Bolivia/ "Elecciones ya": ¿el MAS recupera la iniciativa? [Fernando Mayorga]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 27 00:27:28 UYT 2020


  _____

Correspondencia de Prensa

27 de junio 2020

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

  _____



Bolivia



“Elecciones ya”: ¿el MAS recupera la iniciativa?



Pese a que la presidenta Jeanine Añez buscaba retrasar los comicios, Bolivia
celebrará elecciones el próximo 6 de septiembre. En medio de la pandemia de
covid-19, el MAS busca reconstruir su coalición política-social mientras que
el gobierno lidia con una mala gestión de la crisis sanitaria y el bloque
anti-MAS se encuentra profundamente dividido.



Fernando Mayorga *

Nueva Sociedad, junio 2020

https://nuso.org/



A pesar suyo, la presidenta interina Jeanine Añez anunció la promulgación de
la ley que establece que las elecciones generales deberán realizarse el
domingo 6 de septiembre de 2020. Inicialmente, los comicios estaban
previstos para el 3 de mayo, pero la pandemia de covid-19 provocó su
postergación porque el país ingresó en una cuarentena compulsiva desde
finales de marzo. Esta situación agravó la crisis política que vive Bolivia
desde noviembre del año pasado, cuando Evo Morales fue derrocado mediante un
golpe de Estado que derivó en la formación de un «gobierno transitorio» cuya
tarea central era convocar a elecciones en un plazo de 90 días, ya que se
anularon los comicios realizados en octubre de 2019. Ese plazo quedó en
suspenso, como tantas cosas en el planeta, desde la irrupción del
coronavirus.



La definición del 6 de septiembre como fecha para la realización de las
elecciones generales es resultado de un cambio en el escenario político
provocado por dos hechos: la inesperada postulación de Añez a la Presidencia
y la capacidad de rearticulación del Movimiento al Socialismo (MAS). Todo
esto, con la pandemia como telón de fondo.



A fines de enero de 2020, el partido de Añez –Demócratas– decidió su
postulación a la Presidencia, lo cual terminó por desarticular la coalición
que había derrocado a Evo Morales. El bloque anti-MAS se dividió en cuatro
candidaturas (Carlos Mesa por Comunidad Ciudadana, Luis Fernando Camacho por
Creemos, Jorge «Tuto» Quiroga por Libre 21 y Añez por Juntos). Y en ese
contexto de divisiones, el binomio del MAS –integrado por los ex-ministros
Luis Arce Catacora y David Choquehuanca– reafirmó su primer lugar en las
encuestas, mientras Morales permanece exiliado en Argentina.



Al principio, la pandemia resultó funcional para la campaña electoral de
Añez. Sin embargo, la mala gestión gubernamental de la crisis sanitaria
–matizada con escándalos de corrupción, un manejo arbitrario de la fuerza
policial y militar y la falta de concertación con la sociedad y con las
administraciones subnacionales– debilitó su imagen en un par de meses. Por
ese motivo, Demócratas –un partido con base en Santa Cruz que obtuvo 4% de
votos en los comicios del año pasado– optó por promover la postergación
indefinida de los comicios alegando el peligro de la pandemia y esgrimiendo
una consigna falaz: «Salud o elecciones». La doble condición de presidenta y
candidata dejó de ser una ventaja para Añez, y la estrategia oficialista
perdió rumbo. Además, el gobierno enfrentaba escollos para actuar de manera
arbitraria debido al accionar del Parlamento, que se encuentra bajo dominio
del MAS, partido que tiene una mayoría calificada de dos tercios en las dos
cámaras. Sin duda, la figura de «gobierno dividido» –esto es, cuando el
presidente no tiene control sobre el Poder Legislativo– es crucial para
explicar la coyuntura política boliviana y su derrotero.



Precisamente, la mayoría del MAS en la Asamblea Legislativa Plurinacional
aprobó la ley que establecía el primer domingo de septiembre como límite
para la realización de las elecciones y, por ese motivo, fue observada por
la presidenta interina mediante una carta que exigía al órgano legislativo
que explicitara qué estudios epidemiológicos de respaldo tomó en cuenta para
establecer esa fecha. La respuesta de la presidenta del Senado, Eva Copa,
fue taxativa: si la presidenta no promulgaba la ley en el plazo de diez
días, ella se encargaría de cumplir esa tarea, tal como establece la
Constitución Política del Estado. Esa pugna de poderes se dirimió en favor
de la postura del MAS, ya que la presidenta interina decidió promulgar la
ley. No obstante, al hacerlo acusó a sus rivales, en particular al MAS pero
también al ex-presidente Carlos Mesa, por los probables daños provocados por
la pandemia en septiembre. Esta declaración, sin duda, la hizo más como
candidata presidencial que como cabeza del gobierno responsable,
precisamente, de la gestión de la crisis sanitaria.



De esta manera, los vaivenes en el comportamiento gubernamental se explican
por la combinación de roles y superposición de objetivos como candidata y
presidenta. Una conducta que, además, afectó las estrategias de sus rivales
políticos, puesto que Añez podría ocupar, según las encuestas, el segundo
lugar, disputado con Mesa, y competir en el balotaje con Arce, candidato del
MAS y favorito en los sondeos de opinión. La candidatura de Arce se vio
fortalecida por la rearticulación del MAS, que recuperó su rol de actor
estratégico.



