Ecología/Crisis Social/ "El crecimiento se va a detener, por una razón o por otra". [Dennis Meadows - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Jul 21 14:40:02 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

21 de julio 2022

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Ecología/Crisis social



Dennis Meadows, autor de Los límites del crecimiento



“El crecimiento se va a detener, por una razón o por otra”



Juan Bordera/Ferran Puig Vilar

Ctxt, 21-7-2022

https://ctxt.es/es/



Inflación galopante. De dos cifras. Guerra. Problemas energéticos cada vez
más graves. Olas de calor más potentes y tempranas. Detenciones de
científicos. Matanzas en las fronteras. Retroceso en los derechos de la
mujer en la –supuesta– cima del Imperio, que nos lleva 50 años atrás… Justo
50 años. ¿Tiene todo esto alguna relación?



En realidad sí.



Se cumplen 50 años de la publicación de uno de los trabajos más importantes
del siglo XX, Los límites del crecimiento. Aquel informe encargado al MIT
(Instituto de Tecnología de Massachusetts) que ya en 1972 avisaba de que el
planeta tenía límites y poco tiempo para enfrentar el choque contra los
mismos.



Por ello, Dennis Meadows (EE.UU, 1942), uno de los dos autores principales
del estudio, ha estado concediendo entrevistas para medios como Le Monde o
el Suddeutsche Zeitung. Fue un honor entrevistarle para CTXT.



-En el cincuentenario de la publicación del informe, uno de los escenarios
–el standard– de su modelo sigue siendo muy similar y consistente con la
realidad; en él adelantaban que el crecimiento se detendría por la fuerza
alrededor del 2020. ¿Es esto lo que estamos experimentando ya? ¿Fue una
previsión o una predicción?



Nosotros no hicimos predicciones. Ya dijimos que es imposible “predecir” con
exactitud nada en lo que el comportamiento humano sea un factor, lo que
hicimos fue modelar 12 escenarios consistentes con las reglas físicas y
sociales. 12 futuros posibles. Uno de ellos, el standard, como sabes,
mostraba que el crecimiento se iba a detener cerca del año 2020. Entonces
todas las variables (producción industrial, de alimentos, etc.) tocaban
techo y en unos 15 años comenzaban a declinar inexorablemente.



¿Se parece esto a lo que estamos viviendo? Yo diría que sí. El mundo está
mostrando cada vez más consecuencias de un choque contra los límites.



Lo que sí tuvimos fue mucho cuidado, ya en 1972, dejando claro que después
del pico de cualquier variable todo se vuelve aún más impredecible, porque
entran en juego factores que no podían ser representados en nuestro modelo.
Una vez llegados a este punto es obvio que vamos a ser dirigidos más por
factores psicológicos, sociales y políticos que por limitaciones físicas.



-Le he escuchado denominar al cambio climático como un “síntoma”, ¿de qué
exactamente?



Es esencial reconocer que el cambio climático, la inflación, la escasez de
alimentos, a veces son considerados problemas, pero en realidad son síntomas
de un problema mayor.



Así como un dolor de cabeza persistente puede en ocasiones ser un síntoma de
cáncer, muchas dificultades actuales son síntomas de niveles de consumo de
materiales que han crecido más allá de los límites del planeta. Por supuesto
que los síntomas son importantes. Un dolor de cabeza merece una respuesta.
Sin embargo, una aspirina puede hacer que el paciente se sienta mejor
temporalmente, pero no resuelve el problema de fondo. Para ello hay que
tratar el crecimiento incontrolado de las células cancerosas en el cuerpo.



No se puede sostener el crecimiento, digamos, enfrentándonos a problemas uno
por uno. Aunque solucionásemos el cambio climático, nos encontraríamos con
el siguiente problema al empecinarnos en seguir creciendo, ya sea escasez de
agua, de alimentos o de otros recursos cruciales. El crecimiento se va a
detener, por una razón o por otra.



Llegados a este punto, por el retraso en la acción necesaria, ya no podemos
evitar un cambio climático grave. Hagamos lo que hagamos. Aunque siempre hay
grados.



-El mito del progreso, de que la tecnología vendrá al rescate, es una de las
ideas más paralizantes para hacer frente al problema real: el decrecimiento
es inevitable, ya que esto no se trata de un problema técnico. ¿Quizá lo que
necesitamos es un cambio cultural, moral y ético?



