Mundializaci髇/ Viaje al coraz髇 del FMI. Una instituci髇 financiera al servicio de los pa韘es poderosos. [Renaud Lambert]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Jul 11 22:49:04 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

11 de julio 2022

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Mundializaci贸n



Viaje al coraz贸n del FMI



Una instituci贸n financiera al servicio de los pa铆ses poderosos



Para muchos son las tres letras m谩s antip谩ticas del escenario global. Prestigiosos economistas, como Joseph Stiglitz, le achacan su responsabilidad en los estragos de la globalizaci贸n neoliberal. Alg煤n exdirector ejecutivo critica al organismo por 鈥減isotear sus propias reglas鈥 para favorecer intereses geopol铆ticos. Pero 驴c贸mo funciona realmente el Fondo Monetario Internacional?



Renaud Lambert *

Le Monde Diplomatique, edici贸n uruguaya, julio 2022

https://ladiaria.com.uy/le-monde-diplomatique/

Traducci贸n de Micaela Houston



Se abre la puerta del ascensor. Salen dos j贸venes mujeres que contin煤an su conversaci贸n en un idioma de Europa del Este. Sus credenciales indican que son b煤lgaras y economistas. La encargada de comunicaciones que nos acompa帽a, de origen palestino, nos presenta al historiador de la organizaci贸n, que nos recibe, un economista indio, antes de guiarnos a la oficina de la responsable del departamento de estrategia: una economista con pasaporte turco. En el transcurso de nuestra visita, conoceremos a un ciudadano holand茅s, economista, a un franc茅s, tambi茅n economista, y a un japon茅s que nos pidi贸 sacarle una foto delante del logo de la organizaci贸n. Ejerc铆a la misma profesi贸n que los anteriores.(1)



Para llegar a este peque帽o para铆so para economistas internacionales, en el coraz贸n de Washington, la capital estadounidense, caminamos siguiendo con los ojos un enorme helic贸ptero. Su estruendo parec铆a imperceptible para la mayor铆a de los peatones, evidentemente acostumbrados a esta clase de ir y venir. Tras bordear los jardines del Lincoln Memorial, la aeronave aterriz贸 en la Casa Blanca. Nos quedaba alrededor de un kil贸metro por recorrer. Una distancia suficiente para pasar delante del Departamento del Tesoro, la Organizaci贸n de los Estados Americanos, la Reserva Federal, el Departamento de Estado, el Banco Mundial, as铆 como el Museo de las V铆ctimas del Comunismo. Ocupando el centro de esta concentraci贸n de poder, nuestro destino: un edificio macizo con l铆neas que evocan la corriente arquitect贸nica brutalista, pero con a煤n menos inspiraci贸n. Llegamos a la sede del Fondo Monetario Internacional (FMI).



Creado tras la Segunda Guerra Mundial, al mismo tiempo que el Banco Mundial, para evitar que desequilibrios econ贸micos internacionales desencadenaran nuevos conflictos, el Fondo fue dotado de una doble misi贸n: coordinar las pol铆ticas monetarias en el marco de la reconstrucci贸n, y proveer de ayuda a los pa铆ses con repentina falta de divisas a trav茅s de una caja com煤n a la cual todos los miembros contribuyen. Sin embargo, con el paso de los a帽os, la instituci贸n evolucion贸 y se convirti贸 en basti贸n de la ortodoxia neoliberal. Las reformas que exige a cambio de su buena labor 鈥損rivatizaci贸n, desregulaci贸n, austeridad... 鈥 determinan en gran medida las condiciones de vida de las poblaciones afectadas: 驴podr谩n acceder a la salud, ir a la escuela, alimentarse? De modo que acabamos de penetrar en los muros de una de las instituciones m谩s cuestionadas del mundo.



Sin dudas, esto explica por qu茅 el FMI les reserva un recibimiento tan particular a los periodistas. Aqu铆 se destacan sus esfuerzos en materia de 鈥渢ransparencia鈥 y 鈥渁pertura鈥, pero se previene de entrada que todos los intercambios ser谩n en off y que deber谩n ser validados, incluso tal vez reescribir las citas que se usar谩n. Las conversaciones se desarrollan en presencia de un encargado de comunicaciones que graba los di谩logos. Esto plantea una pregunta, particularmente cuando la mirada de uno de nuestros interlocutores parece volver regularmente a la pantalla del dict谩fono ostensiblemente apoyado sobre la mesa: 驴el aparato est谩 destinado a los ojos del periodista o a los del asalariado? Nuestra investigaci贸n, no obstante, sugiri贸 que el esp铆ritu de rebeli贸n no caracteriza a la noble instituci贸n. 鈥淟as l贸gicas de carrera cuentan en el FMI 鈥揹ice con iron铆a la investigadora Lara Merling, del Global Development Policy Center, un centro de reflexi贸n progresista de la Universidad de Boston鈥. Y no se trepan los escalafones de la jerarqu铆a alej谩ndose de la l铆nea oficial鈥. Bas谩ndonos en nuestras conversaciones, se vislumbran buenas perspectivas para la mayor铆a.



