Túnez/ El resurgimiento del levantamiento político. [Thierry Brésillon]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Ene 26 00:13:57 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

26 de enero 2021

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Túnez



Esta ola de violencia es un levantamiento político



Desde el viernes (15 de enero), Túnez ha sido escenario de disturbios en los
barrios populares de casi todas las ciudades del país. ¿Simples actos de
delincuencia o resurgimiento de una protesta política diez años después de
la revolución?



Thierry Brésillon *

Middle East Eye, 19-1-2021

https://www.middleeasteye.net/fr/

Traducción de Alberto Nadal – Viento Sur

https://vientosur.info/



Los barrios populares se invitaron a la celebración del décimo aniversario
la huida del presidente Ben Ali el 14 de enero, y el malestar social
anunciado durante meses como inevitable terminó produciéndose.



¿Quería el gobierno evitar que el recordatorio de los acontecimientos de
2011 fuera la chispa en un barril de pólvora decretando un confinamiento
completo de cuatro días, del jueves 14 al lunes 18 -llamado el
"puente-finamiento" por usuarios de Internet con sentido del humor- con
cuestionable eficacia sanitaria? En este caso, ha fracasado.



En lugar del triste desfile ritual en la avenida Bourguiba en Túnez (teatro
del último acto de la insurrección frente al Ministerio del Interior), donde
payasos cansados tratan de entretener a los mirones después del desfile de
las organizaciones políticas, una ola de violencia nocturna se ha extendido
por la mayoría de las ciudades del país.



Desde la noche del viernes los enfrentamientos entre la policía y los
jóvenes en los barrios populares se han extendido como una mancha de aceite:
neumáticos quemados para bloquear las calles, saqueo de tiendas, ataques a
edificios públicos o sucursales bancarias, lanzamiento de piedras a
vehículos de las fuerzas del orden...



La respuesta securitaria parece, por el momento, avivar las llamas. Los
manifestantes son golpeados, 632 han sido arrestados según el Ministerio del
Interior, incluyendo personas acusadas de "incitar" a disturbios en las
redes sociales, se han producido redadas policiales en barrios inundados de
gases lacrimógenos y el ejército ha sido desplegado en las provincias de
Sousse, Kasserine, Siliana y Bizerta.



Vehículos blindados de la Guardia Nacional patrullaban las calles de Hay
Tadhamon, uno de los barrios populares más grandes de los suburbios de Túnez
el lunes por la noche.



La respuesta también es mediática: la mayoría de las y los comentaristas
describen los disturbios como actos de pura delincuencia y vandalismo debido
a sus objetivos y la corta edad de los manifestantes, la mayoría de los
cuales son menores de edad.



La corrupción y la pobreza en el origen de la ira



¿Político o criminal? El debate es un tema recurrente ante los disturbios
sociales sin demandas explícitas. La descalificación de las manifestaciones
es obviamente el medio para justificar el uso de la fuerza e inhibir la
empatía por sus víctimas.



También permite a las organizaciones reclamar el monopolio de la palabra y a
las y los historiadores limitar su mirada a las esferas superiores de la
sociedad.



"Los movimientos de protesta tienen lugar durante el día, ante los lugares
de soberanía", planteó Walid Hakima, portavoz de la Dirección General de
Seguridad Nacional, a los informativos de televisión el sábado por la noche.



Pero, por naturaleza, las revueltas no se ordenan sabiamente dentro del
marco definido por la ley. Que una clasificación penal pueda aplicarse a un
acto no excluye su importancia política. Sin embargo, en el movimiento
actual, ésta salta a la vista.



Por sus causalidades primero. La geografía periurbana de los disturbios
designa áreas en las que la economía informal y el trabajo precario son las
fuentes esenciales de ingresos, precisamente las más empobrecidas por el
confinamiento.



En esta economía de supervivencia, el robo tiende a convertirse en una
fuente de apoyo. Un nuevo confinamiento, incluso de corta duración, y un
toque de queda más estricto exacerban aún más estas dificultades.



Las relaciones históricamente tensas entre la policía y la juventud en los
barrios populares solo pueden deteriorarse.



La respuesta policial a las protestas de los jóvenes forofos del Club
Africano la semana anterior se sumó al contencioso.



La agitación de la clase política que ha sido impotente durante diez años a
la hora de cumplir las promesas de igualdad, probidad y dignidad de la
revolución añade motivos para la desconfianza hacia el Estado y la pérdida
de confianza en las instituciones representativas.



El “pueblo”, la parte de la sociedad a la que la “representación”
institucional no representa, le devuelve así la pelota a sus gobernantes.



La UGTT (la central sindical), el Foro Tunecino de Derechos Económicos y
Sociales, la Asociación Tunecina de Jóvenes Abogados (ATJA) también destacan
en sus respectivos comunicados la responsabilidad de los sucesivos gobiernos
desde 2011 en el deterioro de la situación social, en la agravación de la
corrupción y en el "desvío de la revolución en beneficio de los grupos de
presión" (ATJA).



La UGTT considera que "contentarse con soluciones represivas y empujar a las
instituciones de seguridad y militares a que se enfrenten a la población son
ineficaces e incapaces de resolver los problemas de cientos de miles de
jóvenes marginados".



El sindicato también llama a las y los manifestantes a abandonar el saqueo,
los ataques a la propiedad y "las manifestaciones nocturnas debido a la
posibilidad de infiltración y excesos".



