Colombia/ Farc: "Nuestras armas dejadas jamás volverán a la guerra" [Martín Cruz Vega - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Ago 27 13:26:28 UYT 2020


Correspondencia de Prensa
27 de agosto 2020
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Colombia

Entrevista con Martín Cruz Vega

“Nuestras armas dejadas jamás volverán a la guerra”

Juanita León
La Silla Vacía, 25-8-202
https://lasillavacia.com/

Por estas fechas hace tres años, las Farc dejaron las armas, un
acontecimiento estudiado y reconocido internacionalmente, que desactivó más
de nueve mil fusiles. Al respecto, el Instituto para las Transiciones
Integrales (IFIT) de Barcelona publicará el libro 'Lecciones del fin del
conflicto en Colombia: dejación de armas y tránsito a la legalidad de las
Farc', que describe y analiza los principales antecedentes, hitos y
resultados del proceso de Dejación de armas y Acreditación de las Farc,
destacando aprendizajes, innovaciones y otros elementos de análisis que
aportan a la comprensión de este importante paso.

Como parte de nuestra Sala de Redacción Ciudadana, en la que hacemos
historias conjuntamente con organizaciones sociales que tienen información
valiosa, a partir del informe de IFIT, La Silla adelantó la siguiente
entrevista con Martín Cruz Vega, conocido en la guerra con el seudónimo de
“Rubín Morro”, intercalando fragmentos del informe para darle mayor contexto
en otro color.

Martín Cruz llegó a ser miembro del Estado Mayor Central de la guerrilla de
las FARC. Nació en 1962 en la región histórica de Marquetalia (sur del
Tolima), había ingresado a la guerrilla en 1977 y fue unos de los encargados
de garantizar la dejación de armas de esta guerrilla en el proceso de paz.
Ahora es el jefe de comunicaciones de las Farc (Fuerza Alternativa
Revolucionaria del Común) y ha escrito varios libros sobre su experiencia en
la guerrilla.

-La Silla Vacía: Usted participó en La Habana en la subcomisión sobre el
cese al fuego. ¿Qué rescata de ese trabajo con los militares?

Me pareció muy importante y decisivo en la fundamentación del Cese del
Fuego, Hostilidades, Bilateral y Definitivo y la Dejación de las Armas.

Al comienzo fue complejo porque era el primer contacto entre guerrilleros y
militares activos, que nuestro único lenguaje por más de 50 años había sido
el lenguaje de la guerra.

El día en que nos encontramos en el Palacio de Convenciones fue tenso, los
que no fumábamos lo hacíamos, camine de un lado a otro, en espera de este
encuentro histórico en La Habana.

Recuerdo que un alto oficial del ejército nos dijo ‘Nuestra tarea es lograr
la paz una fórmula para el Cese del Fuego y la Dejación de las Armas de las
FARC-EP’. Fue un ejemplo para Colombia y el mundo entre combatientes
trabajando por la paz.

A los ocho días ya estábamos contándonos anécdotas. Creo que fuimos los
primeros en acercarnos a la reconciliación y la paz. Esto nos mostró que la
paz era posible, fue un gran mensaje de humanidad para el mundo.

Dicho en otras palabras, si pudimos sentarnos a construir la paz quienes nos
enfrentamos en el campo de batalla, cómo no iba unirse Colombia a este
propósito de vida.

Ahora. Hoy, luego de cuatro años, aún conservamos algunos contactos de
oficiales con quienes logramos el Cese del Fuego y la Dejación de las armas.

-¿Por qué cree que fue clave que se sentaran los militares en esta comisión?

Creo fue clave porque conocíamos lo que es la guerra. Éramos los primeros
beneficiados. Interpretamos el clamor de llegar a un puerto seguro que nos
permitiera sentar las bases del conflicto y la construcción de la paz
estable y duradera.

-¿Qué fue lo que más le sorprendió de trabajar al lado de los militares que
había combatido antes?