El Fondo trata bien a sus 2.400 asalariados. La remuneraci贸n de los economistas fluct煤a entre 100.000 y 200.000 d贸lares por a帽o. La de los jefes de departamento, entre 320.000 y 400.000. El salario m谩s bajo percibido, para un asistente de secretar铆a, es de entre 42.000 y 63.000 d贸lares anuales. Las ventajas en t茅rminos de cobertura social, de jubilaci贸n, de teletrabajo, de licencias sab谩ticas, de reembolso de gastos familiares, o de puesta a disposici贸n de salas de meditaci贸n, completan generosamente salarios en general netos, ya que 煤nicamente los asalariados estadounidenses pagan el impuesto sobre el ingreso.



Provenientes de alrededor de 160 de los 190 pa铆ses miembro de la organizaci贸n, este peque帽o mundo 鈥揻ormado en las mejores universidades (Polit茅cnico o Escuela Nacional de Administraci贸n, por ejemplo, para el contingente franc茅s)鈥 habla un mismo idioma. Naturalmente se parece al ingl茅s, el galimat铆as de los mercados. Un ingl茅s singular que construye sus frases como la econom铆a neocl谩sica imagina a la sociedad: se trata por ende de 鈥減artes interesadas鈥, de 鈥渕ejores pr谩cticas鈥 y de 鈥渆xternalidades鈥. Se trata asimismo de un idioma plagado de neologismos 鈥渃aseros鈥, a menudo abreviados bajo la forma de acr贸nimos cuyo dominio constituye una de las invisibles murallas que se levantan entre la fortaleza FMI y el resto del mundo. El visitante puede esperar tener que descifrar frases como 鈥淟a MD les mencion贸 la IV sobre los CFM/MPM a los CSO鈥 (鈥淟a directora general les mencion贸 la nueva posici贸n de la instituci贸n sobre los controles de capitales y las medidas macroprudenciales a las organizaciones no gubernamentales鈥). El traductor de Google no ser铆a de gran ayuda...



Monstruo financiero



En 2007, el investigador estadounidense James Raymond Vreeland comenzaba su obra sobre la m谩s poderosa de las instituciones financieras internacionales con este comentario: 鈥淓l FMI es muy conocido en el tercer mundo. [...] Sin embargo, le es mucho menos familiar al com煤n de los ciudadanos del mundo desarrollado鈥.(2) En ese entonces el Fondo atravesaba una crisis existencial. La amargura de la p贸cima que administra termin贸 por llevar a la mayor铆a de los pa铆ses a darle la espalda. Ese a帽o, un spot de campa帽a de la entonces candidata presidencial argentina Cristina Fern谩ndez de Kirchner se帽alaba: 鈥淟ogramos que tus hijos y los hijos de tus hijos no tengan idea de lo que significa el FMI鈥.



En estas condiciones, los pr茅stamos otorgados por el Fondo a las capitales en dificultades, su principal raz贸n de ser, se derrumban de 110 mil millones de d贸lares, a menos de 18 entre 2003 y 2007. La instituci贸n 鈥渘o es m谩s que la sombra de s铆 misma鈥, se felicita el economista Mark Weisbrot, que desde hace mucho tiempo denuncia su rol en el aumento de las desigualdades.(3)



Desde su nombramiento como director ejecutivo, el 28 de setiembre de 2007, al socialista franc茅s Dominique Strauss-Kahn se le encomend贸 la misi贸n de recortar la plantilla... algunos meses antes de que estallase la 鈥済ran crisis financiera鈥 de 2007-2008. 鈥淔ue un episodio rid铆culo 鈥搉os conf铆a un empleado que pidi贸 permanecer en el anonimato (una exigencia que se repetir谩 en el transcurso de nuestra investigaci贸n)鈥. Se ofrecieron cifras enormes para incitar a las personas a irse. 隆A veces incluso a personas que fue necesario hacer volver casi enseguida!鈥.



