Francia/ La llegada de una nueva izquierda. [Antoine Larrache]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Mayo 26 23:17:11 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

27 de mayo 2022

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Francia



La llegada de una nueva izquierda




Antoine Larrache

Viento Sur, 26-5-2022

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Traducción de Viento Sur



Hemos entrado en una nueva fase de recomposición de la izquierda política.
Tenemos que sacar todas las consecuencias, insertarnos en esta batalla para
hacer avanzar las ideas revolucionarias.



Los resultados de Mélenchon son indiscutibles. Es un voto de clase, con el
50, 55 o incluso el 60% de los votos en los barrios obreros y un apoyo
masivo, ganado por el posicionamiento contra Macron y la extrema derecha,
consignas sociales y un discurso renovado contra el racismo y la
islamofobia. Decenas de miles de personas trabajan en torno a ello, aunque
habrá que comprobar que esto se mantiene en el tiempo. Se ha abierto una
fase en la que se están llevando a cabo experiencias masivas en el ámbito de
la militancia, cierto que en el ámbito electoral, pero que, a estas alturas,
ya no se limita a los osificados aparatos de la izquierda institucional...



Una corriente que rompe con la gestión anterior del capitalismo



Ciertamente, no asistimos a un levantamiento de millones de personas, pero
"[la ciencia exige] que se tengan en cuenta todas las fuerzas, todos los
grupos, los partidos, las clases y las masas que actúan en el país que se
trate, y que no se fije en modo alguno la política basándose solo en los
deseos, opiniones, grado de conciencia y preparación para la lucha de un
solo grupo o partido" 1/. La situación debe analizarse a la luz de la
relación de fuerza global; a saber, el ascenso de la extrema derecha y el
peligro fascista, las políticas ultraliberales y autoritarias de Macron y la
debilidad de las movilizaciones sociales.



Los márgenes de maniobra que permitían el capitalismo paternalista y
redistributivo se están reduciendo, a pesar de los -y a causa de- los
cientos de miles de millones invertidos durante la crisis sanitaria para
evitar el naufragio económico, y esto está provocando un intenso desgaste de
los aparatos de gestión que son el Partido Socialista (PS) y Los
Republicanos (LR).



La hostilidad de los editorialistas burgueses demuestra que la clase
dominante no quiere integrar a Mélenchon y a la Nueva Unidad Popular
Ecológica y Social (NUPES) en la gestión de sus asuntos. Caroline Fourest
fustiga así "lo que separa a una izquierda radical, más bien identitaria,
hostil a la Unión Europea y a sus tratados, y a una izquierda más
responsable, republicana, laica y universalista" 2/. Este discurso se
combina con todos los matices de una ofensiva racista, desde la polémica
sobre Taha Bouhafs hasta la campaña contra la autorización del burkini en
Grenoble, mostrando hasta qué punto el racismo es una herramienta para
atacar a las clases populares y sus representaciones políticas.



El intento de acuerdo entre la NPA y la NUPES



En este contexto, el NPA (Nuevo Partido Anticapitalista] quería un acuerdo
con la Unión Popular; acompañar la reconstrucción de la conciencia de clase
que se está llevando a cabo a través del voto a Mélenchon, para actuar
dentro del movimiento real y no criticándole desde fuera.



Este enfoque, inusual para nosotros, no es nuevo en el movimiento obrero
revolucionario. En La enfermedad infantil, Lenin defiende una posición
similar: "Del hecho de que la mayoría de los obreros de Inglaterra siga
todavía a los Kerensky o Scheidemann ingleses, de que no haya conocido aún
la experiencia de un gobierno formado por esos hombres –experiencia que fue
necesaria en Rusia y en Alemania para que los obreros pasaran en masa al
comunismo–, se deduce de modo indudable que los comunistas ingleses deben de
participar en el parlamentarismo; deben ayudar a las masas obreras, desde
dentro del Parlamento, a ver en la práctica los resultados del Gobierno de
los Henderson y los Snowden; deben ayudar a los Henderson y a los Snowdens a
vencer a la coalición de Lloyd George y Churchill. Proceder de otro modo
significa dificultar la obra de la revolución, pues si no se produce un
cambio en el modo de pensar de la mayoría de la clase obrera, la revolución
será imposible. Y ese cambio se consigue con la experiencia política de las
masas, nunca por la propaganda sola".



