Análisis/ Birmania, el frente incandescente de Asia Oriental. [Pierre Rousset]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Sep 2 22:07:49 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

2 de setiembre 2021

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Análisis



Birmania, el frente incandescente de Asia Oriental



Pierre Rousset *

Viento Sur, edición impresa, junio 2021

https://cdn.vientosur.info/VScompletos/vs_0176.pdf



Este artículo fue escrito a principios de abril de 2021 para la revista
impresa Contretemps N° 49. Para esta segunda versión, se ha mantenido su
estructura, sin intentar una actualización general. No obstante, el texto se
ha actualizado parcialmente y se han reelaborado, ampliado, aclarado,
corregido o completado algunas fórmulas relativas, en particular, a la
historia del país.



Asia Oriental es actualmente uno de los epicentros mundiales [1] de los
principales movimientos de resistencia democrática iniciados como reacción a
la deriva autoritaria y dictatorial de muchos regímenes polí-ticos. Después
de Hong Kong y Tailandia, Birmania se ha convertido en el frente
incandescente de estos focos en la región. Hoy ocupa un lugar especial por
la magnitud social del movimiento de desobediencia civil desatado en
reacción al golpe militar del 1 de febrero de 2021, y también por la extrema
violencia con la que la junta gobernante intenta aplastar con sangre toda la
oposición.



El jueves 1 de abril de 2021, dos meses después del golpe, la página web
Irrawaddy [2] contabilizaba 540 víctimas [hoy son más de 800], asesinadas
por las fuerzas represivas, entre ellas decenas de niños y jóvenes
adolescentes. En 1988, una revuelta antidictatorial con características
bastante parecidas a la que conocemos hoy, fue ahogada en un baño de sangre:
al menos 3.000 muertos en pocos meses. Nadie en Birmania ignora este
precedente que persigue a los supervivientes de la generación de militantes
que lo vivió, la llamada generación del 88. Es posible que hoy sea
diferente, pero la lucha es ardua y prolongada, porque lo que está en juego
es el desalojo radical –¡de una vez por todas!– del Ejército de los centros
de poder político, administrativo y económico que ha ocupado
ininterrumpidamente desde 1962: desde lo más alto hasta lo más bajo del
Estado, desde lo más alto hasta lo más bajo de la sociedad.



Antes del 1 de febrero de 2021, el poder estaba dividido de forma muy
desigual entre el gobierno civil electo, dirigido por la Liga Nacional para
la Democracia (LND), que había ganado las elecciones democráticas por
goleada, y el Ejército (conocido como el Tatmadaw), que ocupaba la posición
dominante. La Constitución, redactada por este último, le garantizaba una
minoría de bloqueo en todas las asambleas legislativas (25% de los escaños
no elegidos [3]), la dirección de los ministerios clave (Defensa, Interior y
Seguridad Fronteriza) y la ausencia de todo control civil sobre la
institución militar que, por otra parte, se apropia de sec-tores enteros de
la economía: Birmania es uno de los países donde más desarrollada está la
economía caqui.



El golpe de Estado del 1 de abril no pretendía ganar el poder. Sancionó el
estancamiento de una transición democrática bloqueada sine die por la
negativa del Ejército a renunciar a sus prerrogativas. El Tatmadaw tomó la
iniciativa para que su control sobre el Estado y el país no se erosionara
paulatinamente ante el desarrollo de la sociedad civil y la legitimidad
electoral de la Liga Nacional para la Democracia y su figura, Aung San Suu
Kyi, que presionaba en el ámbito gubernamental para ampliar las competencias
de su gobierno [4]. La LND no fue el único objetivo de este golpe de Estado
preventivo; lo mismo ocurrió con asociaciones, sindicatos, etc. Teniendo en
cuenta el precedente de 1988, al día siguiente del golpe se formó el Comité
de Desobediencia Civil (CMD), que reunió a los jóvenes de la Generación Z
(estudiantes de secundaria), a los trabajadores de la sanidad, a los
funcionarios que se pusieron en huelga masivamente y a los sindicatos, entre
ellos la federación CTUM. Debido a su lugar en la familia, la sociedad y la
producción, las mujeres han desempeñado un papel destacado en este
movimiento global [5]. Las feministas se congratulan de esta visibilidad y
constatan avances significativos con  respecto a las movilizaciones de 1988;
un cambio en los modelos de género: en 1988, los líderes eran hombres. En
este movimiento son mujeres. Es emotivo. Sin embargo, temen que este cambio
solo sea temporal si la situación se “normaliza”. [6]



En cuanto a la LND, muchos de cuyos dirigentes fueron inmediata-mente
detenidos, estableció una representación del Parlamento en la
clandestinidad, o en el exilio, bajo las siglas CPHR. [7]



El objetivo del levantamiento democrático no es simplemente acabar con el
golpe de Estado y volver a la situación anterior, sino crear una nueva
situación que permita plantear (y resolver) una cuestión estructu ral: el
lugar que ocupa el Ejército desde hace cinco décadas en la sociedad birmana.
Será una lucha larga y ardua que requiere una solidaridad internacional
activa.



El principal punto de inflexión que se ha producido recientemente es que la
resistencia armada se está generalizando. Esta era un coto de las minorías
étnicas de la periferia del país. Ahora se está manifestando en la llanura
central. El movimiento sigue adoptando formas masivas, como la negativa de
educadores y profesores a volver al trabajo bajo las órdenes de la junta
[8], pero también ha tenido que pasar a la clandestinidad. El Tatmadaw se
extiende por todo el país y no duda en bombardear aldeas en el campo o
amenazar con la destrucción de los barrios urbanos. En particular, en
regiones como Mandalay y Sagaing se tendieron emboscadas a las patrullas
militares, se liquidó a los informadores al servicio del régimen, se ejecutó
a los nuevos administradores encargados de sustituir a los funcionarios
territoriales disidentes... La junta tomó represalias colectivas (quema de
aldeas, saqueo de casas, robo de ganado, violaciones, ejecuciones
sumarias...).El objetivo de este artículo no es hacer un balance de la
situación y de las cuestiones en juego, lo que se ha intentado en otro lugar
[9], sino centrarse en el contexto de la crisis birmana y en sus
antecedentes... Al hacerlo, nos topamos con la complejidad de realidades y
patrimonios que son difíciles de captar cuando no se tiene un conocimiento
profundo del país (que es mi caso: he viajado por la región, pero no por
Birmania).



Birmania en el Sudeste Asiático. Apuntes de historia y geografía



En cuanto a los antecedentes, probablemente sea útil remontarse al proceso
de formación histórica de Birmania en su marco geográfico y regional [10].
En la actualidad, Birmania tiene una población de más de 56 millones de
personas, ocupa una superficie similar a la de Francia y comparte sus
fronteras con Bangladesh al oeste, India al norte-noroeste, China al
norte-noreste, Laos al este y Tailandia al sur-sureste. Su litoral marítimo,
en la parte sur, limita con el mar de Adaman y la bahía de Bengala (en el
océano Índico).



El Sudeste Asiático está formado por una península y un grupo de
archipiélagos que se extienden hasta las antípodas. En términos de tamaño y
población, es comparable a Europa, desde el Atlántico hasta los Urales. Es
la esquina de Asia que traza una línea de demarcación entre los países que
bordean el Pacífico o el océano Índico. Aquí nos limitaremos solo a la
península. Salvo para los franceses, que piensan en sus antiguas colonias,
el término Indochina evoca una región en la que confluyen dos corrientes de
civilización, la de India y China, a las que se han añadido, con la ayuda
del comercio y la colonización, las del mundo árabe y las de Occidente.