Al comienzo expectativas, dudas, incertidumbre, recelo de ambas partes.
Ellos uniformados y con todas sus escarapelas puestas, altos oficiales
orgullosos de su profesión y nosotros de civil, pero con la voluntad de
organizar el mandato dado a esta Subcomisión. Y se cumplía lo dicho por
Manuel Marulanda: el día que los militares se sienten a la mesa a negociar,
ese día habrá paz. Fue un acierto este ejercicio.

-A usted lo mandan a Arauca a hacer pedagogía sobre el fin del conflicto
entre la guerrillerada. ¿Cuál era su principal argumento para convencerlos?

El principal argumento fue que la paz era posible. Que los militares estaban
por la paz. Aunque habían dudas, se fueron disipando. La duda es que nos
mataran desarmados, aparecía como una posibilidad, por el lastre histórico
de otros procesos de paz.

-¿A la luz de cómo ha sido la implementación del Acuerdo, cree en
retrospectiva que los argumentos que usó en ese momento siguen siendo
válidos?

Sí, claro, son aún válidos. Pienso que en ninguna parte del mundo la
construcción de la paz ha sido fácil. Este es un proceso largo, nos llevará
todavía muchos años. Sobre todo con un gobierno que quiere hacer trizas el
Acuerdo de paz. Un presidente que respira odio, estigma, y que no implementa
lo pactado, hace la opción de paz más distante y debemos seguir navegando en
este brioso corcel.

-¿Qué les dijo que sucedería que aún no ha pasado?

Que no se ha implementado integralmente el Acuerdo de paz, siempre fue el
cuestionamiento en todas las conversaciones en las sabanas de Arauca.

-¿Usted realmente creía que se iba a cumplir integralmente?

Creíamos y dudábamos. La historia es triste. Juanita, nunca pensamos que
sería fácil, todo lo contrario. De todas formas creímos porque fue un
tratado de paz con el Estado y los Estados son serios, pero Duque ha
demostrado lo contrario, porque quien ejerce el poder es el Centro
Democrático. Pero la paz se impondrá cuando las mayorías lo decidan.

-¿Cuál era su peor temor?

Es todavía, que nos asesinaran como está pasando, y como ha pasado con otras
organizaciones que han llegado a procesos de paz. Ese fue el temor enorme y
vea como está el panorama, 224 ex guerrilleros firmantes de la paz
asesinados, 42 de sus familiares exterminados y 15 desaparecidos. Ya casi
mil líderes sociales ultimados, y 43 masacres en el gobierno de Duque.

-Aún con esta cifra tan trágica, están muriendo menos que cuando estaban
armados, cierto?

Sí, a pesar de lo trágico en la suma de los 224, nos están matando menos.
Esto no quiere decir que no sea una asimetría en medio de un proceso de paz.
Es fatal, pero moríamos más en la guerra. No debe morir mas firmantes de la
paz, ni nadie en Colombia. Pero la realidad es otra, en aplicación de la
Doctrina Gringa de la Seguridad Nacional y la Concepción del Enemigo
Interno. Por eso, se se extermina a la oposición política.

Según datos oficiales mencionados por el libro de IFIT, desde el inicio de
la Fase Exploratoria y hasta el cierre de la negociación en 2016, el Estado
colombiano desarrolló doscientas sesenta y cuatro operaciones contra las
Farc donde resultaron muertos trescientos tres guerrilleros de base, seis
integrantes del Estado Mayor Central y veintiséis comandantes de frente.

Según datos oficiales mencionados por el libro de IFIT, en el último lapso
del conflicto (2005-2016), 2.859 integrantes de las FF. MM. habían muerto
por acción de las Farc.

-Usted fue escogido para ser parte del mecanismo tripartito de monitoreo y
verificación. En el informe de Ifit rescatan ese mecanismo como una clave de
éxito del proceso de dejación de armas. ¿Considera que es así?

