Brasil/ Depredación y exclusión. El proyecto bolsonarista para el Amazonas [Manuella Libardi]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Mie Ago 7 20:28:02 UYT 2019
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Correspondencia de Prensa
7 de agosto 2019
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Brasil
Depredación y exclusión
El proyecto bolsonarista para el Amazonas
El gobierno de Bolsonaro desprecia a las minorías que habitan el Amazonas y
pretende impulsar un plan de desarrollo depredador que puede impactar
negativamente en el ambiente de la región.
Manuella Libardi *
Nueva Sociedad, agosto 2019
https://nuso.org/articulo/
En los primeros meses de gobierno, el presidente Jair Bolsonaro priorizó
liberalizar los presupuestos al Ministerio de Defensa. De los más de R$ 150
millones destinados al Ministerio, el 98% – prácticamente su totalidad – va
destinado al programa Calha Norte para el Amazonas, un proyecto desarrollado
en la década de 1980 que respondía a una preocupación geoestratégica de los
militares con la región amazónica. El proyecto Calha Norte aseguraría la
presencia de infraestructuras estratégicas para la defensa de la remota y
relativamente virgen frontera norte del país.
Técnicos del gobierno aseguran que no hay motivación política alguna detrás
de los esfuerzos realizados este año para garantizar esos fondos, y que esa
asignación tiene una razón simplemente práctica: aumentar la capacidad
operacional del Ministerio de Defensa.
El gobierno afirma que resucitar el proyecto Calha Norte es fundamental para
traer oportunidades y dignidad para las poblaciones del norte del país, una
región que abarca un territorio de 1,5 millones de km² a lo largo de ocho
estados – Acre, Amapá, Amazonas , Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Pará,
Rondônia y Roraima – ocupando un área más grande que toda Colombia.
Pero la realidad muestra que Bolsonaro y miembros de su gobierno están más
preocupados por combatir las presiones internacionales que intentan impedir
la explotación económica exhaustiva de la Amazonía frente a la necesidad de
asegurar la dignidad de las poblaciones locales.
En febrero de este año, los ministros Gustavo Bebianno (Secretaría General
de la Presidencia), Ricardo Salles (Medio Ambiente) y Damares Alves (Mujer,
Familia y Derechos Humanos) viajaron a Tiriós (Pará) para discutir con
líderes locales la construcción de un puente sobre el Río Amazonas en la
ciudad de Óbidos, una hidroeléctrica en Oriximiná y la extensión de la
carretera BR-163 hasta la frontera de Surinam.
Si todavía quedaba alguna duda sobre las verdaderas intenciones del gobierno
con respecto a resucitar el proyecto Calha Norte, un PowerPoint al que ha
tenido acceso democraciaAbierta, presentado durante la reunión detallando
las obras anunciadas por el gobierno Bolsonaro para la región no deja lugar
a interpretaciones.
Las diapositivas dejan claro que se trata de ocupar la región amazónica con
infraestructuras estratégicas para prevenir que otro proyecto multilateral
de protección de la selva, denominado corredor ecológico «Triple A: Andes –
Amazonas - Atlántico», pudiese ser implementado en el futuro.
«Hay que implementar el Calha Norte sobre la cuenca del Amazonas e
integrarlo al resto del territorio nacional, para hacer frente a las
presiones internacionales por la implantación del proyecto denominado Triple
A. Para ello, es necesaria la construcción de la hidroeléctrica del río
Trombetas, el puente de Óbidos sobre el río Amazonas, y la implementación de
la carretera BR 163 hasta la frontera con Surinam», dice una diapositiva de
la presentación.
Durante su campaña en 2018, Bolsonaro citó el proyecto «Triple A» como una
amenaza a la soberanía del país. El proyecto, que se basa en una apuesta de
desarrollo llamado «Corredor AAA», fue propuesto hace unos años por un
ambientalista colombiano con el propósito de formar un gran corredor
ecológico que abarca 135 millones de hectáreas de bosque tropical, que se
extendería de los Andes al Atlántico, pasando por el Amazonas, los tres
espacios que dan origen a las tres «A».
Según otra diapositiva de la presentación gubernamental, existe actualmente
una campaña globalista que «relativiza la Soberanía Nacional en la Cuenca
Amazónica», usando una combinación de presión internacional y también de lo
que denomina «opresión psicológica» tanto externa como interna. Esa campaña
moviliza a ONGs ambientalistas e indigenistas, además de los medios, para
ejercer presiones diplomáticas y económicas. Implica también a las minorías
indígenas y quilombolas para que actúen con el apoyo de instituciones
públicas a nivel federal, estatal y municipal. El resultado de este
movimiento, aseguran en la presentación, restringe «la libertad de acción
del gobierno».
Por lo tanto, parte de la estrategia del gobierno de burlar esa campaña
globalista es devaluar la relevancia y las voces de las minorías que viven
en la región – que al fin y al cabo son quienes más se van a ver afectadas
por esas decisiones, tanto si en un futuro se desarrolla el proyecto «Triple
A» como si finalmente lo hace el Calha Norte.
Entre las tácticas citadas en el documento está la de redefinir los
paradigmas del indigenismo, quilombolismo y ambientalismo a través de las
lentes del liberalismo y conservadurismo basadas en las teorías realistas.
Esas son, según una diapositiva, «las nuevas esperanzas para la Patria:
¡Brasil por encima de todo!»
El desarrollo previsto
Concretamente, la región del Calha Nova en Pará está ubicada al norte del
río Amazonas, entre los estados de Amazonas y de Amapá. Las ciudades que
destacan en esa región son Oriximiná, Óbidos y Monte Alegre, todas ellas
ribereñas. Para alcanzar los objetivos estratégicos, de carácter
militar-nacionalista, el proyecto prevé poner en marcha obras de
infraestructura que pretenden «desarrollar» la región, ampliando carreteras,
levantando un puente y construyendo una hidroeléctrica.
La primera parte del proyecto busca ampliar la carretera BR-163 hasta la
frontera con Surinam, que actualmente conecta Cuiabá y Santarém. La
extensión de la carretera pretende conectar la región a la red de carreteras
nacional, facilitando el acceso a Manaus, Porto Velho y Caracas, en
Venezuela. Esta carretera también aumentaría el acceso a las carreteras que
llevan a Perú y a Bolivia.
La carretera BR-163 atravesaría el bajo río Amazonas a la altura de la
región de Óbidos, donde sería necesaria la construcción de un gran puente –
también previsto en el proyecto.
El puente sería construido frente al puerto de Óbidos en la parte más
estrecha del bajo río Amazonas, que tiene menos de 2 km, pero cuyo canal
llega a los 100 m de profundidad. El puente también tiene el objetivo de
posibilitar que el Ferrocarril EF-170 (Ferrogrão) siga acompañando la
carretera BR-163 hasta el Puerto de Óbidos, y por lo tanto debe albergar una
carretera-ferroviaria.
La tercera fase del proyecto prevé la construcción de la central
hidroeléctrica de Oriximiná, en el río Trombetas. Según indican las
diapositivas, la hidroeléctrica tendría capacidad para generar energía para
todo el Amazonas, prometiendo acabar con los apagones en Manaus, Macapá y
Boa Vista.
El contexto político internacional
El proyecto Calha Norte fue desarrollado en 1985 durante el gobierno de José
Sarney, cuando el contexto internacional aún era el de Guerra Fría y Brasil
vivía bajo la influencia de Estados Unidos. Una de las justificacionesdel
proyecto fue la fuerte presencia de efectivos cubanos en Surinam, lo que, en
aquella época, sugería una hipotética amenaza de corte comunista para
Brasil.
Además de la supuesta amenaza comunista, otro motivo era la existencia de
las guerrillas colombianas, principalmente el Ejército de Liberación
Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Similarmente, el gobierno también quería combatir el contrabando en la
frontera y los conflictos entre empresas mineras, garimpeiros e indígenas.
