Catalunya /Indulto, concordia y democracia. [Martí Caussa]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 26 22:09:01 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

26 de junio 2021

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Catalunya



Indulto, concordia y democracia



Martí Caussa *

Viento Sur, 26-6-2021

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El indulto que ha aprobado el gobierno de Pedro Sánchez afecta sólo a las
nueve personas condenadas por el Tribunal Supremo, es parcial porque no
elimina la inhabilitación para ejercer cargos públicos y está condicionado a
que las personas indultadas no vuelvan a cometer un delito.



En este sentido no es la medida que reclama una gran mayoría de la sociedad
catalana, que quiere que vuelvan Puigdemont y los otros exiliados, que se
levanten los cargos contra las más de 3.300 personas investigadas o ya
condenadas, incluidas las recientemente acusadas por el Tribunal de Cuentas.
También se quiere que la anulación de las condenas sea total y no
condicionada. En definitiva lo que se reclama es una amnistía.



A pesar de todas estas graves insuficiencias, el indulto es un paso adelante
que hay que anotar como un mérito del gobierno del PSOE y Unidas Podemos.
Una medida inimaginable con un gobierno con presencia de Ciudadanos (C’s) y
mucho menos aún con un gobierno presidido por el PP, tanto si gobernara solo
como con otros socios. Pero no se trata de una medida dictada por el
espíritu de justicia de Pedro Sánchez, sino que ha sido condicionada por
varios factores: por la movilización ciudadana constante que durante casi
cuatro años no ha cesado de reclamar la amnistía; por las victorias
electorales repetidas del independentismo; por las críticas de numerosos
organismos internacionales a las condenas y al encarcelamiento de los
líderes independentistas; por el derrumbe absoluto de C’s, un partido nacido
y promocionado para combatir las reivindicaciones catalanas; y, por último,
por la necesidad que tiene el PSOE de los votos independentistas y
soberanistas si quiere mantenerse en el gobierno y no ser destrozado por la
alianza de PP y Vox.



Hay que añadir que este indulto limitado no está plenamente consolidado. Hay
que ver todavía qué pasará con los diversos recursos presentados o
anunciados y qué actitud tendrá el Tribunal Supremo.



También está por ver si el indulto inaugura una desescalada en la represión
o ha sido una flor de verano. Por ejemplo, es posible que las medidas que
tome el Tribunal de Cuentas arruinen los efectos positivos del indulto. Del
poder judicial se puede esperar cualquier medida reaccionaria, dada su
politización y la afinidad con las posiciones de PP, C's y Vox. Por otra
parte, una reforma del delito de sedición que evitara penas de prisión
desmesuradas por la organización de concentraciones o referéndums pacíficos
podría ampliar y consolidar los efectos positivos del indulto, pero esta
reforma ni siquiera ha sido presentada.



¿Concordia sin democracia?



Pedro Sánchez ha justificado el indulto como una medida para restablecer la
convivencia y la concordia entre los catalanes y para dar una oportunidad a
un nuevo comienzo de las relaciones entre Catalunya y España. Pero nunca ha
cuestionado la sentencia, nunca consideró desproporcionadas las penas, nunca
ha admitido que la calificación de sedición aplicada a acciones pacíficas
como concentraciones, manifestaciones y la organización de un referéndum
significaban un retorcimiento de la ley y una limitación inadmisible de
derechos fundamentales. Nunca ha hecho un acercamiento a las tesis de los
jueces de Bélgica, Alemania y Gran Bretaña que han negado la extradición de
los exiliados; o a las de Amnistía Internacional, al voto particular de dos
magistrados del Tribunal Constitucional o, más recientemente, a la
resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Su posición
instrumental de la democracia queda reflejada en su reciente frase: "lo útil
en el pasado fue el castigo y lo útil hoy es el perdón". La democracia es lo
que convenga al gobierno.



Por eso ahora reitera, sabiendo que es falso, que no son posibles ni la
amnistía ni el referéndum. No se limita a defender la Constitución, sino que
quiere presentar una interpretación reaccionaria de la misma como la única
posible. Si persiste en esta actitud significará que la concordia que
proclama se basa en imponer una democracia vigilada, es decir, una
democracia nominal que niega la esencia de la democracia: el respeto a la
voluntad del pueblo en todos los asuntos .



La reunión entre Sánchez y Aragonés el próximo día 29 será un primer
indicador de si está abierta la vía de sentarse y hablar de unas nuevas
relaciones entre Catalunya y España. En las próximas semanas sabremos si
podemos esperar una mesa de diálogo con perspectivas positivas, sin líneas
rojas o, como en otras ocasiones, todo es comedia .



Está por ver si el gobierno del PSOE y Unidas Podemos es capaz de resistir
la presión reaccionaria de la derecha, de la cúpula judicial y de sectores
del propio PSOE. O si la concordia que propone es un sinónimo de rendición.
Si es esto último tendrá que hacer frente a una movilización sostenida en
Catalunya y a una erosión de su recuperación electoral en este territorio.
Las demandas de amnistía y autodeterminación son muy mayoritarias en
Catalunya y no parece posible una nueva relación que las deje de lado.



