Brasil/ Millones en la miseria. La pandemia del Covid-19 profundiza y revela las gigantescas desigualdades sociales [Tiaraju Pablo D'Andrea - Entrevista] ]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Abr 14 00:12:40 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

14 de abril 2020

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Brasil



Con el sociólogo Tiaraju Pablo D'Andrea



La pandemia del Covid-19 profundiza y revela las gigantescas desigualdades
sociales, y la miseria de millones de brasileros



Patricia Fachin

IHU Online, 13-4-2020

http://www.ihu.unisinos.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa



En las periferias de las grandes ciudades se percibe el "abandono" de la
población más pobre, que tiene dificultades para enfrentar la pandemia del
Covid-19, dice el sociólogo Tiaraju Pablo D'Andrea a IHU On-Line. El
Coordinador del Centro de Estudios Periféricos (CEP), afirma que las
autoridades públicas de San Pablo, todavía no han dado señales de poner en
marcha hospitales de campaña en las periferias. En la siguiente entrevista,
concedida por correo electrónico, analiza la vida cotidiana de los
residentes de las periferias y favelas paulistas y las dificultades que
enfrentan para hacer frente a la pandemia.



Tiaraju Pablo D'Andrea tiene un doctorado en Sociología de la Cultura, una
maestría en Sociología Urbana y una licenciatura en Ciencias Sociales de la
Universidad de San Pablo (USP). Trabajó como investigador en el Centro
Brasilero de Análisis y Planificación (CEBRAP), entre 2001 y 2008, en el
Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), entre 2003 y 2009, y en Usina
(Centro de Trabajos para el Medio Ambiente Habitado), entre 2006 y 2009.
Actualmente enseña en la Universidad Federal de San Pablo (Unifesp) y
coordina el Centro de Estudios Periféricos.



-IHU On-Line - ¿Cómo es la vida cotidiana en las comunidades de San Pablo
frente a la adopción del aislamiento social?



Tiaraju Pablo D'Andrea - Creo que hubo varias respuestas a las medidas de
aislamiento físico. Existen personas recluidas y obedeciendo las
recomendaciones médicas. La parcela trabajadora en sectores esenciales sigue
caminando por las calles, principalmente por la mañana y por la tarde, yendo
y viniendo del trabajo. También hay una buena parte que está socializando en
las plazas y bares y tomando riesgos, especialmente los jóvenes. También
está el contingente más empobrecido que sobrevive a través del comercio
ambulante o de trabajos ocasionales, y que sólo puede comer con lo que gana
en el día. Esta población tiene que elegir entre ver a su hijo morir de
hambre o correr el riesgo de infectarse con el coronavirus. En el momento de
la decisión, el hambre pesa más porque es una necesidad inmediata. Esto
explica por qué tantos habitantes de las favelas salen a las calles. Al
mismo tiempo, también hay una cuestión ambiental y espacial: es imposible
pasar el día con otras tres personas en un entorno de 30 metros cuadrados.
Para la gente más pobre de Brasil, la calle siempre ha sido una extensión de
la casa porque no todos caben en el domicilio. Entonces, el tema del déficit
habitacional se muestra de forma clara.



La necesidad de aislamiento físico también ha dado lugar a una serie de
otros acontecimientos: desde sacerdotes que rezan misas en Facebook, como se
observa en Itaim Paulista, hasta la falta general de un cilindro de gas en
la periferia oriental de San Pablo. Las comunidades más organizadas han
creado brigadas de ayuda mutua, como en la favela de Maré y el Complexo do
Alemão en Río de Janeiro. La favela Paraisópolis, en San Pablo, entrenó a
los líderes de cada una de sus calles y contrató médicos privados. También
vale la pena recordar que el cierre de las escuelas ha aumentado los gastos
de alimentación de las familias, así como ha incrementado enormemente la
violencia contra las mujeres en estos tiempos de obligación de vivir en el
hogar.



Creo que otro factor que debe tenerse en cuenta es el aumento de la
violencia. En las últimas dos semanas ha habido saqueos a supermercados,
rebeliones en las cárceles, masacres y asesinatos en barrios como Cidade
Tiradentes y Jabaquara. El historiador inglés Edward P. Thompson hablaba de
los “rumores de la multitud”. Los elementos sobre el aumento de la crisis
social están ahí. Debemos leerlos.



-IHU: ¿Qué nuevos riesgos trae la pandemia del Covid-19 a las personas que
viven en las favelas y en la periferia de San Pablo? ¿Qué necesidades o
situaciones se agravan en este momento?



