Argentina/ Las almas rotas de la pandemia. [José Natanson]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Oct 2 14:03:39 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

2 de octubre 2021

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Argentina

 

Las almas rotas de la pandemia

 

José Natanson

Le Monde Diplomatique, octubre 2021

https://www.eldiplo.org/ 

 

En El suicidio, su obra clásica de 1897, Émile Durkheim comparó boletines de
salud pública de una serie de países europeos para llegar a la conclusión
que fundó la sociología moderna: incluso un comportamiento tan individual
como el suicidio –nada más personal que la decisión desesperada de quitarse
la vida– encuentra causas sociales. Por ejemplo, en las sociedades
protestantes –más individualistas, con jerarquías más flexibles y libre
examen de conciencia– la tasa de suicidios es mayor que en las católicas,
donde los comportamientos se ajustan a tradiciones más rígidas y jerarquías
preestablecidas. El estudio descubrió también que la tasa de suicidios puede
mantenerse estable durante décadas hasta que una perturbación profunda
disloca los valores sociales, genera desorientación individual y pérdida del
sentimiento de significación de la vida, lo que multiplica el “suicidio
anómico”, aquel que se produce cuando los lazos sociales y las reglas de
convivencia se debilitan. El origen puede ser una guerra, un rápido proceso
de industrialización que liquida tradiciones feudales largamente arraigadas,
una crisis económica (la tasa de suicidios se triplicó en Estados Unidos
luego de la crisis del 29). O una pandemia.

 

En septiembre del año pasado, la Organización Panamericana de la Salud
advirtió que la pandemia, los confinamientos y los duelos estaban
produciendo un impacto sobre la salud mental (angustia, ansiedad, depresión)
que creaba las condiciones ideales para un aumento de los suicidios (1)
(aunque los primeros datos no muestran una variación sustantiva en la tasa
agregada de suicidios a nivel global, los especialistas sostienen que este
tipo de tendencias se verifica en el largo plazo). Por lo pronto, los
suicidios aumentaron en México un 9% en el último año (2), lo mismo que en
Perú (3) y que en varios países de Europa. En Japón, con una larga tradición
de suicidio ritual, la tasa se disparó, sobre todo entre las mujeres (4). La
Asociación Argentina de Psiquiatras advirtió sobre un aumento de los
suicidios en nuestro país, especialmente en jóvenes y adolescentes (5).

 

La sociedad argentina está astillada. No hubo rebelión social, en gran
medida por los programas de emergencia desplegados por el gobierno y el rol
pacificador de los movimientos sociales. Pero la sociedad reventó para
adentro. Se viene comprobando, por ejemplo, un aumento de la violencia
intra-familiar, y son cada vez más frecuentes las peleas entre vecinos al
estilo de la que estalló en la puerta de la escuela de Caseros, cuando una
discusión banal en el chat de padres derivó en una pelea brutal que le costó
a un familiar la pérdida de un ojo. Quienes caminan los barrios del
conurbano alertan sobre estos pequeños conflictos sin sentido que
rápidamente terminan en disputa feroz, algo que resulta especialmente grave
en un contexto en el que abundan las armas de fuego. El consumo de drogas y
alcohol aumentó, y se intensificó sobre todo el abuso de psicofármacos: la
venta de clonazepam y alprazolam aumentó tres veces (en el primer caso) y
cinco (en el segundo) más que la del promedio de los medicamentos en el
último año (6).

 

Tres años atrás, un informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA
alertaba sobre una tendencia que se profundizó desde la irrupción del
coronavirus: el “sentimiento de afrontamiento negativo”, definido como el
“predominio de conductas destinadas a evadir ocasiones para pensar en la
situación problemática sin realizar intentos activos por tratar de
resolverla” (7). En otras palabras, una posición de agotada impotencia, de
brazos caídos, que se completa con otro síntoma extendido, la “creencia de
control externo”, en el sentido de personas que sienten que su vida y su
destino van más allá de lo que hagan o dejen de hacer. Este problema, que no
es psicológico sino social, se refleja en una estadística muy concreta: de
acuerdo a los últimos datos del INDEC, se incrementó en 131 mil la cantidad
de argentinos que, pudiendo hacerlo, no buscan trabajo (el “efecto
desaliento” explica en parte la caída del último índice de desempleo).

 

Muchas familias estallaron; se rompieron convivencias, lazos de años. Cuando
en junio del año pasado nos preguntábamos desde la tapa del Dipló cómo sería
el día después de la pandemia, Tamara Tenenbaum especulaba sobre la
reconfiguración del amor a partir de la cuarentena, y advertía sobre el
impacto inevitable sobre las relaciones de una época en la que nunca pasamos
tanto tiempo con quienes compartimos un techo y tan poco tiempo con quienes
no. “Una de las grandes dificultades de sostener parejas en el siglo XXI es
que nuestras subjetividades valoran la novedad y el placer mucho más de lo
que los valoraban los sujetos de hace cincuenta o cien años. Si ya era
difícil ese equilibrio en la ‘vieja normalidad’, ¿cómo se sostiene hoy, sin
bares, sin amigos, sin fantasía”, escribía Tenenbaum (8). Aunque estamos
lejos de poder pintar el panorama completo, los primeros indicios confirman
esta intuición: un informe del Observatorio de Psicología Social Aplicada de
la UBA registró un deterioro inédito de las relaciones de pareja y un
aumento de los conflictos familiares en el último año (9), en tanto que el
Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires estimó en un 15 % el incremento
de los divorcios (10).