Al llegar a Europa, la tormenta que estall贸 en Wall Street debilit贸 a Espa帽a, Irlanda, Italia, Portugal y por supuesto, a Grecia. No solamente el FMI volvi贸 al centro de la escena, sino que lo hizo en pa铆ses avanzados en donde, a medida que la crisis se profundizaba, su nombre se volv铆a tan 鈥渇amiliar鈥 como en el sur. De manera que 15 a帽os despu茅s del comentario de Vreeland, las tres letras invocan una misma imagen en todos los rincones del planeta: el equivalente financiero de un monstruo. Las capitales del viejo continente conocen a partir de entonces los grafitis presentes hace largo tiempo en los pa铆ses del tercer mundo. Como aquel observado en Lisboa en 2011, durante la llegada del Fondo a Portugal, que reformulaba su acr贸nimo: 鈥淔ome, Mis茅ria, Injusti莽as鈥 (鈥淗ambre, miseria, injusticias鈥).



鈥淟as personas tienen una mala imagen de nosotros, a menudo muy injusta鈥, alegan durante nuestras conversaciones, incluidas las informales, en el seno de la instituci贸n. Aqu铆, prefieren recordar los grandes principios presentados durante la conferencia de Bretton Woods que, en 1944, dio nacimiento al FMI: coordinaci贸n, mutualizaci贸n y reciprocidad. Cerca de 80 a帽os despu茅s, la misma br煤jula guiar铆a el accionar del Fondo. El cual tiene dos componentes: vigilar y asistir.



鈥淓l art铆culo IV de los estatutos prev茅 que una vez por a帽o todos los pa铆ses miembro reciban una misi贸n del Fondo para conversar sobre su situaci贸n econ贸mica en el marco de nuestra misi贸n de vigilancia 鈥搉os explica Christoph Rosenberg, un economista de origen alem谩n, ahora director adjunto del Departamento de Comunicaciones鈥. En la mayor铆a de los casos, nuestros equipos son directamente recibidos por el director del Banco Central鈥. El documento que se publica como resultado de esas conversaciones presenta un an谩lisis de la situaci贸n del pa铆s, as铆 como las recomendaciones del FMI. Las que fueron formuladas para Francia, publicadas el 26 de enero de 2022, al final de un documento de 83 p谩ginas, invitan a Par铆s a poner en marcha la reforma de las jubilaciones prevista por el presidente Emmanuel Macron (a la vez que toman nota de 鈥渓a oposici贸n popular鈥 con la que choca el proyecto), a proceder con una consolidaci贸n presupuestaria plurianual (hay que entender: una reducci贸n del gasto p煤blico) y a liberalizar los 鈥渟ervicios no comerciales鈥 (entre ellos, los servicios p煤blicos).



鈥淎lgunos pa铆ses est谩n bajo vigilancia intensiva cuando nuestros equipos ven avecinarse los problemas. Para los dem谩s, se trata m谩s bien de una formalidad鈥, contin煤a Rosenberg. En 2007, Grecia pertenec铆a a esta segunda categor铆a. El informe del FMI se caracteriz贸 en ese entonces por su serenidad: 鈥淓l sector bancario parece sano, con una alta tasa de rentabilidad, as铆 como posiciones s贸lidas en t茅rminos de capitales y liquidez鈥; 鈥淎nticipamos un crecimiento c贸modamente superior al promedio de la zona euro鈥; 鈥淕recia sorprendi贸 sistem谩ticamente de manera positiva en el transcurso de los 煤ltimos a帽os鈥. Dos a帽os despu茅s, la crisis del euro revel贸 la fragilidad de las estructuras econ贸micas del pa铆s.



驴C贸mo funciona 鈥渓a ayuda鈥?



El primer tipo de ayuda que el FMI brinda a sus miembros es de naturaleza t茅cnica. A menudo ilustra los efectos tard铆os de la colonizaci贸n: una vez adquirida la independencia, los pa铆ses son soberanos, pero sin un Estado digno de tal nombre. 鈥淓n el marco de mis misiones de asistencia en 脕frica, me sucedi贸 tener que darles clases de ingl茅s a altos funcionarios 鈥搉os explica un empleado鈥. A veces llegamos a algunos pa铆ses y nos damos cuenta de que hacen su contabilidad nacional en Excel. Otros ni siquiera tienen computadoras鈥. 鈥淣os encontramos escribiendo sus informes anuales en lugar de ellos鈥, concluye con una sonrisa inc贸moda. Brillante, sin dudas el joven economista no ignora que, a ese nivel, la ayuda brindada se parece mucho a una tutela.



