Perú/ Elección presidencial: candidatos que no convencen a más de 12% de la población. [Elizabeth Salazar Vega[

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Abr 10 14:14:40 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

10 de abril 2021

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Perú

 

Elige a su presidente entre candidatos que no convencen a más de 12% de la
población 

 

Cinco postulantes tienen posibilidades de pasar a segunda vuelta en la
votación de mañana, según las últimas encuestas. 

 

Elizabeth Salazar Vega, desde Lima 

La Diaria, 10-4-2021 

https://ladiaria.com.uy/

 

Por primera vez los peruanos llegarán a las urnas sin tener claro quiénes
son los candidatos con mayores posibilidades de llegar a una segunda vuelta.
Desde que Perú recuperó la democracia, lo habitual es que las encuestas que
se difunden los días previos a los comicios ya perfilen a los dos
postulantes que podrían competir en balotaje, cada uno con 20% o más de
intención de voto y con una marcada distancia del resto de los candidatos.

 

Pero en estas elecciones los sondeos muestran un quíntuple empate técnico,
con una intención de voto muy baja para dirigentes de derecha,
ultraconservadores, populistas y de izquierda, seguidos –por sólo dos puntos
de diferencia– por un par de candidatos que hasta hace unas semanas estaban
mejor ubicados en los sondeos.

 

La campaña electoral, atípica por las cuarentenas y restricciones
sanitarias, despertó un interés tardío en un país que tiene a sus últimos
gobernantes investigados por corrupción y afronta su mayor desplome
económico en las últimas tres décadas, desde que fue golpeado por la
violencia política y la inflación. Perú atraviesa el peor momento de su
segunda ola de infectados por covid-19 y acaba de romper su propio récord de
muertes diarias, con más de 300 en 24 horas.

 

El domingo 4 de abril fue el último día permitido para difundir encuestas en
Perú, según su ley electoral, y hasta entonces mostraban candidatos con
preferencias que apenas fluctúan entre 7% y 12% cada uno. Los puntos que los
separan entre sí coinciden en muchos casos con el margen de error de 2,5%
que tiene este tipo de mediciones. Incluso con la obligatoriedad del voto,
el grupo de indecisos y de quienes aseguran que anularán o dejarán en blanco
su cartilla de votación los supera ampliamente, y llega de 27,2% a 31,5% en
los distintos sondeos.

 

Con esta baja representatividad, parecía que el próximo presidente de Perú
se definiría entre el populista Yohny Lescano, la izquierdista Verónika
Mendoza, el economista de derecha Hernando de Soto, el empresario
ultraconservador Rafael López Aliaga, la hija del exgobernante Alberto
Fujimori, Keiko Fujimori, y el exfutbolista de centroderecha George Forsyth.
Sin embargo, dos recientes encuestas, difundidas por la prensa
internacional, añaden un séptimo personaje a la escena: el profesor Pedro
Castillo, quien ha desplazado a López Aliaga y Forsyth en la lista de los
cinco primeros.

 

Ninguno de ellos ha tenido un rol predominante en la representación
ciudadana de los últimos años. Tampoco han surgido de organizaciones
políticas con base social.

 

Para el politólogo de la Universidad Católica de Perú Fernando Tuesta
Soldevilla, la actual oferta electoral es producto del voto fragmentado y
del desinterés por la política, y hasta el mismo día de las elecciones no es
posible adelantar proyecciones. “La pandemia ha dejado un Estado perforado y
una ciudadanía frustrada ante la respuesta de los políticos, por lo que se
muestra poco interesada en las elecciones. A eso se agrega una oferta de 18
candidaturas, la más numerosa que se recuerda. Lo único cierto es la
incertidumbre, pues las décimas de diferencia entre un postulante y otro
impide interpretar las encuestas”, sostiene.

 

Por su parte, la politóloga Denise Rodríguez Olivari considera que esta
fragmentación política es el peor escenario para un país que necesita elevar
sus niveles de empleo, reducir la pobreza y enfrentar la crisis sanitaria.
“Es inaudito, nunca antes visto, que ningún candidato pase una valla de 20%.
Es preocupante porque aquellos que pasen a la segunda vuelta van a tener que
pelear por tener una legitimidad en la población”.

 

Discursos y desinformación

 

De los cinco postulantes con mayores posibilidades de llegar a una segunda
vuelta, quien se mantuvo arriba en las intenciones de voto hasta el domingo
4 de abril es Yonhy Lescano, de Acción Popular, el único partido histórico
que se posicionó en la contienda, pero cuya dirigencia está fraccionada en
cuatro vertientes, con diferentes líderes y objetivos. Las encuestas de esta
semana lo posicionan en el segundo o tercer lugar.

 

En noviembre de 2020, una de estas ramificaciones promovió la salida del
cargo del entonces presidente Martín Vizcarra y logró, junto con otras
fuerzas políticas, colocar a su militante Manuel Merino al mando de un fugaz
gobierno. Estos hechos derivaron en protestas que fueron reprimidas con
violencia y terminaron con la muerte de dos jóvenes, y aunque el ahora
candidato se opuso a esa toma de mando, no ha podido evitar que su partido
blinde a Merino y sus aliados.

