México/ El gobierno regresivo de AMLO [Editorial]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Ene 5 23:44:21 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

5 de enero 2021

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México



El gobierno regresivo de AMLO



Editorial – Liga de Unidad Socialista (LUS)

Ciudad de México, enero 2021



“La pandemia nos viene a la Cuarta Transformación como anillo al dedo”,
esta, para decir lo menos, desafortunada declaración del presidente Andrés
Manuel López Obrador (AMLO) allá en los lejanos primeros días del inicio de
la pandemia del coronavirus parece del todo olvidada a principios del nuevo
año 2021, en el cual su gobierno cumple sus dos primeros años. Según las
encuestas de fin de año promovidas por equipos más o menos favorables al
presidente (la de Mitofski, la de Reforma, la de El Financiero-Bloomberg y
otras más) todas ellas le dan altos niveles de aprobación popular de
porcentajes por arriba del 60 por ciento, aunque algunas rebasando con
creces en su afán partidista llegan a darle un nivel de aprobación superior
al 80 por ciento (¡sic!). El hecho no deja de sorprender y exigir una
explicación que vaya más allá de las columnas diarias de politiquería de los
medios.



¿Cómo es posible que AMLO sea considerado tan favorablemente siendo que el
país ha atravesado precisamente durante esos dos años por una de las peores
crisis de su historia reciente, una triple crisis económica, social y
sanitaria en la cual su gobierno ha seguido un curso errático y en algunos
casos claramente desastroso? Una rápida recapitulación nos dice que en 2019
se profundizó el estancamiento económico y en 2020 México sufrió la mayor
depresión en 90 años (un índice negativo de 9 por ciento), con los millones
de nuevos desempleados que ello ha implicado, años que han experimentado una
violencia mayor que los gobiernos de sus predecesores en homicidios, en
feminicidios, en asesinatos de periodistas, en sufrimientos de mujeres, de
personas adultas, de indígenas, de campesinos, de grupos minoritarios
estigmatizados por su orientación sexual; que es cada vez más amenazante el
creciente apoyo gubernamental en las fuerzas militares en un grado nunca
antes visto (prácticamente exonerando al general Salvador Cienfuegos al
poner en resguardo durante cinco años los pormenores de los informes de la
DEA sobre sus crímenes para juzgarlo); que la Fiscalía (FGR) proteja a su
hermano Pío, uno de sus operadores favorito y conduzca su “campaña contra la
corrupción” de los ex presidentes Calderón y Peña Nieto de tal forma que es
evidente que no se trata de una real campaña por hacer justicia sino de una
operación de simple diversión política.



Pero es en el manejo de la pandemia en donde la conducta del gobierno de
AMLO se ha mostrado a la par con la de la mayoría de los gobiernos del
mundo: gobiernos capitalistas confrontados ante la contradicción que los
desgarra de atacar adecuada y radicalmente los efectos mortíferos de la
pandemia sin afectar al mismo tiempo el curso normal de los negocios
capitalistas cuyas ganancias no permiten cierres y confinamientos necesarios
para la salud pública. Contradicción que estuvo presente en forma notable
cuando los gobiernos tanto federal como de la Ciudad de México desestimaron
claramente las señales del segundo brote que se presentó en noviembre para
permitir la realización comercial del “Buen Fin” exigido por los negocios
capitalistas. El precio no pudo evitarse y el resultado fue el confinamiento
mayor de los días decembrinos de fin de año.



México ocupa el deshonroso cuarto lugar en el mundo con los más de 122 mil
muertos y cerca de 1.5 millones de casos confirmados de la enfermedad. Y
todo debido a la decisión del gobierno de AMLO de hacer prevalecer los
negocios capitalistas en detrimento de las necesidades sanitarias que exigen
una inmediata satisfacción y de evadir la realidad de la amenaza
catastrófica de la pandemia que no puede enfrentarse con los recursos
escatimados para la realización de pruebas clínicas a una gran parte de la
población, una inversión especial y extraordinaria en la contratación de más
personal sanitario, mejores retribuciones a los héroes que combaten hoy en
la primera línea a la enfermedad, más y mejores medicamentos y la
construcción de más hospitales. (El informe de Hacienda señala que el gasto
anual en el sector salud en 2020 fue menor al de 2019. La Jornada,
02.01.2021). El gobierno de la 4T no comprende que una sociedad azotada por
una pandemia como la actual nunca podrá tener una economía sana. La
politización descarada de la compra de las vacunas no será la pronta
solución al problema colosal de la pandemia pues transcurrirán meses para
vacunar a toda la población necesitada y además los resultados de la misma
no serán tampoco inmediatos.



El gobierno de AMLO no puede comprenderse ni sus emanaciones tóxicas sin
comprender lo que sucede en las profundidades sociales de las clases.
Tampoco es posible comprenderlo sin recurrir a la teoría y a la práctica
ideológicas y políticas reconocidas, sería como inventar en cada coyuntura
nuevos conceptos. La trasmisión del conocimiento humano exige aprender de
las experiencias pasadas, no se puede renunciar a ellas. Los nuevos
fenómenos tienen su historia. El obradorismo no puede ser comprendido sin lo
sucedido con la experiencia fallida de la “transición democrática” de
2000-2018, un ensayo por establecer una democracia burguesa, protagonizada
por el PRIAN (PRI-PAN) . Los capitalistas dominantes, los amos de México,
nacionales y extranjeros, se dieron cuenta que no podían forzar la
supervivencia del proyecto del PRIAN cuyo fracaso creó una peligrosa
exacerbación de las contradicciones de clase. Se vieron entonces obligados
de tolerar para preservar sus propiedades, la dominación cada vez menos
controlada de un aparato policial y militar en cuya cumbre se coloca “un
salvador” cuya tarea es prevenir las explosiones de la sociedad burguesa.
Esa situación es la que produce los bonapartismos. La historia política
mexicana del siglo XX ya había mostrado con creces el funcionamiento de este
tipo de dominación política. Por supuesto se trata del largo imperio del
PRI. No debe por tanto sorprender lo que pasa actualmente con el
obradorismo. Ya en sus fases finales el priismo mostró sus características
claramente reaccionarias contradictorias con sus orígenes “revolucionarios”,
en especial de la época de Lázaro Cárdenas.



La superación de estas situaciones bonapartistas tóxicas cada vez más
contradictorias de la lucha de clases se dará con el surgimiento de una
población de trabajadores con conciencia de clase, de un pueblo que no
deposite su destino en las manos de un caudillo, de un guía salvador, sino
en sus propias fuerzas con confianza en sí mismo. La justificación barata
del presidente y sus seguidores de que todavía padecemos los estragos del
legado desastroso de los nefastos gobernantes del PRIAN apenas cubre la
situación de un gobierno que sigue manteniendo el régimen de la llamada por
el propio AMLO en sus largas campañas electorales, la “mafia del poder”.

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