El acuerdo propuesto inicialmente por la Unidad Popular (UP) se asemejaba a
lo que Lenin propone a continuación: "El Partido Comunista propone a los
Henderson y a los Snowden un compromiso, un acuerdo electoral: marchamos
juntos contra la coalición de Lloyd George y los conservadores, repartamos
los escaños en el Parlamento según el número de votos dados por los obreros
al Partido Laborista o a los comunistas (no en las elecciones, sino en una
votación especial); conservamos la libertad más completa de agitación, de
propaganda y de acción política".



Para nosotros, se trataba de contribuir a la victoria de una izquierda
recompuesta que no es percibida por la gente como participe leal en la
gestión del capitalismo; de acompañar esta dinámica, de vincularnos a
sectores muy amplios que quiere influir en la situación, cambiar la relación
de fuerzas e imponer las reivindicaciones sociales, para prolongar esta
dinámica con la construcción de las luchas.



Desgraciadamente, el acuerdo no se pudo alcanzar porque la dirección de la
UP era partidaria de un acuerdo con el PS. Esto se debe al deseo, indicado
desde el principio por la dirección de la UP, de "construir una dinámica
mayoritaria". Interpretamos esta fórmula ingenuamente -pero en política la
ingenuidad es una cualidad, una forma de optimismo de la voluntad si no se
convierte en oportunismo-, como una voluntad de conquistar la mayoría en la
Asamblea, con lo que estábamos de acuerdo, cuando, en realidad, se nos pedía
que estuviéramos dispuestos a cualquier compromiso con quienes aceptaran a
Mélenchon como Primer Ministro. Esto condujo a la búsqueda de compromisos
cada vez más a la derecha, primero con EELV y luego con el PS, tanto en lo
que respecta a la relación de fuerzas como a las cuestiones programáticas.



Aceptación del marco del sistema



El programa de la UP se construyó a partir de debates en los grupos de
trabajo, elaborados por intelectuales reformistas radicales, sindicalistas,
investigadores y activistas, sobre la base de lo que analizaron como
necesidades sociales. Existe una distancia entre estos últimos y los
activistas, la aristocracia obrera moderna 3/, sinceramente preocupada por
las necesidades sociales de las clases trabajadoras pero que, sin embargo,
se beneficia de unas condiciones de vida más favorables y está más integrada
en el capitalismo por su lugar en la sociedad.



Esta relación con el sistema se concreta en el eslogan "Mélenchon primer
ministro". Este eslogan pretende mantener el impulso electoral de las
elecciones presidenciales, pero opera una continuidad entre la función
presidencial, muy poco democrática, y la búsqueda de una mayoría
parlamentaria, borrando de paso las críticas subversivas a la V República
inscritas en el programa de Mélenchon en relación a la VI República: la
abolición del cargo presidencial, la representación proporcional plena, etc.



Durante las discusiones programáticas con la UP, el NPA propuso un aumento
uniforme de los salarios. Esta propuesta fue rechazada con el argumento de
que esto no forma parte de las prerrogativas del primer ministro, del
Gobierno y de la Asamblea, pero que se debería organizar una conferencia
social entre los sindicatos y el Medef [patronal] para discutirlo...



Básicamente, la transformación de la UP en el NUPES, bajo la presión de lo
que está en juego en las elecciones legislativas y el deseo de ser creíble
en estas elecciones, corresponde en el plano programático a un mayor nivel
de aceptación del marco institucional de la V República.



La relación del NUPES con las luchas sociales



La Unión Popular consiguió federar a una gran parte de los militantes de las
últimas luchas significativas: figuras de las huelgas de la TUI, de Ibis
Batignolles y de la RATP, por ejemplo, que sin embargo habían creado
vínculos con la extrema izquierda en el curso de sus acciones. La mayoría de
los intelectuales de la izquierda radical también se unieron a las filas de
la UP, contribuyendo a su solidez programática.



