Argentina/ Buscando a tientas. La "reunificación sindical" del kirchnerismo [Fabián Kovacic]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Oct 12 12:42:26 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

12 de octubre 2019

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Argentina

 

Vientos de reunificación sindical 

 

Buscando a tientas

 

La decisión de un sector de la Cta de volver al seno de la Cgt genera muchas
expectativas en momentos en que el país se apresta a elegir un nuevo
gobierno. Sin embargo, tras 27 años de divisiones en el movimiento obrero y
de cambios en el mundo laboral, el sueño de la central única no será fácil
de conquistar.

 

Fabián Kovacic, desde Buenos Aires

Brecha, 11-10-2019

https://brecha.com.uy/

 

Los dirigentes del sector de la Central de Trabajadores de la Argentina
conocido como Cta de los Trabajadores (Cta-T), encabezados por su secretario
general, Hugo Yasky, votaron en su congreso del pasado jueves 3 por regresar
al seno de la Confederación General del Trabajo (Cgt), con la que rompieron
filas en 1992 durante el gobierno de Carlos Menem. Como espectadores, se
sumaron al cónclave de la Cta-T el candidato presidencial del Frente de
Todos (FT), Alberto Fernández, el diputado nacional Máximo Kirchner y la
candidata a vicegobernadora bonaerense Verónica Magario, es decir, los
referentes de la fuerza favorita para las elecciones del 27 de octubre.
También estuvieron en las primeras butacas una facción disidente de la Cgt
–encabezada por el líder de los camioneros, Hugo Moyano, el titular de la
Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, y referentes de la Unión Obrera
Metalúrgica, nucleados en el Frente Sindical por el Modelo Nacional (Fsmn)–
y el secretario general de la Cta Autónoma, Pablo Micheli, quien confirmó a
Brecha que aún no está en sus planes un acercamiento con la Cgt (véase
recuadro). Las fotos del encuentro los mostraron exultantes y con rostros de
gesta fundacional.

 

Yasky encabeza la Cta-T desde que en 2010 protagonizó con Micheli una
disputa electoral que partió la Cta en dos. El Ministerio de Trabajo decidió
prorrogar el mandato de Yasky al frente de la organización hasta unas
elecciones definitorias que nunca llegaron. En 2014, el mismo Ministerio
finalmente reconoció que la Cta estaba formalmente partida en dos: la Cta-T,
en manos de Yasky, y la Cta Autónoma, en manos de Micheli. En 2018 otra
interna dividió a su vez a la fracción Autónoma, a partir de un reclamo del
estatal Hugo Godoy, quien pidió a la justicia invalidar las elecciones de la
Central. Godoy obtuvo la razón, pero Micheli acudió a la Corte Suprema. El
resultado es la atomización actual de la Cta en tres fracciones.

 

Unidad pese a todo 

 

En palabras de los asistentes al acto de la Cta de Yasky la semana pasada,
el deseo de unidad sindical es una aspiración indiscutida en tiempos de
avance neoliberal. Alberto Fernández consideró el gesto del primer paso
hacia la unidad sindical “tan importante como el de Cristina Fernández”
cuando la ex mandataria le propuso encabezar la fórmula presidencial. El
candidato del FT sabe de la necesidad de evitar un frente de conflicto con
el sector sindical en un país dañado por cuatro años de macrismo. Durante su
campaña, Fernández ha adelantado a los sindicatos y a los empresarios que
“el país no necesita una reforma laboral que modifique leyes”. Esa idea la
refrendó la semana pasada su referente económico, Matías Kulfas, durante un
simposio económico de industriales, banqueros y funcionarios, organizado por
el Grupo Clarín: “No hay nada que modificar en materia de leyes laborales”,
sentenció Kulfas.

 

Por otro lado, Fernández pidió a los dirigentes gremiales y sociales “evitar
las calles, las manifestaciones y los cortes de ruta”, durante una recorrida
por Tucumán el pasado 12 de setiembre, donde, lanzado ya como favorito a
ganar las elecciones, anunció la eventual convocatoria a un pacto social con
gremios y empresarios para revertir la situación de desempleo y pobreza. Los
movimientos sociales autónomos y aquellos ligados a la izquierda combativa,
como el Polo Obrero y Barrios de Pie, le respondieron al día siguiente con
una movilización y acampe en plena avenida 9 de Julio, frente al Ministerio
de Desarrollo Social, en reclamo de bolsones de comida para comedores
sociales.