Esta región no es un cajón de sastre en el que se almacenan las sobras tras
una división de países entre el sur y el este de Asia. Tiene su propia
historia, pero esta historia ha producido una gran diversidad y muchos
contrastes que impiden las generalizaciones simples.



Las influencias culturales y religiosas han contribuido a la diversidad del
Sudeste Asiático. En la época precolonial fue quizás la región del mundo
donde la influencia de las civilizaciones era más variada. El animismo está
presente de forma difusa. El budismo es una referencia compartida desde
Birmania hasta Vietnam, pasando por los países del Delta del Mekong. El
hinduismo está presente desde Birmania hasta Indonesia, pasando por
Tailandia y Malasia. Más allá de Vietnam, el confucianismo acompañó la
expansión de la diáspora china. El cristianismo arraigó en Filipinas ya en
el siglo XVI, y el islam se introdujo antes desde el sur de Filipinas hasta
el archipiélago indonesio y la península malaya. De hecho, ya en el siglo
XII, mucho antes de la llegada de los europeos, los mercaderes árabes se
codeaban con los chinos e indios en los puertos de Mindanao, Java o
Sumatra...



La geografía física ha tenido (y sigue teniendo) una gran influencia en la
variada historia del Sudeste Asiático. En el continente, los macizos
montañosos han contribuido a la formación de las fronteras estatales:
separan el Sudeste Asiático de China, definen los límites septentrionales de
la actual Tailandia o Vietnam –la cadena Annamita también separa a este
último país de Laos–... Estamos hablando de fronteras naturales, que no eran
fronteras históricamente necesarias, inevitables.



Birmania se presenta aquí como un caso digno de estudio. Toda la periferia
terrestre del país está formada por cordilleras en forma de herradura que
dominan un espacio cerrado y bien delimitado: la cuenca del Irawadi
(Irraouaddi). Este río nace en el propio país y el control de sus aguas no
es, como suele ocurrir en otros lugares, objeto de recurrentes conflictos
geopolíticos. Por otra parte, la vecina cuenca del Mekong es a la vez un eje
de contactos, comunicación e intercambio entre civilizaciones, y un lugar de
conflicto entre China, Vietnam, Laos, Tailandia y Camboya, lo que tiene
importantes consecuencias ecológicas y demográficas (la mayoría de los
laosianos viven actualmente en Isan, el noreste de Tailandia). [11]



El mapa del Sudeste Asiático continental ha cambiado constantemente a lo
largo de los siglos. Fundamentalmente es en los dos espacios delimitados por
los macizos montañosos donde, a lo largo de los siglos, se ha desarrollado
la formación de entidades políticas, reinos precoloniales, su decadencia y
su expansión, ya sea pacífica o bélica. En la cuenca del Irawadi, tras
muchas vicisitudes, la unificación de la actual Birmania no se impuso hasta
el siglo XVIII, a costa de la masacre de buena parte de la etnia mon. En su
apogeo, la dinastía Konbaung llegó a conquistar brevemente la capital de
Ayutthaya, en la actual Tailandia, en 1767. A cambio, este último habría
podido establecer su influencia sobre su vecino occidental y el curso de la
historia se habría alterado. [12]



El periodo colonial



Los europeos hicieron su aparición en la región en el siglo XVI, con la toma
de Malaca por los portugueses (1511), que domina el estrecho marítimo del
mismo nombre, entre la península malaya y el archipié-lago indonesio. Les
siguieron los españoles, los franceses, los británicos, los holandeses y los
alemanes... La geografía oceánica del Sudeste Asiático les convenía, ya que
se contentaban con establecer puestos comerciales en zonas portuarias, bases
estratégicas, sin pretender conquistar territorios. [13] Querían controlar
el comercio de productos preciosos (especias) y las vías de comunicación
comercial.



Tres siglos después de América Latina, comenzó la colonización terri-torial
del Sudeste Asiático por parte de las potencias occidentales. [14] Los
Países Bajos, establecidos en Batavia (Yakarta) desde 1619, extendieron su
influencia en el archipiélago. Los británicos intentaron llegar a China
conquistando Birmania (1826-1885) y los franceses hicieron lo mismo a través
de lo que sería Indochina (1859-1893). Con el mercado chino a la vista,
también Estados Unidos entró en el baile, comprando (!) las Filipinas a
Madrid, y aplastando después la revolución anticolonial que había estallado
en el archipiélago en 1896. [15]



La conquista colonial abrió la era de la resistencia nacional en el Sudeste
Asiático. La subordinación directa de las sociedades tiene implicaciones
comunes para todas las poblaciones. A finales del siglo XIX estamos viviendo
un cambio de época global. Sin embargo, no hubo uno o dos imperialismos
dominantes, como en muchas otras partes del mundo, sino cinco (Gran Bretaña,
Francia, España, Países Bajos, Estados Unidos), sin olvidar a Portugal en
Timor Oriental y a Alemania, que conservó su influencia, aunque no lograse
establecer una colonia como tal.

Cada potencia impuso sus propios modos de dominación en sus pose-siones,
dando lugar a formaciones sociales muy diferentes, aunque todas
subordinadas. En general, el periodo colonial en el Sudeste Asiático duró
menos de dos siglos. [16]



Finalmente, en Birmania, los conflictos territoriales e interétnicos del
pasado produjeron una ósmosis cultural y una cierta tolerancia mutua. [17]
Londres, dueño del país tras seis décadas de guerras, reavivó las tensio-nes
aplicando su tradicional política de divide y vencerás. La autoridad
colonial creó dos territorios administrativos separados. Por un lado, la
región central, que se desarrolló (cultivo de arroz...) favoreciendo a los
comerciantes chinos e indios (el país se había convertido en una provincia
de la India británica), desposeyendo a los birmanos. Por otro lado, las
zonas étnicas, en gran parte abandonadas a su suerte, donde intervino muy
poco. También utilizó tropas de la minoría nacional india o karen para
acabar con la resistencia social.



La colonización también afianzó una forma de segregación de la que los
clubes británicos eran un símbolo. Para François Robinne, Mikael Gravers
restablece el vínculo sistemático entre el pasado y el presente, establecido
en referencia a Los días de Birmania (1934) de George Orwell, al acercar
esta noción de segregación “a la relación jefe/cliente y a sus estereotipos
étnicos, religiosos o culturales en los que se basa el sistema hoy como en
el pasado”. [18]



Este orden colonial dio lugar a resistencias que también resuenan en el
presente. El más conocido fue el movimiento de desobediencia civil de los
años 20, cuyo recuerdo se revive actualmente; [19] es decir, un vasto
movimiento de boicot al orden colonial, como ocurre hoy con el orden
militar. Las asociaciones Buu (palabra que significa “No”) se multiplicaron,
abogando por la no cooperación: negativa a pagar impuestos, a registrar
licencias comerciales, boicot a los productos importados, etc. La represión
fue muy violenta. Otro ejemplo es la revuelta campesina y nacionalista de
1930 que inició el movimiento Dobhama Asi-Ayone (nosotros los birmanos),
cuyos miembros tomaron el título de Thakin, los amos, en un verdadero
desafío al colonizador.



La Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias



A la resistencia con referencias budistas se sumó, en el periodo de
entre-guerras (a raíz de la revolución rusa y de los estudiantes que
regresaban de Gran Bretaña), una serie de corrientes modernas vinculadas a
diversas concepciones del socialismo, el marxismo o el comunismo. Las
organizaciones más conocidas eran centralizadas y verticales, pero los
intelectuales también desarrollaron concepciones que valoraban la expresión
“de abajo arriba” en lugar de “de arriba abajo”. [20]



Asimismo, fue una época en la que muchos nacionalistas asiáticos se
encontraron en Japón. En China, el ejército japonés llevaba desde los años
30 una despiadada guerra de conquista. Sin embargo, el Japón imperial
consiguió presentarse, a los ojos de los nacionalistas de Asia Oriental,
como una potencia que allanaba el camino para la liberación nacional de los
países de la región.

Tokio proporcionó (fuera del archipiélago) entrenamiento militar a los
treinta camaradas, es decir, a los cuadros del futuro Ejército de la
Independencia de Birmania. Este último tuvo varios nombres sucesivos, entre
ellos el de Ejército Nacional de Birmania (BNA). Estaba comandado por Aung
San (padre de Aung San Su Kyi), él mismo producto del movimiento Dobhama
Asi-Ayone, que había fundado el Partido Comunista Birmano (PCB) en 1939.



En 1942 comenzó la invasión japonesa del país con el apoyo del Ejército de
la Independencia de Birmania. Por el contrario, la mayoría de las minorías
étnicas se pusie-ron del lado de los británicos, abriendo una brecha con los
nacionalistas Bamar (el grupo étnico mayoritario) que reprimieron a los
Karen, denunciando su traición. En 1943 se estableció un gobierno títere con
Aung San como ministro de Guerra y jefe del Ejército. Sin embargo, al final
se dio cuenta de que los japoneses estaban actuando como un nuevo ocupante,
y fundó la Liga Antifascista (AFPFL) y se unió a los británicos. El 27 de
marzo de 1945, el Ejército birmano se levantó contra los japoneses. Así, el
15 de junio de 1945, en el desfile de la victoria, las banderas de la
resistencia británica y birmana ondearon juntas. El 19 de julio de 1947,
Aung San y otros seis miembros del gobierno provisional fueron asesinados
por un líder de extrema derecha tras el Acuerdo de Panglong con las minorías
étnicas. La independencia se proclamó formalmente el 4 de enero de 1948,
dando origen a la Unión de Birmania (nombre oficial del Estado), con U Nu
como primer ministro hasta 1962.



La nueva Constitución estableció un federalismo limitado y con-cedió a los
Estados Shan y Karenni el derecho a separarse de la Unión al cabo de 10
años. Los karen, a quienes Londres había prometido la independencia,
reanudaron la lucha armada. En general, la cuestión de las minorías étnicas
sigue sin resolverse, y no podía ser de otra manera, dada la naturaleza de
las fuerzas políticas dominantes en Birmania y el legado de las pasadas
décadas.



A pesar de su tortuosa historia, tras la independencia, el Ejército Nacional
de Birmania se convirtió en el mito fundacional del país y Aung San en una
figura titular. Sin embargo, fueran cuales fueran las raíces populares del
CPB [partido comunista birmano], en Birmania no hubo un proceso largo que
combinase la guerra popular, la lucha de liberación nacional y la revolución
social como en China. Además, el movimiento de Aung San siguió siendo
exclusivamente bamar. En francés se utilizan tres palabras, de las cuales
solo una pertenece a la lengua común: les Birmans, que suele significar:
todos los habitantes de Birmania. El término bamar se refiere precisa-mente
a los miembros de la etnia mayoritaria que ocupa las llanuras. El nombre de
Myanmar, ahora ampliamente utilizado en inglés, es un sinónimo de Birmania.
[21] Tiene la ventaja de eliminar cualquier ambigüedad al reconocer la
pluralidad nacional del país: es correcto, pero desconocido para el público
en general, aunque está empezando a extenderse en los círculos activistas,
más allá de los círculos académicos.



El tema no es secundario. La visión de la tradición de izquierda
históricamente dominante en Birmania, encarnada por Aung San (y ampliada por
su hija Suu Kyi), es la de la élite social bamar, es decir, un
etnonacionalismo que se niega a reconocer la pluralidad del país y resiente
al otro como una amenaza interna o una interferencia externa. La voluntad
declarada de la Liga Nacional para la Democracia de casar socialismo y
budismo se hizo sin tener en cuenta que una parte importante de la población
no es budista. Fue incapaz de proponer a las minorías étnicas un plan de
desarrollo económico y social común que respondiese a sus necesidades
específicas.

La tradición de esta izquierda es a la vez autoritaria y reformista.
Alimenta una concepción muy realista de la lucha por el poder, monopolizada
por el aparato, que desconfía del desarrollo de los movimientos sociales
autónomos. En este contexto, la creación del Ejército como mito fundacional,
expresión y garante de la nación liberada ha tenido sus consecuencias.



Puede que tras la terrible prueba actual nazca una nueva Birmania (Myanmar)
en el futuro, pero tendrá que romper con el legado dominante de los
movimientos socialistas o comunistas tras la Segunda Guerra

Mundial, aunque ello signifique redescubrir otras raíces menos conocidas.



Hacia una dictadura militar



Para los especialistas (confieso mi total incompetencia en este campo), el
lugar del poder identificado con un orden religioso se refiere también a la
cosmología budista. El régimen es el garante de un equilibrio que no puede
romperse a riesgo de alterar el orden del mundo. Este concepto, desarrollado
por el club del general (y futuro dictador) Ne Win, se alimenta de una
dialéctica de unidad o caos, según la cual “sin centralismo, la sociedad
tiende a la anarquía”. Para Mikael Gravers, el resultado de esta lógica
lleva a dar una forma casi religiosa al nacionalismo, pero “el nacionalismo
no es religión y ni el nacionalismo ni la religión son como tales agentes de
la historia. El nacionalismo es una denominación reductora del proceso, sus
modelos y estrategias”. [22]



Incluso desde una perspectiva occidental, Birmania no es un país atrasado
(un término del que, en general, es mejor desconfiar). El país era
relativamente próspero, el mayor exportador de arroz del Sudeste Asiático,
con un sistema educativo prestigiado y una tasa de alfabetización muy alta.
En las décadas de 1940 y 1950, la Universidad de Rangún era una de las más
reputadas de Asia. Como en otros países de la región (Pakistán...), la
poesía ocupaba un lugar importante en la cultura bamar y budista, influida
también por la literatura inglesa durante la colonización. [23]



Sin embargo, el Ejército se desgarró. Se inició un periodo de guerra civil e
inestabilidad, del que Ne Win salió victorioso en 1962, tras un sangriento
golpe de Estado. Estableció una dictadura que se definía como socialista (en
aquella época, muchos regímenes que no lo eran en absoluto se declaraban
como tales), pero también, hay que decirlo, como anticomunista. Fue entonces
cuando se formó la matriz de los regímenes militares de los que es heredera
la junta actual.



Ne Win aisló el país, lo cerró al comercio exterior y lo nacionalizó a gran
escala en beneficio del Ejército. El Tatmadaw se convirtió en la columna
vertebral del poder en todos los ámbitos. Una gran parte de la mano de obra
estaba empleada por el Estado (de ahí el peso de los funcionarios aún hoy).
Persiguió al Partido Comunista, que había establecido bases en las fronteras
de China, y llevó a cabo una feroz represión contra ciertas minorías
étnicas, entre ellas los karen.