Pero la principal asistencia que el FMI les propone a sus miembros toma una forma contante y sonante: la del pr茅stamo. 鈥淭odo miembro que se encuentre con un problema de balance de pagos puede solicitar nuestra ayuda financiera鈥, nos explica Rosenberg. Este tipo de dificultad significa que el pa铆s ya no dispone de las divisas fuertes necesarias para pagar su deuda o para importar los alimentos necesarios para su poblaci贸n, como sucede hoy en d铆a en Sri Lanka. 鈥淓sto empieza simplemente con un llamado telef贸nico por parte de las autoridades locales al representante del FMI en el pa铆s: 鈥楾enemos que hablar鈥欌, relata Rosenberg, siempre sonriente. Comienza entonces un di谩logo preliminar en el transcurso del cual el Fondo esboza a grandes rasgos las condiciones bajo las cuales podr铆a pensar en intervenir: 鈥淧orque el FMI s贸lo presta sobre la base de un programa de ajuste que permite subsanar los problemas que provocaron la crisis鈥. Y para asegurarse de que la determinaci贸n del pa铆s en dificultad para reformarse no disminuya con el pasar del tiempo, las transferencias del FMI se hacen por tramos. En caso de no respetar los compromisos, cesan. 鈥淣os nos dedicamos a la caridad鈥, hab铆a resumido Dominique Strauss-Kahn cuando dirig铆a la instituci贸n.(4)



Inicialmente excluida del funcionamiento del Fondo, la 鈥渃ondicionalidad鈥 de sus pr茅stamos se convirti贸 en una de sus principales caracter铆sticas. En 1954, el primer acuerdo firmado por Per煤 ocupaba dos p谩ginas; el que firm贸 Atenas en 2010 ten铆a 63. El FMI ahora extiende sus exigencias al n煤mero de funcionarios, a la reforma de las empresas p煤blicas, al sistema de seguridad social, a las privatizaciones, etc茅tera. 驴La naturaleza de la poci贸n? 鈥淢edidas de una severidad extrema, sin muchas posibilidades de anestesia; en definitiva, una cirug铆a de guerra鈥,(5) observa Michel Camdessus, el director de la instituci贸n de 1987 a 2000. Porque a los ojos del FMI, la 鈥渆nfermedad鈥 financiera s贸lo ataca a sujetos previamente enfermos, a los que conviene operar.



Tras una visita de alrededor de dos semanas, en el transcurso de la cual se re煤ne con el director del Banco Central, con representantes del ministerio de Econom铆a, as铆 como con la agencia nacional de estad铆sticas con el fin de afinar sus conocimientos sobre la situaci贸n, el equipo redacta con las autoridades locales una 鈥淐arta de intenci贸n鈥, que estas 煤ltimas enviar谩n al FMI. 鈥淪e trata de una especie de contrato鈥 que resulta de un proceso de 鈥渃oescritura鈥, nos explica Rosenberg.



Una foto hoy famosa sugiere un modo de redacci贸n sensiblemente diferente. Fue tomada el 15 de enero de 1998. Vemos a Camdessus con traje oscuro, de brazos cruzados, supervisar con mirada severa la firma de una de estas cartas de intenci贸n por parte del presidente indonesio Mohamed Suharto, sentado con una lapicera en la mano. 鈥淓ste, impotente, se ve obligado a cederle la soberan铆a econ贸mica de su pa铆s al FMI a cambio de la ayuda que necesita鈥, relata Joseph Stiglitz, execonomista en jefe del Banco Mundial (1997-2000) y ganador del Premio del Banco de Suecia en Ciencias Econ贸micas en memoria de Alfred Nobel.(6) Todo sugiere que, como a menudo es el caso, las autoridades indonesias no hab铆an redactado ni una sola palabra de la carta que firmaban.



Si bien el documento constituye 鈥渦na especie de contrato鈥, no se trata de un acuerdo internacional. En muchos pa铆ses, estos son sometidos a la ratificaci贸n parlamentaria y, por ende, al debate 鈥搖na obligaci贸n que el FMI prefiere obviar鈥. Raz贸n por la cual, una decisi贸n del Consejo de Administraci贸n del 2 de marzo de 1979 precisa que sus textos 鈥渄eben evitar todo lenguaje con connotaci贸n contractual鈥.