 

Lescano ha sido congresista por 18 años, tiempo en el que se hizo conocido
por sus propuestas para reformar el sistema de pensiones y sus
enfrentamientos contra el APRA y Fuerza Popular, agrupaciones políticas
vinculadas con actos de corrupción y que tuvieron mayoría en el Parlamento.

 

Su discurso mezcla propuestas de izquierda en el ámbito económico con una
postura conservadora en lo social, por ejemplo en la legalización del aborto
y la marihuana. Pero también incluye anuncios populistas respecto de la
distribución de la riqueza, su ofrecimiento de traer de regreso el Monitor
Huáscar, la embarcación que Perú perdió durante la guerra con Chile, o su
afirmación de que la sal y el aguardiente de caña de azúcar sirven para
tratar la covid-19.

 

Por su parte, Rafael López Aliaga es un empresario de extrema derecha que ha
recurrido a la polarización y a los discursos de odio como herramientas de
campaña electoral. Esto se suma a insultos, mentiras y su negación de la
ciencia en las medidas contra la pandemia. Las redes sociales le han servido
para amplificar teorías de conspiración en las que vincula a sus opositores
con el comunismo global y la corrupción que tejió la constructora brasileña
Odebrecht. Pero también para amenazar al periodismo y extender campañas de
desinformación sobre la igualdad de género, la comunidad LGBTI y el acceso a
derechos sexuales y reproductivos.

 

La imagen de empresario exitoso que se atribuye a sí mismo no se condice con
las pérdidas millonarias en sus negocios y las cuantiosas deudas tributarias
que él insiste en negar. Se presenta como un candidato nuevo, pero ha sido
regidor de la Municipalidad de Lima cuando la alcaldía estaba en manos de
Luis Castañeda Lossio, fundador del partido Solidaridad Nacional, y hoy
investigado por la presunción de que recibió dinero de la constructora
brasileña OAS.

 

Precisamente, Solidaridad Nacional es la agrupación política por la que se
postula López Aliaga. Le cambió el nombre por Renovación Popular y la vistió
con el color celeste de los movimientos ultraconservadores para captar a los
grupos provida y profamilia. Su retórica antiderechos y de religiosidad
extrema ha logrado sumar a los votantes más radicales que apoyaban a su
contendora, Keiko Fujimori. Incluso lleva a pastores y líderes religiosos en
su lista al Congreso.

 

El rápido ascenso que protagonizó en marzo, y que lo colocaba en segundo
lugar, se revirtió en las últimas encuestas de abril y ahora aparece en
quinto y hasta sexto puesto. Para el politólogo Fernando Tuesta, es difícil
determinar si su baja se debe al débil desempeño que demostró en los
recientes debates electorales, donde optó por leer respuestas preelaboradas.

 

“Al candidato Hernando de Soto tampoco le fue bien en el debate, pero es el
que más ha crecido en las preferencias electorales. El problema es que estas
subidas y bajadas son en realidad décimas de puntos, representan un
porcentaje muy pequeño en la intención de voto, así que tampoco nos pueden
ayudar a definir quién realmente está liderando el grupo. Son las elecciones
con mayor incertidumbre de la historia, nadie está seguro de pasar a la
segunda vuelta”, sostiene Tuesta.

 

Candidatos de derecha e izquierda

 

En efecto, quien mostró un repunte sorpresivo fue el representante del
partido Avanza País, Hernando de Soto. El economista ha construido su imagen
por medio de su Instituto Libertad y Democracia y sus proyectos sobre
titulación de tierras y promoción del libre mercado. Tiene una larga lista
de menciones y reconocimientos internacionales, pero también de asesorías a
gobiernos cuestionados, como los de Alberto Fujimori y Alan García en Perú,
y de los que lideraron en su momento Hosni Mubarak en Egipto y Muamar Gadafi
en Libia.

 

Su cercanía al fujimorismo lo llevó a respaldar la campaña electoral de
Keiko Fujimori en 2011 y a sumarse a su equipo de consultores cuando ella
volvió a postularse a la presidencia en 2016. Las encuestas señalan que su
principal respaldo proviene de la capital y de los niveles socioeconómicos
más pudientes, sobre todo de jóvenes de 18 a 25 años. De Soto ha sido
cuestionado por su discurso clasista al subestimar a los sectores más
vulnerables respecto de su comprensión sobre la política.

 

Pese a sus pergaminos, De Soto ha presentado al Jurado Nacional de
Elecciones un plan de gobierno de una sola página, en la que no desarrolla
ningún eje de acción, y se ha aliado con un personaje de la farándula, el
actor y presentador de televisión Andrés Hurtado, para empatizar su discurso
con los votantes más pobres. Además, pese a que se vacunó gratuitamente
contra la covid-19 en Estados Unidos, anunció que en un eventual mandato
suyo, en Perú este proceso sería entregado al sector privado.