Pero el gobierno independentista también tiene que hacer frente a
dificultades importantes. Por un lado la ANC y el Consell de la República
creen que el diálogo con el gobierno español conducirá inevitablemente al
fracaso, que la única vía realista es la unilateralidad y el cumplimiento
del mandato del 1 de octubre haciendo efectiva la Declaración Unilateral de
Independencia (DUI) que proclamó simbólicamente el Parlament. Las críticas
de estas entidades no afectan sólo a ERC por el hecho de que Junqueras haya
escrito que no ve viables ni aceptables las vías diferentes al referéndum
acordado, sino que se dirigen también a Jordi Sánchez, secretario nacional
de JuntsXCat. Éste es un partido en construcción, con dos sectores bien
diferenciados, y no es fácil prever cómo resolverá las tensiones entre la
fidelidad a Puigdemont, el realismo político que empuja a abandonar la
herencia de Torra, y la necesidad de evitar que el PDeCAT y otros
competidores acentúen su declive electoral.



El pacto de gobierno entre ERC y JuntsXCat se basa en aceptar el diálogo con
el gobierno español (en principio durante dos años, porque este es el plazo
que Aragonés pactó con la CUP para someterse a una moción de confianza) y,
paralelamente, diseñar un nuevo embate democrático contra el Estado por si
el diálogo se demuestra estéril.



Diálogo, democracia y programa de urgencia social



Las posibilidades del diálogo entre los gobiernos español y catalán son
débiles, pero radican en que los dos lo necesitan, al menos a corto plazo.
El PSOE para continuar la legislatura y tener posibilidades de ganar unas
nuevas elecciones. ERC y JuntsXCat porque son conscientes de que la
alternativa de un nuevo embate democrático no está claro en qué consiste. En
todo caso, ahora no hay relación de fuerzas para hacer este embate, y para
conseguirla hay que hacer la experiencia del diálogo.



La mayoría de la sociedad catalana, después de casi cuatro años con los
líderes independentistas en prisión o en el exilio, de muchos meses de
Covid, y de una situación económica catastrófica, quiere que sus gobiernos
se sienten, hablen y articulen medidas concretas para satisfacer las
necesidades sociales urgentes.



En términos políticos el éxito del diálogo dependerá de si se aborda en la
perspectiva de una democracia reforzada. En términos sociales ningún
gobierno, ni en Catalunya ni en el Estado, se legitimará si no hace frente a
las profundas desigualdades derivadas de la actual crisis. El éxito o el
fracaso del diálogo no afectará sólo a Catalunya, sino a todos los pueblos
del Estado porque la crisis es global y las salidas están relacionadas. Por
eso vale la pena explorar sus posibilidades.



Para hacerlo hay que dejar de lado los debates más coyunturales, poner las
luces largas, ampliar las perspectivas y no fijarse tanto en los plazos como
en las relaciones de fuerzas que hay que construir.



En el momento actual las perspectivas del movimiento independentista se
polarizan entre: 1) un diálogo con el Estado combinado con un buen gobierno
interno que aumente el número de partidarios de la independencia y haga
imposible que el Estado se niegue a un referéndum de autodeterminación; 2)
iniciar el diálogo con el convencimiento de que el Estado nunca accederá a
la autodeterminación e ir preparando un embate democrático que, para
algunos, es hacer efectiva la DUI, y para otros, un nuevo referéndum
unilateral defendido con una movilización superior a la del 1 de octubre de
2017. En ambos casos se trata de un embate de Catalunya contra el Estado,
sin preparar las condiciones de un apoyo importante de los otros pueblos de
la península, que tanto se echó en falta en octubre de 2017.



Para ampliar las perspectivas valdría la pena considerar al menos otra
posibilidad: un embate democrático y social dentro del Estado, sin
contraponerlo ni hacerlo depender del diálogo. Aceptar que el 1 de octubre
no legitima una DUI y poner todo el acento en una solución democrática, en
el derecho a decidir del pueblo de Catalunya. Impulsar un embate político y
social coordinado con el resto de pueblos del Estado para: profundizar la
democracia, que incluye el derecho de todos los pueblos a decidir su futuro
y las relaciones que quieren mantener; y por un programa de urgencia contra
los efectos de la crisis económica, ecológica y social. Sin posponer las
medidas sociales hasta que se haya resuelto la crisis política, ni las
demandas democráticas para después de la salida de la crisis económica.



Es una perspectiva difícil, como todas, pero no ilusoria. Es muy improbable
que podamos ganar el embate sólo desde Catalunya, nosotros solos . No es
verdad que no podamos construir luchas compartidas y encontrar apoyo en los
otros pueblos del Estado. Históricamente este tipo de embate conjunto se ha
dado, por ejemplo en 1931 o contra la dictadura franquista. Es posible
repetirlo y esta vez no dejar de lado, como sucedió en el pasado tanto por
parte de partidos españoles como catalanes, el derecho de autodeterminación
como parte imprescindible de la democracia.



* Martí Caussa es miembro del Consejo Asesor de Viento Sur.

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