Es entonces 鈥減or voluntad propia鈥 que ciertas autoridades nacionales se comprometen a poner en marcha las reformas m谩s dif铆ciles antes incluso de haber recibido un solo d贸lar. 鈥淧ara nosotros se trata de obtener una prueba de buena voluntad, de asegurarnos de que los dirigentes son serios鈥, comenta un empleado. Es raro que los pa铆ses se rebelen. 鈥淓n general, los que golpean a la puerta del Fondo tienen tanta necesidad de plata que est谩n dispuestos a aceptar cualquier cosa鈥. Pero tambi茅n sucede que las autoridades aprovechan el secretismo de su negociaci贸n con el FMI para pedirle 鈥渜ue obtenga de ellas鈥 las medidas de las que no se animan a hacerse cargo. 鈥淓s tan frecuente el caso que algunos de mis colegas se divierten diciendo que nos pagan para jugar el papel del malo de la pel铆cula鈥, dice con iron铆a uno de nuestros interlocutores.



La 鈥淐arta de intenci贸n鈥 puede finalmente abrirse camino hacia el Consejo de Administraci贸n. Ac谩 se ignora la regla de 鈥渦n pa铆s/un voto鈥 que prevalece en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los derechos de voto est谩n repartidos en funci贸n de los montos depositados en el Fondo desde su creaci贸n. De esta manera, Estados Unidos tiene poder de veto: su parte siempre super贸 el nivel fijado para la minor铆a de bloqueo de las decisiones importantes, el 15 por ciento. Singularidad heredada de otra era, siete pa铆ses disponen de un portavoz designado: Alemania (desde 1960), Arabia Saudita (desde 1978), China (desde 1980), Estados Unidos, Francia, Jap贸n (desde 1970) y Reino Unido. Las 17 bancas restantes son ocupadas por directores ejecutivos encargados de representar a varios pa铆ses reunidos en el seno de coaliciones fluctuantes, y sin que sea necesaria la coherencia geogr谩fica. En 2022, la directora ejecutiva irlandesa representa a la vez a la Isla Esmeralda, a Antigua y Barbuda, a Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Jamaica, San Crist贸bal y Nieves, Santa Luc铆a, San Vicente y las Granadinas y... a Canad谩.



Las decisiones del Consejo de Administraci贸n evitan pasar al voto hasta que est茅 garantizada la unanimidad. 鈥淓sto lo explicar铆a por la calidad del trabajo precedente de los servicios, por el di谩logo permanente entre el Consejo y la Direcci贸n General 鈥揳naliza Camdessus鈥. En fin, por el hecho de que los administradores asociados cotidianamente a la vida de la instituci贸n terminan por compartir una especie de sabidur铆a com煤n y una amplia afinidad de puntos de vista, sea cual sea su pa铆s de origen鈥.(7) El investigador Jonathan Vreeland propone otra lectura de esta 鈥渢radici贸n鈥: 鈥淎l ser imposible para los peque帽os pa铆ses expresar cualquier clase de oposici贸n a Estados Unidos por medio del voto conjunto, deber铆an entonces formularla individualmente. Un tipo de iniciativa que el poder铆o de Washington [...] podr铆a desalentar鈥.(8)



En esta etapa del proceso, el programa es objeto de numerosos debates entre la Direcci贸n General del Fondo y los diferentes directores ejecutivos. En los m谩rgenes, ciertas modificaciones permiten acercarse al tan buscado consenso. Dos horas despu茅s de la aprobaci贸n por parte del Consejo de Administraci贸n, se transfiere el primer 鈥渢ramo鈥 de dinero a la cuenta del pa铆s receptor.



Prioridades pol铆ticas



Sin embargo, puede ocurrir que, a pesar del entorno tan estructurado, sobrevenga el drama. 驴Un desacuerdo en el Consejo de Administraci贸n? 驴Tratativas de pasillo que no tienen resultado? Puede suceder una cat谩strofe que nuestros interlocutores narran con la frente arrugada y el aire sombr铆o. En el momento de la votaci贸n final, un director ejecutivo decide usar el equivalente al arma nuclear en el Consejo de Administraci贸n para manifestar su descontento: bajo la mirada de desaprobaci贸n de sus 23 colegas... se abstiene. 驴Es un detalle? No del todo, porque si bien el principio de la unanimidad es preservado, se derrumba el mito de una 鈥渃omunidad internacional鈥 unida por la exigencia de la expertise y la voluntad de cooperar. La situaci贸n inc贸moda, tanto m谩s en cuanto las grietas se acumulan.



鈥淓l FMI es una instituci贸n eminentemente t茅cnica. Sus pr茅stamos responden a procedimientos codificados que a priori excluyen lo arbitrario. Sin embargo, cuando las prioridades pol铆ticas de uno de sus pa铆ses poderosos se manifiestan, el Fondo pisotea sus propias reglas鈥, se lamenta Paulo Nogueira Batista Jr., director ejecutivo, entre 2007 y 2015, del grupo de pa铆ses liderados por Brasil (Rep煤blica Dominicana, Ecuador, Nicaragua y Timor Oriental). En dos ocasiones, al menos, se abstuvo en el transcurso de la votaci贸n en el Consejo de Administraci贸n del FMI: una concern铆a a Grecia, la otra a Ucrania.