 

La última candidata de derecha es, precisamente, su exaliada Keiko Fujimori,
quien por tercera vez intenta llegar a la presidencia de Perú con el partido
Fuerza Popular. Desde el año pasado ella se encuentra con libertad
restringida por mandato judicial, como parte del proceso que se le sigue por
presuntamente recibir dinero de la empresa brasileña Odebrecht para
financiar sus campañas electorales.

 

En marzo, la Fiscalía del Equipo Especial Lava Jato formalizó la acusación
en su contra por los delitos de crimen organizado, lavado de activos,
obstrucción de la Justicia y fraude, y pidió 30 años de prisión para la
dirigente. El expediente contiene las confesiones de 14 implicados que
brindaron información sobre el esquema que se empleó para ocultar el dinero.
Si la Justicia valida las evidencias, es posible que comience un juicio
oral.

 

Pese a que su porcentaje de aceptación se incrementó en las últimas semanas
y, según las últimas encuestas, ahora lidera las preferencias, Fujimori se
mantiene como la candidata que genera más rechazo: 55%. Su campaña política
apuesta por la lucha contra la inseguridad ciudadana bajo el lema “mano
dura” e incluye videos y mensajes que rememoran la gestión de su padre, el
expresidente Alberto Fujimori, preso por corrupción y violaciones a los
derechos humanos. Además, la dirigente nombró jefe del Programa de
Reactivación Económica a Jorge Baca Campodónico, un exfuncionario del
gobierno fujimorista en los 90 que fue sentenciado por malversación de
fondos y soborno.

 

Otra de las candidatas a la presidencia es Verónika Mendoza, representante
de la coalición de izquierda Juntos por el Perú, que fue congresista de 2011
a 2016. Esta es la segunda vez que Mendoza se postula al cargo. Antes lo
hizo por el Frente Amplio, agrupación que se quebró tras llegar al
Parlamento. Su plan de gobierno es más detallado que el de los otros
candidatos mencionados, y su discurso incluye medidas de corto plazo para
atender la pandemia. Sus rivales cuestionan este plan de gobierno por
observar el rol del Banco Central y contemplar la ampliación del gasto
público para dar bonos y generar empleo con proyectos estatales.

 

Luego de estos cinco postulantes aparecía el exfutbolista de centroderecha
George Forsyth, del partido Victoria Nacional. Su imagen política se forjó
cuando ejerció como alcalde distrital, encabezando operativos contra la
delincuencia y la informalidad. Abandonó ese cargo a menos de dos años de
asumirlo, para postularse a la presidencia.

 

Forsyth, un declarado amante de los vehículos de alta gama, obtuvo casi todo
su patrimonio vehicular por donaciones y regalos de empresarios, aun cuando
ejercía como autoridad municipal. Su plan de campaña es uno de los más
completos entre los 18 partidos que aspiran a la presidencia, y ha sido
elaborado por su segundo vicepresidente, Jorge Chávez Álvarez, quien también
preparó la hoja de ruta para el gobierno de Alberto Fujimori. En total, 12
de sus postulantes al Congreso fueron militantes o candidatos del
fujimorismo en años anteriores.

 

Fue el candidato que aglutinó la mayor intención de voto en la primera etapa
de la contienda; sin embargo, según los últimos sondeos de Datum e Ipsos,
Forsyth ha sido desplazado al séptimo lugar, y quien ha dado un salto en
intención de voto es el profesor Pedro Castillo, del partido de extrema
izquierda Perú Libre, que se posiciona en un segundo y tercer lugar. Fue
dirigente de la huelga magisterial de 2017 y su apoyo proviene,
principalmente, de la sierra sur del país, cuyas demandas sociales han sido
relegadas por años.

 

En su plan de gobierno propone una nueva Constitución, desactivar el
Tribunal Constitucional, revisar los acuerdos comerciales y anular las
concesiones viales. También está en contra de la legalización del aborto y
de la inclusión del enfoque de género en el currículo escolar. El fundador
de su partido es el exgobernador regional Vladimir Cerrón, condenado por
corrupción.

 

El próximo presidente o presidenta de Perú recibirá un país desesperado por
medidas ante la crisis económica y la pandemia, pero también un Congreso
fraccionado. Estos partidos políticos, de constitución precaria y disímiles
entre sí, ocuparán bancas en el nuevo Parlamento junto a otros más pequeños
que conseguirán pasar la valla de 5%, y con todos ellos el nuevo gobierno
deberá buscar un consenso.

 

“Ya hemos visto cuáles son las consecuencias de tener un bloque mayoritario
obstruccionista y muchos grupos pequeños que pueden promulgar leyes que ni
siquiera son constitucionales o, incluso, derivar en una crisis como la
vivida en noviembre de 2020. Es preocupante para el próximo presidente y
para las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo”, añade Rodríguez
Olivari.

 

El país ha sido testigo de cómo esta falta de respaldo político ha
propiciado censuras, renuncias y hasta una vacancia presidencial. Una
confrontación que agudizará las necesidades de la ciudadanía.

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