Israel/ El asesinato a sangre fría de palestinos tiene el silencio como único eco. [Gideon Levy]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Sep 4 10:34:00 UYT 2021





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Correspondencia de Prensa

4 de setiembre 2021

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Israel



El asesinato a sangre fría de palestinos tiene el silencio como  único eco



Gideon Levy *

Viento Sur, 2-8-2021

https://vientosur.info/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur



En apariencia, la situación ha sido relativamente tranquila en los últimos
días en los territorios ocupados por Israel. Ninguna víctima israelí, casi
ningún ataque en Cisjordania y absolutamente ninguno en el propio Israel.
Gaza ha estado relativamente tranquila desde el final de la última ofensiva
de Israel allí, la Operación Guardián del Muro.



En Cisjordania, la desesperada rutina diaria continúa durante este llamado
período de calma, una ironía suprema cuando se presta atención a estas
terribles cifras: desde mayo, más de cuarenta palestinos han sido asesinados
en Cisjordania.



En el solo un fin de semana de finales de julio, el ejército israelí mató a
cuatro palestinos, incluido un niño de 12 años. De estos cuarenta, dos
procedían de la misma aldea, Beita, que recientemente perdió a seis de sus
habitantes: cinco manifestantes desarmados y un fontanero que, según se
informa, fue llamado para reparar un grifo en algún lugar. Ninguno de los
cuatro muertos a finales de julio representaba ninguna amenaza para la vida
de las y los soldados o colonos israelíes.



El uso de munición real contra estas personas estaba prohibido, por no
hablar de apuntar a matar, como hicieron las y los soldados israelíes que
les dispararon. Cuatro seres humanos o, si lo prefiere, cuarenta seres
humanos, cuyas familias han visto su mundo hundirse, personas con planes,
sueños y deseos; todos repentinamente reprimidos por algún joven soldado
israelí de forma tan despreocupada y brutal.



Por si todo esto no fuera suficiente, tened en cuenta esto: los medios
israelíes apenas cubrieron estas muertes. Ninguno de los dos principales
títulos israelíes mencionó la muerte de un adolescente de 12 años en Beit
Omar, entre Belén y Hebrón; ni los dos canales de televisión privados más
grandes se molestaron tampoco en hablar de ello.



En otras palabras, la muerte de un niño de 12 años - Mohammed al-Alami, que
fue de compras con su padre y su hermana cuando soldados israelíes
acribillaron su coche a balazos, matando a este niño que, como su padre, no
había hecho nada malo - fue considerada sin importancia y poco interesante
por algunos medios israelíes.



Indiferencia ante el asesinato



Esta es la única explicación posible para esta falta de atención
generalizada frente al asesinato. Hay que recordar que todos estos
asesinatos llevados a cabo desde mayo apenas se han señalado, y mucho menos
investigado, y se puede vislumbrar el retrato de la represión israelí y la
negación de la ocupación a través de la versión de la "Cúpula de Hierro"
presentada por los medios de comunicación, con la amable autorización de la
prensa libre, en toda su abyección.



Esta sombría imagen del ejército y su brutal modus operandi ha sido ahorrada
a las y los israelíes, protegidos por una prensa muda. Protegidos por este
silencio, negación y represión, incluso los políticos y generales israelíes
no tienen que explicar o siquiera interesarse por el hecho de que no pasa
una semana sin víctimas palestinas en los territorios ocupados, tampoco
durante este período de relativa calma.



Así, hasta hace unos días, ningún oficial militar había hecho la más mínima
crítica al comportamiento de estos soldados, por no mencionar la evocación
de intervenciones judiciales o la apertura de una investigación seria. Solo
después de una serie de artículos y editoriales en Haaretz que el Jefe del
Estado Mayor del Ejército, el General Aviv Kochavi -considerado una
personalidad con valores morales- ha "pedido bajar la temperatura". Ni una
orden, ni un requerimiento. Ninguna intervención judicial ni investigación,
solo una vaga declaración de buenas intenciones para el futuro.



Detrás de todo esto se esconde el desprecio por la vida de las y los
palestinos. En Israel nada es menos valioso que la vida de una persona
palestina. Esto va desde los trabajadores de la construcción que caen como
moscas en obras de construcción en Israel sin que nadie se preocupe por ello
hasta manifestantes desarmados en los territorios ocupados muertos a tiros
por las y los soldados sin que nadie rechiste.



Hay un denominador común: la convicción en Israel de que la vida de las y
los palestinos no vale mucho. Si las y los soldados dispararan a animales
callejeros con tanta indiferencia como sobre las y los palestinos, habría
una inundación de indignación y estos soldados serían procesados y
severamente castigados. Pero solo están matando palestinos, así que ¿cuál es
el problema?



Cuando una o un soldado israelí dispara a un niño palestino en la cabeza o a
un adolescente palestino o a un manifestante o fontanero una bala al
corazón, la sociedad israelí permanece en silencio y apática. Se contenta
con las explicaciones sin concreción y a veces con las mentiras
desvergonzadas del portavoz del ejército, omitiendo la expresión de
cualquier escrúpulo moral sobre la necesidad de matar.



