Guerra/ El keynesianismo militar ruso. [Volodymyr Ishchenko]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Nov 4 23:12:48 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

4 de noviembre 2022

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Guerra



El keynesianismo militar ruso



La estrategia del Kremlin de redistribuir la riqueza mediante el esfuerzo
bélico puede impulsar su legitimidad.



Volodymyr Ishchenko *

CTXT, 4-11-2022

https://ctxt.es/es/

Traducción de Paloma Farré.



A finales de septiembre, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció una
movilización “parcial” en Rusia al forzar la anexión de cuatro regiones
ocupadas del sureste de Ucrania tras la celebración de falsos referéndums.
Como muchos han señalado, el borrador rompió un contrato social informal
entre Putin y la población rusa en el que el presidente ruso ofrecía un
nivel de vida y una estabilidad no elevados, pero al menos tolerables, a
cambio de la pasividad política.



Ahora muchos esperan que el servicio militar obligatorio lo cambie todo.
Pronto los cadáveres de los soldados mal entrenados, enviados como carne de
cañón al campo de batalla para detener la contraofensiva ucraniana,
empezarán a ser devueltos a las familias, lo cual provocará la indignación
pública. De acuerdo con este razonamiento, esto, junto con el impacto
económico de las sanciones, podría dar lugar a protestas populares que
harían necesaria una mayor represión.



El Kremlin no podría durar mucho tiempo con la mera coacción. Para conseguir
una victoria militar, Putin podría verse tentado a utilizar un arma nuclear
táctica o alguna otra opción de escalada salvaje que probablemente le
privaría de sus poco fiables aliados en el mundo. De este modo, bien
enterraría al mundo entero con él o bien sería destituido por una élite rusa
que teme por sus propias vidas.



El problema con este planteamiento es que más represión no es la única
opción para Putin y su régimen no se basa exclusivamente en esta. Para
entender el otro rumbo que podría tomar es importante observar la dimensión
económica y política de los últimos acontecimientos.



Al declarar la movilización “parcial”, Putin hizo hincapié en que los
soldados rusos reclutados recibirían el mismo salario que los soldados
contratados que han sido la columna vertebral de las tropas rusas en Ucrania
hasta ahora. Esto significa que deberían cobrar al menos 3.000 dólares al
mes dependiendo del rango militar, bonificaciones, seguro y un generoso
paquete de ayudas sociales. Esto supera entre cinco y seis veces el salario
medio en Rusia. El reclutamiento de 300.000 individuos, por no hablar de más
de un millón de soldados –como algunos medios de comunicación han afirmado
que puede ser el objetivo real– requeriría la redistribución de miles de
millones de dólares del presupuesto estatal ruso.



Durante las primeras semanas desde el inicio de la movilización se
recibieron noticias sobre el caos en las modalidades de pago. Sin embargo,
en una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia celebrada el 19 de octubre,
Putin ordenó que se resolvieran todos los problemas relacionados con los
salarios de los militares, lo que demuestra que la elevada remuneración de
los soldados movilizados y el apoyo a sus familias es una parte importante
de su estrategia.



A esto hay que añadir el flujo de dinero dirigido a la reconstrucción de la
arruinada Mariupol y otras ciudades ucranianas sumamente destruidas en las
regiones recién anexionadas del sureste de Ucrania. Actualmente se está
contratando a trabajadores de toda Rusia para el proceso de reconstrucción y
se les ofrece el doble de lo que ganarían en su país. Un trabajador de la
construcción no cualificado recibe más de 1.000 dólares al mes.



Recientemente, el viceprimer ministro ruso, Marat Khusnullin, declaró que
más de 30.000 trabajadores rusos están empleados en la reconstrucción de los
territorios ucranianos ocupados, y que el Gobierno planea aumentar el número
a 50.000-60.000.



En los próximos tres años se espera que el presupuesto ruso destine al menos
6.000 millones de dólares a la reconstrucción de los territorios ucranianos
recién anexionados. Queda por ver qué parte no se perderá en manos del
capitalismo ruso basado en el tráfico de influencias.



También hay muchos fondos que fluyen hacia el conjunto de la industria
militar. Como la demanda de armas y municiones ha aumentado
significativamente, el número de trabajadores, así como los salarios, han
crecido. El crecimiento del conjunto de la industria militar compensa, al
menos en parte, el descenso de la producción en las industrias que dependen
de componentes occidentales y que sufren las sanciones. En otros sectores,
los empleados que han sido reclutados por el ejército han dejado unos
puestos de trabajo que han sido ocupados por nuevos trabajadores, lo que
disminuye el desempleo.



En total, el gasto estatal para la “defensa nacional” ya ha aumentado un 43%
desde el año pasado y ha alcanzado los 74.000 millones de dólares. Se ha
descartado un recorte previsto para 2023 y, en cambio, Moscú planea gastar
unos 80.000 millones de dólares. También se espera que el próximo año los
gastos de “seguridad nacional y aplicación de la ley” aumenten un 46% hasta
alcanzar los 70.000 millones de dólares.



