Estados Unidos/ La gente contra los federales en las calles de Portland [Gewnola Ricordeau - Reportaje]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ago 8 14:18:16 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

9 de agosto 2020

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Estados Unidos



Reportaje



La gente contra los federales en las calles de Portland



Desde hace semanas, miles de manifestantes se concentran a diario en esta
gran ciudad de la Costa Oeste de Estados Unidos para protestar contra la
presencia de la policía federal, enviada por Trump para «restablecer el
orden».



Gewnola Ricordeau, desde Portland *

Mediapart, 6-8-2020

https://www.mediapart.fr/es/ <https://www.mediapart.fr/>



«City of Roses». Este es el apodo oficial de Portland. Aunque también es
conocida como « Little Beirut », sobrenombre otorgado por George W. Bush,
exasperado por las repetidas manifestaciones contra su persona acogidas por
la ciudad a principio de los años 90. Desde hace algunas semanas, los
relatos que circulan por las redes sociales y en las cadenas de televisión
en una ciudad donde se está caldeando el ambiente dan la sensación de un
déjà-vu. En 2016, las manifestaciones anti-Trump fueron especialmente
concurridas y Portland es conocida por su larga tradición de luchas
sindicales y la fortaleza de los movimientos anarquistas.



Como en muchas grandes ciudades de Estados Unidos, las movilizaciones en
Portland tras la muerte de George Floyd han sido numerosas, con
manifestaciones diarias. El 2 de junio, como respuesta a la decapitación de
estatuas, el presidente Trump aprobó un decreto para proteger los monumentos
federales al que siguió el envío de un centenar de agentes federales (los «
Feds ») a Portland.



Esta decisión provocó inmediatamente protestas, que no han dejado de
aumentar desde mediados de julio. La indignación suscitada por la presencia
de los Feds y la represión violenta de las manifestaciones, particularmente
las heridas causadas el 11 de julio a un joven, Donoban La Bella, han
empujado a más gente a salir a las calles cada tarde, entre ellas a decenas
de mujeres que constituyen el « Wall of Mums » (muro de mamás), en primera
línea en las concentraciones.

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Para más inri, a partir del 14 de julio, los agentes federales comenzaron a
realizar detenciones, ejecutadas por agentes casi siempre sin identificar y
en vehículos sin identificación policial alguna. Estas detenciones son
consideradas por los manifestantes como técnicas de intimidación: en efecto,
no se dan los motivos de los arrestos a los detenidos, quienes, al cabo de
unas horas, son puestos el libertad.



Todas las tardes resuena en el centro de Portland el eslogan « Feds go home!
». Los manifestantes convergen hacia dos plazas adyacentes frente al
Multnomah County Justice Center (sede de la policía de Portland y centro de
detención del condado) pero sobre todo hacia el Tribunal Federal. Tras la
llegada de los Feds a la ciudad, el edificio ha cobrado una importancia
especial, desde hace un mes unas altas rejas protegen el inmueble.

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Tanto de día como de noche



A primera vista, Portland se parece poco a la imagen ofrecida por muchos
medios de comunicación y por Washington. No es una ciudad « en Estado de
sitio », retomando las palabras de Chad Wolf, secretario general del
Departamento de Seguridad Nacional. Cierto, en el centro de la ciudad,
constatamos varias degradaciones y graffitis BLM (« Black Lives Matter ») y
ciertas personas hostiles a la policía y a los federales.



Escasean los viandantes y hay poca circulación, pero muchos centros urbanos
en Estados Unidos están ahora desérticos por motivos sanitarios (cierre de
comercios, etc.) ligados a la pandemia de Covid-19.



Para darse cuenta de la importancia de la movilización contra la presencia
de los Feds hay que acercarse al edificio del Tribunal Federal. Allí hay
tiendas de campaña de gente diversa pero destacan los Riot Ribs, un grupo de
voluntarios que desde hace semanas reparte comida gratis las 24 horas, y la
tienda de los « Street Medics », que se ocupan de dispensar primeros
auxilios y reparten equipos para protegerse contra los gases lacrimógenos
que inevitablemente serán lanzados por la tarde.

.

A la caída de la noche, la muchedumbre converge ante el edificio federal. La
gente llega por grupos de amigos, de colegas, pertenecen a todas las
generaciones. No hay banderas de organizaciones políticas ni distribución de
octavillas. Varios cultos están presentes: nos podemos encontrar con un
grupo de miembros de la iglesia menonita (un movimiento cristiano
anabaptista) o de judíos que han venido a la concentración tras una
ceremonia religiosa celebrada a la vuelta de la esquina.



Sin duda, lo que más llama la atención son las « Wall of Mums » y, pese a
sus pocos miembros, los « Wall of Vets » (muro de veterinarios). Menos
numerosos que las mamás, están también los papás, que forman el « Wall of
Dads », pero no pasan inadvertidos gracias a sus aspiradores-sopladores.
Utilizados normalmente para recoger las hojas secas, ahora sirven para
dispersar las nubes de gases lacrimógenos.



Conforme va avanzando la noche, miles de personas se agolpan ante las rejas
que rodean el Tribunal Federal. Más lejos se escuchan intervenciones de
testimonios personales, reivindicaciones y reflexiones sobre la lucha en
marcha. El martes por la tarde llegaron amerindios de diversas naciones para
apoyar al movimiento BLM, denunciar la colonización de sus tierras y entonar
cánticos rituales para acompañar la lucha actual.



