Brasil/ Todavía es posible ganar. ¿Pero cómo? [Gilberto Maringoni]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Oct 4 11:57:54 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

4 de octubre 2022

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Brasil



Todavía es posible ganar. ¿Pero cómo?



Gilberto Maringoni *

Correio da Cidadania, 3-10-2022

https://correiocidadania.com.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa



1. El resultado de las elecciones del 2 de octubre está impactando en varios
aspectos. La primera y más evidente es el flagrante fracaso de las
encuestas: no captaron la fuerza del bolsonarismo y sus agregados en la
sociedad brasileña.



2. Brasil es mucho más conservador de lo que nuestra vana filosofía suponía.
Para cualquiera que se guíe por un pensamiento democrático y progresista,
resulta chocante ver que personas como Hamilton Mourão, Sérgio Moro, Deltan
Dallagnol, Ricardo Salles, Mario Frias, Damares Alves, Magno Malta y otros
similares sean consagrados por el voto popular. Tenemos aquí el arraigo
social de la extrema derecha tras los casi 700.000 muertos de la pandemia,
los 33 millones de hambrientos, la apología de las armas y todo lo demás. El
fascismo ya no es un cuerpo extraño para nosotros; se ha naturalizado. Al
mismo tiempo, este es el país que genera el fenómeno Guilherme Boulos, que
transita en dirección contraria, con un millón de votos (electo diputado
federal por el PSOL: ndt).



3. Entender cómo y por qué ocurre esto es una tarea ardua y larga. Es
interesante saber cómo el embrutecimiento de la vida social se vuelve
atractivo para millones de personas.



4. Somos un país tremendamente desigual, con la mayoría de los trabajadores
fuera del mercado formal, sin derechos laborales (ni de ciudadanía), mal
formados (por la exclusión educativa que proporciona la precariedad de la
escuela pública), mal informados (por las redes sociales y por unos medios
de comunicación que no están para eso), sin tiempo para el ocio,
embrutecidos por la dura batalla diaria y sin perspectivas de futuro. Somos,
además, una colectividad fragmentada, marcada por un individualismo atroz,
en la que hay pocos incentivos para establecer lazos de solidaridad.



5. Somos, en fin, una sociedad en la que el campesinado tiene un enorme peso
en su composición y en la que el favor, el amiguismo y el odio son
manifestaciones habituales de las relaciones humanas. Esta ruptura
comunitaria, potenciada por el desmantelamiento del mundo del trabajo a lo
largo de cuatro décadas de neoliberalismo, nos hace susceptibles de un tipo
de liderazgo salvacionista e inorgánico -una especie de neopopulismo, capaz
de dirigir voluntades y de transformar la ira social en fuerza política.
Este es el resumen del caldo cultural que permite el ascenso del
Bolsonarismo. Y nosotros -alineados a un pensamiento democrático y
progresista- aún no lo sabemos del todo.



6. ¿Qué sociedad es ésta cuyas voluntades no son captadas por las encuestas
de diversos institutos? O más bien, ¿qué son esas encuestas que no son
capaces de aprehender y tabular las preferencias inmediatas? Cómo es posible
que se siga repitiendo el fenómeno constatado en las elecciones de 2018 en
Río de Janeiro, que hizo posible que un candidato desconocido se convirtiera
en gobernador hasta la última semana de la campaña? La situación se
generaliza, con el cuadro de São Paulo, que invierte la cómoda ventaja
medida a favor de Fernando Haddad en su disputa con Tarcísio de Freitas unos
días antes de la votación.



7. El bolsonarismo oculto -o avergonzado- es un fenómeno que desafía las
estadísticas. Junto a la arrogancia de los que exhiben armas en la cintura
están los que sienten vergüenza de declararse votantes de Bolsonaro fuera de
la soledad de las urnas. ¿Por qué ocurre esto?



8. En situaciones normales -es decir, en un estudio académico y al margen de
las elecciones-, estas conclusiones podrían generar copiosas tesis
doctorales. Aquí se trata de evaluar los resultados de las encuestas con un
propósito definido: ganar en la segunda vuelta.