Birmania retrocedió históricamente. La gestión del país por parte de la
dictadura fue de mal a peor. Se disparó la pobreza y se desplomó la
educación. La poesía se colocó bajo un manto de plomo. Por otro lado, se
honró la numerología 24/, que forma parte de la cultura bamar. Al cabo de 30
años, Ne Win tuvo que abandonar el poder. Pero el poder del Ejército
persiste. Hasta hoy.



Los movimientos de resistencia



Una mirada a la historia. [25] La mayoría de las olas de movilización
antidictatorial han tenido como chispa o fondo una crisis socioeconómica.



Crisis de 1988. Ese año, Ne Win retiró de la circulación los billetes de 25,
35 y 75 kyat (moneda birmana), provocando un empobrecimiento repentino de
una población ya deprimida económicamente. Los estudiantes politizados
también se movilizaron después de que la policía liberara al hijo de uno de
los dirigentes del gobernante Partido del Programa Socialista, que se había
visto involucrado en una pelea. El fuego se encendió cuando la policía
antidisturbios mató a tiros a un estudiante durante las movilizaciones
contra este trato preferente y contra la desmonetización.



El movimiento se extendió a otros sectores sociales, como los monjes, los
funcionarios y los agentes de la ley. El 8 de agosto de 1988, cientos de
miles de birmanos se manifestaron en todo el país. La represión fue
sangrienta y el número de muertos enorme: se calcula en al menos 3.000,
entre marzo y septiembre. Muchos se refugiaron en el estado de Karen, donde
fueron acogidos y a veces entrenados militarmente por la Unión Nacional
Karen (KNU).



El movimiento fue masacrado, pero Ne Win tuvo que retirarse. Se formó un
nuevo Consejo de Estado para la Restauración de la Ley y el Orden, dirigido
por el general Saw Maung y luego, a partir de 1992, por el general Than
Shwe. Ante el oprobio internacional, la junta prometió organizar elecciones
multipartidistas, probablemente convencida de que las ganaría, porque
pensaba que encarnaba la legitimidad histórica del Ejército de la
Independencia. Pero ¡se equivocó!



Elecciones de 1990.  Aung San Suu Kyi se lanzó a la arena electoral.
Movilizó a las multitudes y fundó la Liga Nacional para la Democracia. Es la
hija de Aung San. Una lucha por la legitimidad histórica. Más allá de eso,
las elecciones fueron una oportunidad para expresar un rechazo masivo al
régimen militar. En mayo de 1990, mientras Suu Kyi estaba bajo arresto
domiciliario, la LND, privada de su líder bajo arresto domiciliario por el
régimen, ¡ganó 392 de los 485 escaños del Parlamento!



La junta anuló el resultado de las elecciones que ella misma había
orga-nizado. Los parlamentarios de la LND fueron reprimidos, Suu Kyi seguía
bajo arresto domiciliario. En respuesta, la oposición creó un Gobierno de
Coalición Nacional para la Unidad de Birmania (NCGUB), formado por los
diputados elegidos en las elecciones legislativas. Pero este gobierno
birmano en el exilio no fue reconocido. La junta siguió representando a
Birmania en los foros internacionales.



Frente a las crisis de 1988 y 1990, la comunidad internacional se dividió
entre los partidarios de la política de sanciones (poco eficaces para hacer
retroceder a la junta) defendida por Estados Unidos, la Unión Europea,
Canadá, Nueva Zelanda y Australia, y los partidarios del compromiso
constructivo que preservara el statu quo.



2007 y la Revolución del Azafrán. En agosto de 2007, la junta decidió
aumentar los precios de los combustibles sin previo aviso (un tipo de medida
que condujo a un aumento generalizado de los precios y provocó verdaderas
revueltas en muchos países). Los antiguos dirigentes estudiantiles de 1988,
liberados tras muchos años de prisión, volvieron a la acción, movilizándose
contra el aumento de los precios y a favor de la democracia. Cuando fueron
detenidos de nuevo, los monjes budistas tomaron el relevo; sobre todo,
porque se vieron directamente afectados por el agravamiento de la crisis
social. Para alimentarse dependían de las donaciones de alimentos que
recogían cada día por la mañana. Fundaron la organización clandestina
Alianza de todos los monjes birmanos. Reclamaron la liberación de los presos
políticos y la apertura de un diálogo con las fuerzas democráticas. Algunos
monjes fueron incluso a la casa de Aung San Suu Kyi, que permanecía bajo
arresto domiciliario.



Las manifestaciones crecieron en tamaño durante el mes de septiembre. Esta
vez, la represión causó pocas muertes (la atención internacional fue
intensa), pero el régimen atacó a los periodistas, incluidos los de Voz
Democrática de Birmania, un medio audiovisual birmano cuyas imágenes se
difundieron por todo el mundo. Las detenciones aumentaron. Se decretó el
toque de queda. Los monasterios fueron objeto de razias nocturnas. A
principios de octubre el movimiento de oposición estaba agotado.



La junta organizó de nuevo elecciones en noviembre de 2010, que esta vez no
fueron ni libres ni transparentes y que la LND boicoteó. El partido militar,
la Unión para la Solidaridad y el Desarrollo (USDP), ganó sin legitimidad.
Tuvo que negociar y liberó a Aung San Suu Kyi. Las elecciones parlamentarias
de 2012, 2015 y 2020 las ganó la LND. El Ejército se resignó a compartir el
poder, pero solo después de imponer una Constitución en 2008 que garantizaba
el mantenimiento de su poder (véase la introducción de este artículo). Suu
Kyi, jefa de facto del gobierno birmano desde abril de 2016, abrazó la
política de compromiso constructivo, al parecer, con la esperanza (que
resultó ilusoria) de que el Tatmadaw acabaría aceptando una reforma
constitucional contraria a sus propios intereses.

Las peculiaridades del Ejército birmano



Teniendo en cuenta lo que es el Ejército birmano, ¿podría ser de otra
manera?



La primera pregunta que surgió tras el golpe de Estado del 1 de febrero fue:
¿por qué el Ejército decidió hacerlo en un país donde ya controlaba la mayor
parte del poder? En cuanto a la orientación política general, no había
ningún desacuerdo con la LND que justificara la ruptura. En parte fue para
garantizar el futuro del general en jefe Min Aung Hlaing, cuya edad de
jubilación se acercaba, y por otra parte para recuperar el control del país,
ya que la legitimidad política del Tatmadaw estaba disminuyendo en favor de
la Liga Nacional para la Democracia (LND) de Aung San Suu Kyi debido a los
sucesivos fracasos electorales. Los militares birmanos eligieron actuar como
Trump: nunca pensamos que pudiera ser así, por lo que no ocurrió.