TPD. La población más pobre de Brasil está abandonada. Este abandono es
perceptible en las periferias de todas las grandes ciudades. Estamos
entrando en un ciclo similar al de los años 1990, cuando la aplicación del
neoliberalismo dio lugar a un aumento exponencial de la pobreza y los
homicidios. Fue un momento dramático.

Hoy en día, estamos experimentando lo que se llama la "tormenta perfecta", o
el momento único en el que una serie de factores juntos producen una
tragedia con daños irreparables. El filósofo Paulo Arantes habló largo y
tendido sobre este término. La "tormenta perfecta" de este momento histórico
se debe al agravamiento simultáneo de cuatro crisis que ya se estaban
produciendo: la crisis económica, la crisis política, la crisis social y la
crisis sanitaria. Sin embargo, todas estas crisis que parecen encontrarse y
agudizarse en este momento son el fruto de un proceso histórico. Son
resultados de decisiones. En los últimos años se fue desarrollando una
interpretación de este proceso, lo que Achille Mbembe concibió como
necropolítica.



Es posible enumerar una serie de decisiones tomadas por los dos últimos
gobiernos del país que han construido el trágico escenario de hoy: el
recorte del gasto en salud con el PEC 95 (Proyecto de Enmienda
Constitucional, que ha eliminado un sistema que ya tenía problemas; el
despido de 11.000 médicos cubanos, muy necesarios en el contexto actual; el
recorte de las inversiones en investigación científica; el recorte de las
inversiones en servicios públicos; la reforma laboral que ha dejado atrás a
millones de trabajadores; las medidas económicas que han aumentado el número
de desempleados y trabajadores informales, relegando a gran parte de la
población brasilera a la condición de no tener ninguna protección ni
derechos sociales.



Es en este contexto que el coronavirus llega a Brasil, con la población
trabajadora y moradora de las favelas totalmente debilitada.



-IHU: ¿Cuáles son las demandas más urgentes en las favelas y periferias con
las que trabaja?



TPD: Como era de esperar, la situación empeora día a día. La población
necesita recursos para resolver cuestiones urgentes como la alimentación y
el entierro de sus muertos. La práctica de velorios virtuales ya se está
utilizando. Se necesita apoyo psicológico y, después de este momento más
difícil, los casos de depresión y trastornos postraumáticos seguramente
aumentarán.



-IHU: Entre las propuestas de medidas urgentes para la contención del
Covid-19 en las periferias, el CEP menciona la urgente creación de
hospitales de campaña en las escuelas y en las tierras ociosas de las
quebradas. ¿Cómo ve la instalación de hospitales de campaña y cuántos se
necesitarían en las afueras de San Pablo, y cómo han reaccionado las
autoridades públicas a esta propuesta?



TPD: El CEP es un colectivo de investigadores e investigadoras que viven y
trabajan en las periferias paulistas y producen conocimientos dentro o fuera
de la universidad. Es un grupo de investigación vinculado a la Universidad
Federal de San Pablo. Uno de los principios del CEP es centrarse en el
debate público y actuar para mejorar las condiciones de vida de las personas
que viven en las periferias y las favelas.



No sabemos si las autoridades públicas dieron alguna señal para poner en
marcha hospitales de campaña en las periferias. Si estuviera planeando lo
peor, el gobierno ya estaría tomando esta medida necesaria. La creación de
hospitales de campaña en el Estadio Pacaembu o en el Complejo Anhembi es
importante, pero estos lugares sin duda servirán primero a la población de
clase media alta que vive alrededor de estos polos. Una vez más la periferia
está siendo tratada como una no-ciudad.



-IHU: El CEP también sugiere otras medidas de emergencia, como la
distribución de agua, material de higiene y limpieza, suspensión del cobro
de agua y energía. ¿Cómo se han discutido estas medidas con las autoridades
públicas?



TPD: El gobierno de San Pablo ha suspendido las facturas de agua y
electricidad en las favelas durante tres meses. En relación con la
distribución de canastas de alimentos básicos, artículos de higiene y
limpieza y otros artículos de primera necesidad, lo que hemos visto es la
formación de varias redes de solidaridad que se esfuerzan por ayudar a las
comunidades, cumpliendo un papel que recaería en el poder público y llevando
al paroxismo la práctica de "es nosotros para nosotros".



-IHU: El Coronavirus entra en Brasil, como en la mayoría de los países, por
las clases media y alta. ¿Qué revela esto sobre esta pandemia? ¿Serían
diferentes las acciones, narraciones y medidas si se tratara de una
enfermedad que se propagara primero en las periferias?



TPD: La pandemia causada por el nuevo coronavirus profundiza y revela las
flagrantes desigualdades sociales en Brasil. Sociológicamente, la situación
sirve casi como un artificio metodológico para entender cómo funciona la
sociedad brasilera. Lo que estaba velado se descubre.



