Bolivia/ Tensiones en el Mas. Evo Morales impone la fórmula presidencial [Fabián Kovacic - Fernando Mayorga - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Ene 24 12:38:07 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

24 de enero 2020

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Bolivia

 

Las tensiones en el Mas en la previa de las elecciones bolivianas

 

La última palabra 

 

Desde su exilio en Argentina e imposibilitado de competir nuevamente por la
presidencia, Evo Morales realizó esta semana un anuncio que sorprendió a las
organizaciones sociales que lo apoyan. Contra lo decidido por el llamado
Pacto de Unidad, Morales impuso como cabeza de la fórmula presidencial del
Movimiento al Socialismo a su exministro de Economía, y marcó cuál será la
estrategia electoral a seguir por los suyos. Pero el malestar generado por
esa decisión sacudió la compleja interna de la oposición boliviana.

 

Fabián Kovacic, desde Buenos Aires

Brecha, 24-1-2020 

https://brecha.com.uy/

 

El cónclave encabezado por Evo Morales el pasado fin de semana se desarrolló
en los salones del hotel cooperativo Bauen, en Buenos Aires, ciudad donde el
exmandatario se encuentra asilado tras su salida de Bolivia y su paso por
México, luego de ser derrocado por un golpe de Estado el pasado 10 de
noviembre. En esa reunión en la capital argentina se definió que la fórmula
presidencial del Movimiento al Socialismo (Mas) de cara a las próximas
elecciones bolivianas del 3 de mayo estará conformada por el exministro de
Economía, Luis Arce, y el excanciller David Choquehuanca.

 

Además de Morales, participaron del encuentro varios dirigentes del Mas y
medio centenar de representantes de organizaciones comunitarias indígenas,
sindicales y sociales bolivianas que integran con ese partido el Instrumento
Político para la Soberanía de los Pueblos, la principal alianza política y
electoral del país andino. Sin embargo, de inmediato surgieron voces
críticas en Bolivia dentro de los sectores campesinos y obreros que apoyan
al Mas, y que cuestionan al binomio elegido con base en la decisión de las
asambleas sectoriales de los movimientos sociales del Pacto de Unidad,
reunidas en los últimos días en Bolivia.

 

La decisión

 

La definición de la fórmula tuvo lugar entre el sábado 18 y el domingo 19 de
enero, y estuvieron en danza cuatro nombres. Además del binomio finalmente
consagrado, estaban en la lista el también excanciller Diego Pary y el joven
dirigente cocalero Andrónico Rodríguez. En las semanas previas, en los
corrillos de la comunidad boliviana en Buenos Aires, habían aparecido como
posibles alternativas los nombres de las legisladoras Gabriela Montaño y
Adriana Salvatierra, del expresidente y académico Eduardo Rodríguez Veltzé,
del exministro de Justicia Héctor Arce y del periodista y exsenador José
González Samaniego.

 

Fue la presión de los movimientos nucleados en el llamado Pacto de Unidad la
que forzó finalmente el nombre de Choquehuanca sobre los cinco antes
mencionados. Previamente, el jueves 16, los integrantes del Pacto de Unidad
habían postulado en Bolivia la fórmula Choquehuanca-Rodríguez, en ese orden,
que combinaba la veteranía y la juventud de dos dirigentes vinculados a los
sindicatos: antes de llegar al gobierno, el excanciller comenzó su carrera
política como asesor del movimiento campesino, mientras que Rodríguez es el
heredero de Morales al frente de las organizaciones de cocaleros de
Cochabamba que vieron al expresidente nacer a la lucha sindical.

 

Pero la palabra final de Morales fue decisiva, aseguraron voceros del
encuentro en la capital argentina. Según explicó el expresidente en una
conferencia de prensa el mismo domingo 19, la fórmula Arce-Choquehuanca
logró “la perfecta combinación entre la ciudad y el campo boliviano […]
entre la ciencia y la sabiduría ancestral”. “Yo también apoyaría a Andrónico
y batallaría por su candidatura, porque representa a las federaciones de
Cochabamba donde fui dirigente. Pero en la vida hay que saber sacrificarse”,
sentenció Morales. Sus palabras, concluyentes, parecían querer explicarle a
la masa juvenil obrera y campesina del Pacto la necesidad de hacer
concesiones en pos de obtener una fórmula aceptable para un amplio espectro
de votantes, incluida la clase media urbana.