 

“No viene más”

 

Sobre este panorama general de una sociedad quebrada por dentro se recortan
otros dramas, más localizados. “No viene más”: cuentan los docentes de los
colegios secundarios que los chicos responden a coro cuando el pase de lista
menciona el apellido del compañero que nunca volvió a la escuela: unos 700
mil en el nivel secundario en el último año y medio, según diversos
cálculos. En un contexto de crisis económica, con familias que necesitan
desesperadamente cualquier ingreso que puedan conseguir, buena parte de
ellos no regresarán nunca a la escuela.

 

Verificable en muchos países, el abandono escolar se agudizó en Argentina
por lo que solo puede ser calificado como una mala gestión educativa: escasa
flexibilidad para habilitar el regreso a la presencialidad en las provincias
con menos contagios (Catamarca, por ejemplo, estuvo cuatro meses
prácticamente sin casos y con las escuelas cerradas), demoras en el
lanzamiento de los programas de reinserción, poca muñeca para negociar con
los sindicatos docentes y, sobrevolando todo esto, una señal equivocada
respecto de las prioridades políticas, como demuestra el hecho de que las
escuelas permanecieran cerradas mientras reabrían bares, restaurantes,
negocios de venta de muebles, viveros, gimnasios, tiendas de ropa con
probador, librerías, pistas de patinaje, tiendas de venta de
electrodomésticos, shoppings, locales de tatuajes, casas de tarot, sex
shops, iglesias de diversos credos, casinos y bingos.

 

Esto fue, además, parte de un problema más general. El gobierno desplegó una
gestión “adulto-céntrica” de la pandemia, con poca atención a las
sensibilidades específicas de los diferentes grupos etarios. Y si por un
lado es cierto que la energía estaba puesta en fortalecer el sistema
sanitario y apurar los programas sociales de emergencia y que el Presidente
no puede ocuparse de todo, también es verdad que para eso están los
ministros, que deben presionar –incluso, o sobre todo, a su jefe– para
atender las urgencias de su área. Esto no ocurrió, claramente, durante el
último año y medio. Con buenos reflejos, el flamante ministro de Educación,
Jaime Perczyk, anunció el mismo día de su juramento el plan “Volver a la
escuela”, que destina 5.000 millones de pesos a reinsertar a los chicos que
se desconectaron del sistema educativo durante la pandemia.

 

Materialismo patagónico

 

La tesis de esta nota es que la tragedia social que nos deja la pandemia no
se arregla solamente con plata, y que la lectura del gobierno es por lo
tanto insuficiente. En una nueva apelación al conocido “materialismo
patagónico”, según la figura acuñada en su momento por Luis Tonelli, el
gobierno interpretó la derrota en las PASO en términos estrictamente
económicos: fueron la recesión, los salarios perdiendo la carrera de los 100
metros llanos contra la inflación, la caída de las changas, el precio de los
fideos. ¿Fueron? Por supuesto que sí: la dimensión económica es crucial a la
hora de explicar el voto, guiado en buena medida por lo que la metáfora de
la época define como “mi metro cuadrado”. En su carta, Cristina se permitió
incluso cuantificar lo que “faltó” para ganar la elección: 1,3% del PIB.

 

Mi impresión es que el problema es más profundo y que la respuesta oficial
no puede limitarse a “poner plata en el bolsillo de la gente”, potenciar la
obra pública o extender los programas sociales. Hay una parte del drama que
no se soluciona con gasto, que no entra en el IFE. Como las imágenes de
Berlín devastada al finalizar la Segunda Guerra Mundial en las que se
regodean los directores de cine estadounidenses, el paisaje después de la
pandemia es un paisaje en ruinas: las más visibles de la economía, el
desempleo y la pobreza, pero también las ruinas invisibles de las
emocionalidades quebradas, las autoestimas destruidas, los lazos rotos para
siempre.

 

Mi impresión es que el problema es más profundo y que la respuesta oficial
no puede limitarse a “poner plata en el bolsillo de la gente”, potenciar la
obra pública o extender los programas sociales. Hay una parte del drama que
no se soluciona con gasto.