El debilitamiento del gobierno de Añez se produjo en un contexto político
redefinido a partir de una acción decisiva del MAS, que el 30 de abril, en
apego a la norma constitucional, aprobó formalmente la postergación de las
elecciones del 3 de mayo, pero estableciendo un plazo de 90 días para la
realización de los comicios, es decir, en la primera semana de agosto. A
partir de entonces, la política retornó al centro de la escena desplazando a
–o compitiendo con– la pandemia. Ese día, la bancada del MAS actuó, por
primera vez en esta etapa, de una manera compacta para aprobar la Ley de
Postergación de las Elecciones Generales 2020, una determinación que fue
acompañada con la convocatoria a un «petardazo» y «cacerolazo» en varias
ciudades bajo la consigna «Elecciones ya». Ese comportamiento se repitió esa
misma noche puesto que, ante las observaciones hechas a la ley por parte de
la presidenta interina apenas diez minutos después de su aprobación, la
bancada del MAS reinstaló la sesión congresal de manera inmediata para
rechazarlas. Así, la ley fue promulgada por la presidenta del Senado como
colofón de una conducta que mostró una inédita disciplina partidaria en esta
coyuntura, tras las divisiones que siguieron a la caída de Morales.



La aprobación y promulgación de esa ley a fines de abril fue la primera
iniciativa política del MAS desde la implantación de la cuarentena. Con esa
acción modificó el escenario político y sus rivales empezaron a reformular
sus estrategias, hasta entonces subordinadas a las iniciativas del gobierno.
El oficialismo planteó una demanda de inconstitucionalidad de la ley para
frenar su aplicación, Mesa pidió una «cumbre nacional» para enfrentar la
pandemia y Camacho declaró que cada noche saldría a rezar en una rotonda de
Santa Cruz, en una suerte de desacato al gobierno decidido a una gestión
represiva de la crisis sanitaria. Las fichas empezaron a moverse, con más
ahínco después de que el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE),
Salvador Romero, declarara que ajustaría el calendario electoral a la ley.



La aprobación y promulgación de la Ley de Postergación de las Elecciones
Generales 2020 a fines de abril fue la primera señal de rearticulación del
MAS y la recuperación de iniciativa política. Al mismo tiempo, y de manera
incremental, las organizaciones campesinas e indígenas se reagruparon en una
instancia de coordinación, denominada Pacto de Unidad, que fue un actor
decisivo en el origen del MAS como «instrumento político», y volvió a poner
en el tablero la fortaleza de su base electoral.



A partir de entonces, el MAS actuó de manera cohesionada en torno de la
consigna «Elecciones ya», lo que no le impidió mostrar cierta flexibilidad
puesto que la fecha inicialmente propuesta para los comicios, 2 de agosto,
fue sustituida por el 3 de septiembre. Esa postura fue precedida de un tuit
de Evo Morales en el que señaló que la primera fecha no era inamovible.
Después de mucho tiempo, el líder del MAS recuperó un estilo de acción
política que, en el pasado, le proporcionó muchos réditos electorales: esto
es, la adopción de una postura moderada que puede ilustrarse con la figura
de «avanzar hacia el centro».



Esa decisión de flexibilizar su postura respecto a la fecha de los comicios
fue la segunda iniciativa política del MAS en este periodo y, otra vez,
obligó a sus rivales a la reformulación de sus estrategias. De esta manera,
los partidos políticos tuvieron que asumir una posición y el resultado fue
el establecimiento de un acuerdo entre los actores estratégicos del proceso
electoral. Los partidos aceptaron la convocatoria del TSE que, además,
cumplía su plan inicial de establecer un rango para la realización de los
comicios entre la primera semana de junio y septiembre. Ese acuerdo
suscrito, a principios de junio, a instancias del TSE y con respaldo de
veedores externos (la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea
y la Iglesia católica), resulta significativo porque se trata del primer
acuerdo político en este periodo y, también, porque el TSE recuperó
credibilidad institucional.



En ese contexto resultó sorprendente el comportamiento del oficialismo, que
retrocedió en su decisión de sumarse al acuerdo promovido por el TSE y optó
por poner trabas a la promulgación de la ley que definía la realización de
los comicios para el primer domingo de septiembre. Como parte de los
vaivenes oficialistas, Añez declaró que «postergar las elecciones un mes o
dos meses no le va a ser daño a nadie», aunque también afirmó que iba a «a
acatar todo lo que establezca el Tribunal Electoral porque también queremos
elecciones».



Esta ambigüedad se disipó pronto puesto que el debilitamiento del gobierno
es evidente y tiene enfrente una cada vez más amplia coalición
circunstancial que cuestiona su conducta respecto al proceso electoral. A
los actores políticos –con el MAS y Comunidad Ciudadana por delante– se
sumaron múltiples actores sociales de raigambre popular, entre los que cabe
destacar a la Central Obrera Boliviana (COB), que lanzó un ultimátum:
«elecciones en septiembre o convulsión social». La reacción gubernamental
fue anunciar la promulgación de la ley en la noche del 21 de junio, en plena
celebración del Año Nuevo andino-amazónico, una fecha emblemática instaurada
por el gobierno de Evo Morales. La vida te da sorpresas, diría Rubén Blades.




De esta manera, la política retorna a su cauce electoral con el objetivo de
que de las urnas surja un gobierno legítimo y un renovado sistema de
partidos con capacidad de dar respuestas a la crisis multidimensional
desatada por la pandemia, que se suma a una crisis política heredada por la
ruptura del orden constitucional en noviembre del año pasado.



* Sociólogo y doctor en Ciencia Política. Forma parte del Centro de Estudios
Superiores Universitarios (CESU) de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS)
en Cochabamba.

  _____





--
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20200627/db17b132/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa