México/ El primer descalabro del gobierno de AMLO [Manuel Aguilar Mora]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Jue Mayo 30 22:55:08 UYT 2019
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Correspondencia de Prensa
30 de mayo 2019
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México
El primer descalabro del gobierno de AMLO
Manuel Aguilar Mora *
Ciudad de México, 30-5-2019
A mediados de mayo, a punto de cumplir los primeros seis meses de su llegada
al poder, estalló un escándalo en las alturas del gabinete ampliado de
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que puede considerarse como el primer
serio descalabro que sufre su gobierno. El detonador de la cascada de
declaraciones, contradeclaraciones, discusiones en los medios de todo tipo
que impactaron a los más amplios sectores de la población y en las que el
propio presidente intervino dando sus versiones y cayendo en contradicciones
flagrantes, fue la carta en la que Germán Martínez Cázares hizo pública su
renuncia el 21 de mayo como director del Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS). En breves líneas este curtido funcionario hacía una dura
crítica de las nefastas consecuencias en el sector salud del gobierno del
subejercicio y los retrasos en la ejecución del gasto público del
presupuesto federal puestos en práctica por AMLO a través de la Secretaria
de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
La austeridad a rajatabla
El IMSS, la institución de seguridad social más grande de América Latina,
con más de 60 millones de derechohabientes y 27 millones de asegurados,
según su ex director “estaba siendo estrangulado financieramente”. Las
consecuencias del control y “la injerencia perniciosa” de la política de
austeridad a rajatabla de Hacienda eran notorias en la creciente escasez de
recursos para solventar las también crecientes demandas de la población más
necesitada de los servicios médicos de las instituciones públicas de salud:
despidos masivos de personal y al mismo tiempo contradictorias vacantes sin
ocupar, sobrecargas de trabajo e incertidumbre en el personal sanitario,
congelada la compra de equipo, parado el pago a proveedores de medicamentos
y rezagada la inversión en la siempre insuficiente infraestructura de una
institución con más de 30.000 camas.
La renuncia de Martínez Cázares, fulminante como fue, descolocó a AMLO. Era
una crítica por parte de un personaje insignia de su gobierno y su partido.
Gran parte del éxito obradorista se ha basado en su política pragmática
desplegada en el abanico más amplio y heterogéneo de diversas fuerzas que
integran su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Germán
Martínez es uno de los más importantes políticos de la derecha mexicana, fue
presidente del PAN durante el gobierno neoliberal del ex presidente Felipe
Calderón quien en 2006 fue el beneficiario principal del fraude electoral
que le arrancó la victoria a AMLO. La invitación a participar en su gobierno
la hizo éste para demostrar el enfoque ecuménico, léase conciliador que fue
el mensaje central de toda la campaña electoral obradorista. Era muy difícil
esperar un zarpazo de parte de él, pero en su carta escribió: “Es inhumano,
ahorrar, y controlar en exceso el gasto en salud. Ese control llega a
escatimar los recursos para los mexicanos más pobres”. Palabras doblemente
hirientes por su contenido y por quien las dijo hacia el gobierno
obradorista supuestamente de “izquierda”.
Ciertamente la situación impugnada del ex director del IMSS no era una
novedad. Desde por lo menos treinta años es una constante el
desmantelamiento de los servicios médicos públicos empezando por las dos
instituciones más importantes el IMSS y el ISSSTE (Instituto de Seguridad
Social al Servicio de los Trabajadores del Estado) e incluyendo el fiasco
que resultó ser el Seguro Popular establecido durante el sexenio panista de
Vicente Fox y los hospitales, clínicas y demás instituciones de salud
estatales y regionales: falta crónica de fármacos, sobresaturación de
consultas y servicios auxiliares de diagnóstico, dificultad del tratamiento
especializado a todos los pacientes, para no hablar de la desatención
proverbial de las comunidades pequeñas fuera de los grandes centros urbanos.
Cualquier usuario común y corriente de estas instituciones ha padecido las
aglomeraciones en los consultorios, las colas enormes en las farmacias que
pueden durar horas y demás carencias.
Lo novedoso fue, y eso explica el escándalo que desató la renuncia de
Martínez Cázares, que la situación era reconocida con motivo de un conflicto
en el propio gobierno. Se constataba una situación del todo diferente a la
expresada en la campaña electoral de AMLO como candidato presidencial y
supuestamente mantenida a partir de su llegada al Palacio Nacional: su
compromiso de dotar al pueblo mexicano de un servicio de salud pública a la
altura de los que existen en Dinamarca o Canadá.