Sí, completamente, ese era uno de los puntos cruciales de nuestra obra hace
ya medio siglo. En condiciones ideales, la tecnología puede darte más
tiempo, pero no va a solucionar el problema. Te puede ampliar el margen, la
oportunidad de hacer los cambios políticos y sociales que son necesarios.
Pero mientras tengas un sistema que se basa en el crecimiento para
solucionar cada problema, la tecnología no podrá evitar que se sobrepasen
muchos límites cruciales, como ya estamos viendo.



-Pese a la tremenda utilidad e importancia de su trabajo, a usted y sus
compañeros les criticaron mucho. Esto sigue ocurriéndole a cualquiera que se
sale del discurso dominante: la “happycracia”. ¿Existe una imposibilidad
social para hablar de según qué temas porque te convierten en el
catastrofista, el pesimista que amarga?



Yo era muy ingenuo en los setenta, cuando lanzamos el libro. Fui formado
como científico, y tenía la impresión de que utilizando el método
científico, producíamos datos incuestionables, y si se los enseñábamos a la
gente, entonces esto bastaría para producir un cambio en la mirada y las
acciones de las personas. Eso fue ingenuidad cuanto menos.



Hay dos maneras de enfrentar estas situaciones: en una recoges datos y
entonces decides qué conclusiones son consistentes con los datos, la manera
científica. En la otra, muy habitual, decides qué conclusiones son
importantes, y buscas datos que cuadren y apoyen tus “conclusiones”. Esto es
lo que ocurre con los negacionistas climáticos, por ejemplo.



No he tratado de ganar esos debates entre pesimistas y optimistas, con este
tipo de personas. Cuando alguien viene enfadado a acusarme de lo que sea,
simplemente les digo: “ojalá tengas razón”, y sigo adelante.



-Existe una tendencia en los sistemas, las empresas, las personas hacia la
autopreservación, fundamentándonos muchas veces en miradas cortoplacistas
que no nos dejan avanzar a largo plazo, ¿cómo luchar contra estas inercias y
hábitos?



Sí, la única manera de gestionar esto es ampliar el horizonte temporal y
espacial. Y así ver con perspectiva los posibles costes y beneficios. Un
ejemplo: la pandemia y la gestión en mi país [EE.UU.] ha sido lamentable,
muy corta de miras. Si no extiendes las vacunas a todo el espacio, al resto
del mundo, no son tan útiles.



¿Cómo ampliar ese marco temporal? Con las siguientes generaciones. La
mayoría de la gente tiene preocupaciones legítimas, genuinas, sobre el
futuro de sus hijos, sobrinos, nietos.



En España últimamente estamos teniendo buenas noticias al respecto del
decrecimiento: la primera asamblea ciudadana por el clima ha elegido entre
sus 172 medidas la necesidad de hacer pedagogía con el decrecimiento, varios
políticos –incluyendo al ministro de Consumo– han hecho declaraciones a
favor de abrir este debate ineludible, y el IPCC cada vez incluye más esta
palabra en sus informes.



-¿Estamos más cerca de un Tipping Point social –como suele decir Timothy
Lenton–, o tendremos que esperar a que las crisis sean aún más patentes para
reaccionar?



La respuesta a ambas cuestiones es sí. Estamos más cerca de un punto de
vuelco social positivo, pero por otro lado, me temo que tendremos que
esperar al agravamiento de las crisis para reaccionar. Y es aún peor: si nos
hubieran descrito nuestra actual situación en, digamos, el año 2000,
habríamos pensado que eso era ya una crisis catastrófica. Somos la rana que
no salta de la olla, cocida demasiado a fuego lento. Desgraciadamente creo
que esa es nuestra situación.



-Según el modelo HANDY –otro modelo de dinámica de sistemas– un parámetro
fundamental para causar colapsos es la desigualdad, que crece en paralelo a
la falta de confianza entre semejantes, otra de las principales razones de
los colapsos. El diseño de nuestro sistema económico hace que ambas aumenten
cada año. Y hace imposible ajustarse a los límites, porque la élite –que
suele estar alejada de la realidad y por tanto no detecta las alarmas– es la
que sirve de modelo. ¿Cómo desenredar semejante lío?



La verdad no se encuentra en unas pocas ecuaciones, obviamente. Se encuentra
en la historia. Y nuestra historia durante miles de años muestra que los
poderosos buscan más poder, y lo tienen más fácil por su situación para
encontrarlo, es un bucle de retroalimentación positivo. En dinámica de
sistemas esto se llama “éxito para los ya exitosos”. Rara vez nos desviamos
de ese fenómeno.



