Estados Unidos/ Las verdaderas cifras del movimiento de huelgas y de huelguistas. [Johnnie Kallas/Eli Friedman/Leonardo Grageda]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Abr 8 09:29:44 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

8 de abril 2022

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Estados Unidos



Por primera vez durante décadas, un verdadero balance sobre la cantidad de
huelgas y de huelguistas



Johnnie Kallas/Eli Friedman/Leonardo Grageda *

A l'encontre, 7-4-2022

http://alencontre.org/

Traducción de Correspondencia de Prensa



El 8 de marzo de 2021, 700 enfermeras iniciaron la que sería la huelga más
larga del país. Reclamaban mejores de trabajo y dotación de personal en el
Hospital St. Vincent de Worcester (Massachusetts). Durante casi diez meses,
levantaron un piquete de huelga mientras el hospital, propiedad de Tenet
Healthcare [una empresa con sede en Dallas que controla unos 57 hospitales
en Estados Unidos], contrataba personal remplazante permanente. Las dos
partes llegaron a un acuerdo en la mayoría de los temas en agosto, pero el
paro laboral continuó durante otros cuatro meses hasta que los miembros de
la Asociación de Enfermeros de Massachusetts pudieron obtener garantías de
que las y los huelguistas mantendrían sus puestos de trabajo.



A pesar de la importancia de una huelga prolongada de 700 enfermeras, la
Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), históricamente la fuente más
importante de datos sobre huelgas, no hizo un seguimiento de esta lucha.
Desde que la administración Reagan redujo la financiación de la BLS en 1982,
la Oficina sólo documenta los paros laborales que implican a 1.000 o más
trabajadores y al menos un turno completo. Dado que casi el 60% de las
empresas privadas tienen menos de 1.000 empleados, la exclusión de las
huelgas más pequeñas no permite que los activistas, los responsables
políticos y los académicos conozcan el verdadero alcance de los conflictos
laborales.



Remontándose a los disturbios laborales de los años 30 y 40, muchos
activistas sugirieron que una ola masiva de huelgas podría obligar a los
empresarios a dar a los trabajadores una mayor participación en sus
beneficios. Un movimiento obrero fuertemente movilizado representaba una
fuerza política a principios y mediados del siglo XX. Y sostienen que una
dinámica similar podría conducir en la actualidad a una distribución más
equitativa de la riqueza.



No hay duda de que Estados Unidos necesita un movimiento de esta índole. La
desigualdad ha alcanzado niveles dramáticos. A finales de 2021, la
concentración de la riqueza había alcanzado su punto más alto desde la
Segunda Guerra Mundial. Pero sin una idea clara de la frecuencia de las
huelgas, es difícil determinar la fuerza del movimiento sindical para
desarrollar y aplicar un programa progresista. Y aunque los índices de
sindicalización sean una medida importante de la fuerza colectiva de los
trabajadores, el número de huelgas y el índice de huelguistas son esenciales
para comprender el poder político y económico emergente. Los paros laborales
proporcionan a los trabajadores su mayor fuente de poder colectivo, y el
trastorno económico causado por las huelgas ha obligado, históricamente, a
los empresarios a negociar con las organizaciones laborales. Asimismo, la
amenaza de poner al gobierno en apuros ha llevado a menudo a los gobiernos a
adoptar reformas favorables a los trabajadores.



Para superar las limitaciones de las fuentes de datos existentes, lanzamos
el Rastreador de Acción Laboral, ILR (ILR Labor Action Tracker), que
documenta huelgas y manifestaciones de tipo sindical de cualquier tamaño,
independientemente de la existencia o de la importancia de sindicatos.
Nuestra iniciativa muestra exactamente hasta qué punto el BLS subestima la
magnitud de la acción sindical. En 2021, contabilizamos 265 paros en los que
participaron unos 140.000 trabajadores, mientras que el BLS contabiliza sólo
16 que involucran a 80.700 trabajadores. Nuestros resultados también
confirman que el mes de octubre del año pasado, conocido como Striketober,
tuvo más huelgas y trabajadores en huelga que cualquier otro mes del año.
Pero a pesar del aumento relativo a finales de 2021 y de la amplia cobertura
mediática que mereció el activismo sindical, los índices de huelga siguen
siendo muy inferiores a los de periodos históricos.



Basándonos en nuestra investigación, creemos que la conflictividad laboral
no ha alcanzado aún un nivel en que pueda dar lugar a logros institucionales
sustanciales, ya que los trabajadores siguen optando mayoritariamente por
opciones de "salida" individualizadas. Sin embargo, hay avances positivos
debido al número de trabajadores en huelga recientemente, a las nuevas
campañas de organización que han tenido éxito [por ejemplo, un avance en
Amazon, Starbucks] y a un mayor apoyo público al movimiento obrero.