Si observamos todos estos cambios, vemos que en Rusia está tomando forma
algo parecido al keynesianismo militar. Millones de rusos movilizados para
luchar en Ucrania, empleados en la reconstrucción o en la industria militar,
o que participan en la represión de los disturbios en los territorios
ocupados y en casa, o que son miembros de su familia, se han convertido en
beneficiarios directos de la guerra.



Esto supone, entre otras cosas, la aparición de un ciclo de
retroalimentación positiva que antes no existía. La élite gobernante rusa
inició la guerra movida por sus propios intereses y únicamente consiguió el
apoyo ritual y pasivo de la población rusa.



Sin embargo, esta redistribución de la riqueza estatal a través del esfuerzo
militar está creando una nueva base para un apoyo más activo y consciente
dentro de un sector importante de la sociedad rusa, que ahora tiene un
interés material en el conflicto.



El hecho de que una invasión y ocupación a gran escala de una gran parte del
territorio ucraniano requeriría algunos cambios fundamentales en el orden
sociopolítico ruso era predecible incluso antes del 24 de febrero. Poco
después del inicio de la invasión, escribí lo siguiente: “El Estado ruso
tendría que comprar la lealtad de los rusos y de las naciones subyugadas
mediante políticas económicas menos conservadoras desde el punto de vista
fiscal y más keynesianas. [...] En lugar de la retórica vacía de la
‘desnazificación’, que ha sido claramente insuficiente para despertar
entusiasmo por la guerra dentro de la sociedad rusa, esto requeriría un
proyecto imperialista y conservador más coherente que conectara los
intereses de las élites rusas con los intereses de las clases y naciones
subalternas”.



La estrategia del Kremlin de combinar la coerción con el soborno de una
parte importante de la población ha contribuido a que las protestas contra
la guerra sean relativamente pequeñas, ya que la mayoría de los rusos han
aceptado obedientemente la movilización. El número desproporcionado de
personas reclutadas procedentes de las zonas más pobres de Rusia podría
tener que ver no sólo con el temor del Kremlin a las protestas de los
residentes de las grandes ciudades con mentalidad más opositora, sino
también con su cálculo de que los incentivos monetarios que ofrece tendrían
más valor para los residentes de las regiones periféricas más
desfavorecidas.



La cuestión crucial, por supuesto, es durante cuánto tiempo será sostenible
el keynesianismo militar en Rusia. Los ciclos de retroalimentación positiva
imperialistas clásicos se basaban en una producción industrial
tecnológicamente avanzada. Los territorios y colonias conquistados
proporcionaban nuevos mercados y suministraban las materias primas y la mano
de obra barata para ampliar aún más la producción.



Los beneficios se repartían entonces con la “aristocracia laboral” en casa,
que se beneficiaba de la expansión y el sometimiento imperialistas. El
bloque formado por las clases dominantes imperialistas y segmentos de las
clases trabajadoras se convirtió en la base de los regímenes hegemónicos e
impidió las revoluciones sociales en las metrópolis occidentales.



Es muy cuestionable que Ucrania pueda aportar algo de lo anterior a la
economía rusa. Además, muchos esperan que el impacto a largo plazo de las
sanciones paralice la economía rusa y conduzca a su primitivización.



Eso deja el flujo de petrodólares como principal fuente de financiación para
comprar lealtad. Eso, sin embargo, depende de una reorientación exitosa y de
un crecimiento suficiente de las economías de China e India para sostener la
demanda de recursos energéticos rusos. No menos importante sería reformar
las instituciones estatales rusas para gestionar los ingresos de forma más
eficiente en lugar de perderlos a causa de la incompetencia y la corrupción.



Pero si el régimen ruso es capaz de transformarse y fortalecerse en lugar de
derrumbarse en respuesta al desafío existencial, significa que Rusia podría
estar preparada para una guerra más larga y devastadora.



El keynesianismo militar ruso contrasta enormemente con la decisión del
Gobierno ucraniano de atenerse a los dogmas neoliberales de privatización,
bajada de impuestos y desregulación laboral extrema, a pesar de los
imperativos objetivos de una economía de guerra. Algunos economistas
occidentales de alto nivel han llegado a recomendar a Ucrania políticas que
constituyen lo que el historiador británico Adam Tooze ha denominado “guerra
sin Estado”.



En una larga guerra de desgaste, tales políticas dejan a Ucrania aún más
dependiente, no solo de las armas occidentales sino también del flujo
constante de dinero occidental para sostener la economía ucraniana. Depender
fundamentalmente del apoyo de Occidente puede no ser una apuesta segura,
sobre todo si tu adversario está pensando en el largo plazo.



* Volodymyr Ishchenko es investigador asociado del Institute of East
European Studies, de la Universidad Libre de Berlín. Este artículo se
publicó originalmente en Aljazeera:.
https://www.aljazeera.com/opinions/2022/10/26/russias-military-keynesianism

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