Uruguay/ Sin recuperación: cayeron el empleo y el ingreso de los hogares [INE - La Diaria]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Feb 22 13:49:12 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

22 de febrero 2021

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Uruguay

 

El mercado laboral: balance de 2020 y perspectivas para 2021 

 

La recuperación del mercado laboral sufrió una interrupción durante el mes
de diciembre, en línea con el deterioro de la situación sanitaria que tuvo
lugar en el último tramo del año. ¿Cómo cerró el balance 2020 y qué podemos
esperar hacia adelante?

 

La Diaria, 22-2-2021 

https://ladiaria.com.uy/

 

Los datos divulgados el miércoles por el Instituto Nacional de Estadística
(INE) evidenciaron una interrupción en la recuperación del mercado laboral
durante diciembre, en línea con el deterioro de la situación sanitaria que
tuvo lugar en el último tramo del año.

 

En este sentido, las estimaciones puntuales para la tasa de actividad y
empleo cayeron en relación a noviembre. La primera cerró el año en 61,3% y
la segunda en 54,1% de la población en edad de trabajar. Esto representa una
caída de 0,4 puntos porcentuales (p.p.) y 0,1 p.p., respectivamente.

 

Como la caída de la oferta laboral fue más pronunciada que la caída de la
demanda, la tasa de desempleo se retrajo, pasando de 10,9% a 10,5% de la
población económicamente activa. Esto significa que fueron 186.000 los
desocupados a diciembre. En efecto, el desempleo bajó en diciembre. Sin
embargo, haciendo abuso del lenguaje, no fue por “buenas razones”. En otras
palabras, pese a que el empleo se deterioró en términos mensuales, la
reducción de la cantidad de personas activas en el mercado laboral fue mayor
en términos relativos. Esto significa que la contracción de la tasa de
actividad volvió a operar como un amortiguador para contener la escalada de
la tasa de desempleo. 

 

La comparación mensual de las estimaciones puntuales para cada indicador
representa un primer abordaje a la problemática, pero es superficial y puede
conducir a errores de interpretación y conclusiones equivocadas. Los datos
relevados mes a mes tienen “mucho ruido” y un intervalo de confianza no
menor; no es bajo el margen de error. Por ejemplo, si bien la estimación
puntual pautó un desempleo de 10,5% en diciembre, el intervalo de confianza
se extiende entre 9,6% y 11,4%. Dado que todos los meses sucede lo mismo, el
resultado termina siendo esa suerte de “efecto electrocardiograma” que se
aprecia en los respectivos gráficos. Obviamente, esto dificulta la correcta
interpretación de la tendencia. Para depurar esos efectos estacionales y/o
factores irregulares, los economistas suelen extraer la “tendencia-ciclo” de
cada indicador, que arroja una señal más estable sobre su evolución. Dicho
de otra manera, le saca el ruido mensual a la serie y la deja más limpita
para su interpretación.

 

Siguiendo esta línea, el empleo interrumpió la recuperación que gradualmente
venía mostrando desde el piso de abril, al tiempo que el desempleo mantuvo
su trayectoria alcista (amortiguada por la caída de la tasa de actividad).
De esta forma, como era esperable, el deterioro de la situación sanitaria
hacia el cierre del año tuvo su correlato en la dinámica del mercado laboral
(pese a que el desempleo bajó).

 

Esto también se desprende del análisis de los indicadores adicionales
divulgados por el INE desde que comenzó la pandemia. Uno de ellos refiere a
la incidencia del teletrabajo, cuyas implicancias fueron analizadas
detalladamente en la nota publicada el 18 de enero (“Panorama complejo al
comienzo de 2021”). A este respecto, y por tercer mes consecutivo, se
registró un aumento en la proporción de los ocupados que desempeñan sus
tareas de forma remota. 

 

A nivel geográfico, la incidencia del teletrabajo en Montevideo triplicó la
del interior en el último mes del año (18% y 6,5% respectivamente). Esos
registros alcanzaron su pico máximo en abril (29,8% para Montevideo y 12,2%
para el interior), luego bajaron de forma sostenida hasta octubre y desde
ahí volvieron a repuntar en el último bimestre. Si se analiza por nivel
educativo, uno de cada tres ocupados con educación terciaria completa
terminó el año teletrabajando. Ese guarismo llegó a alcanzar al 60% durante
el mes de abril. En contraposición, entre los menos calificados la
incidencia del teletrabajo nunca superó el 1% durante 2020. Este es uno de
los factores principales detrás del impacto asimétrico que tiene esta
crisis: el trabajo a distancia tiene sesgo hacia la alta calificación y por
eso profundiza inequidades preexistentes. Por último, al mirar la dinámica
del teletrabajo por sectores de actividad, se destacaron información y
comunicación, y actividades financieras y de seguros (50,4% y 40,8% en
diciembre respectivamente).

