Rusia/ Por una flor, a la cárcel: la lucha de las feministas rusas. [Kamila Renzi]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mar 20 17:34:37 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

20 de marzo 2022

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Rusia



Por una flor, a la cárcel: la lucha de las feministas rusas



Kamila Renzi *

Sin Permiso, 20-3-2022

https://sinpermiso.info/

Traducción de Lucas Antón



El terror represivo se abate hoy indiscriminadamente en Rusia sobre
intelectuales, activistas de izquierda y feministas. Pero lo cierto es que
las nuevas leyes afectan sobre todo a las mujeres.



La primera persona en ser declarada “agente extranjera” es una profesora de
San Petersburgo llamada Daria Apakhonchich. Entre las primeras víctimas de
la ley “contra las noticias falsas”, que prohíbe la difusión de noticias que
no se ajusten a la versión oficial, se encuentra Vera Kotova, una activista
antibélicista de Krasnoyarsk, que fue condenada por “desacato al ejército
ruso” por escribir en la nieve las palabras “No a la guerra”.



Muchos periodistas, artistas y profesores universitarios famosos están
abandonando el país. Pero, para las activistas feministas de a pie, no es
esta una opción viable. Permanecen en Rusia, expuestas a la violencia de sus
agresores, amenazadas físicamente por la policía, por un lado, y los
militantes de extrema derecha, por otro.



El 80 % de los detenidos en las manifestaciones del 8 de marzo eran mujeres,
como informó Maria Kuvshinova, directora de la revista feminista
Kimkibabaduk. La propia Kuvshinova se ha visto acosada por sus posiciones
críticas con el machismo de la industria cinematográfica. La ONG Ovd-info
confirmó sus cifras: 25 de las 29 personas llevadas a la comisaría de
Brateevo el 8 de marzo eran mujeres.



La resistencia más organizada contra la guerra en Rusia es la que se ha
visto en la labor de la FAR (Resistencia Feminista contra la Guerra), un
grupo que reúne a decenas de activistas que operan en treinta ciudades
rusas. En un manifiesto publicado el primer día del conflicto, la FAR
llamaba a protestar, a difundir información y a que las mujeres de todo el
mundo se unieran a ellas. La FAR es diferente de otras organizaciones
pacifistas, como el Comité contra la Guerra, que suelen reunir a varones
blancos liberales radicados en Londres, Riga o París. Con bastantes menos
medios, con poca resonancia en los medios de comunicación occidentales, las
activistas feministas permanecen en su mayoría en el anonimato para evitar
represalias, y aunque algunas han abandonado Rusia, la mayoría permanece
allí, enfrentándose a la represión.



En el Día Internacional de la Mujer, en el que las mujeres rusas, como en
muchos otros lugares, reciben tradicionalmente flores, la FAR organizó una
acción de protesta que consistía en depositar flores y símbolos ucranianos
frente a lugares simbólicos destinados al recuerdo de la Gran Guerra Patria,
convirtiéndolos en monumentos a las víctimas de la invasión. Los lugares se
escogieron cuidadosamente: entre otros figuraban el mosaico estalinista de
la estación moscovita de Kyivskaya y la Estrella de las Víctimas de la
Invasión en Archangelsk. La protesta parece modesta, pero, con las nuevas
normas contra el desacato a las fuerzas armadas, te arriesgas a ir a la
cárcel por algo tan mínimo como una flor.



Muchas activistas ya habían sido detenidas de antemano. Una de ellos declare
a il manifesto: “No tengo fuerzas para describir con detalle cómo viví los
cinco días de detención. Las fuerzas especiales vinieron a buscarme, tiraron
la puerta abajo, confiscaron todo mi instrumental electrónico, me llevaron
esposada. Dormí una noche en un camión y, luego, en la jefatura de policía,
hasta que mis amigos lograron sacarme”.



No obstante, el 8 de marzo se organizaron protestas en todo el país y las
comisarías se llenaron de mujeres detenidas. La activista Anastasia
Kaluzhskaya consiguió grabar su violento interrogatorio.



Anastasia fue golpeada y humillada, y la trataron de puta y traidora. Otras
dos jóvenes declararon a la revista Mediazona que habían recibido idéntico
trato.



Y la represión no se produce sólo por medios legales. Ya en la década de
1980, el KGB utilizaba a pequeños delincuentes para maltratar a disidentes.
La Rusia de Putin ha inventado una versión actualizada de esta práctica: “Un
día, como de la nada, encontré insultos y amenazas, junto con la dirección,
de mi casa en el canal de extrema derecha Buscasangre”, nos dijo Ksenia
Bezdenezhnykh, feminista de Alternativa Socialista. “Al poco tiempo, estaba
por todo Internet”.



Ksenia es una de las primeras víctimas de la aterradora práctica de tener
una “Z” pintada en la puerta de su casa: “Nuestras direcciones las conocen
en las oficinas del Centro E [el departamento antiterrorista del Ministerio
del Interior]”, dice Ksenia. Desde allí, se transmiten a activistas de
extrema derecha, que las difunden en sus círculos políticos y criminales.
Desde hace meses, ella y sus compañeros de Alternativa Socialista viven con
la terrible presión de sentirse permanentemente amenazados. (Artículo
publicado en il manifestó, 14-3-2022)



* Kamila Renzi  escribe sobre asuntos rusos en el diario italiano il
manifesto.

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