9. Si se equivocaron en la mayoría de las contiendas estatales, las
encuestas acertaron en el voto nacional de Lula. Los pronósticos daban entre
el 47% y el 51% de los votos al ex presidente. Terminó la contienda con el
48,43% de los votos válidos. ¡Le faltaba el 1,57% de los votos para una
victoria perfectamente posible en la primera vuelta! El equívoco de las
encuestas estaba en segundo lugar. Según los institutos, Bolsonaro tendría
entre 37% y 41%. Terminó con un 43,2%, es decir, un 5,23% por detrás del ex
presidente. En números redondos, casi 6,2 millones de votos menos.



10. La segunda vuelta es una nueva elección. La ventaja de Lula lo coloca de
salida en situación de ventaja. La suma del electorado de Ciro y Simone
Tebet asciende al 7,2%. Se desconoce hacia dónde se inclinarán estos casi
7,6 millones de votantes, lo que será decisivo para el resultado final. Si
las encuestas -todas- son correctas, Lula vencerá a Bolsonaro.



11. Al examinar las ayudas estatales, la ventaja se invierte. Los
partidarios de Bolsonaro ganaron en nueve estados (Acre, Distrito
Federal-Brasilia, Goiás, Minas Gerais, Mato Grosso, Paraná, Río de Janeiro,
Rondônia y Tocantins), que suman 49.115.309 votantes. Los partidarios de
Lula lideraron en 6 (Amapá, Ceará, Maranhâo, Pará, Piauí, Río Grande del
Norte), donde viven 23.592.589 votantes. La comparación demuestra que el
bolsonarismo no es un fenómeno de los grotescos. En 12 estados, la contienda
se resolverá en la segunda vuelta (Alagôas, Amazonas, Bahía, Espirito Santo,
Mato Grosso do Sul, Pará, Pernambuco, Santa Catarina, Sergipe, Sâo Paulo,
Rondônia y Río Grande do Sul). En este último grupo habrá una feroz campaña
de los candidatos presidenciales con los candidatos locales. No se sabe cómo
se comportarán los demás, donde se decide el resultado local.



12. La lucha será muy dura. Es posible que Lula gane el día 30 de octubre.
Para ello, la campaña tendría que cambiar de tono.



13. Lo primero sería abolir el pasado y los tacos altos en los discursos. Se
acabó el "En mi gobierno el pueblo tenía esto y aquello". Lo pasado, pasado
está y ahora es el momento de decir claramente lo que se va a hacer. ¿Habrá
comida para todos? Si es así, ¿será barato? ¿Habrá puestos de trabajo? ¿Con
un sueldo de cuánto? ¿La gasolina será barata? ¿Se pagarán mis deudas?
¿Tendré buena salud? ¿Cómo se resolverá? No es el votante quien tiene que
responder, sino la campaña.



14. ¿Tendremos una campaña con mítines que parezcan espectáculos de Rock in
Rio, donde el público mira, disfruta y se va a casa? ¿O habrá un mínimo
llamado a la movilización? ¿Habrá material? Anunciaron un comité para estas
cosas. ¿Lo habrá? ¿Se alejará la campaña televisiva del sentimentalismo
cursi del principio, o mantendrá el tono de lucha de los últimos días?
¿Seguirán repitiendo como un disparate que Bolsonaro tiene 51 propiedades
compradas con dinero en efectivo o un equipo periodístico irá tras al menos
dos o tres y mostrará el valor, dónde están, si son de lujo o no? En otras
palabras, ¿se mantendrán en la conversación o harán como Globo en el caso
del sitio Atibaia, atribuido a Lula? Allí se mostraron los pedales, las
torres de los cables de internet, así como el estanque doméstico. ¿La
campaña será concreta o doctrinal?



15. Por encima de todo, debemos tener un jornada que incentive, que llame a
la gente a luchar por más votos. Lamamos nuestras heridas este fin de semana
para la batalla que se avecina. Será duro, pero valdrá la pena.



* Gilberto Maringoni es periodista y profesor de Relaciones Internacionales
en la Unifesp (Universidad Federal de San Pablo).

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