Pero, en la práctica, son naturalmente los estratos superiores los que
dominan el Parlamento de la UP: profesores, cargos electos, responsables
políticos o sindicales, porque el lugar de los trabajadores de la base se
reduce mecánicamente por la debilidad de las luchas sociales, y tienen que
enfrentarse a la imposibilidad de liberar tiempo para intervenir en los
debates estratégicos.



Esta tendencia se ve reforzada por el método de constitución de las
candidaturas a las elecciones legislativas: el naciente aparato debe dar
cabida a las figuras militantes que se han investido, que animan las
estructuras y aspiran a tener un lugar en la actividad política que permite
participar en la Asamblea Nacional. Así, el NUPES no escapa a la tendencia
habitual en las organizaciones de izquierda de lanzar figuras en paracaídas
a circunscripciones populares y fácilmente ganables, independientemente de
los equipos militantes que puedan existir en ellos. Esta caricatura es aún
mayor cuando los candidatos provienen del Partido Socialista, o incluso del
reciclaje del macronismo.



Hasta el punto de generar rupturas: Jérôme Lambert [candidado porpuesto por
el PS en su cuota], contrario al matrimonio para todos, tuvo que ser
destituido en Charente, mientras que varios candidatos, entre ellos Hubert
Julien-Laferrière en el Ródano, han conducido a plantear candidaturas
apoyadas por sectores del PCF y de France insoumise. Ahora bien, el daño de
cara a colectivos como "On s'en mêle", que constata que el lugar de los
candidatos y los equipos de activistas de los barrios populares se ha
reducido mucho, ya está hecho 4/.



La relación con los activistas de las luchas es, por tanto, contradictoria:
por un lado, NUPES se nutre de las luchas, les da voz y es una oportunidad
para dar confianza a las clases trabajadoras para crear las suyas propias;
por otro lado, absorbe a algunas de ellas y aparta a otras, lo que nos
devuelve a la función integradora de la democracia burguesa, capaz de llevar
la contestación a las instituciones para sacarla de las calles. Desde este
punto de vista, el juego aún no ha terminado, porque hay contratendencias,
como, por ejemplo, con Danièle Simonnet [en Paris] explicando en la asamblea
general de la circunscripción que las luchas serán necesarias, gane o no
NUPES, porque "el sistema resistirá"; o las palabras de Rachel Kéké, que
quiere llevar la palabra de los de abajo a la Asamblea.



El aparato de Estado divide la NUPES en dos frentes



El primero, tiene que ver con la absorción de miles de personas en la
gestión cotidiana: diputados, asistentes parlamentarios, consejeros
regionales o departamentales, alcaldes, concejales municipales, son todos
activistas desvinculados de su entorno, de sus vínculos colectivos y de sus
luchas. "La fuente del burocratismo radica en la creciente concentración de
la atención y de las fuerzas del partido en las instituciones y aparatos
gubernamentales 5/. La radicalidad atraída por las instituciones corre el
riesgo de ahogarse en ellas.



La segunda, es la incorporación del Partido Socialista y de Europe Écologie
Les Verts, que ha modificado la dinámica de la coalición electoral, su
equilibrio global. Los representantes electos del Partido Socialista y gran
parte de los Verdes constituyen una fuerza ineludible dentro del NUPES,
sobre todo porque son los más experimentados en ese ejercicio.
Concretamente, fue el número de circunscripciones otorgadas al PS lo que
provocó la ruptura de las negociaciones entre el NPA y la UP: Podíamos
discutir de todo en términos programáticos mientras mantuviéramos nuestra
independencia, también podíamos recortar fuertemente el número de
circunscripciones que se nos proponían 6/... pero proponer 70
circunscripciones al PS y 100 a EELV significaba ofrecer un tercio de los
escaños a las corrientes social-liberales, las más integradas en el
capitalismo y la gestión de los asuntos de la burguesía, no sólo en el
pasado, en los gobiernos de Jospin y Hollande, sino también actualmente en
múltiples comunidades locales. Dar tantas circunscripciones al PS era una
garantía para que el aparato pudiera ofrecer cargos a su ala más derechista
y directamente burguesa. Además, Joël Aviragnet [PS] fue confirmado muy
discretamente como candidato del NUPES en la 8ª circunscripción de
Haute-Garonne, ¡aunque forme parte de la corriente de Carole Delga
[filomacronista], que presenta candidatos disidentes del PS contra el NUPES
en otras circunscripciones de la región!