Dentro del desigual equilibrio de poder, la LND, con su legitimidad
electoral, quería mover las líneas, ampliando gradualmente la esfera de
competencia del gobierno civil. Suu Kyi se había cuidado de no cuestionar
las fuentes de enriquecimiento de los generales y no había previsto para
nada la violencia de su reacción. El Tatmadaw decidió poner fin, y para
siempre, a cualquier reparto de prerrogativas. El golpe de Estado del 1 de
febrero puso fin a la convivencia entre el Ejército y un gobierno elegido
tras unas elecciones libres, que inexorablemente dio la mayoría a un partido
rival, en este caso el dirigido por la consejera de Estado Aung San Suu Kyi.
En general, la junta atacó a toda la sociedad civil que se había
desarrollado tras la apertura económica del país una década antes:
asociaciones y sindicatos, derechos civiles, etc. Si el Comité de
Desobediencia Civil (CMD) se formó inmediatamente después del golpe, no fue
solo para protestar contra el derrocamiento de un gobierno elegido, sino
porque sus libertades fueron directamente atacadas: no se había olvidado el
precedente de 1988.



La segunda cuestión que surgió en el extranjero tras el golpe de Estado fue
precisamente esta: ¿la generación de generales representada por el general
en jefe Min Aung Hlaing actuaría con la misma brutalidad que la anterior o
sería más moderada? Pronto obtuvimos la respuesta. El Tatmadaw no ha
cambiado.



El Tatmadaw no puede cambiar y ése es el problema. Con al menos 350.000
hombres, es un Estado dentro de otro Estado, una forma de poder total, un
mundo aparte. La columna vertebral profesional del Ejército (que también
fuerza el reclutamiento obligatorio en las familias) representa un ascensor
social para los jóvenes educados en el culto al líder.



Los oficiales y sus familias viven en un circuito cerrado, beneficiándose de
privilegios que les convierten en una casta por encima de la sociedad (lo
mismo ocurre, por cierto, con sectores de la burguesía globalizada). El
cuerpo de oficiales obtiene enormes beneficios a partir de su control sobre
la burocracia estatal y de dos grandes conglomerados, la Myanmar Economic
Corporation (MEC) y la Myanmar Economic Holdings Limited (MEHL) [26], así
como del tráfico de piedras preciosas o madera. A veces constituyen cuasi
monopolios y abarcan muchos sectores: aviación, banca y seguros, energía,
productos farmacéuticos, importaciones, construcción, turismo, minas
(especialmente el jade), etc.



El Ejército concede autorizaciones y licencias en muchos sectores de
actividad. La economía caqui no es exclusiva de Birmania, pero está
especialmente desarrollada allí, dando lugar a un capitalismo clientelar,
instrumento de corrupción y control. El poder del Tatmadaw no solo se
organiza a escala nacional. El ejército constituye una autoridad paralela
que duplica a la administración civil de arriba abajo, lo que le confiere
una gran capacidad de influencia en la sociedad a todos los niveles. Incluso
en tiempos de crisis, es poco probable que se produzcan deserciones
significativas dentro del ejército (a diferencia de la policía, donde sí se
han producido, y entre los reclutas forzosos que viven bajo la amenaza de
represalias si se niegan a obedecer órdenes). La experiencia del pasado le
da confianza en su capacidad de aguante, frente al oprobio y las sanciones
internacionales (todas relativas). Sabe que puede contar con el apoyo de
China y Rusia en caso de que vengan mal dadas. La junta cree que el tiempo
corre a su favor.



El número de deserciones parece aumentar, pero sigue siendo marginal. Sin
embargo, las rivalidades internas entre los mandos podrían dividir al
personal, especialmente si el coste de las sanciones es tan elevado que la
economía caqui entra en crisis y sus beneficios se desploman. Esto es
teóricamente posible, pero nunca se ha dado en el pasado.



Autoridades budistas



En Birmania, como en otros lugares, las corrientes de referencia budis-tas
pueden, según el período o el tema, abarcar todo el espectro político.
Algunos monasterios participan en la protesta democrática, como en 2007 u
hoy en Mandalay. Otros movimientos pueden situarse en la extrema derecha
fascista, como fue el caso de la Organización para la Defensa de la Raza y
la Nación (Ma Ba Tha), que desempeñó un papel clave en el genocidio de los
rohinyás. En cuanto a las autoridades oficiales (la Sangha), se supone que
no deben involucrarse en la política, pero tradicionalmente apoyan el
régimen vigente, sin hacer de su carácter dictatorial una manzana de la
discordia. Tras el golpe de Estado del 1 de febrero, el Estado Mayor se
ocupó de cortejar más que nunca a la jerarquía religiosa.



La orden monástica cuenta con 500.000 miembros divididos en 9 sectas. Al
principio, ante la crisis provocada por el golpe de Estado del 1 de febrero,
el clero se mantuvo al margen. Grupos de bhikkhus (monjes) se unieron a las
protestas, levantando pancartas, pero fue algo anecdótico: fueron menos
numerosos que los monjes a favor del Ejército que apoyaron públicamente el
golpe unos días antes de que se produjera. Sin embargo, bajo la continua
presión del movimiento de desobediencia civil, la alianza conservadora entre
las autoridades religiosas y el régimen militar comenzó a resquebrajarse
seriamente. Una de las figuras más influyentes, Sitagu Sayada, muy cercana
al general en jefe, ha sido objeto de críticas en las redes sociales. Su
secta, la Shwe Kyin, acabó pidiendo a los militares que mostraran más
moderación en su represión. Los monjes a favor de la democracia están
haciendo oír su voz, especialmente en Mandalay, el segundo centro urbano más
grande de Birmania, donde varios monasterios han entrado en franca
disidencia. En Mandalay, los monjes dirigen un flash mob diario por la
tarde, sabiendo que su presencia proporciona protección.



Hace poco, el presidente del Comité Nacional de la Sangha –estructura creada
por la junta en la que ha nombrado a venerables de su elección– anunció que
cesaba todas sus actividades. ¡Malas noticias para la junta!

Los monasterios de Mandalay y los monjes, en su mayoría jóvenes, han
desafiado los edictos religiosos que prohíben la actividad política para
proclamar su condena a los generales. Sin embargo, la facción promilitar del
clero sigue siendo poderosa, alegando que el régimen está protegiendo la
identidad budista de Birmania contra la supuesta amenaza de una lenta toma
de posesión islámica. Entre este grupo se encuentra el movimiento Ma Ba Tha
(Organización de Defensa de la Raza y la Nación) dirigido por Parmaukha, el
monje ultranacionalista y muy influyente que persiguió su odio hacia los
rohinyás hasta el punto de llegar al genocidio. En su opinión, Aung San Suu
Kyi estaba preparando el camino para “la extinción de nuestra religión,
nuestra etnia y todo el país”. [27]



Aung San Suu Kyi y el futuro de la LND



La personalidad de Aung San Suu Kyi y su ascenso en la Liga Nacional para la
Democracia ha sido una parte importante de la historia política (y del
movimiento de solidaridad) de Birmania en las últimas décadas. Los que la
conocen (lo que no es mi caso) tienen a veces opiniones contradictorias al
respecto. Es innegable que es muy valiente. Pero, de forma igualmente
innegable, ha habido un verdadero malentendido sobre la naturaleza de su
compromiso democrático. La imagen del icono, Premio Nobel de la Paz, se hizo
añicos cuando defendió con uñas y dientes, en el ámbito internacional, la
intervención del ejército que condujo al genocidio de los rohinyás,
masacrados, obligados a huir (750.000 refugiados), que se han convertido en
una población apátrida sin futuro. Si finalmente se abriera un juicio contra
los milita-res responsables de esta tragedia, Suu Kyi estaría en el
banquillo de los acusados por complicidad.