 

Suena lógico el razonamiento del expresidente. En su ecuación, Arce es la
“ciencia” y Choquehuanca, la “sabiduría ancestral”. Ambos fueron piezas
clave en el armador de poder y gestión estatal del Mas desde 2006 y hasta
2019. El primero, economista con posgrados en universidades como la
británica de Warwick y profesor en varias casas de estudio bolivianas, es
señalado por la prensa internacional como el responsable directo de un
milagro económico entre 2006 y 2019, período en el que presidió dos veces el
Ministerio de Economía de Bolivia. Sus políticas económicas heterodoxas
permitieron sacar de la pobreza a 3,5 millones de bolivianos e incorporar a
1 millón de ellos a la clase media, según informes de la Cepal.

 

En comparación con el expresidente y con otros funcionarios de su gobierno,
Arce es una excepción en su forma de vestir: camisa, corbata, traje y un
siempre prolijo peinado. Es con él que Morales apunta a atraer los votos de
la clase media citadina. Choquehuanca, en cambio, es un aymara de humildes
orígenes rurales cercanos a La Paz y moldeado por su formación sindical.
Tras cumplir durante 11 años el rol de ministro de Relaciones Exteriores,
conserva el apoyo de varias comunidades rurales bolivianas. Él es quien
encarna al votante campesino y es el “punto medio” entre las intenciones
para la fórmula abrigada por Morales y las que emanaron de las bases del
Pacto de Unidad.

 

Malestar en las bases 

 

No obstante, según pudo saber Brecha, la definición de la fórmula
presidencial en Buenos Aires y no en Bolivia levantó quejas entre algunos
referentes sociales y representantes de movimientos sociales miembros del
Pacto de Unidad. Al día siguiente al anuncio de Morales, Eva Copa, actual
presidenta del Senado boliviano por el Mas, dijo a la prensa que lo resuelto
en Buenos Aires era sólo “una propuesta que viene de allá para que sea
debatida dentro de nuestras organizaciones”. “Todavía no están inscritos los
candidatos, nuestras organizaciones harán un debate, una evaluación en torno
a esta propuesta que nos está llegando y nosotros daremos a conocer en su
momento”, agregó, antes de remarcar: “Serán nuestras bases las que vayan a
definir” (La Razón, 20-I-20).

 

Copa, Henry Nina, vocero del Pacto de Unidad, y Johnny Pardo, de la
Federación de Trabajadores Campesinos, habían firmado el documento de hace
tres semanas que ratificaba a Choquehuanca y a Andrónico Rodríguez como los
candidatos presidenciales para el 3 de mayo. La cuestión se complicaba si se
tiene en cuenta el rol que el Pacto de Unidad cumple desde la primera
elección presidencial ganada por el Mas en 2005, nucleando a las
organizaciones más importantes del mundo campesino y sindical boliviano: la
Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, la
Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de
Bolivia Bartolina Sisa, la Confederación Sindical de Comunidades
Interculturales Originarias de Bolivia, la Confederación de Pueblos
Indígenas de Bolivia y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu.

 

Finalmente, el jueves 23, los dirigentes de las organizaciones integrantes
del Pacto reunidos en la ciudad boliviana de El Alto resolvieron por voto
mayoritario aceptar la fórmula definida en Buenos Aires. “Ahora, allá han
decidido: presidente Luis Arce Catacora”, afirmó Choquehuanca a los
presentes en la asamblea, en una férrea defensa de lo resuelto en la capital
argentina. El candidato a vice también advirtió que la derecha se haría una
“fiesta” si el Mas se dividía por la definición de la fórmula electoral
(Erbol, 23-I-20).

