Estados Unidos/ El Covid-19 y las condiciones de trabajo en un servicio desbordado: El correo al borde del abismo [Jake Bittle]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mar 29 16:12:41 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

29 de marzo 2020

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Estados Unidos



El Covid-19 y las condiciones de trabajo en un servicio desbordado: El
correo al borde del abismo



Jake Bittle *

A l’encontre, 28-3-2020

http://alencontre.org/ameriques/

Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa



El jueves pasado, Charles Martin se presentó en su oficina de correos en
Cincinnati, Ohio, donde trabaja como cartero. Al llegar, se enteró de que un
empleado de la oficina de correos había sido puesto en cuarentena porque
presentaba síntomas de COVID-19.



"Me lo dijo un compañero de trabajo en la oficina, pero la dirección todavía
no ha dado ninguna información", me dijo Martin. "La mitad de la oficina aún
no lo sabe". Sin embargo, Martin sigue trabajando "porque desde el 15 de
marzo, el día en que el gobernador de Ohio decidió el cierre de bares y
restaurantes, la cantidad de paquetes ha ido aumentando".



"Somos un servicio esencial, y por eso tenemos que seguir trabajando", dijo
Martin, "pero en mi oficina hay muchos empleados mayores, y tengo miedo de
que se vean afectados". Hay un cartero que tiene más de 75 años". A partir
del martes 24 de marzo, este cartero y todos los demás de la oficina de
Martin tienen que presentarse al trabajo, por más que muchos de ellos teman
el contacto con colegas y clientes.



Mientras que el coronavirus se propaga por los Estados Unidos, el servicio
postal desempeña un papel esencial -mantener las relaciones en el país-
protegiendo a sus trabajadores y clientes. Y esto no se limita a la
desinfección de locales y objetos o al distanciamiento social: hace tiempo
que muchas oficinas de correos no tienen suficiente personal y el
coronavirus está empujando a una mano de obra sobrecargada hacia el punto de
ruptura. Sin una acción radical a favor de este servicio, el virus podría
ponerlo en peligro en el momento en que más se lo necesita.



*****



El jueves 19 de marzo, la Asociación Nacional de Carteros (NALC en inglés,
un sindicato de carteros) anunció la muerte de Rakkhon Kim, un cartero del
Bronx de 50 años, que murió por complicaciones relacionadas con el COVID-19.
Ese mismo día, al menos 85 trabajadores postales fueron identificados como
posibles víctimas del coronavirus, cuatro veces más de las cifras anunciadas
la semana anterior.



Los empleados del USPS (United States Postal Service) -el servicio  público
de correos de los Estados Unidos, a menudo conocido como "US Mail", su
antiguo nombre, al que Trump ha impuesto una obligación de rendimiento
financiero con la amenaza de privatizarlo - trabajan en oficinas repartidas
por todo el país, tanto en lugares en los que el confinamiento ha sido
adoptado, como la ciudad de Nueva York o el condado de Westchester [uno de
los 62 condados del Estado de Nueva York] hasta ciudades alejadas como
Howell (Georgia) o Troy (Michigan).



La dirección del USPS declaró que estos empleados fueron puestos en
cuarentena, así como a todas las personas que estuvieron en contacto con
ellos, aunque más no fuera unos minutos. Y miles y miles de carteros y
empleados siguen viniendo a trabajar cada día para entregar el correo a
cientos de direcciones diferentes, manipulando miles de sobres, paquetes y
objetos de papel y cartón, en un momento en que las investigaciones empiezan
a afirmar que el virus puede sobrevivir durante varias horas en ese tipo de
materiales.



La rápida propagación del coronavirus tomó por sorpresa a muchos sectores
económicos estadounidenses. Los trabajadores postales dicen que en sus
oficinas de correos y centros de clasificación del correo la respuesta dada
por la dirección ante la epidemia ha sido particularmente lenta e ineficaz.
Media docena de empleados y carteros me aseguraron que la dirección no les
había proporcionado ni jabón, ni toallitas desinfectantes, ni alcohol en
gel, ni guantes.



La semana pasada, la dirección del USPS dictó nuevos protocolos obligando
los empleados a usar guantes y garantizando la entrega de máscaras a todo el
que las solicite. Según estos protocolos, todas las superficies de los
locales y lugares de trabajo deben ser desinfectadas y limpiadas. Pero los
trabajadores postales me aseguraron que no tenían acceso a los productos de
higiene y de protección. Además, dos empleados me dijeron que hasta el lunes
23 de marzo, la dirección de su unidad no había abordado todavía el tema del
coronavirus en las reuniones con los equipos.



"La respuesta es totalmente inadecuada", dijo Lawrence, un conductor del
oeste de Ohio. "Recién el viernes 20 de marzo el tema fue abordado, pero fue
para decirnos que no tenían ningún material de limpieza, ni guantes ni
nada", dijo. "El tema fue tratado como si no estuviera pasando nada
importante."



Jim, un trabajador postal de Colorado, dijo que aunque en su sector todavía
no había muchos casos de coronavirus, pensaba que podía transmitir la
enfermedad durante su reparto.