Hay tantas víctimas que he investigado y sobre las que he escrito en los
periódicos que no han despertado ningún interés particular...



Muerte de un fontanero



Shadi Omar Lofti Salim (41 años), un próspero fontanero que vivía en Beita,
en el centro de Cisjordania, salió de su casa en la noche del 24 de julio en
dirección a la carretera principal en la que se encuentra la válvula de la
red de suministro de agua de la aldea, después de que se descubriera un
problema.



Estacionó su coche junto a la carretera y se dirigió a esta válvula, con una
llave inglesa roja en la mano. Eran las 10:30 p.m. Cuando se acercó a la
válvula, los soldados cercanos abrieron fuego de repente y lo abatieron. Más
tarde afirmaron que corría hacia ellos sosteniendo una barra de metal. La
única barra de metal era la llave roja inglesa que quedó en el suelo junto a
su paquete de cigarrillos y una mancha de sangre ya seca cuando llegamos
allí unos días después de su muerte.



Una semana más tarde, en la misma aldea, las y los soldados mataron a Imad
Ali Dweikat (37), un trabajador de la construcción, padre de cuatro niñas y
un niño de dos meses. Fue durante la manifestación semanal del viernes. Las
y los habitantes de Beita se han estado manifestando cada semana durante
unos dos meses contra el establecimiento de un puesto avanzado ilegal en
tierras de la aldea. Esta colonia, Givat Eviatar, fue construida
extraoficialmente y luego vaciada de sus habitantes por Israel, pero las
cuarenta estructuras erigidas rápidamente allí no fueron destruidas. Esta
tierra no ha sido devuelta a sus propietarios, a quienes no se les permite
acercarse a ella.



Desde que se lanzó Givat Eviatar hace más de diez semanas, cinco
manifestantes palestinos han sido asesinados por las o los soldados. Ninguno
de los cinco estaba lo suficientemente cerca como para poner en peligro la
vida de los soldados de ninguna manera, a pesar de que la gente que se
manifestaba arrojó piedras y quemó neumáticos para protestar contra el
acaparamiento de sus tierras.



Las y los habitantes están decididos a seguir resistiendo hasta que se les
devuelva su tierra, y mientras tanto, la sangre fluye, semana tras semana.



Disparo aleatorio



Dweikat estaba bebiendo un vaso de agua cuando un francotirador israelí le
eligió, aparentemente al azar, y le disparó en el corazón a varios cientos
de metros de distancia. La bala explotó en su cuerpo, dañando sus órganos
internos y Dweikat murió en el acto, con la sangre fluyendo de su boca. Ali,
su hijo recién nacido, ya es huérfano.



Todas estas muertes son ejecuciones. No hay otro término para describirlas.



Unas semanas antes, las y los soldados habían disparado y matado a un
adolescente, Muhammad Munir al-Tamimi, en otra aldea que protestaba, Nabi
Saleh. Tamimi tenía 17 años y es la quinta víctima en este pequeño pueblo en
los últimos años. Toda la gente allí pertenece a la familia Tamimi y, desde
hace años, se ha resistido al robo de sus tierras por las colonias
circundantes.



Todas estas muertes son ejecuciones. No hay otro término para describirlas.
Disparar a manifestantes desarmados, adolescentes, niños, un fontanero, un
trabajador de la construcción, personas que se manifiestan públicamente para
recuperar sus propiedades y la libertad es un crimen. Hay muy pocos
regímenes en este mundo donde las y los manifestantes desarmados sean
abatidos, excepto Israel, "la única democracia en Oriente Medio", donde esto
no afecta la tranquilidad espiritual de la gente.



Incluso las recriminaciones que escuchamos aquí y allá frente a estos
asesinatos sistemáticos se derivan del hecho de que esto podría conducir a
un deterioro de la situación en general. Sobre la cuestión de la legalidad y
en particular la moralidad del asesinato de personas inocentes, nadie dice
ni pío.



Israel es considerado una democracia, un querido hijo del mundo occidental
con valores similares. Cuarenta personas civiles desarmadas muertas en los
últimos dos meses y medio, cuatro muertes solo en la última semana de julio,
son un testimonio doloroso, aunque silencioso, del hecho de que, aunque
todavía se considera una democracia, Israel no es juzgado de la misma manera
que otros países.(Artículo publicado en MIDDLE EAST EYE, 26-8-2021:
https://www.middleeasteye.net/fr/opinion-fr/israel-meurtre-palestiniens-inno
cents-impunite-indifference-occupation)



* Gideon Levy es columnista de Haaretz y miembro del consejo editorial del
periódico. Levy se unió a Haaretz en 1982, y pasó cuatro años como editor
adjunto del periódico. Fue galardonado con el Premio Euro-Med de Periodismo
para 2008, el Premio a la Libertad de Leipzig en 2001, el Premio de la Unión
de Periodistas Israelíes en 1997 y el Premio de la Asociación de Derechos
Humanos en Israel para 1996. Su nuevo libro, The Punishment of Gaza (El
castigo de Gaza), acaba de ser publicado por Verso.

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