América Latina/ Iglesias evangélicas, un poder que crece [Pablo Stefanoni]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mayo 27 13:34:29 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

27 de mayo 2018

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América Latina



Iglesias evangélicas, un poder que crece en América Latina



Con candidatos a presidente, alcaldes o bancadas parlamentarias, los
evangélicos están logrando una inédita influencia en el continente. Hasta el
izquierdista López Obrador no dudó en incluir un partido evangélico en la
alianza con la que busca ganar las elecciones mexicanas



Pablo Stefanoni *



La Nación, 27-5-2018

https://www.lanacion.com.ar/



A mediados de 2014, en San Pablo, la iglesia Universal del Reino de Dios
inauguró un colosal complejo presentado como el Templo de Jerusalén
redivivo. "Es un regalo de Dios tener también en Brasil el Templo de
Salomón", dijeron en la escenificación del poder evangélico a la que asistió
una gran cantidad de líderes políticos, incluida la presidenta Dilma
Rousseff. Se trató sin duda de una de las expresiones de la emergencia
evangélica en América Latina, un fenómeno que, durante años, se fue
procesando de manera silenciosa, mereció escasa atención de parte de los
analistas políticos y quedó limitado a los antropólogos de la religión. Solo
las denuncias mediáticas y judiciales contra magnates como el obispo Edir
Macedo ponían el tema en el centro de las noticias.



A menudo, en la Argentina, la cuestión evangélica es objeto de burla hacia
los pastores con acento brasileño que aparecen tarde en las noches en la
pantalla televisiva, de información difusa sobre presos que se convierten en
las cárceles o un recuerdo de figuras populares como las del pastor Giménez
y la pastora Irma. Pero hoy la prensa está llena de noticias sobre partidos
y candidatos evangélicos latinoamericanos que obtienen buenos resultados en
las elecciones, compiten por la presidencia, ganan gobernaciones y
alcaldías, constituyen bancadas parlamentarias y declaran la guerra a la
llamada "ideología de género".

El mundo evangélico -muy heterogéneo en términos de tipos de iglesias,
adscripciones teológicas y posicionamientos políticos- está lejos de
limitarse a grandes congregaciones como la Universal, y se extiende como un
gran entramado de pequeños templos barriales. La "teología de la
prosperidad" y los milagros cotidianos resultan atractivos para miles de
personas. Esta teología -apunta el antropólogo Pablo Semán- establece una
relación directa entre la comunión con Dios y el bienestar material, y tiene
como terreno fértil la mayor individualización e identificación por la vía
del consumo de los sectores populares. Pero, al mismo tiempo, estas iglesias
reconstruyen "comunidades imaginadas" y nuevas hermandades que pueden
traducirse en solidaridades efectivas cuando se las necesita.



Para el obispo emérito de Washington, Theodore McCarrick, entre las
principales misiones del papa Francisco está frenar el crecimiento
evangélico en América Latina. Según un informe del Pew Research Center, los
porcentajes varían entre alrededor de un 15% de protestantes en la Argentina
hasta el 40% en América Central, pasando por más del 25% de Brasil, y la
mayoría de estos protestantes son evangélicos. La novedad de estos tiempos
es el pasaje -con éxito desigual- de los templos a la política, sobre todo
en posiciones conservadoras y de derecha.



Rezos y votos



Sin embargo, ni el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, en carrera a la
presidencia de México, es ajeno a este fenómeno. Para que su tercera
postulación sea la vencida el próximo 1 de julio, López Obrador no dudó en
aliarse al evangélico Partido Encuentro Social (PES), generando polémica
entre sus seguidores de izquierda. Incluso habló de a redactar una
"constitución moral" que complemente la constitución política. "Usted para
nosotros es Caleb a punto de conquistar el Monte Hebrón", lo aduló un
dirigente del PES en clave bíblica.



Una de las sorpresas más recientes se dio en Costa Rica. Tras un fallo de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a favor del matrimonio
igualitario, el periodista y cantante de música cristiana Fabricio Alvarado
logró pasar a la cabeza en la primera vuelta como candidato del partido
evangélico Restauración Nacional. Y aunque fue derrotado en el ballotage,
mostró capacidad para aglutinar un fuerte voto conservador (obtuvo el 40% de
los sufragios) contra la "ideología de género".



De hecho, el auge del evangelismo político aparece en América Latina como la
contracara de los avances de los movimientos feministas y de las minorías
sexuales. En el caso de Venezuela, Hugo Chávez estableció estrechos vínculos
con los evangélicos, ayudado por sus invocaciones a Cristo en sus discursos.
Nicolás Maduro, antes de su reelección del domingo pasado, apareció en un
acto rodeado de pastores que le dieron sus bendiciones. No obstante, una
parte del voto evangélico fue para el pastor Javier Bertucci, quien anunció
"días de gloria para Venezuela" y según el escrutinio oficial, desconocido
por gran parte de la oposición, obtuvo casi un millón de votos (el 10%).