Al parecer, para algunos, su posición no era más que un cálculo político en
el complejo juego que practica con los militares. Para otros, no quería
manchar la reputación de un Ejército que fundó su padre. A la vista de la
virulencia y coherencia de su discurso (se negó a pronunciar el nombre de
los rohinyás, considerándolos bangladesíes) y de los obstáculos que pone a
su regreso, me parecen explicaciones bastante insuficientes, aunque no sean
justificaciones.



Cabe esperar que la dramática (y muy concreta) historia de la larga
persecución y el genocidio de 2017 contra los rohinyás, una población
predominantemente musulmana que vive en el Estado de Rakhine (Arakan), pueda
ser revisada por fin por las nuevas generaciones.



Como ya se ha señalado, Aung San Suu Kyi pertenece a la élite social de
Bamar, cuya visión de las minorías étnicas comparte, y es, me parece, parte
del etnonacionalismo dominante. Es democrática en el sentido de que defiende
la preeminencia de un gobierno civil. Por otro lado, es autoritaria, no da
poder a la sociedad civil y no le gustan los contrapoderes alternativos a la
LND. Antes del golpe de Estado del 1 de febrero, estaba inmersa en un
complejo juego de presiones y negociaciones en el que quería conservar el
control total, sin la intervención autónoma de la sociedad civil, cuyas
libertades enmarca.



La crisis actual puede estar volviendo a barajar las cartas. Aunque en el
país de Bamar la resistencia se apoya masivamente en la legitimidad
electoral de Suu Kyi, la LND y el CPHR, cientos de miles de personas
contribuyen a la organización diaria de la lucha en sus localidades. El
Movimiento de Desobediencia Civil nació fuera del control de la Liga, y una
nueva generación de líderes debe forjarse dentro de la propia Liga (Aung San
Suu Kyi tiene 75 años).



La evolución de la LND y el aprendizaje del pluralismo militante en el campo
de la antidictadura son algunos de los principales interrogantes que abre la
actual crisis.



Los bamar y las minorías nacionales



Otra cuestión importante es la relación entre los bamar del centro (68% de
la población) y los miembros de las minorías nacionales de la periferia de
la cuenca del Irawadi. Como hemos visto, esta cuestión atraviesa toda la
historia de Birmania. Parece que, por primera vez, las condiciones actuales
hacen posible una solución federal real y compartida, dando contenido al
nombre oficial del país: Unión de Birmania o República de la Unión de
Myanmar, que reconoce la existencia de 135 grupos étnicos.



Una nueva generación de activistas, la llamada Generación Z, muy joven
(estudiantes de secundaria) puede romper con los prejuicios del pasado. El
Movimiento de Desobediencia Civil se ha impuesto en casi todas las regiones
del país y en todos los Estados con minorías nacionales. Me parece que nunca
antes había sido tan cierto.



Por supuesto, existe una discrepancia entre las manifestaciones espontáneas
contra el golpe de Estado y la posición de las autoridades oficiales
(parlamentos) de los Estados nacionales, que a menudo han permanecido
pasivas.



El primer objetivo de una minoría étnica es ser dueña de su propia casa,
tener el control de su territorio histórico, no ser despojada de él. En
función de la situación, puede concluir o denunciar acuerdos de alto el
fuego con el poder central. En esta perspectiva, las autoridades de cada
grupo étnico pueden ir por libre o, por el contrario, construir un frente
común para pesar juntas, por ejemplo, para imponer un verdadero sistema
federal. Hoy en día, probablemente nos encontremos en una situación
intermedia. [28] Otro factor que hay que tener en cuenta es que suele haber
más de un partido y movimiento armado en un Estado étnico.



El Estado de Karen (o Estado de Kayin, fronterizo con Tailandia) está a la
cabeza de la oposición a la dictadura. La Quinta Brigada de la Unión
Nacional Karen (KNU) es uno de los mayores grupos armados del país. Desde el
principio, se declaró dispuesta a recibir y proteger a los miembros
clandestinos del CPHR y luego del GNU. Se produjeron intensos combates y el
ejército bombardeó el distrito de Papun. Más de diez mil personas huyeron de
sus pueblos, algunas de las cuales se refugiaron en Tailandia, de donde
fueron rechaza-das inicialmente. [29] Sin embargo, la dureza del conflicto
ha abierto un debate político en sus filas de cara a su próximo congreso.



En el Estado de Kachin, en el extremo norte, fronterizo con India y China,
el Ejército de la Independencia de Kachin atacó un puesto militar remoto en
represalia por la muerte de manifestantes de desobediencia civil. En la
ciudad de Shwegu, más de 400 empleados del gobierno, incluidos agentes de
policía, habrían participado en el movimiento. [30]



En Arakan (Estado de Rakhine), la junta ha retirado al Ejército de Arakan
(AA) de la lista de organizaciones terroristas y se ha firmado un alto el
fuego. Sin embargo, las AA amenazan con romper el alto el fuego si el
Ejército sigue atacando a la oposición democrática en su territorio.



Lo mismo ocurre en otros Estados minoritarios. Las fuerzas de auto-defensa
se mantienen en una postura de espera, pero pueden reaccionar cuando el
ejército asesine a los manifestantes.



Como se ha señalado, para las minorías nacionales, la cuestión del
federalismo es esencial. Ante la adversidad, la Liga Nacional para la
Democracia se ha comprometido (por fin) a abordar eficazmente esta cuestión.
Si este compromiso se concreta, puede cambiar el panorama geopolítico de la
propia Birmania. Si no, algunas minorías amenazan con exigir la
independencia.



La formación clandestina del Gobierno de Unidad Nacional (GNU) es un paso
importante en este sentido. Su composición es efectivamente multiétnica.
[31]



Por el momento, China sigue influyendo en la posición de los Estados
fronterizos del norte y, en particular, en la del poderosísimo Ejército del
Estado de Wa (UWSA), que es el mejor equipado en términos de armas. En
cuanto a la junta, está haciendo todo lo posible para cooptar a las élites
sociales de las minorías y ganárselas. Se está llevando a cabo una compleja
lucha, cuyo resultado ayudará a definir el futuro del país.



El impacto geopolítico



Si el movimiento de desobediencia civil se hubiera interrumpido rápidamente,
la junta probablemente habría podido salirse con la suya a nivel
internacional sin grandes costes. En términos de inversión y comercio, la
economía birmana es principalmente regional: Singapur, China, Tailandia,
India... (el primer país occidental afectado es Gran Bretaña). La regla de
oro de la ASEAN [32] es la no injerencia en los asuntos inter-nos de sus
países miembros (esta asociación es un club de regímenes autoritarios). Esta
es también la posición tradicional de China en el Consejo de Seguridad de la
ONU. Las empresas occidentales (de las que Total es un ejemplo típico)
desempeñan un papel económico y financiero considerable, pero están
acostumbradas a trabajar con las dictaduras sin ningún reparo.



El movimiento de desobediencia civil no se ha extinguido y ha cambiado las
reglas del juego diplomático. La actitud de China lo atestigua. En tiempos
normales, se habría contentado, junto con Rusia, con oponerse en el Consejo
de Seguridad de la ONU a cualquier injerencia en los asuntos internos de
Birmania (la prensa china había empezado describiendo el golpe de Estado
como una importante remodelación del gabinete). Esta vez, aunque se opuso a
la condena del Consejo a la junta, tuvo que aceptar que el Consejo expresara
su “grave preocupación” y pidiera la “liberación inmediata” de todos los
detenidos y el fin de las restricciones a periodistas y activistas.