Creo que el Mecanismo de Monitoreo y Verificación encabezado por la ONU,
militares y guerrilleros fue clave para avanzar en esta tarea del Acuerdo de
Paz, y ya en la parte operativa todas las fuerzas, Ejército, Policía, la
armada, la aviación, Procuraduría en la dos últimas etapas de la Extracción
de Caletas y Destrucción del Explosivo en nuestro poder.

Juanita, este proceso de nuestro desarme lo realizamos en solo 180 días, un
tiempo maratónico y de cara a la comunidad nacional e internacional. Nadie
puede desconocer esta realidad. Y la verdad poco reconocida por los enemigos
de la paz. No solo fue clave el Mecanismo de Monitoreo tripartito en el
desarme, sino en sostener el Cese del Fuego, en momentos determinantes del
proceso de paz, como lo fue cuando se perdió el plebiscito.

Creo que la voluntad de las partes en armas, gobierno y las FARC-EP fue
crucial para sostener el Cese del Fuego, que en la práctica era lo que
teníamos. Recuerdo que estábamos en una reunión en el Yari, evaluando el
posible resultado del plebiscito, cuando alguien dijo, ‘¿y si gana el no?
Todos nos miramos el rostro como interrogándonos, cuando un oficial del
Ejército dijo: ‘pues si gana el no,-cada fuerza militar se queda quieta,
hasta que no se resuelva el impase en la Mesa de Conversaciones’. Ahí
entendí que la esto de la paz, iba en serio.

-Y cuando ganó el No, ¿hubo discusión de si retomar las armas?

Nunca hemos pensado tal barbaridad. La decisión fue seria y nos comprometió
a todos como organización, incluso a quienes se marginaron. No hemos dudado
nunca de lo firmado, a pesar de las adversidades. Además nos gastamos medio
siglo construyendo las FARC-EP, esto no es como ‘soplar y hacer botellas’.
No queremos más armas y más guerra, la decisión ya fue tomada. Pa’ lante.

-Usted fue uno de los que participó en la selección de las zonas de
concentración desde la Guajira hasta Arauca. Y ustedes privilegiaron la
seguridad a estar más cerca de las comunidades. ¿Cree que eso fue un error
teniendo en cuenta el poco éxito que han tenido en las urnas?

Nunca pensamos en ubicarnos cerca de las comunidades buscando favores
electorales. Más bien sí por quedar cerca de las vías para nuestra
asistencia logística y no para quedarnos en la selva, porque de allá
veníamos y esa no era la idea. Y para que vea usted, Juanita, más de una
comunidad nos ofreció su territorio y lo más importante, nos vinculamos a
las comunidades en sus quehaceres y desarrollo comunitario.

-¿Le sorprendió, igual, que les fuera tan mal en las urnas?

Nada, somos un partido nuevo, en medio de la voracidad de la máquina
electorera, con financiación limitada y en medio del estigma, los odios y la
venganza. Ahí vamos lentos en medio de todo el contexto de violencia y la no
implementación eficaz del Acuerdo de paz.

-En el mecanismo de monitoreo, usted queda encargado de recoger la
información del armamento hasta la fundición. ¿Qué porcentaje de armas cree
usted que entregaron?

No hemos establecido cifras porcentuales, solo cifras contundentes como las
siguientes 9.224 armas de distinto tipo, 1.765.862 municiones, 66.227 metros
de cordón detonante, 55.617 estopines iniciadores eléctricos, 14.115
granadas de diferente tipo, 4.430 minas antipersonas, 44 toneladas de
explosivo destruido para un total general de 391 toneladas de armas fundidas
y destruidas, que fueron utilizadas en el dos monumentos ya construidos y el
que falta en Cuba, tal como está acordado.

Juanita, nuestras armas dejadas jamás volverán a la guerra. Como nunca antes
en la historia de Colombia. Esto tiene un inmenso valor en términos del fin
de la guerra y la reconciliación.

