Brasil/ Paro de camioneros: una mezcla de huelga y locaut [Ricardo Antunes - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mayo 27 23:38:31 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

27 de mayo 2018

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Brasil



Entrevista a Ricardo Antunes, sociólogo del trabajo



Paralización de camioneros es una mezcla de huelga y locaut



Escasez de combustible, alimentos y medicinas. “Brasil está sumido en el
caos”, titulan las agencias internacionales. Ante la gravedad de la
situación, el gobierno ilegítimo de Michel Temer “se vio obligado” a llamar
al Ejército para desbloquear las carreteras ante el "fuerte
desabastecimiento", emitiendo a su vez, órdenes de detención contra los
“sospechosos de promover la huelga” y cobrando multas a los que insisten en
las protestas. El jueves 24 de mayo, camioneros y gobierno pactaron una
“tregua” de 15 días, a cambio de un posible "impuesto cero" para el diésel y
“otras concesiones”. No obstante, los bloqueos continuaron paralizando las
cadenas de montaje de automóviles, reduciendo la actividad de grandes
frigoríficos y supermercados, y “provocando una disparada de precios de los
combustibles y los alimentos”. Temer aseguró que el gobierno ha tenido
siempre "coraje para dialogar" y "ahora tendrá el coraje de usar su
autoridad en defensa del pueblo". En la noche del viernes 25 de mayo, poco
después del mensaje del presidente golpista, los militares comenzaron a
escoltar a camiones-cisterna en su acceso a las refinerías, principalmente
en la de Duque de Caxías, cerca de Río de Janeiro.



A última hora de la tarde de ayer, sábado 26 de mayo, el gobierno difundió
un balance del cuadro en todo el territorio brasilero. Todavía permanecen
596 puntos de “bloqueos parciales de rutas federales”, pero la base de datos
de la Policía Federal de Carreteras permite informar de “un saldo positivo”,
en la medida que cientos de puntos ya  fueron “liberados” totalmente. El
objetivo era de despejar en primer lugar los grandes espacios, como las
refinerías.



En San Pablo y otras ciudades como Río de Janeiro, Brasilia y Recife la
huelga sigue, “a pesar de que el gobierno ya ha cedido a parte de sus
demandas”. El ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, dijo que para
contener el precio del diésel -cuyas alzas causaron la huelga-, el gobierno
se comprometió a eliminar por lo que resta de 2018 los impuestos a ese
combustible, que suponen casi 50% de lo que pagan los consumidores.
Asimismo, explicó que durante los próximos 30 días el precio de ese
combustible “estará congelado”, incluyendo una reducción del 10% ofrecida
por Petrobras durante los primeros 15 días, y que a partir de ese momento
pasará a ser subsidiado por el Estado, al menos hasta fines de este año.



"Una minoría radical está cerrando carreteras e impidiendo que muchos
camioneros lleven adelante el deseo de atender a la población", amenazó
Temer. "¿Cómo se vive con 200 reales?" le respondieron los huelguistas.  "Ya
le hemos demostrado nuestra fuerza al gobierno, que nos trató de minoría.
Conseguimos parar 25 estados de Brasil con más de 504 bloqueos de rutas",
afirmó la Asociación Brasileña de Camioneros (Abcam), que reivindica la
adhesión de 700.000 camioneros. El dirigente Luciano Constant, citado por
las agencias EFE y AFP,  explicó que "por un flete de 1.000 reales para ir a
San Pablo, uno gasta 400 reales de nafta y 400 de peajes. Con los 200 que le
quedan, ¿cómo va a comer? ¿Qué le va a quedar para darle a su familia?” Otro
dirigente de la Abcam, calificó de “lamentable” la decisión del despliegue
de militares y pidió a los transportistas “despejar las carreteras por su
propia seguridad”.



Paro conocer más del movimiento de camioneros y de cómo se llegó hasta aquí,
reproducimos la entrevista que BBC Brasil le realizó a Ricardo Antunes,
sociólogo del trabajo, profesor del IFCH/Unicamp (Universidad de Campinas) y
autor del libro “Privilegio de la Servidumbre–El nuevo proletariado de
servicios de la era digital”, editorial Boitempo. (Redacción de
Correspondencia de Prensa)



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Entrevista de Camilla Veras Mota, en San Pablo

BBC Mundo, edición Brasil, 25-5-2018

http://www.bbc.com/portuguese/

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa



-BBC Brasil - ¿Qué ha mostrado la huelga sobre la organización de la
categoría de los camioneros?



Ricardo Antunes - En general es una categoría que no tiene una solidaridad
de clase construida, sólida. Muchas veces, los camioneros son dueños del
camión y, por eso, frecuentemente compiten unos contra otros, pero en
general se unen cuando tienen que negociar el precio de su trabajo (el costo
del flete). También es muy heterogénea. No tiene una entidad central –una
especie de “Central Única de los Camioneros”-, sino varias asociaiciones, y
construye sus huelgas por la vía digital (Facebook e WhatsApp) y por el
contacto en las rutas.



Los camioneros forman una categoría muy diferente, que tiene experiencia de
huelgas en que fueron un instrumento importante de las clases patronales,
usadas para desestabilizar, por ejemplo, al gobierno de Salvador Allende en
Chile. En 1972, cuando el país vivía un momento de crisis, el locaut fue
usado para crear un clima de inestabilidad social y derrocar al presidente
Allende. Es una categoría muy despolitizada y, como depende de su trabajo
para sobrevivir (como la reducción del precio del combustible y el aumento
del precio del flete) están muchas veces ligados a las empresas.