En términos más generales, Pekín debe conciliar intereses contra-puestos, lo
que se hace difícil en tiempos de crisis aguda. Aung San Su Kyi mantenía
excelentes relaciones con Xi Jinping; ahora está en prisión y se anuncia su
juicio por alta traición. El PCCh considera que los territorios fronterizos
ocupados por las minorías nacionales del norte forman parte de su perímetro
geoestratégico de seguridad y les vende armas. Sin embargo, necesita
asegurar las cuantiosas inversiones realizadas en el país, lo que requiere
un acuerdo con los militares en el poder. Exige que este proteja las
empresas textiles chinas en Birmania (las queman en represalia por su apoyo
a la junta), así como los oleoductos y gasoductos que traen la energía vital
desde los puertos birmanos. El acceso al océano Índico sigue siendo un
objetivo importante, y el corredor birmano (además del corredor pakistaní)
lo ofrece. En estas condiciones, lo más probable es que su prioridad sea la
estabilidad del país, que por el momento no existe.



No hay amor perdido entre Pekín y el muy anticomunista Tatmadaw (no hay nada
de comunista en el Estado chino, pero no es seguro que los generales
birmanos se hayan dado cuenta de ello). Sin embargo, en caso de mal tiempo,
los golpistas pueden contar con el apoyo más o menos entusiasta de China,
Rusia, Vietnam y la India de Modi. Todos estos países estuvieron
representados en el escenario durante la celebración del Día del Ejército:
Pekín de forma un poco más discreta que Moscú. La junta ha nombrado un
gobierno que incluye a civiles birmanos conocidos por sus vínculos con el
PCCh (en el ámbito de la cooperación económica o cultural). [33]
Probablemente se trata de una medida para facilitar el despliegue del escudo
protector chino.



Es posible que Xi Jinping no haya tenido nada que ver con el golpe del 1 de
febrero (¿podría haberlo evitado?), pero es seguro que la opción china fue
considerada una baza maestra por la junta, alimentando su extremismo. Puede
contar con sus dos principales proveedores de armas, China y Rusia.



Las sanciones



Algunas de las sanciones impuestas tras el golpe de Estado han sido
perjudiciales, como la congelación por parte del presidente Biden de una
transferencia de 1.000 millones de dólares del Banco Federal de Estados
Unidos a Birmania. Otros muestran lo que se puede hacer y fomentan la
solidaridad internacional, que puede ser eficaz en el contexto actual.



Sin embargo, en general, las medidas solo se dirigen a los miembros de la
junta o a las ventas a las fuerzas represivas; no afectan al imperio
económico del Tatmadaw y, por el momento, no se imponen a las grandes
empresas que comercian con el Estado y la economía caqui.



Ya en 2017 y con la persecución de los rohinyás, las empresas habían
comenzado a abandonar Birmania, siguiendo el ejemplo del fabricante de
cemento LafargeHolcim. La empresa franco-suiza anunció en el verano de 2020
la liquidación de su filial birmana, mientras que fue citada en el informe
de los expertos independientes de la ONU por tener vínculos contractuales o
comerciales con el Ejército. Por su parte, la cervecera japonesa Kirin
anunció a principios de febrero su intención de poner fin rápidamente a sus
relaciones con el Ejército birmano (explota dos cervecerías en el país). Sin
embargo, la Unión Europea y las empresas francesas en particular se
mantienen al margen de esta cuestión.



El grupo hotelero Accor se hace el inocente, aunque está asociado a un
conglomerado de la economía caqui en la construcción de un hotel de cinco
estrellas con 366 habitaciones en Rangún, el Novotel Yangon Max. Su socio es
el Grupo Max Myanmar. Esta empresa ayudó al Ejército a construir
infraestructuras que impidieran el regreso de los rohinyás a su tierra en el
Estado de Rakhine (Arakan) tras la persecución de 2017 que les empujó al
éxodo. En 2919, expertos independientes de la ONU concluyeron una
investigación dictaminando que el socio de Accor debía ser objeto de una
investigación penal que podría llevarle a ser procesado por contribuir a un
crimen contra la humanidad. Y eso es todo.



Por su parte, Total explota desde 1992 una parte del yacimiento de gas de
Yadana frente a las costas de Birmania. [34] En 2020, el presidente birmano
concedió a Moattama Gas Transportation Co, la filial del grupo internacional
Total registrada en Bermudas, el “Premio al Mayor Contribuyente” en la
categoría de “empresas extranjeras” para el año fiscal 2018-2019. En
general, Total es el mayor, o uno de los mayores, contribuyentes financieros
del Estado birmano, pagándole 257 millones de dólares (213 millones de
euros) en 2019. A partir de ahora, como denuncia la ONG Justicia para
Myanmar, “los inversores extranjeros financiarán un régimen militar brutal e
ilegítimo, como ocurría antes de 2011”. El GRU, que representa la
continuidad del parlamento elegido y, por tanto, la autoridad legal del
país, ha exigido a Total que deje de pagar cualquier tipo de ingreso a la
junta y al Ejército. Al negarse a hacerlo, Total está respaldando el golpe
de Estado.



Canal+ (grupo de televisión francés y filial de Vivendi) tiene una sociedad
de cartera registrada en Singapur. Emite el canal de televisión estatal
Radio y Televisión de Myanmar (MRTV). Afirma que es técnica-mente incapaz de
retirarlo de su ramo (cosa que sí ha hecho Facebook).



Otras empresas francesas pretenden introducirse en el mercado birmano de la
ciberseguridad y los sistemas de identificación biométrica. De hecho, el
número de empresas francesas y europeas implicadas en Birmania con el Estado
o la economía caqui es bastante significativo. No deberían poder seguir
ejerciendo su actividad de forma discreta.



EstadosUnidos se ha dotado (unilateralmente) de un arma nuclear en términos
de sanciones. Cualquier transacción realizada en dólares en cualquier parte
del mundo puede caer en manos de la justicia estadounidense si es contraria
a la política de Washington. Esta arma ya se ha utilizado, por ejemplo,
contra bancos o empresas que hacen negocios en Irán, ¡y las multas exigidas
son altísimas! Negarse a pagar significa que se le prohíba la entrada a
Estados Unidos... Joe Biden ha dicho que está estudiando la posibilidad de
utilizar este procedimiento en el caso birmano..., pero no lo ha hecho aún.



La Unión Europea y las sanciones



La Unión Europea se ha ceñido a una definición estrecha de las sanciones y
no parece que esto vaya a cambiar. Según un diplomático, los ministros de
Asuntos Exteriores de los 27 Estados miembros de la UE se declararon el
lunes 22 de febrero “dispuestos a adoptar medidas restrictivas contra los
responsables directos del golpe militar y sus intereses económicos”. “Las
sanciones pueden dirigirse solo a determinadas administraciones o
individuos, militares o no, pero primero hay que reunir las pruebas y
establecer una base legal para estas sanciones”. [35] Como señala Sophie
Brondel, de la asociación Info Birmanie, “no solo hay que atacar a los
militares, cuyos ahorros se invierten a menudo en Singapur, sino a las
grandes empresas que refuerzan su poder”. Se anuncia una nueva serie de
sanciones en la ONU y por parte de varios gobiernos, tendremos que juzgar
sobre los hechos.