"En este momento la atención está centrada en el lavado de manos y en la
desinfección, pero el virus se mantiene activo durante mucho tiempo en el
cartón y no contamos con mucho material de desinfección", dijo. "En una
oficina de correos como la nuestra, con un pequeño hall, el correo entrante
podría propagar fácilmente la enfermedad". Mientras que FedEx y UPS
[empresas privadas] tienen nuevas directivas que prohíben a los clientes
tocar los escáneres digitales de los paquetes, en la oficina de Jim, los
clientes siguen firmando al recibir los paquetes y el correo certificado.



En su oficina de correos, dijo, un asistente camina por la cola de los
clientes con un escáner móvil para escanear los paquetes, y los clientes
pueden firmar el escáner con los dedos. El martes 24 de marzo, el estado de
Colorado ordenó el confinamiento. Antes de esta medida, señala, la dirección
de su oficina de correos aún no había tomado en serio la pandemia.



"Reparto el correo en un barrio donde viven muchos ancianos, y suelen ser
los ancianos los que me abren las puertas para intercambiar algunas palabras
o recoger cartas y paquetes. Eso me hace sentir mal, son tan vulnerables",
me dijo esta vez Lawrence.



"Incluso en circunstancias normales, cuando los colegas tienen que tomar una
licencia por enfermedad, siempre es problemático", dice Jim. "Ya sabes que
habrá que hacer horas extras, horarios más largos, cosas así." Si el
coronavirus se propaga entre sus compañeros de trabajo en Colorado, la
presión sobre los que sigan trabajando será aún mayor, probablemente con
empleados y carteros obligados hacer turnos de hasta 12 horas seguidas.



"En estos últimos días, el volumen de los paquetes es casi como en Navidad",
dice Lawrence. "Estamos empezando a recibir envíos de artículos que la gente
ya no puede comprar en los comercios". Sus compañeros de trabajo, dice,
incluso sin que haya  empleados con licencia por enfermedad, ya trabajan al
menos 10 horas al día. El aumento del volumen de los paquetes, por supuesto,
requiere que los empleados y los carteros manejen un peso mayor, lo que
conlleva una fatiga adicional al final de cada jornada de trabajo.



Sasha reparte el correo en una ciudad de Massachusetts donde, según él, las
rondas de los carteros ya habían duplicado de tamaño antes del virus. "Mi
oficina de correos tiene poco personal. De hecho, es así en todas las
oficinas de por aquí. Ya estábamos trabajando con recursos muy
restringidos", dijo, añadiendo que la mayoría de los días su reparto se ve
duplicado. "Como no se puede hacer una nueva ronda de reparto, cada vez que
alguien llama para decir que está enfermo, sabemos que todos vamos a tener
que trabajar horas extras. Si llegara a haber mucha gente enferma,
sinceramente, no sé cómo vamos a hacer".



*****



David Partenheimer, un portavoz del USPS, me dijo: "La seguridad de nuestros
empleados es nuestra principal prioridad. Nos esforzamos para asegurarnos de
que todos tienen lo que necesitan para su seguridad y su salud". Añadió que
el Servicio Postal de los Estados Unidos ha publicado una serie de videos
informativos y conferencias sobre el lavado de manos y el distanciamiento
social, y distribuye máscaras y guantes a los empleados que los solicitan.
También declaró que el USPS había cambiado los procedimientos de firma del
correo para evitar que los clientes tocaran los escáneres alentando a los
carteros a mantener una distancia de seguridad con los clientes (sic).



*****



Los dos sindicatos postales y la dirección de USPS se esfuerzan por
garantizar la seguridad de los trabajadores sin comprometer la misión del
servicio, en momentos en que aumenta la cantidad de trabajadores afectados
por el coronavirus. La semana pasada, el sindicato de clasificadores de
correo y el de carteros firmaron acuerdos con la dirección que permiten a
los empleados tomar días de licencia por enfermedad para cuidar a sus hijos
si éstos no pueden ir a la escuela, una política que también se aplicará a
los empleados temporales o a tiempo parcial. "Los acuerdos también requieren
que los directores de las oficinas de correos flexibilicen sus políticas,
generalmente rígidas, sobre cambios de horario y de turno".



En lo que respecta al futuro funcionamiento, la principal preocupación de
los sindicatos coincide con la expresada por los empleados que entrevisté:
asegurar que las oficinas de correos sigan distribuyendo el correo sin
sobrecargar a los trabajadores.



"Hace falta más personal", dijo Kevin Tabarus, responsable de la sección de
Nueva York del sindicato nacional de carteros (National Postal Mail
Handlers’ Union, NPHMU). "Ya hay un verdadero problema. Por supuesto,
alentamos a nuestros miembros a que se queden en casa si se sienten
enfermos, pero los que pueden trabajar deben trabajar aún más horas. Con los
enfermo, el problema de la falta de personal se agrava y por supuesto, todo
el mundo está trabajando horas extras."