En el más puro concepto neoliberal de los gobiernos anteriores, el nuevo
gobierno incrementaba el de por sí ya muy profundo deterioro de las
instancias de salud pública siguiendo al pie de la letra los requerimientos
impuestos por las agencias financieras internacionales a todos los
gobiernos: austeridad del gasto público, prioridad de las soluciones no
estatales, promoción de los intereses particulares. Las informaciones que
fueron saliendo describían un panorama desolador y patético de los centros
de salud pública a lo largo y ancho del país. Reducción de cirugías por
falta de materiales que a veces deben llevar los propios enfermos,
disminución de la plantilla de los enfermeros y enfermeras (el sindicato del
ISSSTE considera que la institución tiene un déficit de 90 mil en el
personal de enfermería), clínicas de maternidad que carecen de los
materiales para salvar la vida de recién nacidos, pacientes enfermos de
cáncer y otras enfermedades que protestan por falta de medicamentos,
insolvencia económica de instituciones nacionales de punta como los
hospitales Infantil, de Nutrición, General Manuel Gea González, de
Cancerología entre otros.
Para Martínez Cázares la conclusión inevitable de la política de ahorro
gubernamental promovida como línea fundamental por AMLO en su gobierno se
sintetizaba en las siguientes frases. Decía la carta: “Pasillos de espera
llenos de personas adoloridas y mal trato o retraso en la atención a
pacientes y un segundo efecto indirecto todavía peor: el fortalecimiento de
los servicios privados”. O sea, que en nombre de una política de austeridad
justificada con el propósito de reunir recursos para los fondos necesarios
para el asistencialismo a los estudiantes, a los miembros de la tercera edad
y a las comunidades indígenas más aisladas y pobres se hundía más en el hoyo
de la precariedad e insuficiencia a las instituciones de salud pública
destinadas precisamente a los más pobres y necesitados, favoreciendo al
mismo tiempo al circuito de la medicina como gran negocio capitalista. Una
realidad que chocaba por completo con el objetivo prioritario de las
promesas electorales de la campaña de AMLO. ¿Cómo no recordar con ironía una
de las consignas centrales de esa campaña: “Por el bien de todos, primero
los pobres”?
AMLO a la defensiva
La respuesta de AMLO reveló que la situación lo había puesto a la defensiva.
Su primera reacción fue de descalificación de las protestas y los
protestantes: “son inventos”, “están mal informados”. Después vino la
negación rotunda: “no hay congelamiento de recursos a los medicamentos”, “no
existe la retención de 2.300 millones de pesos”. Finalmente reivindicó las
medidas de su gobierno como las indicadas “para mejorar en mucho el sistema
de salud y erradicar una gran corrupción existente con los proveedores de
medicamentos”.
Pero las informaciones que salían como cascada en los medios no mentían: la
situación desastrosa del sistema de salud en toda la República producida por
la retención del presupuesto correspondiente a 2019 no pudo ser encubierta
con simples palabras. Se corroboró que en efecto desde diciembre de 2018 el
gobierno había decidido la retención de más de 2 mil millones de pesos con
el objetivo de realizar la “compactación” de plazas y revisar la política de
compras concentrada en unos pocos proveedores que se aprovechaban de su
situación por ser los proveedores de más de la mitad de los medicamentos
comprados por el sector. Todavía una semana después de estallido del
conflicto provocado por la carta de Martínez Cázares, Alfonso Ramírez
Cuevas, presidente de la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados
anunciaba que se daba marcha atrás en la “compactación” de plazas y se
subsanaban la retención de mil 200 millones de pesos correspondientes a los
centros de salud de alta especialidad. (La Jornada, 28.05.2019)
Cumplidos los seis meses de gobierno, AMLO sigue manteniendo un alto grado
de aceptación popular, la cual ciertamente ya no es de más del 80 por ciento
como en los primeros cien días, pero está alrededor del 70 por ciento lo que
representa un colchón considerable para su política. Pero lo ocurrido en
este mes de mayo ciertamente representa un quiebre: se ha acabado la luna de
miel. Millones de mexicanos y mexicanas que sufren en carne propia las
carencias y deficiencias del sector de salud pública votaron por MORENA el
1° de julio pasado, muchos creyendo verdaderamente en las promesas que hacía
AMLO de efectuar los cambios necesarios para que dicho sector se
transformara para llegar al nivel del existente en los países escandinavos.
Lo que está sucediendo en estos días seguramente va a comenzar a llevarlos a
pensar que esas promesas tenían mucho de demagogia, pues lo que en realidad
está sucediendo es que la verdadera política defendida por el gobierno
obradorista es la de austeridad a rajatabla que en el caso del sector salud
equivale a un austericidio. No se puede minimizar las consecuencias que en
el imaginario popular tendrán los impactantes hechos y polémicas de estos
días.