 

Lo cierto es que durante los años de gobierno del Mas los acuerdos entre los
integrantes del Pacto fueron evolucionando y generaron cruces, salidas,
ingresos y reingresos a ese colectivo, según lo ameritara la gestión de
gobierno (véase “Evo perdió a Evo”, Brecha, 15-XI-19) . El Pacto ha sido la
base de sustentación social del Mas en un país donde los movimientos
sociales son actores políticos determinantes. Articular tantas voces no
siempre resulta fácil. Si el Pacto insistía con la postulación de
Choquehuanca y Rodríguez, la Central Obrera Boliviana había anunciado que
postularía en su lugar una fórmula conformada por Choquehuanca y el
dirigente sindical minero Orlando Gutiérrez.

 

Lawfare a la boliviana 

 

Por su parte, Andrónico Rodríguez no había asistido al encuentro en Buenos
Aires, pero había enviado una carta a la asamblea reunida allí en la que
aceptaba asumir el rol que el cónclave resolviera. Morales se respaldó en
ese documento para cerrar la dupla presidencial. El joven dirigente cocalero
no puede salir de Bolivia porque está acusado de sedición y terrorismo por
el gobierno provisional de Jeanine Áñez.

 

El politólogo boliviano Fernando Mayorga (véase entrevista) explica que
estas acusaciones, junto a las de corrupción, son hoy moneda corriente en el
altiplano. El lawfare a la boliviana también funciona. Por estos días son
investigados por corrupción el exministro de la Presidencia Juan Ramón
Quintana y el exministro de Gobierno Carlos Romero. El lunes 21, a pocas
horas de haber sido anunciada la fórmula presidencial Arce-Choquehuanca, la
fiscal de la ciudad de La Paz Heidi Gil anunció que ampliará una
investigación por corrupción contra Arce a raíz de la denuncia del nuevo
director del Fondo Indígena, Rafael Quispe, sobre dineros mal utilizados por
esa repartición, dependiente del Ministerio de Economía.

 

En tanto, en la tarde del 22, fecha conmemorativa de la instauración del
Estado plurinacional, tanto la presidenta Áñez desde el Palacio de Gobierno
como Evo Morales desde Buenos Aires hicieron un balance de gestión. Áñez
consideró haber cumplido su papel transitorio, haber reordenado las cuentas
del Estado e investigado los casos de corrupción de la gestión de Morales.
No mencionó las masacres de Senkata y Sacaba de noviembre del año pasado
–investigadas actualmente por la Corte Interamericana de Derechos Humanos–,
donde murieron 36 personas a manos de las fuerzas de seguridad bajo su
mando. Morales, en su discurso transmitido a Bolivia, destacó los logros
económicos y sociales de sus 14 años de gestión, y denunció al gobierno de
Áñez como una dictadura.

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Con el politólogo boliviano Fernando Mayorga

 

“Bolivia volvió a manos de la oligarquía histórica” 

 

Sociólogo y doctor en ciencia política por la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales (Flacso), Mayorga dialogó con Brecha sobre la situación
boliviana y el escenario político de cara al próximo 3 de mayo, día de las
elecciones presidenciales. 

 

Fabián Kovacic

Brecha, 24-1-2020

 

—¿Corre riesgo el Estado plurinacional, que acaba de cumplir 14 años?

 

—Para modificar el Estado plurinacional como entidad constitucional sería
necesaria una asamblea constituyente y eso no parece posible hoy. Si bien es
cierto que Carlos Mesa prefiere volver a la República y Fernando Camacho se
inclina por hablar de un nuevo federalismo, las nuevas autoridades deberán
seguir con el Estado plurinacional. Pero si bien no podrán modificar esa
denominación, es cierto que hoy el país se encuentra en un retroceso en sus
políticas públicas y que ha vuelto a estar en manos de una oligarquía
histórica.

 

—¿Cuál es la situación del Mas para las próximas elecciones? ¿Hay críticas
en Bolivia a la fórmula integrada por Luis Arce y David Choquehuanca?