Según Don Sneedly, dirigente de la NPMHU en los estados de Washington y de
Alaska, también falta personal en su región. Don Sneedly dijo que si las
cosas empeoran en Seattle, la Oficina de Correos podría tener que llegar a
declarar el coronavirus como un desastre natural y suspender temporalmente
el trabajo en las oficinas o zonas más afectadas.



El presidente del sindicato de carteros, Paul Hogrogian, dijo que espera que
la dirección y los sindicatos lleguen pronto a un acuerdo que permita a la
empresa postal contratar lo que él llama empleados temporales, a tiempo
parcial y sin beneficios sociales. Sería un acuerdo sin precedentes que
contribuiría a mejorar las condiciones de trabajo en muchas oficinas con
falta de personal. Eso abriría también miles de nuevos puestos de trabajo
para los estadounidenses que han sido despedidos o cuyos empleadores han
tenido que cerrar sus empresas a causa del coronavirus. (La Asociación
Nacional de Carteros, el otro gran sindicato postal, dijo solamente que el
sindicato estaba en "un diálogo permanente con el servicio postal" sobre el
coronavirus).



*****



Los representantes Carolyn Maloney (demócrata de Nueva York) y Gerry
Connolly (demócrata de Virginia) dijeron el lunes 23 de marzo, por la tarde,
que el servicio postal ya había sufrido un fuerte golpe con respecto al
correo tradicional, como revistas y folletos. Sin apoyo financiero directo,
dijeron, la empresa podría llegar a la quiebra en el verano que viene.



La empresa de correos generaría probablemente beneficios si fuera dirigida
como la mayoría de las agencias empresas gubernamentales. Pero la agencia
está obligada a prefinanciar las pensiones jubilatorias con más de 50 años
de anticipación. Este mandato, combinado con la disminución del volumen de
la correspondencia tras la recesión de 2009, ha puesto a la Oficina de
Correos en una situación financiera precaria. Y la recesión económica
causada por el coronavirus pone ahora en peligro la actividad principal. Por
esa razón es que los dos representantes además del plan de rescate económico
presentado en la Cámara, proponen un pago de emergencia de 25.000 millones
de dólares y una disposición especial que le permita pedir un préstamo de
otros 15.000 millones de dólares a corto plazo. Pero la versión final del
proyecto de ley aprobado por el Senado aumentó el límite de préstamo a sólo
10 mil millones de dólares y no tuvo en cuenta el pago de emergencia
propuesto.



Si el Congreso no toma pronto otras medidas para salvar el servicio postal,
el escenario previsto por Maloney y Connolly podría concretarse y las
consecuencias serían desastrosas. Sin un servicio postal en eficaz, no sería
posible repartir medicamentos, materiales médicos y equipos de protección a
los hogares y hospitales de todo el país, especialmente en las zonas más
alejadas. A medida que cada vez más estados y ciudades adoptan el
confinamiento ante el Covid-19, las familias dependen del USPS para recibir
paquetes de alimentos y otros bienes, ya que no pueden ir a los almacenes de
comestibles. Y ahora que el Congreso ha aprobado el plan de 2 billones de
dólares, son los trabajadores del USPS los que van a entregar los prometidos
cheques que muchos estadounidenses necesitan desesperadamente.



"Estamos realmente en la línea del frente", me dijo Tabarus. "Nunca antes
habíamos visto nada igual. El ántrax [el ántrax en las cartas de septiembre
de 2001], por ejemplo, fue algo malo, pero esta crisis es muy, muy mala".

Los trabajadores postales con los que hablé me dijeron que el papel del
servicio postal en la lucha contra el coronavirus va más allá del correo que
clasifican en los centros de distribución y que luego es recogido en
camiones. Me dijeron que durante esta pandemia, lo más importante es que son
los primeros que intervienen cada día, una infraestructura que ayuda a
mantener a la gente conectada entre sí.



"Sí, entregamos medicamentos y equipos esenciales", dijo Jim, "pero somos
también los que vamos a las casas de la gente, vemos cómo se sienten,
llamamos a la puerta y decimos, Hey, ¿estás bien?" Desde siempre, ese ha
sido nuestro papel habitual".



Sasha está de acuerdo con Jim. Sus clientes le han dicho en las últimas
semanas que el hecho de ver su camión de correos delante de su ventana los
tranquiliza, les hace sentir que algo sigue siendo normal. "Nuestras rutas
están cronometradas minuto por minuto", dice. "Todos los días llamamos a la
misma puerta a la misma hora. Hay clientes que nos esperan con impaciencia.
A menudo, es su único contacto humano durante todo el día. Les da un poco de
aire fresco. Todo va mal, pero aún así tenemos la impresión de que hay algo
que funciona con normalidad".



"Nuestro servicio sirve de vínculo a la comunidad", dijo Martin. "Si la
gente ve que seguimos entregando el correo como siempre, tendrá un poco más
de esperanza."



* Jake Bittle es un periodista independiente. Después de sido editorialista
en The Nation, fue el editor de South Side Weekly, un periódico de una ONG
que trabaja en el sur de Chicago. Artículo publicado en The Nation,
27-3-2020:
https://www.thenation.com/article/society/post-office-coronavirus/

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