En 2008, y luego en 2010, Kiev solicit贸 鈥渓a ayuda鈥 del FMI. Este 煤ltimo exigi贸 una dosis tan severa de austeridad que el presidente V铆ktor Yanuk贸vich (2010-2014), cercano a Mosc煤, suspendi贸 su puesta en marcha en 2013. El Fondo interrumpi贸 sus desembolsos. En una batalla cuya naturaleza geopol铆tica se torn贸 manifiesta, Mosc煤 intervino bajo la forma de un pr茅stamo de 3.000 millones de d贸lares, el 20 de diciembre de 2013. Tras los acontecimientos de Maid谩n, en 2014, Yanuk贸vich fue destituido y reemplazado por Petr贸 Poroshenko, un dirigente pro-occidental. De repente, el FMI se mostr贸 comprensivo y aprob贸 un pr茅stamo de 18 mil millones de d贸lares a Kiev.



Normalmente un monto semejante 鈥撁簄icamente accesible a trav茅s de un dispositivo excepcional鈥 exige satisfacer varias condiciones. No estar en guerra, mientras que el conflicto armado ya desgarraba la parte oriental del pa铆s. Exhibir su determinaci贸n de poner en marcha las reformas exigidas por el FMI, mientras que 鈥渢odos sab铆an desde los a帽os 1990 que las autoridades de Kiev eran incapaces de confirmar a la tarde las promesas hechas a la ma帽ana鈥, dice, ir贸nico, Nogueira Batista Jr. Y tener capacidad de reembolso. Sobre este 煤ltimo punto, los departamentos t茅cnicos del FMI hab铆an manifestado dudas fundadas: en 2015, el FMI finalmente acord贸 una reducci贸n de 20 por ciento de la deuda privada de Kiev y acept贸 renegociar los reembolsos. Un gesto que un editorial de Le Monde calific贸 como 鈥渕uy pol铆tico鈥.(9)



En el transcurso de esta etapa, otro episodio condujo al Fondo a mostrar la flexibilidad de la que es capaz. El 20 de diciembre de 2015, Kiev deb铆a reembolsar los montos adeudados a Mosc煤, bajo pena de ser declarada 鈥渆n mora de pago a un acreedor soberano鈥. Las reglas del FMI prev茅n que una situaci贸n de esta naturaleza bloquee la continuidad de los desembolsos. El 8 de diciembre, es decir, algunos d铆as antes de la fat铆dica fecha, su portavoz Gerry Rice dio una conferencia de prensa: 鈥淓l Consejo de Administraci贸n se reuni贸 hoy y decidi贸 cambiar su pol铆tica sobre la no tolerancia de los morosos en relaci贸n con los acreedores soberanos鈥. El 21 de diciembre, Kiev entr贸 en default respecto de su deuda con Mosc煤, pero el FMI pudo continuar ayud谩ndola.



Cuando Grecia se dirigi贸 al FMI, en 2010, su deuda era tan poco 鈥渟ostenible鈥 como la de Ucrania. 鈥淣ormalmente el Fondo no deber铆a haber aceptado intervenir sin una reestructuraci贸n de esta cuesti贸n 鈥搑elata Nogueira Batista Jr.鈥, pero los europeos, alemanes y franceses a la cabeza quer铆an proteger sus bancos, acreedores de Grecia. 隆Retrasaron la reflexi贸n sobre una reestructuraci贸n lo suficiente como para que sus bancos fueran reembolsados peso por peso!鈥. El FMI eligi贸 entonces dejar hacer. Cuando en 2015 el pa铆s eligi贸 un candidato hostil a las pol铆ticas de austeridad, Alexis Tsipras (izquierda), 鈥渓a situaci贸n se torn贸 pol铆tica 鈥損rosigue nuestro interlocutor鈥. Form茅 parte de las personas que, en el Fondo, nos pregunt谩bamos: 鈥樎縉o deber铆amos interpretar que los griegos acaban de votar contra nuestro programa?鈥. Me contestaron: 鈥楲a democracia tambi茅n se expresa en Francia o en Alemania, pa铆ses en los que las personas eligieron gobiernos serios que se reh煤san a pagar por los errores de los dem谩s鈥欌.



