COVID-19/ Por la socialización del aparato de salud [Alain Bihr]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Mar 19 13:04:42 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

19 de marzo 2020

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COVID-19



Por la socialización del aparato de salud



Alain Bihr

A l´encontre, 18-3-2020

http://alencontre.org/

Herramienta, 18-3-2020

https://herramienta.com.ar/

Traducción de Aldo Casas - Herramienta



La situación creada por la pandemia de Covid-19 es una demostración, a
escala natural e inapelable, del sinsentido de la tesis sostenida, desde
hace décadas, por los partidarios de la liberalización del sistema
sanitario. Su postulado básico, que es: cada uno posee un "capital salud"
del que es principal sino único responsable: le corresponde conservarlo o,
mejor aún, valorizarlo, mejorándolo, desde hace algunas semanas ha quedado
desmentido a escala, literalmente, planetariai.



Tanto la propagación del virus responsable de la pandemia como las medidas,
desigualmente eficaces, adoptada por los Estados para proteger a sus
poblaciones son la prueba, por si fuera preciso, que la salud es ante todo
un bien público: que el estado saludable o mórbido del cuerpo de cada uno/a
depende ante todo del estado saludable o mórbido del cuerpo social, del cual
el primero es apenas una dependencia o simple apéndice, y de la capacidad o
no de ese cuerpo social para defenderse por si mismo o por intermedio de sus
instituciones políticas, frente a los factores patógenos, sobre todo
elaborando un eficiente sistema social de salud, una política de salud
pública y poniendo a disposición de esta los medios (humanos, materiales,
financieros) necesarios y suficientes.



Podría objetarse que la situación creada por la pandemia es precisamente
excepcional y que, en consecuencia, sería erróneo o al menos aventurado
tratar de sacar conclusiones generales. Pero el argumento puede
perfectamente invertirse. Debido precisamente a su carácter extraordinario,
porque está referido a un factor patógeno que amenaza rápida y masivamente
al conjunto de la población, la excepción puede por el contrario confirmar
la regla, en el sentido más elemental del término: la destaca mientras que
las condiciones normales tienden en cambio a ocultarla. Lo que esta pandemia
nos recuerda, no nos enseña, es algo que otros muchos estudios
epidemiológicos anteriores habían enseñado a lo largo de décadas anteriores
pero fue dejado de lado por aquellos y aquellas que antes que nadie debieron
tomarlo en consideración, los irresponsables que nos gobiernan: el tributo
que pagan anualmente los trabajadores y trabajadoras a causa de condiciones
de trabajo peligrosas, insalubres, desgastantes, que se pagan con patologías
crónicas y menos años de esperanza de vidaii; el que pagan no menos
regularmente las poblaciones humanas, sobre todo urbanas, debido a las
múltiples poluciones (de la atmósfera, las aguas, etc.) engendradas por el
productivismo capitalistaiii; el balance terrorífico de décadas de mala
alimentación que es también responsabilidad de la industria agro-alimentaria
capitalistaiv; etc.



También nos recuerda -y tampoco esto tiene nada de nuevo- algo que el
personal de los hospitales de Francia, en lucha a lo largo de todo el último
año, no dejaron de repetir: que el hospital público es víctima de políticas
de asfixia financiera, que lo hacen cada vez menos capaz de cumplir sus
tareas de atención y cuidado a los pacientes; pero que es también víctima de
una medicina liberal de ciudad que ha dado la espalda, en gran medida, a su
misión, derivando hacia el hospital público a pacientes de los que en
principio debería hacerse cargo; mientras prosperan clínicas privadas en las
que el monto de los honorarios selecciona una "clientela" selecta que evita
la anterior selección. De tal modo que cuando ocurre el choque de una
pandemia, la totalidad de este sistema cuidadosamente deteriorado revela ser
incapaz de hacer frente a la situación, obligando a que quienes debían
cuidarlos tengan que seleccionar a los pacientes en función de su esperanza
de supervivencia… y edad. ¡Como en tiempos de guerra hacen los cirujanos en
los hospitales de campaña en la retaguardia del frente!



El postulado antes mencionado sirvió como garante y justificación de todas
estas políticas. En tanto que se parte de la idea de que es ante todo cada
uno el que debe ocuparse de su "capital salud", haciéndose responsable del
mismo ("escogiendo" vigilar no una vida higiénica, por ejemplo) y
asegurándolo (contratando un seguro de salud-enfermedad privada en función
de sus "opciones": los riesgos que está dispuesto o no a correr - en
realidad, en función de sus recursos monetarios), es lógico que se achique
como piel de zapa el seguro de enfermedad público, dejando el campo libre a
las aseguradoras privadas o mutualistas, no sin ocuparse de ponerlas en la
debida situación de "competencia libre y no falseada" y de privilegiar las
clínicas privadas con respecto al hospital público, abriendo doblemente
nuevos campos a la valorización del capital. Porque la liberalización de la
oferta debe estar acompañada por la de la demanda, como corresponde a una
"economía de mercado".



A este postulado hoy deben dar brutalmente la espalda los gobiernos,
decretando medidas de confinamiento de la población más o menos drásticas,
para tratar de limitar la difusión de la pandemia y evitar el hundimiento de
los servicios hospitalarios, cuyas capacidades operatorias redujeron. ¡Se
acabó la implícita exaltación de la libre opción por cada uno de su
estrategia de valorización del capital salud! Confinando a cada uno en su
casa, restringiendo en consecuencia su libertad de circulación y, más
ampliamente, el conjunto de libertades públicas, estas autoridades reconocen
implícitamente que la salud es en primer lugar un bien público que requiere
ser preservado en cuanto tal. A partir de ahora para defenderlo ya no hay
otro medio que amenazar nuestras libertades, sin que puedan ponernos a
resguardo del peligro, potencialmente mortal, de la pandemia.



