Uruguay/ Investigación. La vida detrás de la línea de pobreza [Rafael Paternain]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Dic 14 15:49:11 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

14 de diciembre 2019

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Uruguay

 

La vida detrás de la línea de pobreza 

 

Rafael Paternain *

La Diaria, 14-12-2019

https://ladiaria.com.uy/

 

Al mismo tiempo que se cierra el ciclo de gobiernos progresistas en Uruguay,
aparece una investigación sociológica que describe las peripecias de las
clases populares de distintos barrios de Montevideo. Mediante la
coordinación de dos equipos de trabajo de la Universidad de la República y
la Sorbona, Detrás de la línea de la pobreza, de Verónica Filardo y Denis
Merklen (Editorial Gorla, Montevideo 2019), narra las condiciones de vida en
contextos de alta vulnerabilidad y explora lo que el Estado hace para
responder a la cuestión social. Una mirada profunda sobre las relaciones
sociales de algunos segmentos de las clases populares se combina con un
diagnóstico institucional de una parte del Estado social que libra a diario
sus batallas en el territorio.

 

Hay una conclusión que mueve los hilos de todo el libro: a pesar de los
grandes avances registrados en materia de desarrollo social durante los
últimos 15 años en Uruguay, un número importante de personas todavía vive en
condiciones inaceptables, y aunque las políticas sociales han llegado a
ellas, no han podido sustentar trayectorias de salida de la pobreza. Esta
conclusión de trazo grueso no debería soslayar que los dispositivos
estatales de ayuda han sido esenciales para sostener la vida diaria de miles
de familias. Frágiles, pero necesarios. Insuficientes para transcender una
situación arraigada, pero imprescindibles como soportes básicos. 

 

El estudio muestra cómo una parte del Estado social se moviliza, se aproxima
para brindar ayuda y se focaliza en individuos y familias que requieren una
intervención urgente. Bajo el principio estratégico de la “proximidad”, los
operadores de los distintos programas del Ministerio de Desarrollo Social
encarnan al Estado en el territorio y les ponen el cuerpo a las situaciones
más difíciles. Casi siempre carentes de herramientas para responder en
plenitud a las necesidades del otro, los operadores penetran en el espacio
de la intimidad de las personas vulnerables y funcionan como bisagras entre
dos mundos, el mundo de la precariedad y el mundo institucional.

 

Relatos, reflexiones y muchas situaciones de tensión pueblan las páginas de
este libro. Todo adquiere una resonancia inequívocamente vivencial. Detrás
de la línea de la pobreza es una investigación que sistematiza testimonios
para comprender la importancia capital de los soportes que otorgan las
políticas sociales. Pero la perspectiva del libro va más allá al advertir
que el complejo entramado de lógicas institucionales a veces genera
resultados no deseados. También reconoce que, a pesar de los grandes
esfuerzos del Estado, hay asuntos decisivos que no han podido ser
desplegados como se requiere. Por ejemplo, las políticas de vivienda son el
componente del Estado social que reviste mayor debilidad. Por su parte, el
trabajo estable y protegido está lejos de la realidad de muchos barrios
pobres, y los esfuerzos, muchas veces inconexos, han tendido a reforzar la
lógica del barrio sin garantizar la expansión de las fuentes principales de
la integración social (trabajo estable y servicios públicos robustos).

 

La investigación da cuenta de una serie de tensiones. Al tiempo que las
políticas sociales mejoran los lazos y los vínculos entre los participantes
(esto puede observarse con claridad en el Plan Juntos), muchas veces los
perturba y los inestabiliza. También la proximidad puede ser tanto cercanía
como opacidad, articulación certera como intervención arbitraria. A pesar de
los esfuerzos institucionales de coordinación e innovación, para la
perspectiva de los beneficiarios los operadores no son más que personas
concretas, portadoras o no de soluciones a sus problemas. De la misma forma,
las políticas sociales intervienen en barrios en los que abunda el trabajo
precario y en grupos sociales estructurados por relaciones de solidaridad
localizadas. Los operadores de las políticas sociales lo saben, aunque casi
siempre tienen que funcionar como si no lo supieran.

 

Pero más allá de descripciones y exploraciones –algunas de ellas de singular
agudeza–, este libro se destaca por su punto de vista. Los autores impugnan
las visiones predominantes de la pobreza como un conjunto de personas en una
determinada situación o en un lugar indeseable del cual hay que ayudar a
salir. En estas visiones, la pobreza aparece inmersa en un mundo sin
relaciones sociales o políticas. Al contrario, el enfoque de la
investigación adhiere expresamente a la noción de clases sociales: en
efecto, detrás de la línea de pobreza lo que se halla es un segmento de las
clases populares inserto en un espacio complejo de relaciones sociales.

 

La vida de los sectores más precarios de esas clases populares están atadas
a formas de solidaridad en el territorio. El barrio es un espacio social
denso, compuesto de intercambios, sentimientos y códigos que regulan la
lucha por la supervivencia. En esos barrios lo que hay es trabajo precario,
y sobre esa base se imponen las lógicas inmediatistas para obtener recursos.
Las personas instaladas en la precariedad no saben de qué está hecho el
mañana, no pueden proyectarse mínimamente, ni trascender el horizonte en el
cual están inscriptas. No lo pueden hacer no por falta de visión, de
ambición o por defectos de su voluntad, sino porque las condiciones de su
mundo social no se los permite.

 

El mundo de la vida de la precariedad está marcado por las fronteras
borrosas entre lo legal y lo ilegal, y sobre esas zonas de “distancia
institucional” con la ley (y con los discursos de los “derechos”) discurren
las peripecias de hombres y mujeres cuya energía sólo está puesta en
sobrevivir. Hombres y mujeres que tienen que esperar sin mucha esperanza, y
mientras lo hacen se desplazan de aquí para allá para apenas sostenerse.
Trayectos de cuerpos que se gastan, rutinas aplastantes que socavan todas
las relaciones. Cuando los hay, trabajos agobiantes y mal remunerados. Todos
los días, el peso de los cuidados y trabajos domésticos, que afectan
dramáticamente a las mujeres. 

 

El gran mérito de la investigación de Filardo y Merklen es su perspectiva de
análisis. Recuperan la densidad de la cuestión social en tiempos en los que
predominan las lecturas de individuos sin responsabilidad, subculturas
agobiantes y racionalidades malvadas. Recorren los barrios pobres de
Montevideo observando y escuchando, aunque sin esa “ilusión empirista” que
cree que la mera cercanía con la gente y sus problemas alcanza para entender
el mundo social que habitan. Una sociología que vuelve por sus fueros y que
invita a replanteos profundos luego de un tiempo de discursos que han
vacilado ante la narrativa neoliberal. Una sociología cada vez más necesaria
para afrontar los tiempos que vienen.

 

* Sociólogo. Docente e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de
la Universidad de la República. Ex director del Observatorio Nacional sobre
Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior. (Redacción
Correspondencia de Prensa)

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