Entonces, por un lado, un pa铆s que el sentido de las responsabilidades impone quebrar. Del otro, una naci贸n hacia la cual el deber exige mostrarse generoso. 鈥淣os repet铆an: 鈥樎crania es una prioridad!鈥, hay que intervenir s铆 o s铆鈥, recuerda Nogueira Batista Jr. Sin embargo, Rusia tambi茅n es miembro del FMI. 鈥淓l Fondo podr铆a haber elegido no inmiscuirse en un conflicto entre dos miembros plenos鈥, observa un empleado de la instituci贸n. No intervenir. De hecho, es la actitud que adopta el Fondo frente al tema de Venezuela, sobre el cual manifiesta no estar en condiciones de determinar qui茅n tiene la autoridad leg铆tima, si el presidente electo Nicol谩s Maduro o Juan Guaid贸, designado por Washington. Desde el punto de vista de las oficinas del Fondo, la situaci贸n venezolana parec铆a m谩s clara durante el golpe de Estado de 2002: apenas cay贸 el gobierno democr谩tico de Hugo Ch谩vez, el FMI dijo estar dispuesto a trabajar con los golpistas.(10)



Tesoro estadounidense



Naturalmente, no es tan f谩cil deshacerse de una herramienta tan poderosa. Raz贸n por la cual a los procesos de revisi贸n de los derechos de voto les cuesta llegar a resultados considerados satisfactorios fuera del 鈥渂loque occidental鈥. La m谩s importante actualizaci贸n de las relaciones de fuerza en el seno del Consejo de Administraci贸n sucedi贸 en 2010: los derechos de voto de Estados Unidos pasaron del 16,7 por ciento al 16,5 por ciento, los de China del 3,8 por ciento al 6 por ciento, los de India del 2,3 por ciento al 2,6 por ciento; las principales p茅rdidas afectaron a los pa铆ses europeos. Pero fueron necesarios seis a帽os para que el Congreso de Estados Unidos diese su aprobaci贸n.



鈥淭odo cambi贸 cuando la secretaria de Estado Hillary Clinton se hizo cargo de un proyecto que antes hab铆a sido llevado por el secretario del Tesoro Timothy Geithner 鈥揳naliza un director ejecutivo que acept贸 hablarnos bajo promesa de anonimato鈥. En fin, cuando una cuesti贸n considerada econ贸mica se torna geopol铆tica鈥. Seg煤n 茅l, la renegociaci贸n de los derechos de voto en el seno del FMI formaba parte de un 鈥渙frecimiento global鈥 de Washington hacia Pek铆n: la promesa de construcci贸n del G2, un foro de coordinaci贸n entre los dos mastodontes econ贸micos del planeta; la promoci贸n del yuan a la categor铆a de reserva internacional, y la reducci贸n de las desigualdades en el FMI. 鈥淪in embargo, para China, se trataba de aceptar un estatus subalterno鈥: un trago amargo dif铆cil de digerir para Pek铆n, cuya motivaci贸n no aument贸 durante la 鈥済uerra comercial鈥 lanzada por el presidente Donald Trump (2017-2021). Muchos constatan que ya no est谩n dadas las condiciones para una nueva revisi贸n importante de los derechos de voto.



鈥淣osotros, los pa铆ses del sur, comprendimos que la reforma del FMI prometida por los europeos y por Estados Unidos en el transcurso del G20 de 2008 no suceder谩. Hemos visto las consecuencias鈥, concluye Nogueira Batista Jr. Desde 2010, China multiplica las iniciativas con el fin de crear nuevas instancias monetarias, como el Banco Asi谩tico de Inversi贸n en Infraestructura (BAII), particularmente a escala regional. 驴Una fuente de esperanza? 鈥淓l aumento del poder de China no es la toma del Palacio de Invierno 鈥揹ice con iron铆a el director ejecutivo an贸nimo鈥. Se parece m谩s bien a esas rivalidades en el seno de las grandes familias burguesas que las series de televisi贸n adoran relatar鈥. Generalmente balbuceantes, las organizaciones puestas en marcha por China imitan por el momento el funcionamiento del FMI, excepto en el 谩rea de las 鈥渃ondicionalidades鈥.



No obstante, en 2020, la deuda mundial (p煤blica y privada) salt贸 del 28 por ciento hasta alcanzar el 256 por ciento del producto bruto interno global. En este contexto, los pr茅stamos del FMI no ser谩n suficientes y la idea de que la herramienta estar铆a ahora subdimensionada ronda los pasillos del Fondo. 鈥淒urante a帽os, las pol铆ticas de liberalizaci贸n financiera que [este] impuso colaboraron al agravamiento de la extensi贸n de las crisis鈥, nos explica un empleado de la instituci贸n. No obstante, en el FMI, todo aumento de los recursos, provistos por los estados miembro, conduce a una modificaci贸n de los derechos de voto (que depende de las contribuciones de cada uno): sin acuerdo para revisar estos 煤ltimos, no hay aumento de la capacidad de actuar. 鈥淓s un poco como si el incendio se hubiera intensificado mientras que el di谩metro de la manguera de los bomberos siguiera siendo el mismo鈥.