 

—El Mas, pese a todas las críticas recibidas desde la oposición –que hoy es
gobierno a partir del golpe de Estado– sobre la dictadura que habría
impuesto Evo Morales, es la fuerza política más democrática del país. La
candidatura del binomio Luis Arce-David Choquehuanca es cuestionada aquí por
algunas fuerzas y organizaciones sociales del Pacto de Unidad [la alianza de
las principales organizaciones sociales que apoyan al Mas],y eso hay que
leerlo en dos claves complementarias. Por un lado, porque es parte de la
lógica asambleísta y comunal de los bolivianos, y es también parte de los
mecanismos históricos del sindicalismo boliviano. Y por otro lado, porque
demuestra la expresión democrática en el interior del Mas.

 

—¿Cómo podría describirse al gobierno actual de Bolivia?

 

—En este momento el gobierno de Bolivia está en manos de lo que fuera la
oposición al Mas, que está fragmentada. La propia presidenta Jeanine Áñez es
parte del movimiento Bolivia Dice No, surgido para oponerse a la candidatura
de Morales en la elección de octubre. Se trata de un partido que no alcanzó
el 5 por ciento de los votos. Quienes hoy gobiernan fueron parte de una
oposición que desde el triunfo del Mas en las presidenciales de 2005 no
logró articular una fuerza que pudiera enfrentarlo. El único candidato que
mantiene su partido y está listo para presentarse legalmente es Carlos Mesa,
con Comunidad Ciudadana. Por eso se da la curiosa paradoja de que el liberal
Jorge “Tuto” Quiroga será el candidato presidencial del Movimiento
Nacionalista Revolucionario, cuando en 2014 fue candidato del Partido
Demócrata Cristiano y viene originalmente del partido liderado por el
general Hugo Banzer, Acción Democrática Nacionalista, un partido de
derechas. Otro que espera presentarse, pero aún no está claro con qué sello
lo hará, es el empresario Samuel Doria Medina, derrotado en las elecciones
de 2005 y 2009.

 

—¿Hay garantías para la presentación electoral del Mas en los comicios?

 

—Hubo un pedido de proscripción que fue desechado por el Tribunal Supremo
Electoral. La personería jurídica del Mas está intacta para presentar
candidatos en todos los cargos, en todo el país. Es pronto para elaborar
hipótesis sobre el curso que puedan tomar los hechos electorales. Todo está
en permanente movimiento y cambio. Hay que esperar que las cosas decanten
con el correr de los días y ver qué ocurre con las candidaturas. Pero a
fines de diciembre, cuando las encuestadoras preguntaban la intención de
voto de Andrónico Rodríguez a la cabeza del Mas, su candidatura alcanzaba el
40 por ciento. Luego cuando ya Evo Morales se estableció en Buenos Aires y
los debates por los candidatos fueron mayores, algunas encuestadoras
preguntaban por el voto al Mas independientemente de cuál fuera el candidato
y la intención de voto se mantuvo en ese 40 por ciento.

 

—Las acusaciones de corrupción parecen ser un elemento común de las nuevas
derechas de la región. ¿Qué pasa hoy en Bolivia con la acusación en este
sentido contra Luis Arce?

 

—No sólo Arce es acusado de corrupción, también lo es Carlos Romero,
exministro de Gobierno. Andrónico Rodríguez es acusado de “sedición y
terrorismo”. Estas dos palabras son las más usadas para acusar a dirigentes
sociales, dirigentes del Mas o exfuncionarios del gobierno depuesto. Tanto
jueces como fiscales aceptan esas acusaciones para perseguirlos y minar la
unidad del Mas o de algunas agrupaciones sociales con miras a las elecciones
del 3 de mayo. Habrá que esperar que efecto surten. Por lo pronto el Mas
denunció que detrás de algunas de esas acusaciones está la mano de la Usaid,
una agencia de Estados Unidos que fue invitada por la presidenta Áñez a
supervisar las elecciones del 3 de mayo.

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