En la década de 1980, el proyecto fue fuertemente criticado por las
poblaciones locales, que creían que la presencia militar en sus territorios
tendría un efecto negativo sobre los habitantes y los recursos naturales.
Durante esa época, la Iglesia fue la única institución en el país en
oponerse oficialmente al proyecto, afirmando: «El proyecto acelerará el
proceso de destrucción de la cultura indígena, además de representar un
desperdicio de recursos financieros, materiales y humanos que podrían ser
destinados a obras de infraestructura y apoyo a la población del Amazonas».
Además, la Iglesia también denunciaba que el Calha Norteafectaría a 50 mil
indígenas de 33 naciones.
La gestión del presidente Collor de Mello (1990-92) coincidió con la caída
del Muro de Berlín, lo que hizo que el Calha Norte bajara en la lista de
prioridades del gobierno. Las obras que ya habían sido iniciadas como parte
del proyecto – como hospitales – fueron desactivadas en esa época, mostrando
que el interés final nunca había sido el desarrollo de la región, sino
geopolítico.
En este sentido, desde el punto de vista de las relaciones comerciales y
financieras, con la redefinición del orden internacional en los años 90, los
intereses pasan a tener un carácter multipolar. Aún así, la situación global
se transforma en unipolar desde el punto de vista militar, ya que con la
caída de la Unión Soviética los Estados Unidos pasan a ser la única potencia
realmente operativa. Con esa reestructuración, la nueva política de defensa
nacional brasileña pasa a incluir cuestiones como el terrorismo,
contrabando, narcotráfico y la biopiratería en el Amazonas. Por lo tanto, al
final de los años 90, coincidiendo con el final del gobierno Fernando
Henrique Cardoso, el proyecto vuelve a ganar visibilidad.
Pero debido a estos cambios en el orden internacional, surgen cuestiones
medioambientales y de protección del Amazonas de la explotación,
particularmente internacional, y el proyecto gana una nueva importancia, así
como una nueva interpretación, en el gobierno Lula. En esa fase, se pasa a
priorizar la protección y el desarrollo económico y social de la frontera,
teniendo en cuenta la sostenibilidad y también la defensa de las culturas
existentes.
No bajar la guardia
Durante sus tres décadas de existencia, el proyecto evolucionó de ser
meramente militar a un ser proyecto integral que busca el desarrollo de la
región y de los pueblos ribereños.
Pero eso no es lo que estamos viendo hoy, como las diapositivas de la
reunión celebrada este año muestran. El proyecto, nuevamente reavivado por
el gobierno Bolsonaro, representa retroceder a los años 80, y restablecer
tácticas que ya se mostraron fracasadas.
El desarrollo de la región es necesario, ciertamente. Los pueblos ribereños
necesitan de mayor acceso a la producción nacional y a la igualdad. Pero es
importante recordar que la región ha sido históricamente usada para fines
políticos que poco tenían que ver con el desarrollo y la preocupación por el
bienestar de las poblaciones locales.
La información mostrada en las diapositivas evidencia el desprecio por parte
del gobierno Bolsonaro por la sostenibilidad y las minorías que habitan las
regiones del Amazonas. Esto pone en evidencia una vez más que el
desarrollismo de corte neoliberal no puede venir a costa de los (pocos)
derechos conquistados con sangre de aquellos que continúan luchando por su
existencia y también por nuestros bosques y recursos naturales.
El desarrollo de la región amazónica tendrá que llegar. Pero en ningún
momento podemos bajar la guardia y dejarnos engañar por las mentiras de este
gobierno, que dice estar buscando el bienestar de la gente cuando en
realidad trabaja para enriquecer a unos cuantos constructores de
infraestructuras y depredadores de la floresta amazónica, que amenazan con
matar lo que queda del pulmón del mundo y sus humildes habitantes.
* Manuella Libardi es una periodista brasileña. Es magiíster en Relaciones
Internacionales. Actualmente es editora para openDemocracy Brasil.
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