Alemania/ El mito del jubilado alemán se topa con la pobreza [Ana Carbajosa]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Dic 29 13:32:26 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

29 de diciembre 2020

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Alemania



El mito del jubilado alemán se topa con la pobreza



La bajada del nivel económico de los mayores alemanes avanza más rápido que
la del resto de la población. Un número creciente se ve obligado a trabajar
para complementar la pensión.



Ana Carbajosa, desde Berlín

El País, 28-12-2020

https://elpais.com/



Una hilera de personas convenientemente distanciadas por carritos de la
compra hacen cola una mañana de invierno gélida, a la salida de una iglesia
en la periferia de Berlín, la capital alemana. Faltan dos horas para que
abra, pero no quieren perder turno en el comedor social, del que saldrán con
un bolsón repleto de alimentos. Son parejas jóvenes, pero también jubilados,
que necesitan complementar la pensión en un país en el que los mayores se
han empobrecido en los últimos 15 años a un ritmo mayor que el del resto de
la sociedad. Dentro hay comida de sobra para todos, pero la cola ya da media
vuelta al edificio.



“Hay muchos jubilados y familias con muchos hijos. Hay además gente que
conocemos por la parroquia que no viene porque le da vergüenza, pero sabemos
que su pensión es muy baja”, asegura Christine Hoppmann, al frente de la
operación de esta iglesia protestante Paul-Gerhardt de Spandau, aunque en
muchos otros barrios de Berlín hay iniciativas similares. Los voluntarios
recogen los excedentes que les dan en los supermercados y con ellos preparan
bolsas —la covid-19 obliga a empaquetar todo— para unas 400 personas cada
día. Los usuarios viven en general de los servicios sociales, el llamado
Hartz IV. “Aquí nadie se muere de hambre, la idea es que con los alimentos
[que recogen aquí] consigan ahorrar para poderse permitir algo más, para
salir a tomar café o ir al cine”.



Fuera, en la calle, en los primeros puestos de la cola espera una mujer de
83 años con un andador con carrito incorporado, que asegura que ha venido a
recoger comida para su sobrina. Trabajó como limpiadora en el Senado de
Berlín y cobra 720 euros de pensión, además de un complemento. “Las de mi
generación somos mujeres que reconstruimos el país en un momento histórico,
cuando la economía era débil”, dice esta mujer que prefiere no dar su
nombre. Junto a ella está su hija, de 59 años, que se declara incapaz de
encontrar trabajo en tiempos de coronavirus. No les importa demasiado la
espera y afrontan su situación con resignación, pero también con humor: “A
ver qué viene en la bolsa. Esto es como los huevos Kínder, cada semana una
sorpresa”.



En el interior, una voluntaria que va en silla de ruedas organiza los
paquetes-sorpresa y reflexiona sobre el devenir de este barrio en el que
vive desde los años ochenta. “Me da la impresión de que en los últimos años
la situación ha empeorado”. Lo confirman las cifras. Tafel Deutschland, la
organización paraguas que reúne a más de 940 bancos de alimentos del país,
asegura que la tendencia es clara: “La proporción de gente mayor entre
nuestros usuarios no deja de crecer. Esa cifra casi se ha duplicado desde
2007”, indica Tafel Deutschland. Un cuarto de los usuarios de estas ayudas
supera la edad de jubilación. Solo entre 2018 y 2019, la cifra de
beneficiarios mayores creció en un 20%.



La población mayor de 65 años en riesgo de pobreza ha crecido de un 4,7% en
2005 hasta alcanzar el 15,7% en los últimos 15 años, lo que suma cerca de
2,7 millones de personas, según la oficina de estadística alemana. “La
generación de más de 65 [años] en Alemania se enfrenta a un creciente riesgo
de pobreza”, indica. Ese riesgo de pobreza se considera cuando su ingreso es
60% menor de la media. En 2019, el cálculo ascendió a 1.074 euros mensuales.
La convergencia del riesgo de pobreza entre la población normal y los
mayores sugiere que son estos últimos los que menos se han beneficiado de
una década de crecimiento económico casi ininterrumpido en el país.