El número de paros en 2021 fue casi 20 veces menor que en los años 70, la
última década durante la cual el BLS contabilizó paros de todos los tamaños
(seis trabajadores o más). Hay varias razones que explican esta disminución
de las huelgas. La baja del nivel de sindicalización, el aumento de la
movilidad del capital y la tercerización, el paso de una economía
manufacturera a una de servicios, y la creciente resistencia de los
empresarios, dispuestos a sustituir permanentemente a los empleados en
huelga, elementos que se han combinado para hacer que la huelga sea más
difícil y más costosa. Los esfuerzos por promulgar una reforma legal
nacional favorable a los trabajadores -incluyendo la facilitación del
proceso de sindicalización y la limitación de la capacidad de los
empresarios para sustituir a los trabajadores en huelga- han fracasado
sistemáticamente en las últimas décadas.



Ante estas realidades políticas y económicas, la mayoría de los trabajadores
que buscan mejorar sus condiciones abandonan simplemente sus puestos de
trabajo. Frente a los aproximadamente 140.000 trabajadores en huelga a lo
largo del año, más de 4,5 millones de trabajadores abandonaron sus puestos
de trabajo durante el mes de noviembre de 2021. El hecho de renunciar a su
trabajo es una respuesta racional a una situación que no ofrece vías
colectivas para mejorar los medios de vida. Pero las acciones
individualizadas en el mercado laboral no detendrán la ola creciente de
desigualdades.



Incluso con un amplio apoyo público y con victorias ocasionales de alto
nivel, el movimiento sindical se enfrenta a una situación difícil. Los
obstáculos a la huelga y a la sindicalización siguen siendo elevados, pero
el nivel de rebelión necesario para catalizar una respuesta política que
aborde esos mismos obstáculos no ha aumentado lo suficiente aún. Existen
señales de malestar creciente y de avances en la sindicalización -como las
huelgas de profesores de 2018 y la organización actual en Amazon y
Starbucks- que muestran el potencial de un movimiento sindical revitalizado.
Pero el movimiento sindical no es todavía lo suficientemente importante
desde el punto de vista económico como para obligar a los empresarios a
aceptar voluntariamente reformas profundas, ni está lo suficientemente
desarrollado como para ser una fuerza política significativa a nivel
nacional.



A pesar de este panorama pesimista, nuestros datos muestran que los
trabajadores están empezando a resistir colectivamente, incluso allí donde
aún no existen estructuras sindicales. Los trabajadores no sindicalizados
organizaron una tercera parte de todas las huelgas registradas en 2021, lo
que sugiere que, incluso cuando no existe una organización formal, cada vez
hay más personas que reconocen que la construcción de estructuras para
conseguir cierto poder y obtener mejoras económicas requiere una acción
colectiva. Estas huelgas fueron también acompañadas de una forma híbrida de
resistencia, la cual convirtió la renuncia a su empleo en un acto colectivo.
En los restaurantes de comida rápida y en los supermercados de todo el país
se produjeron ejemplos de dimisiones masivas, en las que los trabajadores
abandonaron colectivamente sus puestos de trabajo debido a los bajos
salarios y a la falta de personal.



Algunas de las huelgas más impactantes desde 2018 surgieron al margen de las
estructuras de negociación colectiva. Desafiando a los dirigentes
sindicales, cientos de miles de docentes protagonizaron las huelgas de 2018
de Red for Ed [movimiento en defensa de la educación pública] en estados,
como Carolina del Norte y Oklahoma, considerados generalmente hostiles al
movimiento sindical [por ser de mayoría republicana]. Los trabajadores
volvieron a descubrir la huelga como herramienta para avanzar en las
reivindicaciones sobre la injusticia, más allá de las cuestiones económicas
inmediatas. En el verano de 2020, la violencia policial contra la población
negra desató conflictos a nivel sindical, especialmente cuando los jugadores
de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) organizaron una huelga salvaje
para protestar por el asesinato de Jacob Blake [un hombre afroamericano de
29 años que recibió varios disparos por la espalda en Kenosha (Wisconsin)].



La huelga ha vuelto al discurso público como un medio para avanzar en las
reivindicaciones económicas y sociales. Queda por ver si la fuerza colectiva
de los trabajadores podrá ampliarse y causar suficientes trastornos como
para que las élites económicas y políticas accedan a sentarse a negociar.
(Artículo publicado en The Nation: 5-4-2022
https://www.thenation.com/article/society/strikes-tracker-labor/)



* Johnnie Kallas realiza un doctorado en la ILR School de la Universidad de
Cornell y es director del proyecto ILR Labor Action Tracker. Eli Friedman es
profesor asociado de Trabajo Internacional y Comparado en la ILR School de
la Universidad de Cornell. Leonardo Grageda es estudiante de maestría en la
Escuela ILR de la Universidad de Cornell y asistente de investigación en el
rastreador ILR Labor Action Tracker.

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