 

Voluntades y formalidades 

 

Actores clave en el proceso de reunificación sindical son los sectores de la
Cgt críticos con la actual conducción de esa central. El llamado Fsmn reúne
a los sindicatos del peaje, camioneros, bancarios, canillitas, metalúrgicos
y una veintena de gremios menores. Desde la llegada al poder del macrismo,
este sector disidente encabezó junto con las Cta de Yasky y Micheli marchas
callejeras y concentraciones, además de adherirse a los cinco paros
convocados por la propia Cgt. Si bien el principal referente de este grupo
crítico, Hugo Moyano, ya anunció que no pretende postularse a otro mandato
al frente de la histórica Central, a la que condujo entre 2004 y 2016, su
palabra es una llave para el reingreso de la Cta al redil del que se apartó
en los años noventa. Con todo, los deseos de unidad chocan por ahora con la
mirada de otros dirigentes cegetistas.

 

El mismo día que la Cta-T anunciaba su deseo de reingreso, unos cincuenta
miembros de la conducción cegetista se reunieron para despotricar contra
Yasky y Alberto Fernández. Encabezados por el gastronómico Luis Barrionuevo,
aliado del macrismo hasta las Paso, todos plantearon que la vuelta de los
liderados por Yasky debería darse gremio por gremio y sin reclamar puestos
de conducción. Los “gordos” de la Cgt no olvidan las acusaciones de
connivencia que debieron soportar por su apoyo al menemismo y su proceso de
privatización de empresas estatales, y por la cercanía que mantuvieron
entonces y ahora con los oficialismos de turno. “Nos dijeron burócratas y
corruptos, y ahora quieren volver”, lanzó Carlos Acuña, uno de los actuales
secretarios generales de la Cgt, apoyado por Barrionuevo. A su turno, Omar
Maturano, líder de los ferroviarios, reclamó a Alberto Fernández que no se
entrometiera en las internas gremiales y exigió que bajo el próximo gobierno
haya cargos para los dirigentes sindicales en la obra social de los
jubilados, la Administración Nacional del Seguro Social y la
Superintendencia de Seguros de Salud.

 

Más allá de las voluntades, también hay formalidades imprescindibles. Cuando
se fundó la Cta en 1992 fue con una concepción distinta del modelo sindical
tradicional. Eso quedó plasmado, por ejemplo, en sus estatutos, en los que
se permite la afiliación directa del trabajador a la Central en lugar de al
sindicato. La decisión respondía a la política económica del menemismo, con
su pérdida de empleo formal y precarización laboral, lo que dio lugar ya en
1993 a la aparición de los piqueteros y a la consiguiente creación, bajo el
paraguas de la Cta, del concepto de “trabajadores desocupados”. Para el
menemismo significó la creación de trabajadores autónomos, monotributistas,
que pagaban impuestos por trabajar ocasionalmente. La Cta los sumó
reuniéndolos como movimientos sociales, lo que le permitió crecer como
central sindical en un mundo donde mutaba el concepto de empleo formal.

 

Hoy diversos movimientos sociales que reclaman tierra y vivienda, como los
organizados en la Corriente de Trabajadores de la Economía Popular, están
afiliados a la Cta. La Cgt, en tanto, nuclea a sindicatos sustentados en el
empleo formal de sus afiliados. El reclamo de la conducción cegetista para
que sus otrora rivales se disuelvan y se reincorporen gremio por gremio
garantizaría mantener el poder de los sindicatos más fuertes, pero las
negociaciones están abiertas. Héctor Daer, otro de los tres secretarios
generales de la Cgt y amigo personal de Alberto Fernández, ya advirtió de la
importancia “de hacer los gestos necesarios para cobijar a todos los gremios
bajo la Cgt”. La jugada es sindical, pero también política, en respuesta a
las necesidades del FT para alejar al país cuanto antes de los años oscuros
del neoliberalismo macrista. 