 

Otro indicador relevante para analizar la dinámica laboral en el marco de la
pandemia es la proporción de ocupados ausentes (aquellos que, a pesar de no
haber trabajado en la última semana, mantienen el vínculo con su puesto). En
este caso, el dato de diciembre pautó el primer incremento registrado desde
abril. Concretamente, los ocupados ausentes aumentaron 1,4 p.p. en
diciembre, cerrando el año en el entorno de 7% del total (en abril fueron
24%). Depurado de los trabajadores que se encontraban de licencia, uno de
los motivos tradicionales de ausencia en el mundo prepandemia, el aumento
estuvo ligado a las ausencias por “poco trabajo o mal tiempo” (1,5% del
total de ocupados y 22% de los ausentes) y por “suspensión y cuarentena por
covid-19” (0,5% del total de ocupados y 18,1% de los ausentes). 

 

Balance 2020: caída del empleo superó la registrada durante los cinco años
previos

 

En el promedio anual la tasa de empleo se ubicó en 54,3%, 2,4 p.p. por
debajo de la registrada en 2019. Esto implica que aproximadamente 60.000
personas perdieron su trabajo durante 2020. El desempleo, por su parte, dio
cuenta de un aumento de 1,4 p.p., que llevó la tasa hasta 10,3%.

 

Como fue mencionado, este incremento estuvo mitigado por el repliegue de la
participación laboral: la tasa de actividad pasó de 62,2% a 60,5% entre 2019
y 2020. Como ejercicio meramente ilustrativo, si la participación en el
mercado de trabajo se hubiese mantenido constante en el nivel de 2019, el
desempleo habría sido cercano a 13% durante el año pasado. 

 

Cabe notar que el deterioro del mercado laboral no se restringe a la
pandemia. Por el contrario, la economía ya venía mostrando crecientes
dificultades para generar empleos desde hacía varios años. En este sentido,
entre 2015 y 2019 se perdieron un poco más de 50.000 puestos. En efecto, la
comparación de las cifras deja en evidencia la magnitud del golpe que supuso
la pandemia para el empleo en nuestro país. 

 

El impacto desigual sobre el empleo

 

Esta crisis, más que cualquier otra, tiene impactos asimétricos muy
diferenciados sobre la población y el mercado de trabajo. Por ejemplo, la
incidencia de la informalidad cayó en 2020 de 24,9% a 22,2%. Esto puede
parecer contraintuitivo, pero lo que indica no es que se hayan logrado
avances en la formalización durante los últimos meses, sino que pone en
evidencia que el sector informal fue el más golpeado por la pandemia. En
promedio, la caída de los puestos cotizantes en BPS superó los 22.000 (casi
40.000 en la comparación interanual al último trimestre)

 

A nivel geográfico, los datos de empleo muestran un mayor impacto en el
interior del país con respecto a Montevideo. En el primer caso el indicador
cayó 2,6 p.p. y en el segundo se redujo 2,0 p.p. Concomitantemente, y de
manera análoga, el desempleo registró un mayor aumento en el interior que en
la capital (ubicándose en 10,9% y 9,0% respectivamente).

 

Si se analiza por género, el deterioro relativo del empleo fue mayor para
los hombres. Sin embargo, las mujeres experimentaron un mayor incremento del
desempleo dada la dinámica diferenciada en lo que hace a la participación
laboral. Por un lado, la tasa de empleo se ubicó en 62,1% y en 47,1%
respectivamente. Esto representa una caída anual de 2,8 p.p. para los
hombres y de 1,9 p.p. para las mujeres. En la órbita del desempleo, el
balance 2020 dejó las tasas en 8,6% y 12,4% respectivamente. La primera
(hombres) aumentó 1,3 p.p. y la segunda se incrementó 1,7 p.p. Más allá del
impacto asimétrico de la crisis, los datos evidencian las diferencias
estructurales que caracterizan el vínculo de hombres y mujeres con el
mercado laboral.

 

Además, como destacó CEPAL, la pandemia generó un aumento de la demanda de
cuidados que derivó en una enorme salida de las mujeres de la fuerza laboral
en la región. De acuerdo al organismo, la tasa de desempleo femenina sería
de 22,2% en 2020 (si se asume la misma tasa de participación del 2019), lo
que implica 12,6 p.p. en comparación interanual. En efecto, el golpe de la
crisis fue mayor para las mujeres y acentuó desigualdades históricas.

 

Ingresos de los hogares caen durante el último año

 

La caída del empleo coincidió con la contracción del salario real (la
pérdida de poder adquisitivo fue, en promedio, 1,7% en 2020), profundizando
el retroceso de los ingresos medios de los hogares. Los ingresos, que ya
habían caído durante los dos años previos, se ubicaron 7,1% por debajo del
nivel que tenían en 2019. Esta caída fue mayor en el interior del país
(-8,0%) que en Montevideo (-6,1%). 