Nadie puede desenredar este enredo. No creo que exista ninguna acción o ley
que pueda hacer eso. En unas pocas culturas, sin embargo, se han visto
mecanismos evolucionados de redistribución. En el Noroeste de los Estados
Unidos hay algunas tribus que tienen una costumbre llamada “Potlatch”, es
una ceremonia en la que los jefes de la tribu, los más ricos, regalaban
parte de sus posesiones –estoy simplificándolo, seguro–. En el budismo
también hay una tradición de desapego a lo material en muchos de sus
practicantes. Pero son raras excepciones. En nuestro mundo la tendencia es a
acumular poder y, como dices, eso ayuda a estar desapegado de la realidad.
Es entonces cuando se acaba produciendo un colapso –también del propio
poder– y todo vuelve a empezar de nuevo. Es un proceso que se produce como
respuesta a los límites. Y la desigualdad está creciendo en todos los
países.



-¿Hasta qué punto están las élites anticipando la necesidad matemática de
reducir la desigualdad? ¿O solo se están preocupando por su supervivencia?



Bueno, no se puede hablar con propiedad de “élites”. Algunas élites están
preocupadas y hacen todo lo que pueden para reducir la desigualdad, otras ni
siquiera piensan en ello, –probablemente la mayoría–, y otras, sin duda,
están trabajando para hacerla cada vez más grande. Desde luego no hay una
tendencia hacia la reducción de la desigualdad. Y a veces se dice que el
crecimiento ayuda a que llegue riqueza a todo el mundo, lo cual, viendo cómo
han crecido simultáneamente las tasas de crecimiento y de desigualdad, es
manifiestamente falso.



-¿Ve hoy en día más preocupación por el colapso de la civilización en los
círculos de poder, económicos y políticos? ¿O siguen con los beneficios a
corto plazo como siempre?



Yo no estoy en círculos de poder así que no puedo responder a eso. Soy un
profesor jubilado de 80 años. Es el 50 aniversario de Los límites del
crecimiento y salvo por las entrevistas que se hacen sobre un libro que aún
despierta interés, no hay tanta atención como podría parecer.



-Teniendo en cuenta la miopía espacial y temporal respecto a los límites,
¿no cree que la visión moderna del mundo está obsoleta? ¿Podría sugerir
algunas ideas filosóficas para una transición hacia una nueva cosmología?



Gracias por imaginar que puedo tener la capacidad de hacer tales cosas. Que
la actual forma de ver el mundo está obsoleta es obvio solo con mirar las
noticias. Casi nadie puede estar contento con el estado del mundo.



Sobre una nueva cosmología: hay una diversidad enorme de filosofías,
prácticas espirituales, muchas de ellas consistentes con el funcionamiento
del mundo. Cualquiera que vaya a funcionar tiene que reconocer la
interacción y dependencia que tenemos con el mundo natural. Ya hemos
comentado el extendido mito de que la tecnología nos llevará a superar
cualquier obstáculo. Lo vemos con el reto climático: existe esta cosa
llamada Captura y Secuestro de Carbono (CCS). A pesar del hecho irrefutable
de que es más barato, rápido y fácil reducir el consumo energético, la
tendencia es buscar la solución tecnológica que nos permita hacer lo que ya
no podemos seguir haciendo sin causar graves daños. Es una fantasía total.
Lo mejor que podemos decir del CCS es que es una idea que va a hacer a unas
pocas personas ganar mucho dinero.



Estamos como en una cinta de correr que se acelera rápidamente. Ya sabes,
esas cintas en las que corres pero no vas a ningún sitio. Eso es lo que
estamos haciendo. A medida que vamos tomando malas decisiones, eso nos aboca
a crisis que por obligación acortan nuestra perspectiva temporal, todo se
vuelve reactivo mientras aceleramos. Eso a su vez ayuda a que tomemos más
malas decisiones, porque estrechamos más y más nuestro horizonte temporal.
Es un círculo vicioso.



Creo que vamos a ver más cambios en los próximos 20 años que los que hemos
vivido en los últimos 100. No quiero que pase lo que voy a decir, pero creo
que es lo más probable: habrá desastres significativos debido al caos
climático y al agotamiento de los combustibles fósiles, esto devolverá a la
humanidad a estados más descentralizados y desconectados. Lentamente,
evolucionarán culturas que estén más preparadas para la situación. Solo así,
creo, podrá aparecer una “nueva cosmología” apropiada.



-¿Crees que una coalición de élites dotadas podría cambiar el curso de los
acontecimientos?



¿Élites dotadas? Me suena a oxímoron.

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