La guerra/ Una lectura crítica a partir de Simone Weil [Ana Lúcia Guterres Dias]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mar 19 20:44:00 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

19 de marzo 2022

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La guerra



Una lectura crítica a partir de Simone Weil



Ana Lúcia Guterres Dias

Revista IHU, 15-3-2022

https://www.ihu.unisinos.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa



Al mismo tiempo en que el ser humano evoluciona en su autoconocimiento, al
mismo tiempo en que reconoce la humanidad que lo constituye y la importancia
de las relaciones basadas en una ética que parte del reconocimiento y el
respeto hacia el otro, al mismo tiempo nos encontramos arbitrariamente con
la otra cara de esta realidad, donde la existencia del otro es negada,
dominada y diezmada. A pesar de tantos progresos en la historia de la
humanidad, actualmente estamos experimentando una trágica regresión.
Mientras las heridas de las guerras infligidas a tantos pueblos siguen
sangrando, se ha abierto otra herida que deja al mundo en suspenso y a los
seres humanos que la viven en la desesperación.



Ante este escenario catastrófico de la guerra en Ucrania, queremos aportar
una lectura crítica del tema de la guerra desde la filósofa Simone Weil
(1909-1943). Nacida en París, Simone Weil tuvo una trayectoria vital y
filosófica muy intensa, que contrasta con una existencia muy breve. Murió
con sólo 34 años, en medio de las barbaridades de la Segunda Guerra Mundial,
exiliada de su país, contribuyendo a la resistencia francesa desde Londres,
y con un profundo dolor por no poder volver y luchar junto a sus
compatriotas. Durante su infancia, la Primera Guerra Mundial también la
afectó, ya sea por la implicación que tuvo su padre, médico, o por ella
misma, que a una edad muy temprana ya estaba comprometida y conocía
realmente el lado oscuro que tiene la guerra.



Aunque no estaba a favor de la guerra, Simone Weil no podía permanecer
indiferente, sino que decidió colaborar, comprometerse de alguna manera. En
1936, el año en que estalló la Guerra Civil española, la filósofa consiguió,
tras muchos intentos, implicarse e ir al frente. Quería estar en la guerra,
ayudar a sus compañeros, luchar por sus ideales republicanos, pero de
ninguna manera quería quitarle la vida a alguien. Por eso la experiencia de
la guerra le dejó profundas cicatrices, pues lo que vio, de crueldad y
barbarie, no hay cuenta que pueda contemplar. Actuó al frente, llevando un
rifle que, por suerte, no necesitó utilizar. En su Lettre à Georges Bernanos
(1938), publicada en la primera parte de Écrits historiques et politiques,
(1960a), Simone Weil se refiere a algunas historias que escuchó y vio
durante la guerra, hechos que la impactaron y la hicieron reaccionar de una
manera adversa a los que estaban allí con ella, como una historia que le
contó un compañero sobre dos sacerdotes que habían sido arrestados, uno de
los cuales fue asesinado en presencia del otro, con un disparo de revólver,
y el que quedó vivo, después de que le dijeron que se fuera, y habiendo dado
unos pasos, también fue disparado. Simone Weil cuenta que quien le contó
esta historia se sorprendió mucho al no verla reír. (WEIL, 1960a, p.181).



La filósofa comienza a comprender allí, en el campo de batalla, algo que
antes no pudo ver: la crueldad con la que se mataba por el simple hecho de
matar. Vio, a través de las actitudes de sus compañeros, la forma vana en la
que acabaron con la vida de tantas otras personas, sin escrúpulos, pero
movidos por el placer de matar. Así, ve las acciones poco honorables de las
que es capaz el ser humano cuando está en juego garantizar la apariencia de
virilidad, esa coraza que enmascara al ser humano por fuera pero que también
lo agita por dentro, lo que puede llevarlo al exterminio de la vida de los
demás. Al mismo tiempo, habla de una intoxicación que se apodera del ser
humano, una intoxicación que le quita la conciencia, que parece hacerle
perder el sentido de la humanidad, de la racionalidad, y le arroja a una
estupidez brutal.



Simone Weil se dedicó al tema de la guerra en varios escritos. Como hemos
subrayado, además de su propia experiencia en la Guerra Civil española,
vivió en el mismo momento histórico en que los dos grandes conflictos
mundiales, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, golpearon a la humanidad.
Estos hechos influyeron profundamente en sus reflexiones. En 1933 escribió
el texto Réflexion sur la guerre, publicado en la segunda parte de Écrits
historiques et politiques, (1960b), en el que hace una lectura de la guerra
en la que ve presente la relación de opresión de forma aún más intensa que
la analizada en las relaciones laborales. En la guerra es la propia vida la
que se pierde, y este precio surrealista que pagan aquellos cuyas vidas son
diezmadas lo cobra el mecanismo militar vigente, que actúa según las leyes
del capitalismo. Es un error, según el texto de la filósofa, pensar que en
la guerra moderna las personas que fueron a luchar tienen en sus manos el
control de la situación, en el sentido de ser los protagonistas de la
batalla. Afirma que en la producción o en la guerra las masas son
controladas, ellas, su fuerza, son manipuladas según las decisiones de los
que mandan, del mismo modo que en la economía. Simone Weil advierte que es
necesario descubrir cómo evitar el control de todo este mecanismo sobre las
masas, ya sea en la producción o en la lucha.