 

El contexto requiere por lo tanto abordajes más sofisticados, a veces para
resolver problemas derivados de políticas públicas virtuosas. Uno entre
miles: la acelerada bancarización de los sectores populares impulsada por la
universalización de las jubilaciones y la extensión de la Asignación
Universal por Hijo dio como resultado una epidemia de endeudamiento con las
entidades no bancarias a tasas de usura (costo financiero total por encima
del 200%), que obligó a muchas familias a apelar al verdadero prestamista de
última instancia de los barrios populares: el transa, que maneja efectivo,
está cerca y no hace preguntas. Encarar este problema requeriría mejorar los
programas de microcrédito popular, articular su implementación con los
movimientos sociales y los municipios y avanzar en una regulación más
exigente del negocio de los préstamos no bancarios, todo lo cual supone
recursos, capacidades profesionales, coordinación entre diferentes agencias
del Estado y, antes y después, imaginación y ganas.

 

En este sentido, muchas áreas de políticas públicas se caracterizan por su
falta de innovación. Aunque el Estado es grande y hay excepciones, como la
Tarjeta Alimentar de Daniel Arroyo, el Plan de Electromovilidad de Matías
Kulfas y algunas iniciativas de obras públicas de Gabriel Katopodis, el
panorama general apunta, más que a la creación de nuevos planes, a la
recuperación remozada de los programas del cristinismo tardío estilo Precios
Cuidados o Procrear, como si volver mejores implicara solamente multiplicar
cuotas: del Ahora 12 al Ahora 30.

 

Concluyamos

 

El fracaso del oficialismo en las PASO, y sobre todo la evidencia de que la
apatía se concentró en los votantes históricos del peronismo, revelan la
imagen de un gobierno que no terminó de entender la magnitud de la fractura
social producida por la pandemia. La recuperación económica es esencial para
mejorar el resultado electoral, pero quizás resulte insuficiente. En una
entrevista concedida al diario La Capital (11), el sociólogo Ignacio Ramírez
explicaba que los actores políticos tienen que renunciar a cualquier
perspectiva tranquilizadora para pararse en el lugar de la angustia de la
gente: hablar desde el dolor. Hay que volver a coser la sociedad, empezar
por el principio. Argentina, decíamos, no estalló como en el 2001, pero la
crisis nos pasó por encima. El 2001 no vuelve como pueblada; vuelve como
cicatriz. Caminamos por la plaza vacía del día después, estamos contando
muertos, recogiendo escombros. Todavía es diciembre.

 

Notas

 

1.
www.paho.org/es/noticias/10-9-2020-pandemia-por-covid-19-exacerba-factores-r
iesgo-suicidio
<http://www.paho.org/es/noticias/10-9-2020-pandemia-por-covid-19-exacerba-fa
ctores-riesgo-suicidio>  

2.
www.eleconomista.com.mx/politica/El-ano-de-la-pandemia-tambien-fue-el-ano-co
n-mas-suicidios-en-10-anos-20210815-0004.html
<http://www.eleconomista.com.mx/politica/El-ano-de-la-pandemia-tambien-fue-e
l-ano-con-mas-suicidios-en-10-anos-20210815-0004.html>  

3.
www.gob.pe/institucion/minsa/noticias/490446-minsa-advierte-que-la-tasa-de-s
uicidio-esta-en-aumento-en-el-peru
<http://www.gob.pe/institucion/minsa/noticias/490446-minsa-advierte-que-la-t
asa-de-suicidio-esta-en-aumento-en-el-peru>  

4. www.nytimes.com/es/2021/02/24/espanol/suicidio-pandemia-mujeres.html
<http://www.nytimes.com/es/2021/02/24/espanol/suicidio-pandemia-mujeres.html
>  

5. www.aap.org.ar/content.php?id=299
<http://www.aap.org.ar/content.php?id=299>  

6. https://eleconomista.com.ar/2021-05-psicofarmcos-ventas-pandemia/ 

7. Agustín Salvia y Solange Rodríguez Espíndola: “Malestar subjetivo
(2010-2018). Asimetrías sociales en los recursos emocionales, afectivos y
cognitivos”, Observatorio de la Deuda Social Argentina, UCA, marzo de 2019.

8. “Amar en tiempos revueltos”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur,
Buenos Aires, junio de 2020.

9. www.psi.uba.ar/opsa/informes/Crisis%20Coronavirus%209.pdf
<http://www.psi.uba.ar/opsa/informes/Crisis%20Coronavirus%209.pdf>  

10.
www.infobae.com/america/tendencias-america/2021/06/12/otro-efecto-colateral-
de-la-pandemia-este-ano-habra-15-mas-divorcios-en-la-ciudad-de-buenos-aires/
<http://www.infobae.com/america/tendencias-america/2021/06/12/otro-efecto-co
lateral-de-la-pandemia-este-ano-habra-15-mas-divorcios-en-la-ciudad-de-bueno
s-aires/>  

11.
www.lacapital.com.ar/edicion-impresa/el-gobierno-es-progresista-pero-las-der
echas-marcan-el-clima-ideologico-n2614353.html
<http://www.lacapital.com.ar/edicion-impresa/el-gobierno-es-progresista-pero
-las-derechas-marcan-el-clima-ideologico-n2614353.html>  

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