Pero la quiebra práctica de las políticas neoliberales en materia de salud
no nos da solamente la ocasión de denunciar la insensatez de sus fundamentos
ideológicos. Abre una brecha que nosotros (las fuerzas anti capitalistas,
asociativas, sindicales y políticas) debemos aprovechar, denunciando la
responsabilidad de los gobernantes, actuales y pasados, que aplicaron las
políticas que nos han conducido al actual desastre, algo de lo cual las
poblaciones que sufren las consecuencias tienen, cada vez más, clara
conciencia. Invirtiendo el postulado de dicha política, defendiendo la idea
de que la salud es en primer lugar un bien público y que debe por lo tanto
estar, prioritariamente, a cargo de los poderes públicos, es posible también
tratar de proponer, en el caso de Francia:



•Inmediata derogación del pretendido ahorro de 800 millones de euro en el
presupuesto de los hospitales para el año 2020;



•Inmediata detención del cierre de establecimientos hospitalarios y sus
servicios internos, así como de la reducción del personales y camas de los
servicios programados por las agencias regionales de salud (RSS);



•Detención inmediata del financiamiento de establecimientos mediante el
arancelamiento de de los servicios y restableciendo el financiamiento en
base a un presupuesto global que esté a la altura de las necesidades que
estime el personal de la salud (médicos, enfermeros, auxiliares, etc.);



•Adopción de un plan de urgencia para enfrentar la pandemia, que implica en
primer lugar tomar personal de salud y la re evaluación de sus salarios,
junto con la adopción de un programa plurianual de re equipamiento y
modernización de establecimientos y reclutamiento de personal (médicos,
enfermeros y enfermeras, auxiliares de salud, personal de ambulancias,
camilleros, etc.), todo en base a la reivindicaciones de este personal y sus
organizaciones sindicales; financiamiento del conjunto de estas medidas
urgentes con un impuesto excepcional solidario a las grandes fortunas;
requisición del conjunto de las clínicas privadas, de su personal y
material, para hacer frente a las urgencias de la lucha contra el Covid-19;



•Anulación de las anteriores medidas de "des-reembolso" de los medicamentos
y el resto a cargo (el tercio a ser pagado por los pacientes);



•Reorganización de la medicina de las ciudades en torno a Casas de salud
locales, integrando especialistas, generalistas, dentistas, y profesiones
para médicas;



•Obligación de que todo el personal médico, al término de sus estudios,
ejerza durante cierto tiempo en estos centros de salud, como contrapartida
de que el ministerio de Salud se hizo cargo del costo total o parcial de sus
estudios;



•Re-valuación seria de los medios (financieros, materiales, de personal) de
todos los organismos públicos de investigación médica con un plan
plurianual; real autonomía de los investigadores para definir los programas

prioritarios de investigación;



•Nacionalización de los grandes grupos farmacéuticos, que ya han demostrado
ampliamente, en esta ocasión como en otras, la radical insuficiencia de sus
programas de investigación-desarrollo con respecto a las prioridades de la
salud pública; y la abolición del sistema de patentes médicas, para poder
poner los progresos de la investigación lo más rápidamente posible al
servicio de la mayoría.



Éstas son apenas algunas proposiciones que pueden plantearse en el marco del
debate que debe acompañar las movilizaciones en contra de la continuidad de
las políticas neoliberales de salud. Luego de los sucesivos movimientos de
los Chalecos amarillos y la lucha del personal de los hospitales, durante
los cuales fueron adelantadas ya algunas de estas proposiciones, la actual
situación ofrece una nueva oportunidad para hacer entender e imponer
reivindicaciones en favor de la mayoría de la población. Debemos hacer
escuchar nuestra voz para no dejar que el gobierno aproveche la actual
confusión para ocultar sus responsabilidades y volver al camino anterior una
vez que la crisis sanitaria actual haya sido superada... ¿A qué precio?



Notas



Ii Este postulado es parte de una concepción individualista del mundo social
(cuya máxima podría ser: "la sociedad no es más que una suma de individuos")
y, más en general, es un principio de todas las políticas neoliberales. Está
por ejemplo en el corazón de la destrucción en curso de los sistemas de
jubilación que consiste, precisamente, en la institución de una "cuenta
individual con puntaje". En cuanto al concepto de capital salud, es una
declinación del concepto más general de "capital humano" elaborado por Gary
Becker. Para su crítica remito al artículo que le dedico en La novlangue
néolibérale, Page 2 y Syllepse, 2017.

Ii Ver los resultados de la última encuesta sobre las condiciones de trabajo
en Europa:
https://www.eurofound.europa.eu/fr/surveys/european-working-conditionssurvey
s/

iii" La polución del aire podría ser dos veces más mortífera de lo que se
suponía. Un estudio publicado el martes 12 de marzo [2019] la considera
responsable de 8,8 millones de muertes prematuras anuales en el mundo, 6.000
de ellas en Francia"

iv Según el Inserm (Instituto nacional de la salud y la investigación
médica), el 17 % o sea la sexta parte de los adultos que viven en Francia
serían obesos
https://www.inserm.fr/information-en-sante/dossiers-information/obesite

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