Al cabo de algunas horas, la concentración va tomando otra forma. El
edificio federal recibe cada vez más proyectiles, petardos y fuegos
artificiales. Por los altavoces del edificio se ordena a los manifestantes
que se vayan a casa. A medianoche, los Feds comienzan a dispersar a los
manifestantes, a menudo más de un millar, con gases lacrimógenos y granadas
incapacitantes.



Pero la tarea de los Feds no es sencilla: los manifestantes muestran
determinación y la mayor parte de ellos portan cascos y máscaras anti-gas.
Además, cuentan con la ayuda de los « Street Medics » y los sanitarios que
están instalados en las proximidades con su vehículo medicalizado llamado «
Breonna Taylor Memorial », en homenaje a la joven negra que la policía mató
en Louisville (Kentucky) el pasado mes de marzo.



De hecho, el empleo de Feds es normal en el control de fronteras o en el
mantenimiento del orden en los centros de detención, pero es mucho más rara
su utilización para reprimir movimientos sociales. Respecto al extendido
recurso a la fuerza por los Feds contra los manifestantes, su despliegue en
Portland está ampliamente considerado como un atentado a los derechos
políticos de los habitantes y en particular a los derechos protegidos por
las 1° y 4° enmiendas de la Constitución (derecho de reunión pacífica y
prohibición de detenciones arbitrarias).

« Polis buenos », « polis malos »



El pasado miércoles, Kate Brown, la gobernadora de Oregón, anunció que se
había alcanzado un acuerdo para una rápida retirada de los Feds. No
obstante, la situación sigue siendo confusa ya que el ministerio de
Seguridad Interior lo ha desmentido. Desde el viernes, el edificio federal
está ya protegido por la policía de Portland y desde entonces las
concentraciones se desarrollan con más tranquilidad.



En el contexto de las movilizaciones que desde finales de mayo exigen, tanto
en Portland como en el resto del país, reformas radicales en la policía
(incluso su desaparición), la municipalidad es más bien prudente. Pero la
policía de Portland (sobre la que tiene autoridad) no se libra de las
críticas de los manifestantes que les recuerda con frecuencia las muertes
que le son imputables en los últimos años. Pero la municipalidad justifica
su inacción por el contrato firmado con el poderoso sindicato de policía de
la ciudad que les protege de hecho contra toda medida disciplinaria.



Desde el inicio de la presencia de los Feds, la municipalidad se defiende
asegurando que ha cooperado. Incluso ha prohibido toda colaboración con
ellos a partir del 23 de julio. Sin embargo, los manifestantes han
denunciado varias veces que la policía de Portland ha venido a echarles una
mano en los alrededores del edificio federal. Algunos denuncian que la
municipalidad, en una especie de juego político local, trata de hacer pasar
a su policía como « polis buenos » y a los Feds como « polis malos », un
juego cuya finalidad es contrarrestar el cuestionamiento en profundidad del
sistema policial, sea municipal o federal.

Trump a prueba con el BLM



Aunque Trump se ha basado en la protección de los edificios federales para
enviar a los Feds a Portland, nunca ha ocultado que su intención es sobre
todo « restablecer el orden » en la ciudad, pero también en el resto del
país. Desde el 8 de julio, en el marco de la Operación Legend, se han
desplegado tropas federales en las grandes ciudades, generalmente dirigidas
por los demócratas. Esta semana han sido enviados también a Cleveland,
Detroit y Milwaukee.



Escuchando a los comentaristas políticos en Estados Unidos -aunque también a
cualquiera-, se enfrentan dos teorías. Para unos, el envío de los Feds
obedece a una estrategia calculada que permitiría a Trump, fragilizado según
las encuestas, removilizar a sus bases apareciendo como el hombre del «
partido del orden » (« Law and Order »).



Para otros, estaría cometiendo un error táctico que puede separarle de su
electorado: en esencia contrario a los Feds y a la injerencia de Washington
en los asuntos locales. Por otra parte, la confianza hacia el Estado federal
se desmorona por la crisis económica provocada por la pandemia.



Además, Trump está haciendo una apuesta peligrosa. El envío de Feds puede
provocar nuevas manifestaciones como las que tuvieron lugar el pasado sábado
en todo el país en apoyo a Portland.



Desde el asesinato de George Floyd, más de 65 días de manifestaciones se han
sucedido en la ciudad. No hay ninguna razón para que ahora cesen, por mucho
que hayan conseguido la marcha de los Feds. Aunque las manifestaciones nunca
han perdido de vista la lucha contra la discriminación de los negros y la
crítica radical a la policía, el alejamiento de los Feds debería permitir
que, en las calles de Portland, se oiga aún más a menudo el eslogan « Black
Lives Matter! ».



* Gwenola Ricordeau es profesora adjunta de Justicia Penal en la Universidad
Estatal de California en Chico. Francesa residente en Estados Unidos desde
hace tres años, su labor académica se centra en la prisión y en enfoques
críticos del sistema de justicia penal. Es la autora del ensayo Pour elles
toutes. Femmes contre la prison (Lux, 2019). También escribe regularmente
sobre los movimientos sociales en Estados Unidos. Este es su primer artículo
para Mediapart.

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