Lo que está en juego en la crisis birmana es internacional. El Sudeste
Asiático se encuentra en la encrucijada de la región de Asia-Pacífico, cuya
importancia geoestratégica ha pasado a ser mayúscula: es allí donde se juega
de forma primordial el enfrentamiento entre Estados Unidos y China. También
es donde, como reacción al endurecimiento de los regímenes dictatoriales, ha
comenzado una ola de resistencia democrática, desde Hong Kong hasta
Tailandia. Birmania es la continuación de esta ola. Por muchas razones, los
movimientos progresistas de países como Filipinas (donde el Ejército vuelve
a librar una guerra sin cuartel contra todo lo que decide considerar
subversivo y donde las minorías étnicas también están sufriendo un violento
proceso de despojo) consideran la lucha del pueblo de Myanmar como propia.
El resultado de la lucha tendrá implicaciones para toda la región.



* Pierre Rousset es coordinador de la asociación de solidaridad
internacional Europe Solidaire Sans Frontières (ESSF,
www.europe-solidaire.org/ <http://www.europe-solidaire.org/> )



Notas



1] Esto es cierto para toda la historia del siglo XX. Véase Pierre Grosser,
L’histoire du monde se fait en Asie. Une autre vision du XXe siècle, Odile
Jacob, 2017.

2] https://www.irrawaddy.com/

3] Cualquier modificación de la Constitución requiere al menos el 75% de los
votos.

4] Oficialmente consejera de Estado, Suu Kyi era la jefa de Estado de facto,
pero no podía serlo de iure, porque los militares habían introducido una
cláusula constitu-cional contra ella, según la cual el cargo no podía ser
ocupado por alguien cuyo cónyuge o hijos fueran extranjeros, como era el
caso de su marido.

5] Bianca Pessoa y Debbie Stothard, ht t ps: //ent r ele sl ig ne s ent r
ele smot s . blog/2021/05/15/. Disponible en ESSF (artículo 58252).
Entrevista: Women leading democratization efforts in Myanmar.

6] Laura Villadiego:
https://www.equal-times.org/la-revolution-des-femmes-que#.YJj2pLUzaHs
Disponible en el ESSF (artículo 58082), [-art 58082]  .

7] CPHR: Comité de Representación de la Pyidaungsu Hluttaw, es decir, el
parlamento en resistencia. Más tarde se formó el Gobierno de Unidad Nacional
(GNU) multiétnico, como veremos más adelante.

8] “The Irrawaddy”, 8 de mayo de 2021
http://www.laboursolidarity.org/La-junte-du-Myanmar-suspend-plus .
Disponible en ESSF (artículo 58161), “La junta de Myanmar suspende a más de
1.600 profesores”.

9] Véase en particular Pierre Rousset, ESSF (artículo 57450):
http://www.euro-pe-solidaire.org/spip.php?article57450

10] Véase en particular Rodolphe de Koninck, L’Asie du Sud-Est, colección U
(Géographie), Armand Colin 2012, capítulo 8.

11] Tres grandes deltas fluviales riegan la península del Sudeste Asiático:
el Irrawaddy en Birmania, el río Rojo en el norte de Vietnam y el Mekong
para Laos, Tailandia, Camboya y el sur de Vietnam. Además, todos los Estados
de esta parte del mundo tienen al menos una salida marítima, a excepción de
Laos.

12] Para una obra completa sobre Birmania, véase Renaud Egreteau, Histoire
de la Birmanie contemporaine. Le pays des prétoriens, Fayard 2010. Véase
también Jean Perrin, “La Birmanie” en Le Thanh Khoi, L’Histoire du XXe
siè-cle. L’Asie du Sud-Est, vol. I, Sirey, 1970. Para un seguimiento, véase
la publicación anual L’Asie du Sud-Est. Bilan, enjeux et perspectives,
Irasec e Indes savantes.

13] La conquista española del archipiélago filipino es la gran excepción.

14] Las rivalidades interimperialistas permitieron incluso que Siam
(Tailandia), con la ayuda de Alemania, siguiera siendo independiente: un
estado tapón entre las zonas

de influencia británica y francesa.

15] La venta de las Filipinas fue un buen negocio para Madrid, ya que España
había perdido en gran medida el control de su colonia.

16] Pero casi cuatro siglos en Filipinas.

17/ Según las asociaciones Suisse-Birmanie, Action Birmanie (Bélgica) e Info
Birmanie (Francia).

18] François Robinne, septiembre de 2 0 0 6 , https: // jou r na ls.opened
ition.org /moussons /19 53 . Dispon ible en E S SF (artículo 57718), Reseñas
de libros: sobre Nationalism as Political Paranoia in Burma. An Essay on the
Historical Practice of Power, de Mikael Gravers.

19] “The Irrawaddy, The Long History of Myanmar’s Civil Disobedience
Movement”, 29 de marzo de 2021. Disponible en el ESSF (artículo 57409).

20] Stephen Campbell,
https://www.academia.edu/24486547/Rethinking_Myanmars_Left_Intellectual_Hist
ory_The_Subaltern_Politics_of_Banmaw_Tin_Aung_and_Thakin_Po_Hla_Gyi.
Disponible en ESSF (artículo 57189)

21] Las palabras birmano y myanmar existían en Birmania antes de la
colonización. Los británicos anglicizaron el primero. Todos los movimientos
de solidaridad del siglo pasado utilizaron el término Birmania y se negaron
a sustituirlo por Myanmar porque fue un régimen dictatorial el que lo
convirtió en el nombre oficial del país en 1989.

22] François Robinne, op. cit.

23] ko ko thett & James Byrne (2012) Bones will Crow. 15 Contemorary Burmese
Poets, Arc Publications.

24] Conjunto de creencias y prácticas basadas en la atribución de
propiedades a los números que rigen la vida humana, propiedades que varían
según el contexto.

25] Véase, en particular, Frédéric Debomy, “Burma: Can the army ever give up
power? “,

Asialyst. 12 de marzo de 2021:
https://asialyst.com/fr/2021/03/12/birmanie-armee-tatma-daw-peut-elle-un-jou
r-abandonner-pouvoir/ Disponible en el ESSF (artículo 57154).

26] Según un informe de Amnistía Internacional, MEHL distribuyó 18.000
millones de dólares en dividendos al personal militar activo y retirado
entre 1990 y 2011.

27] AFP
https://www.frontiermyanmar.net/en/buddhist-monks-in-myanmar-split-onanti-ju
nta-movemen.  Diponible en ESSF (artículo 58132).

28] David Scott Mathieson,
https://asi-atimes.com/2021/03/the-rebels-whow-ill-and-wont-fight-myanmars-c
oup/.  Disponible en ESSF (artículo 57480)..

29] The Irrawaddy, ESSF (artículo 57407), “10.000 Karen Flee Myanmar
Military Airstakes”.

30] The Irrawaddy, ESSF (artículo 57448), “Kachin Independence Army Attacks
Myanmar Regime Police Station”.

31] The Irrawaddy, 16 de abril de 2021:
https://www.irrawaddy.com/news/burma/whos-myanmars-national-unity-government
.html . Disponible en ESSF (artículo 57704).

32] Acrónimo de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.

33] The Irrawaddy, ESSF (artículo 57422), “Realpolitik: Myanmar Regime’s
Cabinet Includes Some Old China Hands”.

34] Francis Christophe,
https://asialyst.com/fr/2021/04/05/total-birmanie-tabou-ebranle

35] Citado por Bruno Philip y Julien Bouissou, Le Monde, 3 de marzo de 2021.

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