Un caso más curioso es el de Colombia, donde los evangélicos contribuyeron
visiblemente a la victoria del No a los acuerdos de paz en el referéndum de
2016. "Jesucristo es el único que puede traer la paz que tanto anhelamos",
decía el mensaje del jugador de fútbol Daniel Torres, que rechazaba los
acuerdos firmados entre el presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). La mención a los derechos LGBT
en las negociaciones de paz puso en alerta y movilización a las iglesias y
los pastores, que ya tienen gimnasia en la presión contra la denostada
"ideología de género".



Pese a que hay evangélicos en todos los partidos -incluyendo los de
izquierda, como el Movimiento al Socialismo en Bolivia o el Partido de los
Trabajadores de Brasil- los candidatos y partidos propiamente evangélicos
forman parte de una avanzada conservadora contra los nuevos vientos que
soplan en una región que debate el matrimonio gay, el aborto o nuevas leyes
de identidad de género.

"Si bien hubo evangélicos en todas las opciones políticas, en los últimos
años vienen estando en consonancia con las derechas. En parte debido a que
la derecha dialoga mejor con la ?cultura evangélica'. Y en parte por las
reticencias de las izquierdas hacia ellos, más allá de los acercamientos de
Lula o Chávez", explica Semán a la nacion. De hecho, el PT brasileño siempre
fue muy cercano a la "teología de la liberación" católica, hoy debilitada en
toda la región.



La periodista franco-marroquí Lamia Oualalou, residente en Río de Janeiro y
colaboradora del sitio brasileño Opera Mundi, recuerda que la Iglesia
Universal posee dos editoriales, una agencia de turismo y una compañía de
seguros, y distribuye gratuitamente en la calle la Folha Universal, un
semanario con un tiraje de 1.800.000 ejemplares -contra unos 300.000 del
prestigioso Folha de São Paulo-. Posee también la cadena RecordTV, el
segundo canal de televisión del país, y alquila espacios en decenas de otros
canales. Marcelo Crivella, pastor de esa iglesia, es el actual alcalde de
Río de Janeiro.

Capacidad organizativa



"En Brasil, el corazón del poder evangélico reside en el Congreso -dice
Oualalou- y tomó la forma de un frente evangélico que reúne a todos los
parlamentarios ?hermanos de fe', más allá de su pertenencia partidaria (el
único partido evangélico es el Republicano). Todos los miércoles por la
mañana se reúnen en una sala plenaria del Congreso para rezar juntos,
entonando cantos y plegarias". Esta bancada es muy pragmática, tal como lo
muestra el eficiente intercambio de favores con otros bloques, como la
poderosa bancada ruralista: "por ejemplo, yo te voto los agrotóxicos y vos
me votás las concesiones de las radios religiosas". Los evangélicos se
organizan para estar presentes en muchas comisiones claves (como las de
familia, derechos humanos o telecomunicaciones). "Pero no se puede hablar de
un voto unido, no hay una lógica, un programa evangélico. Es más una
capacidad de organizarse y hacer mucho ruido", concluye Oualalou, autora del
reciente libro Jésus t'aime. La déferlante évangélique (Jesús te ama. La ola
evangélica). Ahora, el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro, que
supera el 15% en las encuestas y es conocido por sus comentarios racistas,
misóginos y homófobos, busca en los evangélicos potenciales electores
participando en diversos eventos religiosos.



Por el momento, pese a su crecimiento social, en la Argentina la ola
evangélica no ha desbordado hacia la política con partidos o candidatos
visibles. A veces una unidad básica puede volverse un pequeño templo, la
teología de la prosperidad se mezcla con la búsqueda de beneficios sociales
del Estado, pero todo eso opera -dice Semán- como si la identificación
religiosa no tuviese mayor impacto sobre los comportamientos políticos.

La "cuestión evangélica" tiene también consecuencias geopolíticas. A
propósito del traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, un
reciente artículo de The New York Times ponía de relieve la cada vez más
estrecha alianza entre el líder israelí Benjamin Netanyahu y los evangélicos
norteamericanos. Y esas redes se replican en América Latina. El presidente
guatemalteco Jimmy Morales -él mismo adherente al pentecostalismo- participó
a fines de abril en un "acto evangélico por Israel" organizado en los
jardines del Ministerio Jesucristo Iluminado para las Naciones. En su
discurso, el mandatario enfatizó la importancia de fortalecer los lazos de
amistad entre Guatemala, Estados Unidos e Israel y ya anunció la mudanza de
su embajada a Jerusalén, lo que fue considerado una actitud "apegada a la
Biblia". De hecho, en las prédicas pentecostales el Israel bíblico se suele
superponer y confundir con el Estado de Israel contemporáneo. La Iglesia
Universal, por ejemplo, suele distribuir "aceite de Israel" con propiedades
milagrosas.



Quedan por verse los efectos sobre las democracias de quienes piensan la
política en términos de "guerra espiritual". El corresponsal del diario El
País en Costa Rica reprodujo las palabras del pastor Ronny Chaves Jr. en
plena campaña: "Estamos en guerra, estamos a la ofensiva. Ya no a la
defensiva. La iglesia por mucho tiempo ha estado metida en una cueva
esperando ver qué hace el enemigo, pero hoy está a la ofensiva, entendiendo
que es tiempo de conquistar el territorio, tiempo de tomar posición en los
lugares del Gobierno, de la educación y de la economía".



* Periodista, director de la revista Nueva Sociedad.

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