Fue uno de los cumplimientos más transparentes certificados por las Naciones
Unidas y las mismas Fuerzas Militares, con balances, decretos y sellos de
unidades comprometidas. Esto comprometió cerca de 9 mil personas en
operaciones áreas, fluviales y a lomo de mula.

En febrero de 2017 el Gobierno convocó una sesión del Comité Técnico para la
Verificación de Listados. En este espacio se estableció que, según el último
conteo realizado por la Fuerza Pública, los integrantes en armas de las Farc
eran cerca de seis mil doscientos (sin incluir milicianos), cifra cercana a
las aproximadamente siete mil personas en armas que tenían las Farc para ese
momento.

-Muchas armas se veían nuevas. ¿Por qué?

Éramos una guerrilla en guerra contra el Estado y algunos frentes y bloque
tenían armas de reserva como toda fuerza militar.

-Trate de explicarme qué significaban las armas para ustedes a nivel
personal y como grupo.

Significaban la defensa de nuestras vidas, un medio de la lucha guerrillera.
Dejarlas fue un gran acto de humanidad y de voluntad por la paz y un riesgo,
pero todos los sabíamos y lo hicimos.

-¿Cómo interpretó que alguien como Iván Márquez, que había pasado todos esos
años en La Habana negociando por ustedes, las retomara?

Es su decisión la cual respeto. Cada quien es dueño de sus actos y así dice
el Acuerdo de paz, quien se separare de lo pactado asume su responsabilidad
individual.

-Cree, dadas las disidencias, que haber sacado en esa etapa a los
comandantes que estaban más involucrados con el narcotráfico como Gentil
Duarte, que de pronto fue un error?

No conozco de estos casos, no sé de este tema.

-¿Cuál fue su reacción al monumento que hizo la artista Doris Salcedo con
sus armas?

Siempre soñamos con un monumento vertical en homenaje a la paz, cuando fui a
su inauguración me sorprendí,me sentía extraño al pisar nuestras armas, pero
luego entendí que ahí estaba representado nuestro aporte tangible e
indiscutible en la construcción de la paz.

-¿Para usted cuáles fueron las tres claves del éxito de ese proceso de
dejación?

Una, nuestra voluntad de paz; dos, una buena logística operacional; y tres,
que fue verificable y transparente con la certificación de la Naciones
Unidades y el acompañamiento de las Fuerza Pública.

-¿Cosas que podrían haber hecho mejor?

Juanita, uno puede imaginarse lo que quiera, soñar que esto pudo haberse
hecho así o de esta manera, esas son ilusiones pasajeras, pienso que lo que
construimos e hicimos son las bases suficientes para construir un futuro
digno.

Creo que lo más estúpido que hizo Juan Manuel Santos, desde mi óptica
personal, fue preguntarle al país si queríamos la paz en el fracasado
plebiscito. Pues haga la paz como un deber constitucional, no la exponga
ante los señores de la guerra para infundir miedos y terror.

-Dado el rol tan clave que usted jugó en todo el desarme, y dadas las
dificultades que ha vivido el proceso desde entonces, ¿cree que valió la
pena?

Todo lo acordado en La Habana valió la pena. Dejamos las armas porque
queremos un país en paz. No fue fácil tomar esta decisión. La incertidumbre
nos advertía la traición, pero confiamos en la palabra empeñada.

-¿Cómo ha cambiado su vida desde entonces?

Mi vida cambió de la guerra a la paz, fue un cambio de vida total positivo y
creador.

Seguimos reconociendo nuestros errores en la guerra, aportando verdad por el
daño causado a las víctimas. He publicado tres libros sobre la cotidianidad
en la lucha clandestina y relatos de la guerra para que nunca más vuelva la
noche de afilados puñales.

Tengo dos más terminados, avanza bien mi reincorporación, no quiero nunca
más tener un arma en mis manos, ya fue suficiente.

Tengo mi hogar, amor y mis esperanzas que algún dia brillará la paz para
todos y todas, aunque aún persista el macabro espanto de la guerra.




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