como el ITAM, la Anáhuac
o la Panamericana como Meade, Videgaray,  Anaya o Peña, tampoco pertenece a
los círculos de la alta burguesía de las ciudades de México, Monterrey o
Guadalajara, pero su conformación dentro de la política y la ideología
burguesas es notable y lo ha demostrado con creces, por ejemplo cuando AMLO
fue jefe de gobierno de la Ciudad de México, uno de los puestos de estado
más altos en México. Un personaje que todas las encuestas (todas ellas en el
fondo sirviendo a intereses particulares) hasta hoy en forma absoluta
consideran casi invencible en las elecciones del 1° de julio ¿por qué tantos
grupos burgueses lo consideran peligroso? Estamos ante un sentimiento de
clase, elitista y restringido que afecta por igual a todas las fracciones de
la burguesía mexicana. Por eso, la esencia democrática del régimen burgués
es tan pobre y finalmente es la razón de la ausencia de un verdadero sistema
democrático en México.



El temor profundo que está bien enraizado en los círculos dominantes dentro
y fuera del gobierno federal y de muchos estados es en realidad un temor al
pueblo. Temen que a pesar de que las condiciones electorales restrictivas
han impedido la participación el 1° de julio de representantes de los
trabajadores y de los indígenas, el sentimiento popular encuentre en AMLO y
su victoria una fisura por donde penetrar con sus protestas y sus luchas por
sus intereses y objetivos. Temen que una victoria de AMLO la hagan suya
millones de mexicanos y mexicanas que están esperando el momento propicio
para ponerse en movimiento por sus intereses y objetivos.



Para nosotros la minoría política que somos hoy nuestra tarea es educar y
propagandizar con calma y perseverancia la situación real del país en que se
darán las elecciones. Y la de organizar y desplegar, en especial, a partir
del 2 de julio, sean cuales sean finalmente los resultados electorales,
nuestros esfuerzos por el fortalecimiento de los embriones de la
organización socialista, democrática, independiente, feminista e
internacionalista que tanto urge surja como fuerza decisiva en nuestra país
en estos tiempos.



* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS)

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