Un gobierno de la NUPES estaría directamente bajo la presión de estas
corrientes, sin las cuales no tendría mayoría parlamentaria, y a través de
sus ministros. En esta discusión nos encontramos más o menos con la consigna
"fuera los ministros burgueses" tradicionalmente planteada por los
trotskistas para poner de manifiesto los compromisos adquiridos por las
organizaciones obreras con el Partido Radical, representante de una
burguesía de izquierdas, infatigable defensor de la propiedad privada y del
aparato estatal. La integración del ala derecha del PS en la coalición es
como una soga que la UP se ha echado al cuello para impedirle llevar a cabo
su programa. ¿Cómo desobedecer a la UE compartiendo el poder con el PS?
¿Cómo controlar a los altos funcionarios y al aparato de represión teniendo
una corriente tan ligada a las políticas liberales y represivas de las
últimas décadas?



La crisis que se avecina



El posible resultado de estas elecciones legislativas es múltiple. Lo más
probable es que Macron adquiera una mayoría para continuar con sus políticas
destructivas. Lo menos probable, es que la NUPES obtenga una mayoría, aunque
no podemos descartar esta posibilidad dada la dinámica militante que existe
en este campo en un momento en el que la extrema derecha parece frenada por
la derrota de las elecciones presidenciales y Macron tiene dificultades para
formar un nuevo gobierno. Una tercera posibilidad es una configuración
inédita en la que no habría mayoría en la asamblea. En ese caso la presión
sobre los miembros electos del PS y EELV del NUPES sería máxima para formar
un gobierno de Unión Nacional con Macron bajo la presión de la extrema
derecha. En cualquier caso, en los próximos meses se producirán
acontecimientos importantes, siendo la polarización entre los tres bloques
–la extrema derecha, la izquierda recompuesta y el bonapartismo de Macron–
una representación de la creciente inestabilidad de la situación y del hecho
de que se están gestando agudos conflictos de clase.



Para las y los revolucionarios, la victoria de la izquierda sería un
elemento importante para agudizar las contradicciones de la situación y
acelerar la clarificación de campos. En primer lugar, no nos es indiferente
una victoria o una derrota del LREM en las elecciones legislativas. Si gana,
pondrá en marcha su política de quiebra social. Sin embargo, si gana la
NUPES, o si lograra que Macron no obtenga la mayoría en la Asamblea, la
iniciativa política se desplazaría en dirección a las clases trabajadoras:
la extrema derecha y la burguesía estarían desorientadas.



Para intervenir en la situación, hay que partir de esta contradicción que
resume nuestra situación. Philippe Poutou es la segunda figura más popular
entre los votantes de izquierdas, por detrás de Jean-Luc Mélenchon 7/...
pero su resultado fue del 0,77% en las elecciones presidenciales. Nuestra
capacidad de reagrupación, de liderazgo, es extremadamente limitada a pesar
de la simpatía que se expresa a nuestro alrededor.



Después de la campaña presidencial, también corríamos el riesgo de
encerrarnos en una lógica de autoconstrucción que ya se ha demostrado
inútil: en comparación con la LCR, hemos experimentado un fuerte declive en
la integración del partido en las masas, perdiendo un gran número de
militantes insertados en organizaciones de masas -sindicatos, asociaciones
como el DAL, el FCPE, Act Up o Agir contre le chômage, estructuras de apoyo
a los sin papeles y todas las demás estructuras de barrio, estructuras de
solidaridad internacional, etc.- a su vez bastante debilitadas, en
detrimento del partido. Ellos mismos se debilitan, lo que dificulta el
conocimiento de las verdaderas luchas dirigidas por el proletariado. Nuestra
actividad suele limitarse a la propaganda y a la participación -a veces
incluso desde fuera- en las luchas sindicales.