Hay una pequeña porción de brasileros que tienen la posibilidad de aislarse
en mansiones en la playa o en gigantescas casas de campo. Se están tomando
esta situación como una especie de vacaciones. A este paquete no le preocupa
que el mundo explote allí afuera. En el otro lado está el Brasil de 30
millones de personas sin agua corriente, el Brasil de 12 millones de
desempleados, el Brasil de 13 millones y medio de personas que viven en la
extrema pobreza. Está el Brasil de la red privada de salud, que tiene 4,9
UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) por cada 10.000 habitantes, y el Brasil
de la red pública, que tiene 1,4 UCI para la misma cantidad de habitantes.



Los gobernadores y alcaldes han decretado medidas para cerrar negocios, de
shoppings, academias y universidades. Sin embargo, los autobuses, el metro y
los trenes estaban atestados de trabajadores obligados a ir a sus trabajos y
expuestos a riesgos.



Las medidas de aislamiento físico son urgentes y necesarias. Es la única
manera de prevenir la propagación del virus y las muertes masivas. Sin
embargo, en un país como Brasil, estas medidas deben venir con la ayuda
estatal para los más pobres. Los empresarios, también deberían estar
obligados a pagar a sus empleados para que se queden en casa y tengan la
posibilidad de proteger a sus familias. En los Estados Unidos y en muchos
países europeos, la intervención de los gobiernos fue para financiar la
economía, desde las grandes empresas hasta los más pobres que, recibiendo
ayuda, aumentan el consumo interno. Y no sólo en los países ricos se han
tomado estas medidas. En Venezuela el gobierno pagará los salarios de los
trabajadores de las pequeñas y medianas empresas privadas y los despidos
están prohibidos. En Argentina se han tomado medidas similares: el gobierno
ayudará a pagar los salarios de los empleados de las pequeñas empresas y ha
prohibido los despidos. En contra del sentido común y del mundo, el gobierno
brasilero, junto con los patrones de su entorno, ha propuesto lo contrario:
despidos, recortes y reducción de salarios. El trabajador pobre no tiene más
remedio que morir asfixiado por el coronavirus o por la falta de dinero.



-IHU: El gobierno federal ha adoptado medidas de emergencia, como el
coronavoucher. ¿Cómo ve este tipo de medidas y qué revelan las acciones del
gobierno para servir a las poblaciones más pobres de Brasil?



TPD: La visión del Planalto (sede del gobierno federal en Brasilia: ndt) es
la visión de las elites brasileras. Bancos, patrones, empresarios, usureros
y la lumpenburguesía son adulados, mientras la población más pobre es
empujada a la muerte. Vale la pena recordar que el gobierno rápidamente
asignó 1 trillón y 200 billones de reales a los bancos, la mayor cantidad de
la historia. En el mismo momento, Bolsonaro se resistió a pagar R$ 600 (algo
más de 130 dólares: ndt) a los más pobres y miserables.



La pandemia en Brasil sólo aceleró las leyes del capitalismo brasilero,
siempre caracterizado por altas tasas de ganancia y mucha explotación. Bajo
la presión de los empresarios, el gobierno federal emitió leyes que permiten
a los patrones recortar los salarios cuando la población necesita más
recursos. Siguiendo esta tónica, animó a la población a salir a la calle, a
trabajar, sin preocuparse por los riesgos sanitarios para la población.
Cuando se afirma que "Brasil no puede parar", debemos leer "la explotación
no puede parar". En resumen: todo se ofrece a la élite que fabrica autos con
aire acondicionado y todo se le quita a los más pobres. Es una política
genocida. No hay otro término.



-IHU: Jair Bolsonaro tuvo un número significativo de votos en la periferia.
Hoy, ante la postura del presidente sobre la pandemia, ¿cómo afecta su
imagen en las periferias? ¿Cuáles son las repercusiones de los discursos del
presidente en las periferias y las favelas de San Pablo? ¿Qué ha notado a
este respecto?



TPD: Jair Bolsonaro todavía tiene una pequeña base de apoyo, pero no
necesariamente centrada en los barrios de la clase trabajadora. Su imagen
está bastante desgastada. Sin embargo, mayor Bolsonaro es el pensamiento de
derecha que ha penetrado en las periferias y en las favelas. Este discurso
de Estado mínimo termina chocando con la realidad actual, en la que todos
perciben la necesidad de un Estado que esté presente fundamentalmente para
servir a los más pobres. Todavía necesitamos un cierto tiempo para evaluar
si la realidad concreta puede imponerse a la narrativa ideológica que se
hace de ella.