Simone Weil analiza la noción de fuerza dentro del tema de la guerra,
concretamente en su texto L'Iliade ou le poème de la force (1940-1941). En
este texto, en el que el filósofo reflexiona sobre el poema de Homero La
Ilíada, destaca la noción de fuerza, ya desarrollada en textos anteriores.
Se trata de una categoría que recorre el desarrollo filosófico de Simone
Weil y que va madurando a medida que ella misma experimenta el modo en que
la fuerza actúa en la sociedad, y también las consecuencias que existen
cuando la fuerza manda, dominando y sometiendo a quienes están bajo sus
pies. El ser humano guiado por la fuerza pierde su capacidad racional, y es
arrastrado como arrastran las fuerzas de la naturaleza, sin tener en cuenta
la vida de los demás, sino sometiéndola, dominándola, y en el colmo de su
acción, convirtiendo al otro en una cosa.



Los que someten a otros están bajo el efecto de una intoxicación que se
apodera de su razón. Una intoxicación que ella misma había encontrado en la
Guerra Civil española. Incluso los soldados, dice, que son libres y están
armados, sufren las penalidades de la fuerza ejercida por sus superiores. La
fuerza triunfa en aquellos que someten a los demás sin la más mínima
compasión, debido a la borrachera en la que se encuentran. Han perdido la
capacidad de razonar, de decidir lo que es bueno para el otro, y en el caso
de la Ilíada (igual que hoy), matan, esclavizan y humillan, como si fuera
algo natural. Dice ella eue: "Donde el pensamiento no tiene cabida, ni la
justicia ni la prudencia la tendrán. Por ello, estos hombres armados actúan
con dureza y necedad [1]" (WEIL, 2004b, p. 10). Estos hombres que se creen
portadores de una fuerza ilimitada se equivocan, pues ésta tiene límites.
Quien gana hoy, puede perder mañana, este es el juego en el que se mueven
unos y otros. Este es el compás de la Ilíada. Esta es la brújula que hace
girar la rueda de la vida misma. Pero el ganador lo olvida y se siente
invencible. Lo que se necesita, dice, es un uso moderado de la fuerza,
aunque esto requiera una rara virtud. Lo que dificulta esto es la voluntad
del ser humano de querer siempre más.



En la guerra, ¿quién es el ganador? ¿Quién es el héroe? Según Simone Weil,
es la fuerza misma. La fuerza que adormece las mentes de quienes usan la
violencia, la fuerza que aplasta a quienes sufren el peso de sus golpes...
ambas perecen doblegadas por la aniquilación que provoca, cada una a su
manera. La noción de fuerza y la idea de violencia en Simone Weil están
estrechamente relacionadas. La violencia, lejos de la razón, es la puerta
abierta por la que cristalizan todas las formas de injusticia, y adquiere
mayores proporciones cuanto más aumenta el desequilibrio de voluntades que
nos dirige. Cuando son desproporcionadas, sin tener en cuenta la vida de los
demás, entonces la violencia toma forma y se establece.



Las reflexiones de Simone Weil sobre la guerra pueden servir hoy para
construir otros escenarios en los que la fuerza pueda equilibrarse,
rompiendo así su estela de violencia, injusticia y catástrofes. En su texto
de 1937 Ne recommençons pas la guerre de Troie, a pesar del escenario
realista y optimista que expone Simone Weil, todavía existe una tenue
posibilidad de que se pueda construir la paz. Dice: "Como de hecho no
siempre ha habido guerra, no es imposible que haya paz indefinidamente [2]".
(WEIL, 1960b, p. 46).



Referencias



L'iliade ou Le poème de la force. Publicado en los cahiers du sud
(Marsella), de diciembre de 1940 a enero de 1941 bajo el nombre de Émile
Novis. Éditions du groupe ebooks libres et gratuits, 2004b.

Oeuvres complètes. Tomo II: Écrits historiques et politiques. Vol 1.
Première partie: Histoire.  París, Gallimard, 1960a.

Oeuvres Complètes. Tomo II: Écrits historiques et politiques. Vol. 2.
Deuxième partie : Politique.  París, Gallimard, 1960b.



Notas



[1] WEIL, Simone. Oeuvres complètes. Tomo II: Écrits historiques et
politiques. Vol. 2. Deuxième partie: Politique. París, Gallimard, 1960b, p.
10. Cf. texto original: "Où la pensée n'a pas de place, la justice ni la
prudence n'en ont. Por eso, estos hombres armados actúan con diligencia y
con locura". (nuestra traducción).

[2] Ibidem, p. 46. Cf. texto original: "Puisque en fait il n'y a pas
toujours guerre, il n'y a pas impossibilité à ce qu'il y ait indéfiniment la
paix".

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