-BBC Brasil - ¿Usted ve indicios de locaut en esta huelga?



Antunes - Veo, sí. Veo un poco de los dos. Como es una huelga que en pocos
días se tornó expresiva, y las empresas tienen algo como 55% del control de
ese transporte (flete carretero), muchas de esas paralizaciones pueden ser
decisión empresarial.



El restante, 45% de camioneros autónomos, son muy afectados por el contexto
de recesión, que disminuyó la circulación de mercaderías. Ellos ya estaban
ganando muy poco, y el precio del combustible explotó. Creo que hay un
especie de confluencia en este momento entre los intereses de las empresas y
los camioneros. Es importante recordar que este es un momento de crisis en
el Brasil, y que esa es una categoría que, cuando se mira la historia, menos
en el Brasil, pero en la de países como los Estados Unidos, Alemania y, más
recientemente, en Chile, es muy susceptible a una influencia patronal.



El dueño de un pequeño camión, cuando presta servicio para una gran empresa,
es al mismo tiempo, un pequeño propietario de un bien de producción
importante y una especie de “proletario de los transportes”. El oscila entre
esas dos condiciones.



-BBC Brasil - ¿Esa confluencia aparece en las huelgas que vimos en años
anteriores, en 2015 e 2013, por ejemplo?



Antunes - No. Tanto que ésta fue muy rápida, muy expresiva. En el comienzo
de la semana ella dio sus primeras señales y, en dos o tres días, se
generalizó. Nosotros precisamos estudiar para entender exactamente lo que
está ocurriendo. Por lo que vemos, esta movilización es más amplia y fuerte
que las demás.



Primero, porque se tiene un cuadro crítico de recesión, que afecta al
camionero y a la empresa. Nosotros estamos viendo un proceso en que el
locaut patronal –un momento de presionar a un gobierno “en fin de
vacaciones”- y, al mismo tiempo, una huelga de camioneros independientes,
que no están consiguiendo mantenerse. Es preciso después, al estudiar este
movimiento, ver lo que de hecho es un locaut patronal y lo que es un grito
del camionero que no aguanta más su situación.



-BBC Brasil - ¿Cómo ve el sindicalismo hoy, delante del fuerte impacto de
este tipo de paralización, hecha sin organización central, y la movilización
de categorías tradicionales, como bancarios y metalúrgicos?



Antunes - No quiere decir que esos otros sectores no hagan huelgas. Ellos
todavía tienen importancia, no es que desaparecieron. Vamos a tener huelgas
bancarias, metalúrgicas, de profesores, porque el momento es de crisis.



En el caso de los camioneros, ellos ganan fuerza cuando hay la confluencia
entre los intereses de las empresas y de los trabajadores, aunque no sean
necesariamente los mismos. Esto ocurre en un cuadro en que la fragilidad del
gobierno es absoluta, creando una susceptibilidad mayor a esas presiones. El
Brasil tiene además una especificidad, por el desmonte de los sistemas
ferroviarios y fluvial, que podrían ser mucho más intensamente utilizados, y
que hicieron con que el transporte carretero se volviese el principal
mecanismo de circuito de las mercaderías.



Nuestra industria automotriz pos-1955 sepultó en gran medida un bello
sistema ferroviario que teníamos en el siglo 19, que era un poco inspirado
por una cierta presencia inglesa aquí en el Brasil, y que fue poco a poco
dilapidado para que la industria automotriz se consolidase. Hoy estamos
prisioneros de eso. La desestructuración del sistema ferroviario luego de
los años 1950 dejó el país dependiente del nodal vial-carretero.



Pero, seguramente, hay una pérdida de fuerza del movimiento sindical. Ese es
un fenómeno mundial. En las últimas cuatro o cinco décadas, el capitalismo
modificó profundamente el modo de vigencia sindical (con el avance de la
automatización de los procesos productivos y de la tercerización, por
ejemplo). Los bancarios de hoy son totalmente diferentes de aquellos que
hicieron huelga en 1985 (que resultó en la conquista  de la jornada laboral
de 6 horas), que fue muy importante.



El mismo proceso de cambio profundo no ocurrió con los camioneros. Ellos
viven una situación todavía muy parecida con la que vivían en décadas
anteriores –yo tengo camión y preciso mantenerlo-, o soy empleado de una
empresa que tiene camión y presta servicios. El camión puede ser más moderno
hoy, pero él depende básicamente del sistema de rutas.



-BBC Brasil - ¿Cómo ve la tentativa de grupos pro-intervención militar de
influenciar los rumbos de la huelga?



Antunes - Por los menos en Occidente, los camioneros son, de forma general,
un sector muy sensible a las influencias conservadoras. Es importante decir
que no siempre ellos son conservadores, y hoy podemos decir que la categoría
es muy heterogénea.



Lo que se coloca ahora es que ciertamente tienen fuerzas que dicen: “No
vamos a esperar las elecciones de octubre. Vamos a buscar una alternativa
fuera del orden institucional”. No tengo duda de que tienen gente pensando
en eso. Por otro lado, es vital que haya también un movimiento de apoyo a
nuestra Constitución y que impida cualquier movimiento -que sería una
tragedia y una locura- que representase un “golpe de derecha” y que
arrebatase las conquistas democráticas que, de un modo o de otro, nosotros
conseguimos desde la Constitución de 1988.

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