-IHU: En las últimas semanas, hemos visto en las noticias de televisión una
serie de paneles en barrios nobles de varias ciudades importantes del país.
¿Hay paneles en la periferia?



TPD: Bolsonaro siempre ha tenido desprecio por la vida humana. Hay una
coherencia entre el hombre que glorificaba a los torturadores y fabricaba
armas con sus manos y el que amenazaba a las poblaciones llamando al
Covid-19 "la gripecita". Bolsonaro fue elegido vendiendo seguridad. Se hizo
pasar por un hombre fuerte y protector. Mientras fingía proteger a una parte
de la población contra los enemigos, todo parecía estar bien. Creo que el
momento en que Bolsonaro enterró definitivamente su imagen, fue cuando
abrazó a sus seguidores sin usar máscaras el 15 de marzo. A partir de ese
momento, amplios sectores de la clase media se dieron cuenta de que el
presidente no tenía la más mínima capacidad para dirigir el país en una
situación grave. Bolsonaro pasó de ser un protector a causar el peligro. A
partir de ese momento, los cacerolazos en los barrios de clase media se
intensificaron, pero también se podían ver en los barrios de las periferias.



-IHU: Algunos investigadores que estudian las periferias y las favelas
destacan que en los últimos años, en las comunidades, los grupos religiosos
han sido una referencia en la socialización de las personas y que el poder
público, los partidos y los movimientos políticos han perdido espacio. ¿Se
repite este escenario en la situación actual? ¿Sí, no? ¿Puede darnos algunos
ejemplos?



TPD: De hecho, las iglesias, fundamentalmente evangélicas, juegan hoy un
papel de mayor importancia en los territorios empobrecidos. Sirven como
apoyo subjetivo, pero fundamentalmente como apoyo material, dada la
formación de una red de ayuda mutua en estos espacios. Sin embargo, muchas
de estas denominaciones diseminan un pensamiento conservador, machista y
negacionista, poniendo en jaque todas las medidas sugeridas por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), de las cuales el aislamiento físico
es la más destacada. No tiene sentido hacer un esfuerzo social contra la
propagación del virus si un pastor llama a sus fieles a asistir a un
servicio. Las doscientas personas reunidas en el evento intercambiarán el
virus entre ellas y luego contaminarán a las personas que no asistieron al
servicio, ya sea en la calle, en la plaza o en su casa. Es un peligroso
efecto dominó resultado de una actitud irresponsable.



-IHU: En Río de Janeiro hemos visto algunas manifestaciones culturales en
las favelas, como el rapero MV Bill, que tienen repercusiones en la crisis
actual. ¿Qué evaluación hace de su crítica? ¿En San Pablo también ha habido
manifestaciones de este tipo? ¿Qué otras manifestaciones culturales
destacaría?



TPD: Es fundamental que los intelectuales orgánicos de las favelas, como MV
Bill, tomen una posición en este momento.



La Central Única de las Favelas también hizo un excelente clip con la
participación de sambistas, raperos y funkeiros. También han surgido otras
iniciativas en la esfera de la cultura popular y periférica que han
sensibilizado a la población.



Sin embargo, una de las principales preocupaciones en este momento es la
falta de recursos para los trabajadores del área cultural que no podrán
obtener ingresos durante el período de cuarentena.



-IHU: En cierta medida, ¿ha cambiado la perspectiva de la favela ante la
actual pandemia? Si es así, ¿en qué consiste este cambio, y si no, por qué?



TPD: Los gestores del poder público y a veces incluso los pensadores de las
periferias han pronunciado un discurso en el que se dice que no hay que
seguir hablando de pobreza o miseria. Sin embargo, dejar de hablar de ello
no resuelve el problema. A veces incluso lo hace invisible. La pandemia ha
sacado a la luz la miseria de millones de brasileros. Sólo después de que el
peor momento haya pasado tendremos un análisis más concreto sobre el aspecto
de la favela.



-IHU: ¿Puede la vida en las favelas y la periferia de San Pablo cambiar
después de la pandemia del Covid-19? Sí, no, ¿en qué sentido y por qué?



TPD: Estamos frente a un evento que cambiará los padrones de la civilización
a escala mundial. Tendremos que inventar nuevas formas de relacionarnos
entre nosotros y con la naturaleza. Tendremos que crear un mundo en el que
las necesidades básicas de la población puedan ser satisfechas de manera
digna. También apuesto a fortalecer las redes de solidaridad y el tejido
social. La pandemia nos enseña la importancia de la salud, la vivienda y la
alimentación en la misma medida que nos enseña la importancia de los
vínculos. Sobre los escombros de lo viejo, encontraremos una nueva
humanidad.

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