Precisamente mientras redactábamos estas notas se ha producido un
acontecimiento que da mucho que decir sobre su significado. De repente, de
una manera intempestiva, sin que hubiera el mínimo anuncio de que se estaba
procesando la medida, el gobierno de AMLO ha decidido detener a Alonso
Ancira propietario de Altos Hornos de México, uno de los hombres más ricos
del país y ha ordenado la captura de Emilio Lozoya Austin un político muy
cercano a Peña Nieto (dirigió su campaña presidencial) y fue director de
Pemex durante los primeros años de su gobierno. Lozoya ha sido denunciado
por directivos de Oderbrecht presos en Brasil como uno de los destinatarios
de los sobornos de millones de dólares que esta compañía hacía, entre otras,
a las empresas petroleras de América Latina. Ancira acusado de ser el
beneficiario de un negocio que significó un desfalco multimillonario de
Pemex fue detenido en España el 29 de mayo y se niega a ser extraditado a
México, lo cual será motivo de un juicio que podrá alargarse durante seis
meses. Lozoya, quien ya había sido inhabilitado por diez años a cualquier
cargo gubernamental debido a omisiones en su declaración patrimonial sin que
se incluyera en la acusación nada relacionado al soborno de Oderbrecht, ha
huido y está siendo buscado por Interpol. Es imposible, dada lo sensacional
del acontecimiento que de un día para otro acapara la atención de los
medios, no pensar en una hábil maniobra del presidente para desviar la
fuerte presión crítica a la que fue sometido durante la semana que duró el
escándalo producido por la carta de Martínez Cázares.
Sea lo que fuere, los acontecimientos de este mes de mayo han marcado un
quiebre en la primera mitad del primer año del gobierno obradorista. Todas
las señales indican que la segunda mitad será tan compleja, sino es que aún
más, que la que ha terminado estos días. La “agenda” para el resto del año
es abundante en problemas. Los nubarrones de una economía estancada siguen
arremolinándose a pesar de las declaraciones optimistas de AMLO que
considera, ante el escepticismo generalizado de todo tipo de economistas,
que el crecimiento anual será del ¡¡4 por ciento!! El primer trimestre de
2019 fue más violento en homicidios (incluidos feminicidios) que el
correspondiente del último año del gobierno de Peña Nieto y la Guardia
Nacional se supone entrara de lleno en funciones hasta julio. El programa
estrella del obradorismo los pagos asistenciales con tarjeta a los
estudiantes y a los adultos de la tercera edad no logra superar su
deficiente difusión y son numerosas las protestas al respecto. Y hasta ahora
AMLO, ha intentado eludir un enfrentamiento con Trump que además del muro,
exige que el gobierno de México actúe como guardia fronterizo de los tres
mil kilómetros que separan (y unen) a los dos países para impedir el paso de
las oleadas de centroamericanos que atraviesan el país. A pesar del
incremento de las fuerzas represivas que operan en la frontera sur de
Chiapas, de su brutal comportamiento con los centroamericanos que logran
entrar a México, Trump no está satisfecho y aquí se gesta un choque
inevitable.
Y el mes de mayo en su último día cerrará con una movilización en el Zócalo
de la Ciudad de México convocada por el movimiento de solidaridad con el
EZLN para protestar por el constante hostigamiento a los territorios
zapatistas por parte de las fuerzas militares y policiacas del régimen.
La “Cuarta Transformación” de México anunciada por AMLO no será posible
realizarla con los métodos y la mayoría del personal que hoy prevalecen en
su gobierno, métodos y personal en gran medida de los gobiernos que lo
antecedieron. No puede ser la empresa de un caudillo, por poderoso que sea.
La verdadera e histórica transformación revolucionaria que urgentemente es
necesaria del pueblo mexicano ya se prepara en lo más profundo de las masas
populares de este país y sólo será posible cuando del seno de éstas surja el
caudillo social colectivo constituido por los trabajadores, sus aliados en
la ciudad y el campo, las mujeres y los pueblos indígenas que a través de
sus luchas de liberación e independencia en las calles, en las fábricas, en
los campos, en las escuelas y universidades tomarán su destino en sus manos
para forjar el México socialista, feminista, protector del medio ambiente e
internacionalista que trascienda la situación de decadencia en la que nos ha
arrojado el capitalismo con su violencia y barbarie.
* Historiador y profesor de la UACM (Universidad Autónoma de la Ciudad de
México), militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS).
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