Nuestra implantación corre el riesgo seguir una tendencia del tipo de
activistas de capas medias o altas de la sociedad que intervienen desde el
exterior, y dando lecciones, sin una práctica de lucha de clases, ya sea en
las empresas o en los barrios obreros. Esto lleva a desarrollar una visión
ideológica de la política, consistente en discutir la política desde un
análisis teórico alejado de la conciencia real, fomentando un lenguaje
militante reservado a los iniciados, incapaz de vincularse con las masas y
de responder a las grandes cuestiones políticas. Necesitamos una sacudida
para volver a conectar con las preocupaciones y los modos de acción reales
de las clases trabajadoras.



En el distrito 20 de París, por ejemplo, intentamos integrarnos en la
campaña de Danièle Simonnet, que combina momentos de debate colectivo con un
trabajo sistemático de encuentro con los habitantes de este barrio tan
obrero, distribuyendo folletos delante de las escuelas y con una actividad
de puerta a puerta a la noche. Los militantes de la LFI intentan reconstruir
un tejido político, que desapareció con el hundimiento del PCF, con
responsables de edificios, con reuniones en los portales, lo más cerca
posible de la población.



Impulsar batallas políticas



Unirse al movimiento actual no debe conducir a nuestra disolución política.
Mantenemos nuestro programa revolucionario, nuestra convicción de que lo
esencial para cambiar la sociedad pasa por las movilizaciones y la
confrontación con el Estado y la propiedad, lo que se traduce en la defensa
de diferentes consignas. No lo hicimos mucho a nivel nacional (quizás
demasiado poco), porque UP nos garantizaba nuestra independencia y nuestro
derecho a expresarnos. Hemos preferido golpear en el punto clave de la
relación con los social-liberales y, por tanto, en el rechazo a que el
programa de UP se diluya en la alianza con el PS y EELV. Perdimos esta
batalla totalmente desigual, pero logramos explicar nuestra posición a gran
escala. Los sectores militantes entendieron que el programa había sido
recortado, en particular sobre las pensiones, reforzando la ambigüedad sobre
la posibilidad de recortes en el marco de la jubilación a los 60 años, sobre
el salario mínimo (aunque Mélenchon suba entonces unilateralmente el cursor
a 1.500 euros...), sobre la posición frente a la Unión Europea. Este último
punto es sintomático: se nos explicó que, dado que el programa se va a
llevar a cabo en un plazo de cinco años, no tenía mucho sentido reforzar los
elementos de ruptura con la UE. Respetar el marco institucional conlleva
inevitablemente adaptaciones.



Pero, sobre todo, no se nos integró en el acuerdo porque la UP consideró que
no éramos asimilables, que no podrían disciplinarnos. Nunca se habló de
ofrecer a Philippe Poutou una circunscripción electoral ganable, porque la
UP no quiere que se exprese una política demasiado diferente a la de su
dirección. Por razones similares, no se integró el colectivo "On s'en mêle",
ya que la UP quería recortar su independencia política.



Perdida esta batalla, el NPA ha decidido apoyar las candidaturas de la NUPES
allí donde rompen con el liberalismo, e intentar construir candidaturas
alternativas donde no lo hacen.



La participación en la campaña de [candidaturas de] la NUPES se combina con
algunos puntos en los que podemos marcar nuestra diferencia sin que se
produzca un retroceso. Rechazamos cualquier deriva sobre las funciones
regias, que concretan de forma burda la relación con el aparato estatal,
estando particularmente atentos a lo que se expresa sobre la Policía, el
Ejército, las fronteras y el imperialismo. En particular, defendemos la
regularización de las y los inmigrantes indocumentados y el derecho al voto
de las personas inmigrantes. También defendemos una campaña democrática,
cuyo contenido no debe ser decidido por las y los candidatos y sus
direcciones de campaña, sino en marcos colectivos en los que participe el
mayor número posible de personas. Por último, insistimos en la necesidad de
construir luchas sociales y de que los colectivos militantes construidos
durante la campaña puedan convertirse en herramientas de lucha después de la
misma, en particular para la defensa de las pensiones y los salarios. El NPA
defiende esta política en varias decenas de circunscripciones, y pronto
podremos sacar las conclusiones.