 

Como ocurrió con el resto de los indicadores del mercado laboral, los
ingresos exhibieron dinámicas dispares durante el correr del año. El peor
momento fue abril, cuando el desplome interanual superó el 13%. Desde ahí, y
con una lógica dispar, las caídas se fueron moderando para cerrar el año con
un retroceso de 4,6% frente a diciembre 2019. 

 

Perspectivas 2021

 

El mercado laboral logró procesar una leve recuperación luego del profundo
golpe que recibió durante el segundo trimestre. No obstante, hacia el cierre
del año esa dinámica fue perdiendo fuerza y se interrumpió durante el último
mes, en línea con el deterioro de la situación en el frente sanitario. 

 

Si bien se espera un rebote de la actividad económica para este año, no será
suficiente para recuperar el terreno perdido durante la pandemia. En otras
palabras, la recuperación del empleo será más lenta y diferida en el tiempo:
los empleos perdidos durante el año pasado se recompondrían sólo
parcialmente. Además de lo que suceda con el frente sanitario y la llegada
de las vacunas, la próxima negociación colectiva y las medidas que
eventualmente puedan desplegarse para estimular el empleo serán
determinantes para la recomposición del mercado. En cualquier caso, es
esperable que este año el desempleo permanezca por arriba de 10% y que no se
recuperen los niveles de empleos previos a la pandemia. 

 

Al respecto de la trayectoria del desempleo, es importante destacar que la
proporción de inactivos disponibles para trabajar se ha mantenido elevada
(casi 68.000). Al momento, estas personas no son desempleadas porque
estrictamente no están buscando trabajo de forma activa, pese a que se
encuentran disponibles para hacerlo. Dentro de este universo, más de 14%
declaró que no buscó por la coyuntura de la pandemia (lo que representó un
incremento de 6,4 p.p. en relación a noviembre) y casi 16% señaló que buscó
antes, no encontró y dejó de buscar. A medida que las perspectivas mejoren,
la reincorporación de estas personas a la búsqueda activa de empleo supondrá
una presión alcista sobre el desempleo. Hay que recordar que el desempleo
permanece amortiguado justamente por el repliegue de la oferta (tasa de
actividad). A medida que esta se recupere, el número de desempleados podrá
ir en aumento.

 

Lo mismo sucede con los ocupados ausentes, que mantienen un vínculo más
inestable con su puesto de trabajo. Por ejemplo, de los ocupados que estaban
ausentes en noviembre, 7,5% perdió su empleo al cierre del año: 2,5% pasó a
la desocupación y el restante 5% a la inactividad. 

 

Según los analistas consultados por el Banco Central en diciembre, la tasa
de empleo se situaría por debajo de los niveles de 2019 al menos hasta 2022.
En el caso del desempleo, la mediana de las respuestas indica una tasa
promedio de 10% para este año. Análogamente, si bien se espera cierta
recomposición de los ingresos de los hogares, la lenta recuperación prevista
para el empleo y las perspectivas para el salario real no sugieren que se
pueda recomponer lo perdido en el corto plazo.

 

¿Qué dicen los datos del BPS sobre la situación en enero de 2021?

 

Los datos del Banco de Previsión Social (BPS) permiten ir adelantándonos a
la dinámica más reciente mediante la evolución de los beneficiarios del
subsidio por desempleo. Según la Asesoría General en Seguridad Social, el
mes pasado se registró una ligera caída en términos mensuales.
Concretamente, fueron 76.590 los beneficiarios en enero. Esto equivale a una
caída de 1% (773 personas). Así, luego del descenso que se registró a partir
del pico de mayo (casi 190.000), los últimos tres datos muestran cierta
estabilidad. 

 

En relación a diciembre, la caída estuvo asociada principalmente a la
disminución de aquellos beneficiarios por causal reducción (-7,6%; 1.100
personas menos), que más que compensaron el aumento de los beneficiarios por
causal suspensión (1,6%; 500 personas más). Los beneficiarios por causal de
despido, por su parte, se mantuvieron relativamente estables en la
comparación mensual. 

 

Por sector de actividad, las mayores caídas mensuales se registraron en
comercio (6,9%), transporte y almacenamiento (6,2%) e industria
manufacturera (3,9%). En contraposición, los beneficiarios aumentaron más en
enseñanza (23,1%) y construcción (7,75). Si se compara con enero 2020, los
beneficiarios aumentaron 59%. El comercio y los servicios de alojamiento y
comida fueron las actividades que más contribuyeron al crecimiento del
indicador. Por último, cabe notar que en enero 45% de los beneficiarios
corresponden a Montevideo. Le siguen Canelones (15,4%), Maldonado (6,9%),
Salto (4,4%), Paysandú y Colonia (3,8%).

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