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Con Hugo Yasky, de la Cta de los Trabajadores

 

Para enfrentar el modelo neoliberal

 

—¿Por qué volver a la Cgt, donde siguen en la dirección las mismas caras que
en 1992 cuando ustedes se fueron en disidencia?

 

—Buscamos cerrar un ciclo de 30 años en el que algunos gremios nos fuimos de
la Cgt por su aval a un modelo que no defendía a los trabajadores ni al
pueblo. Hoy más que nunca necesitamos de la unidad para enfrentar este
modelo neoliberal y asegurar una salida. Pensemos que en América Latina,
salvo el caso del Pit-Cnt uruguayo, que es un espejo donde mirarnos, los
movimientos sindicales se han ido atomizando cada vez más.

 

—La Cgt no parece esperarlos con los brazos abiertos. ¿Cómo sigue el trámite
de unificación?

 

—Tenemos el apoyo de muchos sectores de la Cgt, como los camioneros, los
bancarios, los trabajadores de la televisión, el Smata (metalmecánicos) y
otros más que integran el Fsmn. Hay otro sector menos entusiasta que de
todas maneras considera importante la unidad y un grupo minoritario que no
está de acuerdo. Vienen tiempos de arduas negociaciones en los que el
diálogo será importante.

 

—¿Hugo Moyano tiene la llave para la reincorporación de la Cta?

 

—No. No se trata de eso, sino de que todos los sectores entendamos la
importancia de la unidad sindical en un mundo donde los derechos laborales y
sociales sufren una ofensiva muy fuerte. En Brasil la reforma laboral le
entró al movimiento obrero como cuchillo a la manteca. Eso debiera ser una
advertencia para todos nosotros.

 

—¿Hubo presiones políticas del FT para este paso hacia la unidad?

 

—La presencia de Alberto Fernández en el acto fue un plus superlativo, pero
no hubo presiones políticas. 

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Con Pablo Micheli, de la Cta Autónoma

 

“Hay muchos en la Cgt que son empresarios”

 

—¿Comparte la decisión de la Cta-T de incorporarse a la Cgt?

 

—Es un hecho político muy importante porque lo votaron más de mil delegados
de todo el país. Nos alegra.

 

—¿Por qué ustedes no toman la misma decisión?

 

—Veníamos hablando de la unidad con Yasky desde hace varios años, pero ellos
ahora apuraron el tranco, un poco por presiones políticas del FT, un poco
porque ya lo tenían pensado. Nosotros no vamos a dar ese paso hasta que
nuestras bases no lo voten. Obviamente que la unidad es algo a alcanzar
siempre. En ese sentido, el Pit-Cnt de Uruguay es un ejemplo y siempre lo
observamos con atención.

 

—¿Ustedes apoyan la candidatura de Alberto Fernández a la presidencia?

 

—Queremos una Cta autónoma de los partidos políticos y de los gobiernos. Hoy
apoyamos al FT porque creemos que hay que terminar con Macri y con la
derecha. Pero seguimos creyendo que sólo la movilización social y de los
trabajadores garantiza la democracia y nuestros derechos. Por eso seguimos
cerca del Fsmn y en lucha. Aunque Fernández diga que no hace falta la
reforma laboral, las cámaras empresarias reclaman eso desde que asumió
Macri, y no tenemos que bajar la guardia.

 

—¿Ve a la Cgt dispuesta a aceptar la unidad?

 

—Hay muchos de sus dirigentes que no quieren la unidad porque no representan
a los trabajadores. Son empresarios, como en el caso de Barrionuevo, Acuña o
(el dirigente de mercantiles Armando) Cavalieri. Estuvieron siempre cerca
del poder de turno sin importarles la suerte de los trabajadores.

 

—¿Y con la Cta encabezada por Godoy, iría a la unidad?

 

—Ellos son un sector antikirchnerista y por eso rompieron la unidad. Están
más cerca del Frente de Izquierda que de la unidad con nosotros o con la
Cgt.

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