El NPA presenta listas alternativas en una docena de circunscripciones, en
particular contra los candidatos de NUPES del Partido Socialista, EELV... e
incluso LREM. Los equipos se entienden, a menudo apoyados más o menos
discretamente por activistas de LFI o PCF. Debemos evitar el escollo de
construir listas que pretendan denunciar a los reformistas, aunque se trate
de federar a los que rechazan el social-liberalismo y están dispuestos a
combatir con nosotros los compromisos adquiridos por la dirección de UP en
este terreno. No es fácil posicionarse entre el izquierdismo, la sobrepuja
reivindicativa y la debilidad de ceñirse al programa nacional del NUPES. En
esta actividad, nuestra brújula es el enfoque transitorio: las
reivindicaciones no son radicales o reformistas en sí mismas, la cuestión es
si plantean el problema de la acción, el control de los trabajadores sobre
el capital y la independencia de las instituciones. También queremos
aprovechar la experiencia de los sitios donde apoyamos a las candidaturas de
la NUPES para construir campañas alternativas con un contenido militante más
cercano a las masas y que promueva un funcionamiento democrático.



Militar para hacer evolucionar las conciencias



Debemos llevar a cabo activamente las experiencias en curso, ya que son
pruebas para orientarnos en el próximo periodo. La fase de recomposición del
movimiento obrero no ha hecho más que empezar. Decenas e incluso centenares
de miles de militantes se plantearán las mismas cuestiones: la relación con
el Estado, la relación entre las instituciones y las luchas, el vínculo
entre los sindicatos y los partidos (algunos sindicatos se plantean
concretamente la cuestión de pedir el voto para la NUPES), la lucha contra
el fascismo, la articulación entre la unidad y la construcción de los
diferentes partidos y, como ya hemos visto, cómo posicionarse frente a las
distintas opresiones.



Para actuar en este proceso, que es crucial para el proletariado, es
necesario poder vincularse a él, ser parte activa del mismo. Situarse fuera
de él sería tanto frenar la dinámica eminentemente colectiva, y por tanto
politizadora y susceptible de sacar al movimiento obrero de su actual bache,
como coartarse de participar en el espacio político que se nos ofrece para
defender las ideas revolucionarias. Citando a Lenin, el "cambio se consigue
con la experiencia política de las masas, nunca por la propaganda sola
cambio".



Comentar, criticar de forma despectiva, negarse a actuar para no
comprometerse es un privilegio que ya no nos podemos permitir en estos
tiempos en los que la crisis ecológica y el auge del fascismo dan una nueva
relevancia a la alternativa socialismo o barbarie.



El partido que necesitamos en el próximo período debe estar preparado para
lanzarse a la acción, con un programa para preparar la revolución, pero
también para dialogar con las masas, para experimentar con ellas y, por lo
tanto, para estar preparado para diversos rodeos tácticos, a veces
inusuales. El NPA fue capaz de hacerlo con la campaña de Poutou o durante
las negociaciones con la UP, nosotros debemos conseguirlo en la
configuración actual, transformando en fuerza militante las ideas que
logramos formular de forma abstracta. (Publicado en L'Anticapitaliste n°135
- mayo de 2022)



Notas



1/ Lenin, V. I. “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”,
en Obras Completas, T. 41, p. 68.

2/ La Dépêche, 15/05/2022.

3/ Engels, Frederich (1892) “Prefacio a la segunda edición alemana de 1892
de La situación de la clase obrera en Inglaterra”

4/ Mathilde Goanec, “Dans la société mobilisée, l’union à gauche fait aussi
des perdants”, Médiapart, 5/05/2022.

5/ Trotsky, Leon (2015) El nuevo curtso (y anexos). Valencia: Edicions
Internacionals Sefov, p. 10.

6/ “Lo que nos importa no es, en modo alguno, el número de puestos en el
Parlamento. No es eso lo que perseguimos” (Lenin, Vladimir, op.cit., p-
108).

7/ Baromètre ELABE para Les Échos y Radio classique, 5/05/2022.

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