Johannes Geyer, investigador del Instituto Alemán de Estudios Económicos
(DIW, por sus siglas en alemán) pone este crecimiento en contexto. “En los
últimos 10 años hemos visto un fuerte crecimiento de la pobreza de los
mayores, pero hay que tener en cuenta que partía de un nivel muy bajo
comparado con la población joven. Ahora se ha igualado”, explica el
economista. El aumento de la pobreza obedece en parte a los cálculos fruto
de la reforma de las pensiones, pero también está relacionado con el
crecimiento del desempleo hasta 2005. Muchos jubilados que pasaron aquellos
años un tiempo en el paro, ahora ven reflejado ese parón en el cómputo de
sus pensiones. Se le añade además, según Geyer, el incremento de empleos con
bajos salarios desde finales de los años noventa, que también termina
repercutiendo en la pensión.



“Los mayores son el grupo en el que la pobreza crece más rápido en
Alemania”, coincide Christoph Butterwegge, politólogo especializado en
políticas sociales de la Universidad de Colonia. Este experto culpa a las
reformas del sistema de desempleo y de ayudas que puso en marcha el
canciller socialdemócrata Gerhard Schröder a principios de los 2000, la
llamada Agenda 2010. “Aumentó la subcontratación y la precariedad y eso
significa que al final la gente tiene pensiones más bajas”, sostiene
Butterwegge.



Son los perdedores de un mercado laboral que hasta la irrupción del
coronavirus no paraba de registrar mínimos históricos de desempleo en un
país en el que la demografía augura un agravamiento de la situación. El
progresivo envejecimiento de la población alemana vaticina un aumento de la
pobreza entre los mayores en los próximos años. La población mayor de
Alemania (83,1 millones de habitantes en total) se sitúa, con una media del
21,5%, por encima de la media de la UE (20,3%).



Trabajadores mayores



El incremento de la pobreza de los mayores se solapa con el fenómeno de los
trabajadores mayores. Es fácil verlos reponiendo las estanterías de los
supermercados, repartiendo periódicos de madrugada o incluso recogiendo
botellas para reciclar, por las que les darán unos céntimos. Es el caso de
Karl-Heinrich Fromm, que a las cinco de la mañana, cuando todavía es de
noche, comienza a repartir periódicos con un carrito por las oficinas de
Berlín. Tiene 68 años, una férula en la muñeca y artrosis en las rodillas.
Este antiguo carpintero asegura que necesita complementar su pensión y por
eso reparte periódicos por 400 euros al mes. Su prestación asciende a 930
euros mensuales y dice que tiene suerte, porque paga un alquiler de vivienda
social en un plattenbau, los edificios prefabricados típicos del Este. Aun
así, no se puede permitir grandes ni pequeños lujos. “Hace años que no voy
de vacaciones; no me lo puedo permitir”. En 1990 fue la última vez que viajó
al extranjero. Fromm, con el pelo cortado a cepillo, asegura que muchos de
sus amigos y conocidos mayores también trabajan.



Las cifras de la oficina de estadística alemana indican que la proporción de
mayores de 65 que trabaja se ha duplicado en los últimos diez años. Si en
2009, el 8% de las personas entre 65 y 69 años trabajaban, en 2019, esa
cifra alcanzaba el 18%. Un total 1,1 millones de mayores de 65 tienen un
empleo de bajo salario, según la agencia de empleo alemana. “Esto es nuevo y
se trata de un grupo de personas muy heterogéneo. Hay autónomos que
simplemente prefieren seguir trabajando y que tienen buena salud, pero hay
también un nuevo tipo de jubilado que utiliza los minijobs [con los que
ganan hasta 450 euros al mes] para conseguir un dinero extra sin que afecte
a la pensión”, indica Geyer.



A partir del 1 de enero de 2021, entra en vigor en Alemania el subsidio
mínimo para jubilados con pensiones bajas. Es una especie de pensión básica
aprobada el pasado verano por la gran coalición de Gobierno (la CDU de
Angela Merkel y los socialdemócratas), que calcula que se beneficiarán de
ella cerca de 1,3 millones de personas, la mayor parte de ellas, mujeres,
porque se aplica también a quienes hayan cuidado de hijos o dependientes.
“Los logros vitales se merecen reconocimiento”, indica el Gobierno en la
presentación de la prestación. La amargura ante la falta de reconocimiento
de algunos jubilados en Alemania es la que aspira precisamente a capitalizar
la extrema derecha, AfD, que centró su pasado congreso extraordinario en las
pensiones.

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