Habr谩 entonces que reestructurar el tema de las deudas. A priori es factible, ya que el FMI se volvi贸 un especialista en esto, aprovechando su poder de convencimiento ante los acreedores para obligarlos a negociar. As铆 es, pero he aqu铆 que: hoy en d铆a la mitad de la deuda de los pa铆ses pobres es con China, y nada indica que esta 煤ltima desear谩 coordinar con una instituci贸n que hasta el momento la desde帽贸. Podr铆a decidir, sola, condiciones que acompa帽ar铆an su 鈥渁sistencia鈥 a los pa铆ses en crisis... La perspectiva ensombrece los rostros en Washington.



En el 2000, Stiglitz destrozaba al FMI, del que subrayaba la responsabilidad en los estragos de la globalizaci贸n neoliberal: 鈥淪i examinamos al FMI como si su objetivo fuera servir los intereses de la comunidad financiera, le encontramos sentido a sus actos que, sin eso, parecer铆an contradictorios e intelectualmente incoherentes鈥.(11) Veinte a帽os despu茅s, el mundo de las finanzas sigue enamorado de la instituci贸n, pero ahora se volvi贸 m谩s dif铆cil ignorar que otra br煤jula la gu铆a a la par: las prioridades geopol铆ticas occidentales. Sin gran margen de maniobra.



En enero de 2021, una investigaci贸n interna amenazaba a la actual directora general, Kristalina Georgieva: durante su paso por el Banco Mundial habr铆a eliminado un informe en favor de China. La prensa econ贸mica estallaba en rumores anunciando 鈥搊 exigiendo鈥 su renuncia. Seg煤n Stiglitz y Weisbrot, en realidad se trat贸 de un 鈥渋ntento de golpe de Estado鈥 dirigido por Estados Unidos. 驴El error de Georgieva? Haber despedido al director adjunto estadounidense David Lipton, mientras que, seg煤n The Economist, su predecesora Christine Lagarde 鈥渟e hab铆a contentado con ser la cara visible del Fondo mientras que Lipton manejaba la gesti贸n diaria鈥. (12) Cuando el golpe fracas贸, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, promovi贸 a Lipton a la categor铆a de asesor a cargo de todos los expedientes relacionados con el FMI. Seg煤n el organigrama oficial, Georgieva conserva el poder; la realidad de las relaciones de fuerza ratifica su derrota. 鈥淎l fin y al cabo 鈥揷oncluye Weisbrot鈥, el FMI es el Tesoro estadounidense鈥.



* Renaud Lambert, jefe de redacci贸n adjunto de Le Monde Diplomatique, Par铆s.



Notas



1) El autor desea agradecer a Dominique Plihon por su amistosa ayuda a lo largo de esta investigaci贸n.

2) James Raymond Vreeland, The International Monetary Fund. Politics of conditional lending, Routledge, Nueva York, 2007.

3) Mark Weisbrot, 鈥淭he IMF has lost its influence鈥, New York Times, 22-9-2005.

4) Citado del programa 鈥淩iz Kahn 鈥 Does the IMF help or hurt the poor nations?鈥, Al Jazeera English, transmitido el 9-10-2010.

5) Michel Camdessus, La sc猫ne de ce drame est le monde. Treize ans 脿 la t锚te du FMI, Les Ar猫nes, Par铆s, 2014.

6) Joseph E. Stiglitz, La Grande d茅sillusion, Fayard, Par铆s, 2002. Leer tambi茅n Joseph E. Stiglitz, 鈥淔MI, la preuve par l'脡thiopie鈥, Le Monde diplomatique, abril de 2002.

7)  Michel Camdessus, _La sc猫ne de ce drame est le monde, op.cit.

8) James Raymond Vreeland, _The International Monetary Fund, op.cit.

9) Le Monde, 1-9-2015

10) Ignacio Ramonet, 鈥淯n crime parfait鈥, Le Monde diplomatique, junio de 2002.

11) Joseph E. Stiglitz, La Grande d茅sillusion, Fayard, Par铆s, 2002.

12) 鈥淭he IMF undergoes structural reform鈥, The Economist, Londres, 15-2-2020.

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