La ATJA llama a "las organizaciones nacionales y a todas las fuerzas vivas a
coordinarse de inmediato y urgentemente para encuadrar las manifestaciones,
corregir sus objetivos".



En realidad, estas manifestaciones también ponen de relieve el fracaso de
las organizaciones que se supone que defienden los objetivos de la
revolución para unirse a las frustraciones populares y hacerles franquear el
umbral de la expresión política.  De todas formas, es poco probable las y
los jóvenes desesperados les escuchen más que a las autoridades.



"La revuelta de la gente que pasa hambre"



El movimiento también es político en sus modalidades. La simultaneidad de
los disturbios a nivel nacional, la similitud de los objetivos muestran que
a pesar de la ausencia de un marco organizado, toda una parte de la
población comparte la misma experiencia, los mismos antagonismos, la misma
manera de representar las figuras de lo justo y lo injusto.



Esta conciencia inmanente no es solo una proyección de teóricos sobre
acciones con motivaciones estrecha y estrictamente materiales. "Es la
revuelta de la gente que pasa hambre", anuncia un lema pintado en una pared
en Kabbariya, un barrio en los suburbios del sur de Túnez.



Si los objetivos de los ataques no son "lugares de soberanía", tienen, para
los manifestantes, un significado que va más allá de su función: el saqueo
de tiendas, cuyo "objetivo" se compone esencialmente de necesidades básicas,
obviamente se refiere a la dificultad de satisfacer las necesidades
elementales.



Pero estos ataques también se dirigen a aquellos que tienen fama de
enriquecerse cuando la población se empobrece. Incluso se puede plantear la
hipótesis de que los supermercados del canal Aziza, muy presentes en los
barrios obreros, son particularmente atacados porque están notoriamente
cerca del partido Ennahdha, ahora identificado con el poder (representa la
primera fuerza en el Parlamento).



Hasta los “saqueos” tienen una función de interpelación a los dirigentes:
"¿Queréis que sigamos así sin trabajo? ¡Pronto vamos a acabar comiendo
chatarra! ¡Pronto nos comeremos unos a otros! ", exclamaba un joven
manifestante de Zahrouni, no lejos de Túnez, entrevistado el domingo por el
reportero de Tunisie Info, un canal de video en línea.



En cuanto a las agencias bancarias y postales, su presencia en vecindarios
donde el ahorro y el crédito bancario son inaccesibles suena como una
provocación. El sentido político de los enfrentamientos con la policía, una
institución soberana si la hay, se explica por sí mismo.



"El pueblo recupera su revolución"



La sordera del gobierno y la dureza de la represión agudizan el contenido
explícitamente político de las manifestaciones.



"Es la continuación de 2010 y 2011, porque nada ha cambiado, el poder ha
empobrecido aún más a la gente y marginado más aún a las regiones
marginadas. Antes, teníamos un problema con la familia corrupta de Ben Ali.
Hoy tenemos un problema con la nueva familia en el poder, la familia
Ennahdhaouie (referencia a la gente del partido Ennahdha), y los empresarios
corruptos, ¡los mismos que antes, además de los nuevos! ", grita indignado
un manifestante visiblemente politizado de Jelma, una localidad rural en el
centro del país.



Si el mensaje dirigido a la clase política es más bien una cuestión de
desconfianza, el presidente Kais Saied, cuya elección debe mucho a esta
parte marginada de la sociedad, es interpelado como un recurso, pero un
recurso cuya inacción y silencio despiertan malentendidos y comienzan a
tomar la apariencia de traición.



"Tengo un mensaje para el presidente", proclama el manifestante entrevistado
en Zahrouni. "¡Despierta, es la gente la que te eligió, ¡tienes que
despertar, señor Presidente! "



El lunes por la tarde, el Jefe de Estado fue a reunirse con la población en
Mnihla, al oeste de Túnez, donde declaró, en medio de una multitud: "Sé que
los jóvenes están sitiados por la pobreza. Pero quiero que no agredáis a
nadie, ni ataquéis la propiedades e instituciones. Tenéis derecho a
expresaros, pero quiero que le deis una lección al mundo. No somos un pueblo
que actúa en la oscuridad, ¡hay gente que quiere utilizaros por la noche! No
os dejéis utilizar. Por el contrario, sed quienes protegen a las
instituciones", antes de que uno de los miembros de la audiencia le
desafiara: "¡Señor Presidente, suprima los partidos políticos! ¡Ellos fueron
los que arruinaron el país! y que el grupo grite: "¡Disuelve el Parlamento!
".



Espectacular desplazamiento de la ira, en diez años, de la presidencia al
Parlamento, que se supone debe encarnar la democracia,  convertido ahora en
el símbolo de su corrupción.



El lunes al mediodía, se produjeron enfrentamientos cerca del centro de la
capital  entre fuerzas de seguridad y manifestantes que gritaron al jefe de
gobierno: "¡Mechichi, vendido, llama a tus perros  y dimite! y exclamaban
"¡Oh mártires, esto es de nuevo la revolución! "



* Thierry Brésillon es un periodista independiente, con sede en Túnez desde
abril de 2011. Anteriormente dirigió una revista mensual dentro de una
organización de solidaridad  internacional y trabajó en particular en los
conflictos en los Grandes Lagos de África y el conflicto israelo-palestino.

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